viernes, 31 de diciembre de 2010

Despidiendo el 2010: Canción del Año

El día de ayer estuve mal. Casi en estado psicótico. Tuve un problema con SÑ, y fue tan feo que me retiré de la oficina durante unos momentos, quería llorar todo el día, y mi ansiedad estaba al 200%. No era bueno, pero lo bueno fue lo que pasó después. Además de que arreglamos las cosas (al menos así lo veo), mi ansiedad disminuyó al ser conciente aún de lo enorme que es la vida.

Eso fue el 2010, darme cuenta de muchas cosas, de que no solo era SÑ, de que no solo se trata de él, o solo de mí. Es más. Reencontrarme con mi familia fue de lo mejor, liberarme de mi amargura también. Creo que lo mejor que pudo hacer por mí fue ser sincero, y darme una vida para vivirla. Y se lo agradeceré siempre. Fue bonito, fue excitante, fue delicioso, fue hermoso... fue una mierda, fue doloroso, fue terrible. Fue. Y ahora es algo distinto, es algo que quiero controlar esta vez, analizarlo, ya no dejar que mis emociones me controlen, sino controlarlas yo.

Y eso quiero para el 2011. Dejar de atarme a lo que siento, caminar hacia adelante y seguir con mi vida. No quiero decir algo específico como "bajar de peso" (aunque sería bueno hacerlo este año, LOL), pero si quiero que sea un año donde hayan cambios significativos en mi vida, donde pueda seguir creciendo y superando todos los defectos que me marcaron tanto este año. Ser una chica que pueda vivir en familia, en amistad... y si Dios lo quiere, también en amor. Pero eso lo dejo para después, porque aún amo a SÑ, y creo que lo amaré mucho todavía, y quisiera que fuera todavía un poquito así... pero también soy consciente que todo terminará en algún momento, que puede tener un final abrupto, y quiero estar preparada para ello. Evitarme un poco de sufrimiento al menos.

Así que... creo que ahora puedo ser un poco más específica.

1. Darle amor a SÑ. Solo eso, nada de amarguras y dramas innecesarios.

2. Bajar de peso. Lo que conlleva cuidar mi salud.

3. Hacerme cargo de mis emociones para no afectar a los demás.

4. SUPERARME.

Y eso es todo. Agradezco a Dios Todopoderoso haberme dejado vivir este año, haber podido viajar y conocer más lugares, disfrutar de todo, y entender a través de lo vivido. Gracias a ustedes por estar a mi lado siempre, por apoyarme a los que leen el blog. Y bendiciones a ustedes. No me gusta desear Feliz Año, pero si puedo DESEARLES MUCHOS ÉXITOS EN TODO.

Y ahora... ¡CANCIÓN DEL AÑO 2010! Debo decir que nuevamente es un empate técnico. Y lo pondré en reversa.

Puesto No. 02: HOPELESS de KT Tunstall. Definitivamente sentí muy mía una frase de la canción "I've just discovered that I'm living in a different body". Viví en un cuerpo distinto, pero superé la montaña frente a mí. Lo sigo haciendo.




Puesto No. 01: Demasiado obvio... THE FLESH FAILURES/LET THE SUNSHINE IN de Hair, El Musical. Este año fui al teatro por primera vez, y fui a ver un Musical, el género que menos me gusta. Pero esta obra, que presentaba música de diversas obras y películas, estuvo muy buena, y la canción con la que terminaron fue justamente esta. Definió el resto de mi año, la escuché estando triste o alegre, la escuché con SÑ y a él le encantó. Es una canción a la vida, a la fuerza. Define todo muy bien.

jueves, 30 de diciembre de 2010

El 2010 en una palabra: Cabiria


“Las noches de Cabiria” es una película de 1957, dirigida por Fico Fellini y producida por Dino de Laurentiis (así es, ese mismo que murió hace poco), y trata sobre una prostituta que se hace llamar Cabiria y busca lo que muchas de nosotras buscamos: el verdadero amor. Lamentablemente, debido a su status social (el de prostituta, obviamente), el verdadero amor le es esquivo, se mantiene bien caleta en algún lugar de Roma. Lo único que Cabiria encuentra es lo que la sociedad le arroja en la cara: desengaños, mentira y mucho dolor.

La bondad de Cabiria se pone a prueba, así como su visión del mundo. Ella probablemente esté destinada a no encontrar lo que busca con tanta desesperación, pero al final de todo encuentra algo más y mucho más importante: su vida. La escena final es digna de una gran película italiana y va un poco así…

Cabiria camina por un camino, sola, llena de pena y con los ojos bañados en lágrimas. De repente un grupo de jóvenes que tocan música en guitarras y bailan al ritmo de las mismas la rodea. Todos están alegres, parecen ir o venir de una fiesta mientras ríen y se divierten. Cabiria sigue triste hasta el momento en que los jóvenes la rodean al ritmo de las guitarras y le cantan. Ella levanta la mirada. “Buona sera” le dice una chica y Cabiria asiente con la cabeza mientras finalmente sonríe con una lágrima negra que nace de su mirada llena de lágrimas. La música suena y Cabiria sonríe y entiende aquello que yo hace poco entendí. Por eso el año 2010 es en honor a Cabiria. Porque yo soy Cabiria.

* * *

Yo soy Cabiria. Tengo importantes razones para afirmarlo. Y aunque recién ayer en la noche observé la escena en cuestión, me identifiqué completamente con ella y con su protagonista, con la mujer que es juzgada por su status en la sociedad, por el papel que le ha tocado jugar sin ella tal vez quererlo si quiera (ya entienden el punto, ¿no?), y justamente por ello es que le toca sufrir. Y mucho. Desgarrarse el corazón por un ideal que tal vez no se logre alcanzar, pero por el que vale la pena luchar.

Yo sé lo que Cabiria entiende al final de la película, porque yo también he sentido justamente ello. Son dos cosas: uno, ella entiende que la vida es demasiado grande como para llorar por el amor perdido, y que siempre se puede volver a comenzar (citando al poeta peruano Manuel Scorza: “Hay cosas más grandes que llorar amores perdidos”); dos, entiende que el amor no tiene que ser buscado, pues está en todo lo que la rodea, incluso en esos momentos en que se siente desolada, el amor irradia de aquellos jóvenes alegres.

De lo que entendió Cabiria, creo que es un poco de ambos. La vida es inmensa, y es tan inmensa que a veces no podemos ver que el amor está en todas partes: debajo de las piedras, en los mares, en el cielo, entre los árboles, creciendo en la hierba, en medio de una oficina, bajo el sol, entre la gente. Hay amor y hay vida por todas partes. Es lo que más nos importa en el mundo, así que, ¿por qué no habría de estar ahí? Lo que pasa es que a veces no encontramos el tipo de amor que queremos. Eso es otra cosa. En el caso de las mujeres, queremos un hombre que nos ame, pero no solo que nos ame, sino que nos adore con pasión. Al no encontrarlo, podemos llegar a creer que el amor no existe, que es un ideal que nos metieron en la cabeza para darle sentido a nuestra existencia, pero que en realidad no es más que una gran mentira.

No es una mentira. Pero nos falta verlo. Nos falta disfrutar de la vida, y con una existencia vacía, sin nada más que el objetivo de esa búsqueda, nos quedaremos realmente sin nada. ¡Es más que eso, por todos los santos! Lo sé, justamente por lo que viví este año: probé la soledad directamente, tuve que llorar y sentir mucho daño y dolor por ello. Todo era SÑ, era el amor y el odio que sentía por él, todas mis emociones eran él, se identificaban con él. Las veces de este año que me dejó, fuera por mail, chat o en persona, fue un levantarme y volver a empezar. La primera vez no se sintió tanto; la segunda fue un poco más dolorosa y no supe hacer bien las cosas, y estuvo tan mal esa situación para mí que llegué a un punto bastante bajo, lo suficiente para hacer cada estupidez, cosas de las que ahora me arrepiento; la tercera vez fue la que más duro golpeó, y fue donde mi papel como Cabiria comenzó.

Fue enfermarme, fue llorar. Fue estar bien, pero superficialmente. Luego el infiernillo empezaba de nuevo, los malestares y un poco más y las locuras (no las buenas). Cuando tomé el valor de dejar que mis ilusiones navegaran lejos de mí, cuando tuve el valor de alejar de mí esos sentimientos a los que era tan adicta, entonces dejé de llorar, caminé por el camino solitario, y poco a poco la música y el baile regresaron a mí. Aún con lágrimas, vi lo que Cabiria ve al final: el amor a su alrededor, y su vida adelante.

Pero claro, al igual que para la protagonista de Fellini, la historia tiene un final abierto. No sabemos lo que ocurrió con Cabiria, si acaso volvió a llorar, o dejó la vida de prostituta y se metió a un convento, o en algún momento encontró lo que tanto buscaba. Yo tampoco sé como terminarán las cosas para mí, porque sé que todavía no terminan. El haber entendido todo ello es el inicio, porque ahora me toca lo más difícil: ponerlo en práctica, y estoy dando pasos de bebé, aun sin mucha consistencia, pero con muchas ganas. La amargura se desvanece de mi cuerpo poco a poco, y eso me alegra. Ya no es SÑ, o solamente yo, sino que también empiezan a ser las demás personas, los que me quieren, han estado conmigo y siempre estarán. Es reencontrarme con el mundo, es caminar hacia la vida que tengo delante de mí.

* * *

Creo que el 2010 trajo muchas cosas que realmente nunca esperé. Y también creo que no cumplí con alguno de los propósitos que tenía para este año. Pero algo sí me alegra haber cumplido: dejar de llorar. No más lágrimas. Ya no. Y aunque todavía esté un poco messed up, siento que las mejoras están próximas. Digámoslo así: estoy en una fase de remodelación continua, mejoraré y estaré (esperemos) mejor que antes. Ya no solo será llorar por el amor que nunca llegó de SÑ, sino alegrarme por haber vivido una relación tan exageradamente bella en momentos precisos. No puedo sino ahora recordar lo bueno de ello, la forma en que me cambió e influyó en mi vida. Siento que ahora me han abierto un poco más los ojos, que tengo más experiencia para no volver a pasar por los mismos dolores de antes. Que, al igual que Cabiria, puedo volver a comenzar. Tal vez me duela, pero la vida sigue ahí.

Y si sigue ahí, lo único que pasa en estos días es que otro año se va. Pero lo demás sigue. El primero de enero de dos mil once el sol saldrá y nos iluminará y nos podrirá de calor (¿acaso no me van a decir que no se sienten así a veces en estos días?), aún tendremos que trabajar, y etcétera. Nada se detiene, ¿por qué habría de hacerlo yo?

No more. Fui Cabiria, desesperada por el amor en su momento, pero ya no. Ahora quiero vivir mis emociones con calma y con una sonrisa en los labios. Quiero mi vida de vuelta. Y supongo que todo este descubrimiento se lo tendría que agradecer a SÑ, por darme tantas cosas, que ahora puedo valorar más que nunca, pues me convierten en esta persona que por primera vez luego de mucho, me está gustando.

Gracias SÑ, por todo lo que me diste. Y gracias a la vida y a la Providencia por nunca abandonarme. Porque sigo aquí, siendo lo que debo de ser. Yo soy Cabiria. Sigo caminando.

lunes, 20 de diciembre de 2010

A lo Hamlet: ¿Ser o volver?

La mañana de este lunes estaba segura de lo que quería. SÑ me había dado una especie de visto bueno para "re-iniciar" una situación que nunca estuvo muy clara del todo, y yo estaba contenta. Ojo: no me sentía ilusionada, pero si contenta.

Estaba contenta. Pero hace aproximadamente quince minutos dejé de estarlo. Y dejé de estar segura de todo lo que SÑ me había propuesto: ¿ser lo mismo que he sido durante el tiempo que he estado sola... o volver a ser lo que fui hasta hace poco?

* * *

Se supone que hoy lo vería, como siempre nos vemos a la salida de los días de oficina y podemos conversar sobre lo que nos hemos perdido uno del otro, compartir chismes, música y películas. Obvio, también las vivencias del día. Antes, cuando esa costumbre se rompía, yo me sentía mal, hasta-el-culo de mal, y es que si no era el fútbol (falta salvable), era el Pajarillo de Alegre y Molesto Chirriar lo que lo rompía, y eso siempre me jodía. No se lo dije, pero siempre me jodía. Me molestaba, me ponía triste, sin ganas de nada más, ni de andar con otras personas. Simplemente me encerraba a ponerme mal. Menos mal, con el paso del tiempo y luego que SÑ me terminara, tuve que superar todo el cargamontón que llevaba dentro, incluido el malestar de la rotura de esa costumbre, y puedo decir que lo logré superar relativamente bien. Ya estaba mejor, no me jodía tanto como antes y me iba contenta a casa. En realidad, lo que pasaba en esos casos es que la ansiedad subía por todo mi cuerpo y se apoderaba de él. Cuando logré disminuir la ansiedad generalizada que sentía por SÑ, esa cosita pequeña que sentía al momento de saber que no lo vería en aquel día, ya no me bajoneaba como a un adicto la coca.

Unfortunely, volví a sentir lo mismo. Si, justo hoy dia. Crap. Nuevamente lo mismo de antes: el Pajarillo de Alegre y Molesto Chirriar se lo lleva y no lo podré ver. De repente, todo el torrente no solo de ansiedad, sino además de cólera y frustración se postraron en mi pecho y un poco también en mi garganta. WTF?! pensé, pero no pues, nunca le digo las cosas directamente. Las mujeres a veces somos así de tontas, pensamos que los hombres pueden leer entre líneas, pero les tengo una noticia: no pueden. Si no son seres sensibles, no pueden. Y SÑ no lo es.

* * *

Fuera de si es sensible o no, lo que yo quiero saber es si en verdad esto debe ser. Si el reencuentro con ese aspecto suyo es algo a lo que debo recaer, algo con lo que puedo estar bien. Probablemente no es así, como me lo acaba de demostrar esta pequeña experiencia del mediodía. Tal vez aún me queden muchos fantasmas que espantar. O tal vez debería ser inteligente y cabeza fría por primera vez en mi vida y decidirme a decirle esto: SÑ, no quiero. Gracias, pero no gracias.

¿Podría?, ¿o es que acaso soy la misma persona de siempre y no he cambiado nada? Tal vez solo aguanté durante estos meses, con la duda de si él volvería o no. Tal vez sabía que SÑ me querría de regreso en algún momento, y por ello estaba tranquila, ya que sabía lo que pronto ocurriría. Y de cierta manera ocurrió, pues así fue: SÑ me extraña, me quiere de vuelta de alguna manera. Pero yo ya no sé si esta es la forma en la que lo quiero de vuelta, porque si vuelve lo bueno, vuelve también lo malo. Los fantasmas, la amargura, la pena... ¿y si regresa todo eso?

Me da miedo pensar en todo ello. ¿Superar tanto para volver a lo mismo? No, estoy casi segura que eso no ocurrirá. Si he cambiado, supongo que sería una buena forma de demostrarlo. Sé que tal vez estoy recayendo en algo que debía de haber superado, al criterio de ustedes, pero la verdad es que siento demasiado por SÑ como para dejar pasar esta oportunidad. Creo que no es de volver a lo que era antes, la chica que tenía miedo de todo, sino a ser algo distinto. Probar algo distinto, ese algo que a veces hubiera querido poder hacer, pero que tal vez tenga la oportunidad de ser ahora. Lo sé, ¡soy una terca! ¿Acaso luchar contra mis propias emociones me hará más feliz?

No se trata de ser o volver. Se trata de ser otra persona. Esta vez será distinto. Esta vez quiero estar bien con SÑ, sonreir. Ya nada de amarguras por culpa de Pájaros Chirriantes.

* * *

Si me preguntan: quiero volver, pero volver a su lado. Y no dejar de ser lo que he logrado estas semanas. Y ser inteligente, no dejarme vencer ni por mis emociones o las de SÑ. Y jugar, y divertirme. Ahora en la tarde puedo ir a verlo, y sonreír en vez de pelear. Ser inteligente, ser yo. Ser él y yo, hasta donde nos lleve el tiempo, el destino, y la vida. Sea corto o largo, no importa. Ser, siempre ser, y siempre sentir.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

The morning after

There’s got to be a morning after/ If we can hold on through the night/ We have a chance to find the sunshine/ Let’s keep on lookin’ for the light

Maureen McGovern - The Morning After


Es el día siguiente a un ataque hormonal muy fuerte. No es que no haya tenido sensaciones así en el pasado. Por ejemplo, ya me ocurrió la vez pasada cuando tuve mi ataque de psicosis. Lo que pasa es que ahora soy más consciente de lo que NO debes de hacer cuando te encuentras así.

Luego de renegar anoche, hoy me levanté aún con el clásico dolor de cabeza de estas épocas, renegando e indecisa sobre lo que me iba a poner hoy. Tenía opciones, pero prefería no usarlas hasta el fin semana. Hoy hace un calor del joraca, y aunque no me pude poner lo que pensaba, terminé igual de mal creo. Subí tarde a la 91 Ate-Surco que me lleva al trabajo, y ya sabía que llegaría tarde y encima vestida HO-RRI-BLE. Estaba sintiéndome mal, encima todavía molesta con SÑ, así que hice lo único que me quedaba cuando no quiero pensar: escuchar música. Reproduje la música de mi celular a través de mis audífonos y quedé mucho menor. Ya me importaba poco cómo estaba vestida y se me fue la sensación de cólera. La cabeza dejó de dolerme y me sentía bien.

Una cosa me demostró esta mañana, muy distinta a ayer en la noche. Primero, que "Let the sunshine in" es excelentísima para elevar los ánimos. Segundo, que la pena/cólera/tristeza/depresión es pasajera. Que todo eso se va rápido cuando uno lo deja, y que las mañanas que siguen a los arranques de ese tipo de emociones pueden ser muy brillantes, como lo fue la del día de hoy. Cuando lo vea recordaré eso, e intentaré pensar en lo bueno más que en lo que escribí anoche.

* * *

Los seres humanos somos más que celular. Somos más que solo odio, e incluso somos mucho más que el amor. Somos demasiado, así de simple (valga la contradicción). Cuando el sol me dio de frente y me olvidé hasta de cómo iba vestida, todo era más grande que aquellos sentimientos negativos. Es más que un sentimiento, más que una noche, más que un momento. "Hay cosas más grandes..." y si las hay. Las vi camino a la oficina. Las veo siempre. De todo tipo. Y espero pueda ser consciente de ellas la próxima vez que SÑ me de un cóleron por lo que sea que haya hecho.

Por lo pronto, la mañana siguiente luce prometedora. Si continúa así lo tomaré como una buena señal. Sino... bueno, in omnia paratus. Porque es que las hormonas no me pueden cegar de todo, todo el tiempo. No está bien si quiera arranques así, perder la racionalidad, pero es bueno que no sea permanente. Ser conscientes de nuestro organismo y aprender a controlarlo nos hará más poderosas, por no decir mejores. Y creo que me siento más consciente, además de más tranquila. Para alegría mía y de los que me rodean. Thank God.

martes, 14 de diciembre de 2010

Sobre las hormonas y el querer. Ambas joden.

Escribo este post con el hígado. Es bueno reconocer lo mal que está uno cuando escribe algunas cosas. Y reconocer también que es algo que uno se causa, pero por culpa de otras personas, de los terceros. De los "demás", esos que no sabes como o por qué, pero te hacen llorar. Más que de pena por ti misma (además de eso), te hacen llorar mientras te preguntas cómo es que pudiste ser tan idiota como para caer en lo mismo otra vez.

* * *

SÑ me habla en el MSN. Yo lo quiero. Ya tomé mi decisión, la del post anterior, y pensando que lo querré siempre y que lo extraño y todo, me dice que tiene chamba para mí, para mi "entrenamiento" dice él. En realidad, para mí es una excusa que pone para no hacer lo que no quiere y achuntármelo a mí, ya que estará a mil con las charlas de matrimonio, las conversaciones de matrimonio, y con... ah si, su pinche matrimonio. Bueno, si es cierto o no, es lo menos importante. Lo importante es que yo estaba EM-PE-LO-TA-DA con que me busque para eso o porque esté aburrido o con ganas simplemente de "yo que sé". Si, sorry SÑ, a veces parece eso, que soy lo que está ahí en tu repisa. Como la computadora que prendes para huevear, así me siento: como que hueveas conmigo. Si no sientes tanto como yo, mejor dímelo en mi cara pelada así como decimos siempre que las cosas se dicen. Y si nos vamos para el carajo, al menos nos iremos juntos.

Pero bueno, yo estaba asada (dígase también de empelotada, jodida), y quería largarme al toque. Luego de veinte minutos quería llamarlo, no dejar las cosas así tan feas porque eso nunca me ha gustado. Además, que realmente no puedo dormir cuando me peleo con él. ¡De verdad! Es espantoso rodar en la cama que chilla por la edad mientras no puedo dormir y la noche es entera y me come viva y despierta. Preferí llamarlo luego de darme cuenta que lo que me acababa de pasar era producto de un vil y traicionero ataque de hormonal. Seguro esas épocas del mes pues, donde las hormonas influyen mucho en el cambio de humor, pues al parecer no se qué huevada ocurre en la zona frontal del cerebro, y... bueno, no lo recuerdo bien ahorita. Búsquenlo sino, porque acá son las 11.19 de la noche, "Niñas mal" corre en MTV y yo escucho a La Ley de Chile porque (¿ya lo dedujeron?): NO PUEDO DORMIR.

Y no puedo dormir, porque el resultado de la llamada no fue el esperado. Me porté bonito, en verdad, quería ser dulce porque me nacía ser dulce. Quería ser graciosa y hacerlo reír, decirle que lo quería porque eso es 100% cierto el 100% del tiempo. ¿Qué respuesta recibí? Silencio. Me despedí y colgué.

Pegué un super grito, y hasta ahora me pregunto cómo es que mi viejo o mi hermano no me tocaron la puerta.

* * *

La Ley suena con "Y los demás". Una excelente canción. Y yo estoy asada. CANSADA DE LAS IDAS Y VENIDAS DE UN HOMBRE QUE PARECE NO APRECIAR O TENER EN CUENTA TODO LO QUE LO QUIERO, EXTRAÑO Y DESEO. Estoy cansada de aguantar esos momentos, de tener que ponerme mal por alguien que ni siquiera está conmigo, y lo peor: que ni siquiera está enamorado de mí. Reventada. Jodida. Asustada. Triste. ¿Por qué, por qué, por qué, por qué SÑ es que a veces me pones así? Es que el problema es que te quiero demasiado, en exceso y con desesperación y locura. Te quiero y por no perderte hice de todo. T-O-D-O. EVERYTHING. TOTTUS. A ver, ¿en qué idioma lo pongo para que dejes de ignorarlo para sentirte "cómodo"? Solo te pedí algo chiquito: tu corazón. Y eso no me lo pudiste dar. Ahora solo te pido una cosa, que espero sea más posible de hacer: no me hagas sentir más mal.

¡Ah! Y si luego de leer la frase anterior piensas "lo mejor será alejarme", déjame decirte una cosa, amado Ojos Lindos: eso es de cobardes. Y también: no, no te quiero lejos pues. Te quiero a mi lado, queriéndonos bien (aunque no pueda ser amándonos), disfrutando del "codo a codo" y sin jodernos la vida. Ya sea por mis traiciones hormonales o por mi desesperado amar, quiero que podamos estar juntos en paz. Y como dice Virginia Woolf y ahora te lo digo directamente: NO PUEDES ENCONTRAR LA PAZ EVITANDO LA VIDA.

Eso no más. Terminó mi cólera, mi higaditis como dice mi mamá. La canción de La Ley "Y los demás" termina por enésima vez y yo estoy lista para dormir. Pero por si acaso, un último resumen para que SÑ luego no diga que entendió algo que no quise decir:

1. Suelo tener estallidos hormonales, lo cual provocará muchas cóleras mías por nada. Eso y mi desesperado querer.

2. Mi desesperado querer quiso que me amaras en algun momento, pero solo me puedes querer. Ya que eso es así, solo te pido una cosa: no me hagas daño.

3. El no hacerme daño no significa alejarte, sino ayudarme a enfrentar los fantasmas que pueden rondar de vez en cuando. Virginia Woolf, amor de mi vida, Virginia Woolf.

4. Ignorar las cosas no hará que desaparezcan. Lo digo por experiencia. Siempre es bueno ir directo a la fuente en alguna duda, y luego podrás tomar una decisión clara.

Listo. Ya me entra sueño lo que es buena señal. Así que dejo esta poderosa balada. Mañana la llevo a la chamba.


LA LEY - Y LOS DEMÁS

Un año mas
Que voy llevando sobre mí
Emancipando los caminos que escogí

Y los demás se olvidaron de existir
Y los demás se intentaron destruir

Y me perdí
En la constancia de avanzar
No me senté
Ni un instante a descansar

y los demás me dejaron prescindir
de los demás
por que no hay que desistir
si los demás se olvidaran como fue el ayer
y como hay que sobrevivir

y los demás se perdieron entre si
y los demás me dejaron decidir
y los demás, a lo lejos miran hoy
donde va a empezar todo una vez mas

sábado, 11 de diciembre de 2010

¡Auxilio! Me estoy ilusionando

La mañana en la que el Perú se levantaba con la noticia de que MVLL era el Nobel de Literatura 2010, yo estaba hecha mierda debido a que SÑ me había terminado. La noche anterior había llorado casi hasta el borde de un ataque y aunque me levanté bien al día siguiente, terminé enferma, como lo he contado. Carajo. Pasé varias semanas de sentirme mal, llorar y esperar a SÑ, cuando él no tenía la menor intención si quiera de posarse en mi corazón nuevamente. Me recuperé, me levanté y cuando yo estaba mejor y MVLL esperaba la víspera de la entrega de su premio, pasó algo que no sé todavía definir como algo bueno o malo (pero intentaré hacerlo en este post).

Se cerró el ciclo: él me terminó aquella vez. Él me besó el jueves. Mejor dicho: nos besamos.

* * *

Me acompañó a la facultad primero, a recoger unos papeles. Había hecho un calor delicioso y el día terminaba lentamente, como suele hacer los primeros días de verano. Me sentía aliviada de no esperar nada, pero a la vez muy asustada. Compré un par de cafés del Starbucks, un chicken croissant (dígase: pan con pollo) y fuimos hacia la laguna de Rinconada. Si antes estaba nerviosa sabiendo que saldríamos, ahora estaba realmente asustada. No era solo la noche, o el hecho de estar con él, sino la idea de lo que podría ocurrir cuando los otros factores se juntaban. Igual trataba de controlarme, de no pensar en que estaba ahí solo para irme encima suyo. Si algo tenía que suceder, así sería, sino al menos tenía que disfrutar de mi momento a su lado.

La noche era propicia, como he dicho. Todo sucedió naturalmente, como antes, con su respectivo acercamiento, con los juegos, con las manos primero, no uno encima del otro, sino suavemente. Casi hasta dulcemente. Era bonito saber que podíamos estar juntos, aunque esta vez yo había cambiado: lo que había sucedido entre nosotros me había demostrado que podía estar a su lado sin sentir la necesidad de agarrármelo o ponerle un dedo encima. Podía estar a su lado bien, por ello tal vez no sentía ningún apuro mientras lo abrazaba o mis dedos entrelazaban los suyos. Disfrutaba de ese momento como no lo hacía un buen tiempo. Lo sentía ahí. Era como ir al ritmo de la mejor balada romántica de siempre.

Y entonces, sucedió. De repente el acercamiento ya no era solo un acercamiento. Lo sentí a milímetros de mis labios, podía ver sus crueles labios delgados tan cerquita, pero no podía hacer nada. Primero: estaba paralizada del miedo. Segundo: quería que él se terminara de acercar. Así lo había alucinado toda la tarde, supongo que para reprimir un poco el sentimiento de culpa, para que cuando esto se transtornara en un mal recuerdo (si fuera el caso), pudiera decir que al menos él me había besado. Pero eso no es lo importante. Lo importante estaba ahí, aquella noche, aquella segunda víspera del nobel de MVLL. Era algo raro, ¿se cerraba algún ciclo acaso?, ¿es que todo sucedió como debía de ser? Yo no creo en las coincidencias, y con eso les digo todo.

Lo besé por un buen rato, lo sentí en mí (no literalmente). ¡SÑ estaba ahí! Y haciendo lo que yo aluciné durante semanas, haciendo lo que yo esperé y que al final había olvidado pensando en que nunca ocurriría. Lo besé con todo mi desesperado deseo. Y sentí el suyo también, aunque no fuera tan desesperado. Luego de ello, hizo algo tan dulce como la sensación lenta de acercamiento: me abrazó. No sé si de culpa, o porque me sentía cerca, pero fue un gesto de lo más lindo. Aunque yo ya no podía estar ahí. Salimos a caminar.

Me tuvo del brazo, me abrazaba y me besaba, como antes. Eso me dio más miedo todavía, pues me daba cuenta de que así como podía todo volver con lo bueno, también estaba abriendo las puertas para que sucediera lo malo, lo que me hizo sentir tan mal conmigo mismo. "Lo dulce no es tan dulce sin lo amargo" dice esa película Vanilla Sky que tanto nos gusta. Yo tenía miedo a pesar de lo mucho que disfrutaba el momento, de sus besos y de sus abrazos. ¿Iba a suceder todo otra vez acaso? Mis pesadillas regresaban junto con mis sueños y mis ilusiones.

Y es que eso es lo peligroso en mí: que me ilusiono demasiado rápido. Que amé a SÑ demasiado rápido, con toda la energía positiva y con todo lo que pude dar. Entregué todo y quedé casi sin nada, por mis decisiones, mi errores. ¿Errores? Si, SÑ utilizó esa palabra aquella noche, aunque no refiriéndose a lo que acabábamos de hacer, sino a lo que habíamos hecho antes. Ese error casi me costó muy caro. Por eso, cuando descubrí que mis ilusiones tenían que terminar, y cuando lo hicieron realmente, empecé a sentirme mejor. Ya no esperaba que SÑ me entregara el universo, sino que simplemente fuera él. Pero aquella noche, tenía miedo. Simplemente tenía miedo de volver a sentir demasiado otra vez.

Por eso tal vez es que dije de que a pesar de que lo quería mucho, no volvería con él o al estado en que me encontraba antes. I could just kill myself. ¿Cómo se me ocurrió decir eso? ¡Estoy loca! Si él me dijera para volver con él claro que lo haría. Regresaría tan solo para tenerlo en mis brazos, en mis labios, por el simple hecho de que lo amo. Pero claro, esta vez más consciente de lo que hago, de lo que soy y de lo que es él, de que no cambiará, que me querrá mucho y todo lo que siempre me dice (y que siempre lo he tomado como real), pero que no puede hacer lo que yo quisiera que haga y que nunca le he dicho: estar conmigo. Realmente estar conmigo. Pero... ¿y si volviera, aunque fuera así? Si, lo haría. Aunque aquella noche dije que no, en realidad quería decir que si. Pero tenía miedo, de mí misma, de mis emociones, de mi sentir, del páramo. Era yo mi gran temor, más que SÑ en ese momento.

Su "te quiero" fue lo que terminó la noche. Que en realidad fue buena. No fallas, no peleas. Solo mi nuevo yo: calmada. Menos mal. Regresé tranquila a casa, estuve bien con mi familia. No me di tiempo esa noche para pensar en lo ocurrido hasta que estuve en mi cama a punto de dormir. Pensé a alucinar al día siguiente, mientras escuchaba en la radio como MVLL recibía su Nobel. En esos momentos todo se me vino encima, incluyendo la ilusión. ¿SÑ me querría de vuelta tanto como yo a él?

* * *

Estoy más tranquila y ya he ordenado mis ideas. Creo que si me pide para volver o reiniciar lo que teníamos, aceptaré. Pondré un par de condiciones, y seguro él también las pondrá, acerca de como habrá de hacer las cosas. O tal vez suceda lo peor y emerja su lado más imbécil y niegue rotundamente todo lo que ha pasado, tal vez decida ignorar cada frase que yo diga al respecto, niegue lo que siente y lo reprima por completo. Eso es lo que si me jodería de verdad: el típico caso del sujeto que trata de evitar sus problemas de comunicación con el silencio. Hombres, seriously, ¿de verdad alguna vez han solucionado así las cosas? ¡JAMÁS! Let's face it. Lo único que consiguen es crear incertidumbre, y de ahí deriva el caos. Y de ahí, la locura por parte de nosotras que tanto los jode. Por eso andan tan jodidos pues.

Ahora, quitando las hormonalidades de lado, creo que también puede suceder otra cosa (una con mayor índice de probabilidad a que ocurra): que en algún otro momento de cercanía, SÑ me diga de frente y en mi cara pelada que no podemos hacer nada más y que ese momento en la Laguna fue solo un lapsus brutus, que no debió ocurrir y que no ocurrirá más. Tengo que pensar bien lo que haré o diré en ese momento, pero al menos ya estoy preparada en caso esto suceda y eso me tiene más tranquila. Si SÑ decide ser solo mi amigo, yo ya sé que soy feliz al menos siendo su amiga. Claro, si deja de ser tan "Hot n' Cold", lo cual implicaría que cuando se sienta más cerca a mí, luego no actúe como si hubiera hecho algo malo o si quisiera huir de sus emociones.

* * *

Uf, uf, uf. No quiero escribir con el hígado. Tampoco solo con la cabeza. Quisiera que todo lo lindo que sentí aquella noche y que se ha quedado en mi corazón grabado como un bonito recuerdo, no deje de ser justamente eso: un lindo recuerdo. SÑ me da alegrías, aunque también penas, pero lo que yo quiero guardar en mi alma son las cosas lindas. Las miradas y los besos suaves, las manos que sostienen las mías, su palabras sinceras aunque sea en voz baja.

Estoy convencida de que lo que ocurrió esa noche fue porque ambos queríamos, nos sentíamos cerca y fue nuestra manera de expresarlo. Ya lo que suceda después, es algo para lo que me voy preparando. Puede ser lo mejor del mundo o también lo peor. Ya no lo tomaré como una víctima, sino con calma. Al final, nadie se muere de amor, ¿no? Y yo quiero vivir mucho. Vivir para recordar, para hacer honor a todo, a mis padres, mis amigos, mi familia, y SÑ. Creo que se lo merecen. Y que ilusionarme ya no sea un peligro, sino que sea bonito. Claro, que no de ilusiones vive el hombre, pero tampoco todo puede ser real y gris como nos lo pintan algunos incrédulos. Las ilusiones son hermosas, porque se pueden convertir en sueños bellos que podemos hacer realidad. Lo que me parece es lo peligroso, es cuando nos ilusionamos con cosas que no son o no pueden ser, y cuando no se cumplen llega la frustración y todo lo malo que ya conocemos.

Por ello, dejaré morir ilusiones vanas y seré fiel a mis emociones, las que provienen de un lindo recuerdo. Si traiciono ese recuerdo, traiciono a mis propias emociones, y no quiero eso. Eso no implica ilusionarme de nuevo, porque eso me llevaría a sufrir. Y ahora tengo la respuesta para lo que sucedió aquella noche: no fue malo, fue bueno y fue lindo. Un reencuentro del "codo a codo" que yo hace tiempo no sentía y que extrañaba mucho, realmente. SÑ se reencontró conmigo de la manera más linda, y le agradezco por ello. ¡Pero eso si! No quiero permitirme una falsa ilusión por algo que todavía no ocurrió en base a eso. En la situación, SÑ es quien tiene la última palabra. Pero al menos yo tengo el más dulce de los recuerdos: sus labios cruelmente delgados.

viernes, 10 de diciembre de 2010

MVLL: una relación de amor y odio

Mi mamá me cuenta que por el lejano 1990, cuando en Italia se llevaron a cabo ese Mundial tan recordado por el tobillo hecho leña de Maradona, de Goicochea dejando de ser el mejor arquero de penales, y el pelo largo de Juergen Klinsmann... acá en Perú teníamos nuevo presidente. Alberto Fujimori se estrenaba como nuevo presidente democráticamente elegido, luego del caos dejado por Alan García, ese jovencísimo presidente que en vez de hacer un bien, dejó todo hecho una mierda. Fujimori entró, pero luego de una recordada contienda electoral con el reconocido escritor peruano Mario Vargas Llosa.

MVLL (como le dicen todos, y le seguirán diciendo) era todo un intelectual. Su cultura siempre ha sido gran parte de su esencia y la gente lo admiraba por ello. Mucho. Incluyendo a mis papás, que por entonces, ex-PPCistas, le daban su voto a MVLL. Y se lo dieron de hecho, pues votaron por él en las elecciones generales de aquel año. Fujimori salió de la nada, del Lago Titicaca del populórum, con el bastón otorgado por el pueblo para al final hacer historia. ¡Pero qué historia!

Creo que si yo hubiera tenido edad electoral en aquel entonces, también hubiera votado por MVLL. El sujeto se lucía con sus ideas liberales. Eso encantaba a los círculos más elevados de la política. Recuerdo haber visto el debate que hubo entre los entonces candidatos a la segunda vuelta electoral. Todo el mundo concuerda: MVLL le sacó la mierda a Fujimori, lo dejó mal, y me imagino que fue así con toda la labia que sabemos tiene, con esa cultura con la que naces, y que no obtienes ni aunque seas presidente.

Lamentablemente, MVLL no tuvo esa oportunidad, de ser presidente digo. Fujimori le ganó. Injustamente, ahora que lo veo.

* * *

Mi mamá odia a MVLL. Ve el reportaje que habla de su merecidísimo Nobel y tuerce la boca en señal de desaprobación. Yo la miró y me sonrío, y es que conozco los motivos que tiene mi mamá para no gustarle MVLL.

Cuando Fujimori ganó, MVLL se fue a España. Dicen que renegó de su nacionalidad, que hizo un berrinche de niño malcriado por no ganar las elecciones, y dejó de hacerse arequipeño hasta que se le pasara la cólera. No sé cuánto de verdad haya en eso, pero los hechos son ciertos en lo que me cuenta mi madre. MVLL se largó. No se quedó, se fue. Mi padre y ella vieron en esta acción un acto de la más alta traición con los que quisieron que él fuera presidente, que marcaron por su partido, que esperaban de él algo más. Fueron vilmente traicionados, y no tienen intención alguna de perdonar.

Yo era muy niña entonces, lo suficiente para no entender nada, ni enterarme. Mucho tiempo después, en realidad... 10 años después, yo leí el primer y el único libro que he leido hasta ahora de MVLL: "La ciudad y los perros". Me encantó... y me dio mis primeros deseos de fumarme un buen pucho. Pero me gustaba su literatura, su narrativa. Quería más. Tiempo después estaba en una librería con mi papá cuando vi un ejemplar de estreno de "La fiesta del chivo". Le pedí a mi papá que me lo comprara. Con una sonrisota en la boca como para conquistarlo.

Nunca olvidaré su respuesta: "No. En mi casa no se va a leer a Mario Vargas Llosa". Silencio. Enough said.

Los demás libros que hubieron en la casa fue obra y gracia de mi hermano Yumy, quien los traía comprando las promociones que salían con los diarios. No he tocado otro de MVLL, aunque ya tengo varios en la colección. No sé mucho por qué, pero creo que dejó de ser el endiosado escritor que todo el mundo lo hace ahora, debido a que encontré mucho más gusto y alma en las obras de José María Arguedas. Su mundo del campo y del indio me hizo sentirme más identificada con mi tierra que las andanzas sexuales y borracheras de un grupo de chibolos aburridos de sus superficiales vidas en el Leoncio Prado. Así lo veía entonces.

* * *

En la última Feria del Libro Ricardo Palma que se reunió en Lima me compré ese libro que mi padre me prohibió hace mucho: La Fiesta del Chivo. Es un tomo grueso que está esperándome desde mi tocador mientras yo termino de leer "El otoño del patriarca" de su ex-BFF Gabo. No imagino como habrá sido dejarle el ojo morado entonces. Me hace recordar a un pequeño encuentro que tuve con Farla hace varias semanas. Ella se escudó con "Cien años de soledad" mientras yo sostenía "La ciudad y los perros". Recuerdo que la miré y le dije: Farla, mira los libros que tenemos, ¿no imaginas como terminará este encuentro?.

Tampoco puedo imaginar lo que estará sintiendo el otrora "Varguitas" con esa Medalla con la figura de Alfred Nobel en la mano. Es obvio de emoción, pero, ¿que figuras, momentos, tiempos, emociones, pasarán por su cabeza en estos momentos?, ¿pensará en el puñetazo a Gabo?, ¿en la Tía Julia?, ¿en las dos películas de Lombardi basadas en sus libros? (LO QUE ME LLEVA A HACER UN FE DE ERRATAS: dos años después de devorar mi primer libro de MVLL- que me llevó a alucinar ser como él también-, leí "Pantaleón y las Visitadoras", durante un viaje memorable a Cuzco). Lo que MVLL piense, debe resumir toda su vida, toda su emoción. Todo lo que es, ha sido, y creo seguirá siendo.

Yo celebro. Disfruto de este buen momento que ha vivido el Perú a nivel cultural. Un peruano nobel, de literatura ¡qué mas! Tenemos una grandiosa costumbre literaria y lírica. El premio de hoy es una confirmación de ello. Grande Varguitas.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Madre Monstruo, he ahí a tu hija

Escuché "Just Dance" muchas veces antes de entender su verdadero significado. Y me prendí con "Telephone" al toque, aunque no sonaba mucho en la radio. Ya poco a poco me fui metiendo en el mundo de la nueva diva pop que ha producido la industria estos últimos años. Si no sabes de quien estoy hablando, sal de debajo de tu piedra y pon en Google solo dos palabras: Lady Gaga.

Lady Gaga salió con fuerza el año pasado. Yo no entendía un joraca de quién era esta mujer, qué hacía vestida de esa manera o qué era lo que cantaba. Lo único que tenía claro era que "Gaga" era una clara alusión a la canción del legendario grupo británico Queen: Radio Gaga. A SÑ le gusta, a Jumy también, y obvio que a mi también. Aunque no sea una de mis favoritas.

Pero eso no pasó con Lady Gaga. Y la historia acá se transforma un tanto extraña (no tanto como esta artista), y es que solo me bastaron una, dos y tres veces para estar enviciada con sus canciones. Cada vez que me ponía a escucharla, sentía algo así como una morbosa atracción por sus canciones, por escucharlas en la radio, por ver los videos. Era realmente como si hubieran mensajes subliminales para seguir a Lady Gaga así ella cayera a un precipio. Y tu caminarías hacia el precipio... oh si.

Al final, me curé de esa adicción, y es que cuando escuché "Alejandro", ya no me sentía como si estuviera tomando heroína y mi cuerpo pidiera más. Pero ya era bastante tarde, a pesar de que esas sensaciones ya no existieran, yo ya era hincha de la Gaga, de la chica de NYC que era media gordita y nerd en el colegio. Tal-como-lo-había-sido-yo. Bueno, aunque no hay mucho que decir de ello, ya que somos contemporáneas y estuvimos en el cole al mismo tiempo, solo que en espacios distintos. Ella era distinta, era la "rara" y la gente se burlaba de ella. Yo siempre fui rara, y aunque nunca me lo dijeron directamente, también sé que me diferencia me hacía blanco perfecto de mucha mal intencionada que nunca faltan en los colegios. Eso ya no importa. Yo soy mejor que entonces, y ella es una cantante famosa que puede sacarle en cara a todos sus ex compañeritos toda la plata que tiene ahora, todo el éxito y talento que tiene. Si en algún momento se lo dijeron, ahora no creo que se atrevan a repetírselo.

* * *

Ahora, ¿por qué amar a Lady Gaga? Porque ambas somos "freaks", estamos mal de la azotea y a veces tenemos decisiones malas que con el tiempo pueden volverse fatales. Claro, errar human est, pero es algo más. Claro, es el síndrome de la identificación con el famoso, pero además de eso yo admiro mucho que sea tan mandada la muchacha. Que le llegue al pincho lo que dijeron, dicen y dirán de ella y salga a la calle siendo ella misma (aunque a veces dudo que pueda ser muy "ella misma" con el estilo Alexander McQueen). ¡Yo quisiera poder ser asi de irreverente! No tenerle miedo a nada y mandarle el dedo medio al universo sin importarme nada. I wish.

Y si la gente creía que Britney Spears era lo máximo... es que entonces Lady Gaga era una adolescente igual que yo. Para mí esta cantante ya hizo historia, ya revolucionó al igual que Madonna lo hizo en sus tiempos, cuando era desinhibida y dejaba a todo el mundo con la boca abierta ante las situaciones y sus actuaciones. Pero sin comparaciones, esta mujer para mí es lo máximo en el Pop. Es alguien que haría sentir orgulloso a Andy Warhol, que podría ser musa de todo artista contemporáneo, aunque también provoque odios. ¿Pero acaso no se trata de eso? De provocar. Y Stephanie Joanne Angelina Germanotta quiere provocar.

Si me preguntan, es lo que más me gusta del pop de lo que va el siglo XXI. Me encanta saber que luego de tanta cosa pre-fabricada, de artistas que parecen salir en serie, cada uno con su código de barras, de años sin sorpresas y sin muchas novedades más que caras bonitas, haya alguien que cambie la escena de esta manera. Y probablemente siga haciéndolo. Tal vez la "Mother Monster" siga todavía mucho más tiempo por acá. Y que así sea, porque nosotros, los "Little Monsters", sus hijos, estaremos siempre esperando.


PS. Mi video favorito de Lady Gaga. Y canción tambien.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

La historia de Elías

Un sujeto medio lunar.

Cuando tenía 16 años, era cualquier cosa menos la típica chica de 16 años. Ese año recuerdo que fue el mejor de mi vida escolar (ya que la promoción siempre es genial), y yo era bastante feliz. Claro, la forma como te joden algunas "amigas" siempre te bajonea un poco, y cuando no te entienden es peor. Pero bueno, yo igual era feliz, y jovencita y distinta a las demás. Tenía entonces el pelo largo en un solo corte, andaba con miles de pulseras en los brazos y estaba media loca (eufemismo de por medio). Lo mejor es que estaba más flaquita y algunas cosas me quedaban mejor. Claro, algunas porque la verdad es que mi estilo no era el mejor. Como digo: era cualquier cosa menos la típica chica de 16 años.

Entonces yo era la última chica que la gente de mi promoción esperaba que se metiera con el chico que siempre era la comidilla de los chismes entre clases. Cuando veía como las chicas ponían el nombre de cualquiera de nosotras con el del sujeto en cuestión entrelazados en un corazón, desde tercero de secundaria, me reía. Nunca pensé que alguna de esas chicas sería yo. Y no como chisme, sino en serio.

* * *

Ahora tengo que remitirme a hace mucho tiempo. Yo era una chiquilla entonces, no sabía un joraca de las cosas, de la vida y toda esa cala. Una tarde luego del colegio tuve que acompañar a una amiga a hacer unos trámites y luego fuimos a visitar a otra amiga. Dígase: la hermana del chico en cuestión, que no nos quería ahí sabiendo que estábamos solo por el hermano. ¡Incautas! Solo nos quedamos en la puerta, pero fue suficiente para lo que yo pude ver: un chico en la ventana del segundo piso de la casa con una toalla amarrada en la cintura, desnudo-de-la-cintura-para-arriba. Me quedé medio boquiabierta, pero reaccioné lo suficiente para salir de ahí al toque y regresar a casa. La vida continuó normal, al menos un par de meses.

Un tiempo después me reencontré con él otra vez. Ya nos conocíamos mejor, habíamos conversado y él hasta había ido a mi fiesta de quince y bailamos una de Limp Bizkit entonces a las cuatro de la mañana aproximadamente. Me lo encontré una vez a la salida del cole. Ese día me acompañó a casa y conversamos mucho. Desde aquella vez, él venía de vez en cuando a mi casa, por lo menos una vez a la semana, y hablábamos de todo. Él escuchaba y yo lo escuchaba a él. Descubría el mundo del cromosoma XY.

El problema es el siguiente: yo no tuve contacto masculino hasta los 15 años. Estudié toda mi vida en un colegio de monjas para chicas y, naturalmente, no hablaba con chicos. Era muy tímida y siempre he sido difícil de hacer amigos. Los únicos chicos con los que hablaba eran los amigos de mis hermanos mayores, quienes a veces ni me soportaban, pero que me enseñaron algunos temas a los cuales rehuían los chicos de mi edad. De hecho nunca fui la más popular, todos corrían, yo era a veces demasiado para ellos. Y lo digo objetivamente.

Pero con él era distinto. Y yo me sentía distinta. Me gustaba. Un chico me daba bola, y encima era el objeto de deseo de mi salón. Me encantaba eso, mi ego tenía tamaño exponencial en aquel entonces. Cuando Elías estaba conmigo, conversando en casa, era... especial. Y realmente lo fue: Elías se convirtió en mi primer enamorado de toda la vida.

Y siempre fue Elías. Él me contó que Elías era un sobrenombre que se había puesto cuando estaba con otra chica. Me contaba muchas cosas entonces, y muchas bastante alocadas. Tenía él dieciocho años y hacía cosas que para mí eran bastante extremas. Yo era cerrada, tímida, desconfiaba mucho en mí misma. Elías era de repente la persona que yo podía admirar, y hasta enamorarme.

* * *

Todo esto parte del día miércoles, cuando caminaba por el Fuhrer camino a encontrarnos con SÑ para almorzar. Mientras él me contaba de su Damisela en Peligro (eufemismo para: puta activísima), yo observé a un chico con lentes oscuros y con capucha gris. Esos labios gruesos y rosados son conocidísimos para mí. Su barba espesa también. Me hizo un gesto de saludo con la mano a la vez que yo lo saludaba con la mano izquierda y una sonrisa. Todos los buenos recuerdos de repente florecieron, incluyendo el de aquel primer beso.

La primera vez fue en la sala de mi casa. Elías me dio un piquito suave que yo recibí como quien recibe la cosa más maravillosa sobre la faz de la tierra. Quería correr y gritar al mundo "ME HAN BESADOOOOOOOOOOOOOO", pero tenía que ser un poco más caleta. Dígase: contarle a la gente en mi colegio, nada más. Aquella primera vez mi variante de estado civil de soltera a enamorada duró... una semana. Una tarde Elías vino a mi casa a hacerme gestos ridículos y darme a entender que ya no estábamos. Claro, yo no morí de amor aquella vez, simplemente de sorpresa y extrañeza mientras pensaba "¿y a este qué le pasó?". Y luego hacerme las preguntas que son típicas de la inseguridad cuando alguien termina contigo, pero no durante mucho tiempo.

A los días, Elías volvió. Y volvimos con otro beso. Yo quería estar bien con él, y así fue. Venía a casa, conversábamos, a veces le daba el encuentro por la calle y la pasábamos bien. Reencontrados nos llevábamos mejor, y podría decir que en ese tiempo mi "codo a codo" era con él, porque éramos parecidos de alguna forma. Pero yo siempre fui distinta para el mundo, y Elías era distinto, pero a veces también me parecía bastante ridículo. Yo lo quería, creía estar enamorada de él, y me gustaba mucho, pero... ¡hombres idiotas! (¿acaso los hay de otro modo?).

Al mes del primer beso, Elías me volvía a terminar. Aquella tarde yo lo vi raro, y sin que hiciera el silbido que siempre hacía cuando estaba molesto (y que era jodido, realmente), y cuando le pregunté el por qué, me dijo que sabía que yo me había negado a verlo una tarde y que no le gustaba la mentira. Era cierto: una tarde tenía un asunto urgente del colegio y tenía que estar con unas amigas terminando el proyecto de entonces, y Elías vino, así que le dije a mi tía que por favor le dijera que yo no estaba y que ya al día siguiente lo vería. Realmente, ahora que lo pienso, me parece una cojudez. Y yo realmente me porté a la altura de las circunstancias: le rogué, le pedí que no me dejara, que lo quería y todo. Pero no, el herido e indignado enamorado se fue por la puerta. Yo corrí a la radio de mi hermano a poner un CD de Líbido y escuchar "No voy a verte más" infinidad de veces. Era mi primer corazón roto.


Y no puedo decir que no me duró. Estaba molesta con él, porque me olía que había otra intención por la que él actuó así, pero nunca dije nada. A las semanas, volvió para decirme que se iba a ir a Huancayo. Yo le regalé un anillado con varios cuentos que yo había escrito. Lo abracé. Se fue.

Tiempo después vino un amigo suyo cuyo nombre no recuerdo (no es relevante), pero pongámosle Miguel. Aquella mañana Miguel tocó mi puerta y mi tía fue a levantarme. Ya eran las vacaciones de fin de año. Miguel me preguntó por Elías, si sabía algo de él o si me había comunicado con él. Yo obvio, no sabía nada. Miguel me "reveló" la verdad: Elías no se había ido a Huancayo, sino a Chiclayo, y se había ido con su ex, una mocosa que repitió tercero de secundaria como tres veces y que estaba rayada de la cabeza, realmente R-A-Y-A-D-A, tanto así que se habían escapado juntos. El detalle: la ex rayada era menor de edad y Elías ya tenía su DNI desde ese año. Por esos tiempos no había Acuerdo Plenario que nos hiciera entender que eso no era violación, por ello es que todo el mundo los buscaba. Miguel en realidad parecía alguien que quería vengarse de Elías con todo lo que me contó. Solo me hizo volar más: el muy puto me dejó para irse con su ex. Así quede, escuchando "Mala Gente" esa mañana cuando Miguel se fue. (Me he dado cuenta que cada canción que he escuchado antes, tiene un recuerdo bueno o malo, en fin)

En esos momentos podría haber pensado que la historia con Elías había llegado a su fin, pero la verdad es que solo quedó en Stand By. Ese verano yo entré a la facultad de Medicina (merece post aparte) y me olvidé un poco de él con toda la gente nueva que conocí, y menos mal pude darme un respiro de mis dramas... solo para conocer otros. En medio de tanto lío, un día de repente Elías regresó. Solo unos momentos, un día que nos vimos, nos besamos y todo. Mi drama en Medicina continuó ese año hasta que postulé a Derecho. De Elías... naranja huando.

* * *

Mi vida en la facultad de Derecho ese primer año había sido refrescante. Conocí gente genial, me iba bien y entendía todo, le agarraba cariño, gusto, y mi autoestima volvió a subir. Además, que ese año estrené DNI. Finalizando mi año académico, Elías regresó. Esta vez para verme y pedirme formalmente (y como niño bueno) que fuera su enamorada. Yo acepté, pues creía que estaba preparada para una relación de verdad, ya había pasado por varias cosas y creía que Elías también. Me aventuré a ello, pero en realidad no debí de haberlo hecho, y la razón es una sola: no estaba segura. No es como ahora, que yo sabía que quería estar con SÑ porque lo amaba con toda el alma y moría por su corazón. Lo que me hizo darme cuenta de que lo mío con Elías no debía de ser fue por algo que me sucedió en la combi.

Aquella vez regresaba de la casa de una amiga en Surco luego de haber hecho un trabajo para el curso de Contabilidad. Tomé la "S" para La Molina y hacer escala a Santa Anita. En la combi, que no estaba tan llena como de costumbre, había un chico sentado. Era el prototipo de guapo, y yo en esos días estaría con tan buena autoestima que comencé a mirarlo sin reparos, fijándome en él mientras también me fijaba en el viaje. Lo que no esperaba es que el chico también me comenzara a mirar. Fue un silencioso juego de miradas en el que estuvimos, hasta que él se bajó en su paradero, sin mirar atrás. Entonces, lo supe: ¿por qué estaba con Elías? Podía tener chicos como el Prototipo, pero estaba con Elías, que era medio vago a pesar de su filosofía, que estaba realmente rayado del cerebro y con quien no podía usar tacos pues con las justas llegaba a mi tamaño. Duré un mes con él aquella vez.

* * *

Casi dos años después, en junio del XXXX, Elías había regresado con fuerza y al parecer quería estar conmigo. Yo, media inconsistente como siempre, quería volver a aceptarlo, pero hubo un detalle con el que no contaba: una amiga del colegio también quería con él. La misma con la que estaba la tarde en que lo vi por primera vez. Ella, MI, estaba decidida a estar con él, sin importar el papel que podría desempeñar en la historia. Y así lo hizo. Para nosotros, las peleas ahora son vía web (era digital, so they say). Aquella vez Elías me dijo vía MSN que estaría con MI, mientras ella me decía "¡serás mi madrina de bodas!", en clara alusión a su victoria.

Creo que si ahora me volviera a encontrar con ella nos reiríamos de lo idiotas que fuimos. ¿Pelearnos por Elías? Dios, se nota que éramos media mocosas. Pero en ese tiempo yo no pensaba así y solo quería vengarme, sacarme el clavo. Por cierto, y me olvidé de mencionarlo, Elías había regresado con fuerza pues había tenido un accidente provocada por su propia imprudencia, y es que cruzar la Vía Evitamiento sin utilizar el puente que estaba a su lado no fue lo más brillante que haya hecho. Un carro lo atropelló y le quebró las piernas, por lo que estuvo en cama por medio año aproximadamente. En esas circunstancias yo lo fui a visitar varias veces, y una de ellas cuando ya estaba de "enamorado" con MI. Y yo gané esa mañana de miércoles, cuando, bueno... cuando lo besé y estuve con él un rato. Nos besamos bastante, y con algunas pruebas de lo ocurrido, me fui orgullosa a la facultad. Le había ganado a la que creía era una perra vengativa que solo quería quitarme algo que era mío. En realidad, nunca lo fue, y yo nunca volví a estar con Elías luego de eso. Fue solo un "remember" como le dicen, fue algo, que no volvió a ser.

Tuve luego de ese encuentro, otro breve encuentro que no mencionaré con detalles, pero que mis amigos llaman "fatality". No comments, jajajajaja...

* * *

Encontrarme con Elías de vez en cuando siempre me toma por sorpresa. Una vez en la salida del edificio me lo encontré y conversamos un montón. Caminamos por el centro y le pedí consejos para ciertos asuntos emocionales. No, no le conté de SÑ, pero si le dije que había una situación que se me escapaba de las manos. Sus consejos siempre me han ayudado en su momento, y aunque sentí mucho dolor cuando me dejó, y aunque sentí que nunca dejaría de quererlo, cuando lo vi sentado frente a mí esa tarde en una banca de la Plaza Mayor, mi corazón ya no tenía memoria de lo vivido con él. Todo estaba en mi cabeza, no en mis emociones.

Este año cuando estaba en elecciones en mi universidad, lo vi sentado en el grass con uno de los cartelones de uno de los partidos políticos de la facultad. Comencé a gritar como una histérica y casi y salí corriendo de ahí, pero es que no recordaba que su padre es abogado y que él tenía ganas de estudiar Derecho. Sigue ahí, seguro, pero yo no lo veo mucho, y en realidad a veces sin muchas ganas. Me di cuenta que lo que sentí por él fue bastante pasajero, que en realidad fue un gusto enorme, claro, como sucede con los chicos en los que uno se fija cuando es joven, pero... nada más. Le tengo cariño, claro, pero no amor. Nunca lo amé. Disfrutaba a su lado, pero siempre sentía un hincón de inseguridad, inestabilidad e incomodidad cuando estaba con él. El "codo a codo" era temporal.

Si me preguntan... Elías fue el primero, como enamorado. El primero al que besé y que me dijo "te quiero" alguna vez. Es lindo escucharlo cuando eres joven. Pero en realidad... no lo amé. Me ilusioné, pero no fue amor. Tampoco amé a ninguno de los que vino después, ni siquiera a MÑ. Todos fueron simples gustos. Explorando mis emociones puedo afirmar realmente que al único al que realmente he amado ha sido a SÑ. He amado cada parte suya, y todo eso que sentía con Elías, las tres "i", nunca lo sentí con él. Bueno... puedo contar las veces con una sola mano, pero nada más. SÑ fue distinto... fue, en verdad el primero en todo para mí.

Aunque de Elías no me arrepiento. Tuvo sus buenos momentos y me enseñó muchas cosas. Cosas que espero poder transmitir algún día a otra persona. El conocimiento femenino se pasa, ¿no?