miércoles, 9 de noviembre de 2016

Aclarando ciertos puntos

Bueno, eso fue inesperado.

 SÑ tiene su oficina en el edificio que está frente al mío, desde mi ventana puedo verlo y viceversa. Hoy, luego de MESES de haber mantenido cerradas las persianas, por algún motivo las ha abierto de par en par el día de hoy.

Coincidence? I don't think so.

El día de ayer publiqué una entrada en el blog luego de años (literalmente), y hoy al releerla decidí aclarar un par de cosas.

Creo que lo primero sería decirles que el cambio en mi vida no solo ocurrió por la frase de SÑ, el famoso "eso no te concierne", sino que eso fue la cereza de la situación que me hizo buscar mi nueva vida: la presencia de ECN. Como me dice una prima que me quiere mucho: en vez de odiarla, debería agradecerle porque sin ella yo nunca hubiera hecho lo que hice después. En su momento si la odié, la detesté como el carajo, e hice un par de cosas en su contra de las cuales no me enorgullezco, pero conforme fue pasando el tiempo, me di cuenta que esa frase en verdad era adecuada: debería agradecerle a ECN, porque sin ella nada de esto hubiera pasado, y yo seguiría arrastrando penas y amores frustrados. Así que gracias, ECN, por abrirme los ojos y por sacarme de la oscuridad. Te deseo mucha suerte en tu paso por las tinieblas.

Lo segundo fue algo que me causó mucha gracia al leerlo: puse que CD era "todo lo contrario" de SÑ y en esa lista incluí el "atractivo". No es que SÑ no lo fuera, tenía un "no se qué", aunque no fuera atractivo convencional, pero era algo. Eso se lo reconozco: el hombre sabía conquistar. ¿Pero de qué le sirvió para lo vino después, o para lo que haya sido incluso después de eso? Una de las cosas que más me gusto de SÑ era su confianza, pero eso era solo un disfraz. Al final, él quería lo que todos queremos: aceptación, reconocimiento. Y eso solo denota lo que él realmente es: inseguro. Sé que las comparaciones son odiosas, y ustedes tal vez me cuelguen del asta más alta por decir esto, pero es la verdad: en ese sentido, Sutter es COMPLETAMENTE distinto. Sutter tiene confianza en sí mismo, porque como bien dice, hace mucho dejó de tenerle miedo a las cosas, descubrió que el miedo era inútil y se lanzó a la vida con toda confianza. ¿Y saben por qué me gusta eso? Porque significa que no tiene miedo no solo de vivir, sino de amar y ser amado. Él se deja querer, es tan fácil quererlo, amarlo, porque decide vivir y lo hace. Por eso también es que lo amo tanto.

Finalmente sí, he tenido encuentros con SÑ luego de que dejamos de hablarnos, pero han sido casuales: caminando por la calle, por la oficina, en su edificio, en el mío, pero nada más. No lo busco, y menos mal él tampoco me busca a mí, y si extraño algo de él sería solo mi amistad, pero sé que es mejor que cada uno esté por su lado, para garantizar algo de estabilidad mental (eso último en mi caso).

El sosiego emocional que vivo ahora es incomparable. No se imaginan cuánto. Es como cuando puedes al fin dormir luego de un largo y cansado día, para recuperar todo lo que pensaste perdido. Déjenme dormir, un rato más.

martes, 8 de noviembre de 2016

La vida nueva

Cuando todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. 

 Han pasado casi TRES años desde mi última entrada en este blog. Y no se imaginan todo lo que ha pasado en ese tiempo.

Recapitulemos: la última vez que ustedes entraron a leer a su servidora, esta aún sufría por un amor que, de alguna manera era correspondido, y de otra manera era la peor pesadilla que se pudieran imaginar: SÑ estaba distante conmigo, no me hablaba, salvo de vez en cuando por internet, pero siempre tenía tiempo para salir con ECN, jalarla y yo bien gracias. Obvio, yo entonces era un manojo de nervios, de emociones (y todas negativas) y una depresión que me jalaba poco a poco al fondo de un interminable abismo.

Si, ea un asco. Pero bueno, antes de empezar con el ahora, empezaremos con el entonces.

Unos días después de mi última entrada en el blog, me encontré con SÑ. Al fin pudimos vernos, conversar, "estar" juntos (if you know what I mean) y todo eso que yo extrañaba. Fue, en aquel entonces, un momento maravilloso. Pero fue solo eso: un buen momento dentro de una relación que, vista de forma general, había sido horrible. Y créanme: se puso peor. Si ya de por sí yo no estaba bien en aquel entonces, el futuro se ponía más oscuro, por más que yo luchara por salir adelante.

Ok, entonces, el año 2013 terminó y yo, siendo una desgracia tomé una decisión que al final sería lo que definiría mi futuro y lo cambiaría para siempre: tenia que salir de ahí. No de mi relación con SÑ en sí, pero sí debía de abrirme a la vida, al mundo, conocer más gente, salir más, distraerme de aquellos sentimientos que solo me destruían, y si fallaba y caía, pues volvería a levantarme y volvería a intentarlo. Ya me estaba acercando a los treinta años y tenía mucho miedo de pasar años y años de mi vida sufriendo por quien nunca haría nada para detener mi sufrimiento. Era ahora... o nunca.

Así que comencé el 2014 con esa decisión. Comencé a salir más, conocer gente y reencontrarme con más gente. Claro, al inicio no fue fácil, fallé un par de veces los primeros meses, pero para inicios de abril ya al menos había ampliado un poco más mi mente y los sufrimientos por SÑ eran menores. Mi corazón estaba más estable, y aunque yo seguía enamorada de él y aún lo quería, insistí en distraerme con algo más que el trabajo y los estudios, porque era necesario y porque entonces ya comenzaba a entender eso que me tomó años y mucho trabajo entender: que si SÑ no me escogió cuando tuvo oportunidad, menos lo iba a hacer ahora. Si él había decidido ser infeliz, igual lo sería, conmigo o sin mí en su vida.

Claro, mi intención no fue nunca sacarlo de mi vida, sino VIVIR MI PROPIA VIDA. Necesitaba esto. Necesitaba ser yo, volver a ser ese yo alocado y feliz que fui antes de que todo esto comenzara. Yo entonces era una sombra, era nada, era casi cero y solo vivía cuando SÑ estaba a mi lado. Entonces me di cuenta que no era justo para nada someterme a un sufrimiento innecesario por alguien que no estaba dispuesto (como ya dije) a detener ese sufrimiento. SÑ nunca lo hizo, me quería, yo lo sé, pero no lo suficiente para abrirme las puertas a su vida, sino tan solo a un pedazo de ella. Y yo merecía más.

Entonces, volvamos a abril del 2014. Para entonces comencé a usar una red social que tenía instalada en mi celular, pero no utilizaba mucho: Twitter. Y créanme cuando les digo, sin exagerar, que esa red social me salvó la vida. Poco a poco comencé a hacer más contactos ahí, a hablar con mas personas que resultaron ser más parecidas a mí de lo que imaginé. Del Twitter pasamos al Facebook y del Facebook al Whatsapp, todo en redes, no importaba, pero como parte de una vida social que haría su debut en junio de ese mismo año: de un momento a otro, no tenía un fin de semana que no estuviese ocupado con planes de salida, conversación o encuentros con personas que poco a poco se volvieron mis amigos. Y no solo eso: finalmente estrené vida nocturna citadina en Lima, y eso para mí fue como haber descubierto la piedra filosofal o algo parecido, pues hasta entonces solo vivía encerrada en casa (adivinaron: esperando/pensando/sufriendo por SÑ), y salir fue algo maravilloso. Algo que había descubierto y no quería parar.

Obviamente, SÑ notó esos cambios, y pese a que intentó que no lo afectara, yo sé que sí lo afectó. Más cuando se enteró que yo estaba saliendo con un chico: era CD y era lo contrario a SÑ, joven, atractivo, y músico. Y lo mejor: yo le gustaba mucho. Recuerdo que SÑ dijo entonces que él igual seguiría a mi lado, porque no quería perderme. Cómo cambiaron los tiempos desde entonces. Era julio de 2014.

Mi relación con CD fue breve, pero bastó para darme las esperanzas que casi había perdido entonces: aún podía vivir ilusiones bonitas, aunque estuviera a puertas de los 30 años, aún había quienes se fijarían en mí, aún podían enamorarse de mí y yo aún podría amar. Si bien, cuando terminó todo con CD yo quedé triste, me recobré de eso. Quien nunca se recobró de eso fue SÑ, pues mientras yo comenzaba a vivir mi vida, esperando que él finalmente volviera al buen redil de su vida familiar, hizo aquello que yo siempre le pedí (casi le rogué) que no hiciera. En setiembre de 2014 me enteré que SÑ había estado con ECN, que seguían juntos, que le había dado trabajo en la oficina al lado de la mía, y que (y esto, queridos, fue la cereza de la torta en años de relación) nada de eso me concernía. Sus palabras exactas fueron, y las recuerdo muy bien: "eso no te concierne".

Entonces, lo que SÑ me quiso decir con esa frase fue, interpreto yo, lo siguiente: no importa si me has tenido que aguantar años, soportar que me case y tenga familia, y que hayas querido buscar tu propia y merecida vida, lo que yo haga NO TE CONCIERNE. Muy bien.

Creo que eso fue un punto de quiebre, el que realmente necesitaba. Y fue entonces cuando creo que comencé a dejar de estar enamorada de él. Si había alguna esperanza de que SÑ me abriera un poco su corazón, se esfumó con esa frase. Nada hizo más cambio en mí que esa frase. Nada, nada, nada de lo que él no hubiera hecho hasta entonces, dolió como esa frase. Mi mundo se quebró, y de repente estuve volviendo a ese ser oscuro, a sentirme triste, despechada, infeliz, justo como me había decidido no volver a estar. Llegó octubre del 2014.

El 31 de octubre de 2014 tuve una de las mejores salidas nocturnas que recuerdo hasta entonces: baile, trago, frenesí, VIDA. Desde aquella noche todo, menos mal, volvió cuesta arriba, aunque no fuera al mismo ritmo, yo igual me decidí a seguir adelante con el objetivo que me propuse a inicios de año. Claro, lo de SÑ había dolido como el orto, pero yo seguí, seguí... y para finales de ese año, me sentía ya casi como otra persona.

SÑ seguía en mi vida, pero había ocupado un papel casi secundario. Mi vida principal era ahora mi nuevo trabajo (ya que mi anterior oficina sufrió severos cambios, fue hora de buscar otro lado que me acogiera), mis nuevos amigos, mi nueva compañía, y uno que otro ocasional saliente que no se decidía a quedarse de forma definitivamente en mi vida. Comenzaba el 2015.

Además de los cambios emocionales y laborales, llegó un cambio físico: bajé de peso tremendamente. Y me corté el cabello hasta los hombros. Imagínense: tuve un cambio de aspecto total, además del look. Mis intenciones de cambiar de vida seguían pendientes, y aunque lo de ECN era un fantasma que no me dejaba, yo entonces ya no le prestaba la atención debida. Sufrí, lloré, me rendí y me volví a levantar con mis objetivos aún en mente, y finalmente en abril del 2015 llegó la nueva vida. La que yo tanto había esperado.

Quiero dejar algo en claro: no es que necesite de alguien desesperadamente, al menos no lo veo así. Pero siempre he estado soltera, y con SÑ si bien era una relación, a la vez no lo era, pues pasé mucho tiempo sola más que con él realmente. Y ya estaba cansada de eso: quería un amor de verdad, algo que me revolucionara todo. Y casi jugando, en abril de 2015, llegó el que cambiaría todo: mi churrísimo, el amor de il mio cuore, Don Sutter.

Sutter es Twittero, como yo, ha estudiado Derecho y le gusta casi lo mismo que a mí. Una de esas veladas en que tuiteaba casi sin sentido, encontré que Sutter, quien ya era mi contacto pero a quien nunca presté mucha atención, había colocado como avatar una foto suya en la que no se le veía nada más. Por supuesto, hice mis avances, pero amistosos. Comenzamos a hablar, primero por DM y luego por Whatsapp. Sin querer, conversábamos todos los días, no nos aburríamos, nos buscábamos y quedamos para salir. Por cosas del destino, no pudimos encontrarnos en ningún momento sino hasta el último sábado de mayo, pero créanme que ese sábado es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida.

Me alisté desde temprano de la emoción. Me puse un vestido azul corto, con medias gruesas y botines. Una casaca jean y una pashmina blanca completaban el look: me vestí para conquistarlo. Cuando llegué al lugar de encuentro él todavía demoró un poco por cosas del tráfico, pero llegó tan lindo como lo recuerdo. Esa noche fuimos a comer a un Café al lado del mar y luego al cine a ver una de las mejores películas del año, "Mad Max: Fury Road". Yo quería más, quería vivir más con él esa noche, pero la vida (y mi madre) me sacaron de ahí mas temprano.

Poco a poco, fuimos ganándonos el corazón uno del otro. Salimos, "estuvimos" y finalmente la madrugada del 21 de junio me dijo para estar, para ser pareja, para ser el codo a codo que yo anhelaba. Y yo le dije que sí. La mejor decisión EVER, porque puedo decir con mucha alegría que hasta ahora ese hombre me ama, que quiere pasar su vida conmigo... y yo quiero exactamente lo mismo. Encontré una pareja que, si bien no es lo primero que pude haber deseado, es perfecta para mí: un compañero de mi vida, un amigo, un amante. Todo, y más.

Eso sí, el precio de la llegada de Sutter se hizo sentir un 08 de junio. La mañana de aquel día, SÑ y yo tuvimos oficialmente nuestra última conversación, en la que él me hizo entender que se alejaba porque yo no era la misma chica "herida y solitaria" que él conoció. ¡Claro que no lo era, perfecto idiota, era una persona que ya había abierto los ojos! SÑ se despidió de mí y yo me despedí con un "hasta pronto", esperando que él tal vez volviera... pero no lo hizo. Y yo tampoco volví. Creo que eso último no se lo esperaba SÑ, pensó que yo volvería con el rabo entre las piernas como siempre hacía, pero se equivocó. Finalmente, luego de 7 años, 2 meses, 1 semana, 6 días, o 2630 días, mi relación con SÑ vio su fin.

No les voy a mentir, ni me voy a mentir a mí misma: yo había dejado de estar enamorada de SÑ mucho tiempo antes de terminar mi relación con él, pero aún le tenía mucho aprecio como amigo y como maestro, pues en esto último él era fenomenal. Como marido, amante y pareja era una reverenda mierda, pero como amigo podíamos reír y conversar sin fin, y como maestro sabía que podía contar para cualquier cosa y consulta que necesitara. Y estas dos cosas son las que realmente extraño de él, verlo sonreír durante nuestras conversaciones, que me fastidie, que me aconseje, que me enseñe. Todo eso lo recuerdo con tristeza y con pena, porque sé que no volveré.

PERO si me preguntan si me arrepiento de la decisión que tomé, de no volver cuando él me dijo adiós, pues NO. No me arrepiento. Si aún me hablara con SÑ, mi relación con Sutter no sería honesta, no sería completa, y por ende sería un fracaso. Yo quiero a Sutter, lo amo realmente, tanto como él a mí, y por ello estoy contenta con mi vida como está ahora. Más que eso: he encontrado sosiego, y la calma que me fue esquiva durante tanto tiempo, y no volvería ni loca a esa anterior situación. Claro, de vez en cuando me he encontrado con SÑ y he pensado en todo lo vivido...

 ... he pensado en volver a hablarle

 ... he pensando en su risa, sus conversaciones.

Pero es entonces que vuelve a mi mente ese punto de quiebre: eso no te concierne. Tienes razón, SÑ, de ahora en adelante, en mi nueva vida, no tengo que preocuparme por lo que no me concierne. NUNCA MÁS.




Epílogo

 Hace unas dos semanas, SÑ estuvo en mi oficina. Yo me asusté tanto que comencé a temblar, pero nada pasó. Ni siquiera volteó a mirarme, y la verdad es que no me molestó. Fue entonces cuando me di cuenta lo mucho que amaba a Sutter, lo feliz que era con él y como no cambiaría mi situación actual por nada.