domingo, 15 de marzo de 2009

Sabiduria de taxi

He tenido dos semanas asquerosas. Realmente fatales... laboralmente hablando, claro esta. Con Alfa, digamos que hacemos lo posible por no perdernos los pasos.

Pero fue una mierda, realmente jodido. Really fucked up. He dormido mal, he estado de malas... wua! ya deben de saber como es eso. Catorce dias que tan solo deseo borrar de mi memoria.

Increiblemente, Alfa me dio fuerzas y apoyo, y no hizo lo que yo crei: llamarme la atencion, decirme las cosas en la cara. Definitivamente no es eso lo que necesitaba, sino aquello que el me dio: una sobada en la espalda, esa de la que habla Lennon para aliviar las almas a traves del cuerpo. Y que bueno que lo hiciera... al final algunas cosas son pasajeras, como luego él y la sabiduria de un taxi me hizo entender.

El viernes regresaba en taxi del Juzgado a la casa y en medio del trafico un taxista me conto una historia, que segun me dijo Alfa, es como el "ladrillazo" en mi vida:
Este taxista iba en un viaje interprovincial con su enamorada al sur. Ya habiendo pasado Lima y en medio camino, el taxista iba sentado solo en la parte de atras, ya que su enamorada estaba en un asiento adelante. Al lado de este señor iba una chica que no podia dejar de renegar y hacer higado durante el camino. Primero fue por una ventana abierta que no le cerraron, ya que ella se moria de frio. Luego fue la comida que se le cayo en el pantalon, y que al arrojar por la ventana, termino cayendole a la señora de atras producto del viento en medio del viaje. Ya la pobre chica estaba renegando a mas no poder.
Entonces el taxista le hace una propuesta: que ella se cambie de sitio con la enamorada, asi la chica no tendria frio. La chica acepta.
Mientras va caminando hacia delante en medio del pasillo de un bus que se tambaleaba por la ruta... la tapa de un galon de chicha de jora (licor de la sierra) se iba aflojando por el movimiento. Ya en una curva esta cedio... y termino mojando a la chica que no habia tenido un buen momento en todo el camino. La dejo empapada de chicha y del olor de esta.
La pobre iba a llorar. Ya nada podia ser peor.

Cuando el taxista me conto esta historia, agradeci en mi mente, y a él le dije en voz alta: "bueno señor, entonces, debemos de dar gracias. Gracias porque a ninguno de nosotros nos ha caido la chicha de jora".

La chicha de jora no me ha caido. Asi que puedo decir que me encuentro bien. Ni con la distancia a la que la vida nos somete a Alfa y a mi, ni con el malestar laboral que parece no acabar... no, nada de eso es la chicha de jora. Esta no me ha caido encima. Tengo una chance mas. Y no podria ser mas feliz.