miércoles, 12 de octubre de 2011

Momentáneamente Loca

Si, hoy me quebré. Y aquí está el relato.

Hoy SÑ me iba a jalar. Le pedí que lo hiciera, no solo por verlo sino también por necesidad. Había un tráfico espantoso y yo no sabía si podría llegar bien a casa y a tiempo. Tenía cosas que hacer, cosas que al final no hice, pero SÑ, cual caballero andante, es capaz de muchas cosas, pero no de dejar parada a una mujer, esperándolo. Mi SÑ es todo un caballero cuando se le requiere, y hoy no iba a hacer la excepción.

Ya estaba algo ansiosa cuando le di el alcance. Es que se demoró mucho y temí que hubiera tenido un percance o que tuviera dificultades para llegar al lugar pactado. Si me decía en esos momentos que no llegaría, yo estaría conforme con ello. Pero llegó y yo me calmé al verlo sonriente y elegante como siempre, como si la vida pasara normalmente en medio de bocinazos y todo el tráfico. Ídolo, como dirían los argentinos. Conversamos muy bien, todo estaba tranquilo, revisando noticias en nuestros Smartphones. Pero yo seguía igual de ansiosa, y no sé por qué.

Pudieron haber sido las hormonas, tal vez la calentura de la espera, o como dice bien SÑ: simplemente que estoy loca. Utiliza mucho la navaja de Ockham para definir el comportamiento femenino en una simple frase, pero yo ya le he dicho que no solamente es que estemos locas. Pero hay algo que SÑ lleva por dentro, una procesión más larga que la del Señor de los Temblores en octubre, y sé que ese es el verdadero motivo por el cual noto una pequeña cantidad de resentimiento en esa frase. Claro, a menos que diga que estamos locas solo porque sí, en cuyo caso el loco sería él. Pero en fin.

Fue justamente mi ya alterado estado de ánimo el que se terminó ofuscando con algunos comentarios de SÑ. "Para mí todas las mujeres están locas, todas excepto..." y mencionó el nombre de una chica que en realidad no me cae muy bien. No, no solo por loca, sino porque le temo. Siento en ella una amenaza.

Es una chica que SÑ conoce por temas laborales. Le tiene aprecio y estima (¿adivinen justo como a quién en un inicio?), y se llevan bien. Tiene buen concepto de ella porque "no está loca" y es muy centrada y juiciosa en lo que hace. Yo detesto a esa flaca, porque le temo, y temo que SÑ la tenga en tan buen nombre que termine cayendo con ella. Porque yo nunca voy a dejar de pensar en esto: SÑ se puede meter con cualquier mujer el día que le de la gana. Temo que le guste mucho, temo que la quiera... y temo que por ello me deje de querer a mí.

Bien fatalista yo, ¿no? Es un temor que siempre llevo por dentro, pero que con el tiempo aprendí a ignorar. Surge de vez en cuando, pero cuando surge lo escondo en cualquier parte e intento no darlo a mostrar. Pero esta vez fue inevitable. Le dije que cuando lo viera con ella, a ella le caería una patada, que la detestaba, que era una zorra, no le dije por qué, pero le dije todo eso. Él dijo que "no, no es una zorra, no se regala con nadie, es más, hasta creo que se aburre con su novio".

Hervidero en la cabeza.

Por un momento pensé en bajarme del carro. Pero seguí con otra conversación. Igual se me quedó en la cabeza lo que decía SÑ. ¿Acaso él puede querer a un par de locas como somos MH y yo?

* * *

¿Cuándo dejé de ser la chica ingeniosa, inteligente, madura, divertida y alegre que él aprendió a querer, para solo ser una loca más? Peor: ¿cuándo MH dejó de serlo?, ¿y aún así fue su esposa? Cuando llegué a mi destino tenía un nudo en la garganta y un puchero en la cara. Una lágrima chiquita cayó por mi cara cuando abría la puerta de mi casa. Yo no quiero ser una loca más, pero sinceramente, hoy me porté como una definitivamente. Esa lágrima era porque había regresado a ser aquello que prometí no volver a ser jamás. La prueba de mi incumplimiento.

Ello me recuerda un episodio del día de ayer: el Fuhrer. Estaba estresadísimo, el estrés salía por cada poro de su cuerpo y contagiaba al extremo, porque claro, si se sienta al lado mío claro que me contagiará todo ello. El detalle está en que con las justas y me dirigía frías frases, y unas cuantas, mientras que con los demás compañeros se reía y conversaba normalmente. Obvio que me sentí mal, hasta lloré un rato en el baño. No entendía por qué se portaba así conmigo, si yo no había hecho nada, estuve de buen humor cuando llegué en la mañana, nada más. No entendía. Pero en vez de solo llorar y lamentarme, decidí que iba a solucionar el problema con inteligencia.

Hice varias bolitas pequeñas de papel y las camuflé en mi escritorio. Cuando el Fuhrer estaba sentado a mi costado, le empecé a lanzar una por una las bolitas que hice, despacio para que no le doliera, pero con fuerza para que la sintiera. No tardó en voltearse hacía mí, que lo miraba con una sonrisa de lo más inocente. Le dije: "Hola, Fuhrer, ¿se acuerda de mí? Solía dirigirme más de una frase durante el día". De inmediato lanzó una de esas sonrisas sinceras y me di cuenta que mi plan había funcionado. Luego de unos momentos pasó a mi lado y me dijo sonriendo: "ah, ¿habías venido a trabajar?", y luego de ello toda la gresca terminó. En ese momento me sentí orgullosa de haber solucionado el problema con tal facilidad, y me quedó de lección para el futuro.

Lo que me pregunto ahora es por qué no pude hacer lo mismo con SÑ. Resolver el problema de buena manera y quedar normal. Me sentí una tonta, una loca como él dice, porque en verdad me volví loca. De celos, de pica. Y me sentí mal porque ya no me sentía como la mujer inteligente que sé que soy, sino como la loca que él dice que soy. Quisiera poder darle la contra, poder demostrarle todo lo genial que soy y todo eso que a él le gustó de mí en un primer momento, porque sé que lo tengo adentro, pero NO-SÉ-POR-QUÉ cuando estoy a su lado tan solo soy una niña tonta y loca de celos ante la sola mención del nombre de cualquier mujer. Realmente patética, incluso más que ello.

Así que esa es la conclusión de esto: fui una loca, y lo soy de vez en cuando, y la ansiedad y los celos y todo esto negativo que llevo, a veces no me deja demostrar no solo que aún lo quiero, que deseo a SÑ a mi lado, sino que tengo mis motivos: inteligencia, alegría, bondad. Soy un buen paquete, pero de nada me sirve si SÑ no se da cuenta de ello, viendo solo el lado que demuestra sus teorías: las mujeres son unas locas, y yo no soy la excepción. ¡Cuando sé muy bien que puedo serlo!

Quiero quererlo bien. Es lo único que quiero, y quiero liberarme de todas mis angustias y desastres. Creo que aprendí una lección esta tarde. Ya no me quiero sentir así y mucho menos tener situaciones así con SÑ, porque nunca nos hicieron bien a los dos. Si quiero demostrarle lo que soy, lo haré desde este instante. Quererlo bien.