jueves, 30 de septiembre de 2010

El original Súmaq Ñahui: Tony Curtis


Es de mañana en esta vieja oficina. Mientras sigo molesta con el Fuhrer por fugar con origen desconocido, mientras atiendo diligencias y estoy con un nudo en la garganta por la cólera, me meto a la Internet a buscar algo de calma. Lo que encuentro supera a lo que voy sintiendo.

* * *

Mi madre siempre ha tenido un gusto especial para hombres a los cuales admirar. Desde joven le gustaba Elvis Presley con el movimiento de caderas y lo sexy en el thank you very much y en todas sus acciones. Cuando ya estaba más crecidita, pero igual de joven y guapa, le gustaba el cabello rubio y los ojos claros de Roger Moore. Ambos amores motivarían los segundos nombres de mis hermanos mayores, en honor a los guapos de la época. De esto, yo tuve conocimiento hacía mucho.

Lo que a mi mamá también le gustaba era un sueño en especial: en él, ella camina por la calle, jovencísima y radiante, cuando por la pista de repente veía un convertible y a dos sujetos en él: Roger Moore y Tony Curtis. "The Persuaders" saludan a la joven Ale, le piden que los acompañe, que se suba con ellos. Mi mamá jamás me ha contado el final del sueño. Pero me contó lo demás mientras comíamos nuestros helados favoritos del 4D. Ella se comía uno de lúcuma y chirimoya. Desde entonces le dije que ese helado era el Roger Moore (lúcuma) y Tony Curtis (chirimoya). Nada como "The Persuaders" dispuestos a ser saboreados con un conito de vainilla. Ñum ñum.
Mi mamá encantada con estos sujetos. Ella siempre dice que son estos los verdaderos galanes y no los que me gustan a mí. Mucho menos SÑ. Ni siquiera lo ha visto y ya puede adivinar que no es de estos. De-hecho-que-NO.

Pero a mi mami siempre le gustaron. Y yo entendía por qué, aunque no fuera con el mismo grado de histeria, entendía.

Cuando vi a Tony Curtis morir en los brazos de Kirk Douglas en "Spartacus", lo entendí. Cuando le decía varonilmente cuánto lo amaba, entendí qué era, aún sin conocerlo bien. Lloré cuando el joven esclavo Antonino moría en una noche oscura rodeado de soldados romanos. ¡Qué poesía! La suficiente de Kubrick para gustarme. Inolvidable. Así como cuando escucha cantar a Marilyn Monroe su mal de amores, vestido de mujer en "Someone Like it Hot", y se acerca para darle el beso más tierno del mundo mientras ella llora sentada en el escenario, y presto a decirle que ningún hombre vale sus lágrimas. Yo en ese momento también quería un Tony Curtis que me besara suave y me dijera que ni siquiera él valía mis lágrimas. Lo más dulce del mundo.

Quería un Tony Curtis, y encontré a SÑ, aunque con un poco de la locura de Jack Lemmon. C'est la vie.

Masoquista de mierda.

Pero esta entrada no es para SÑ, que desaparece y aparece cuando quiere (eso es un "tambiéeen viene"), sino por el buen Tony, aquel que se ha ido ayer, sin decirle nada a nadie, así como seguro apareció en la vida de mi mami y en la mía también. El buen Tony que en realidad era el buen Bernard Schwartz. Un judío neoyorkino que nos conquistó con su presencia elegante, sus ojos azules y su carisma. A todas. Hasta a la Marilyn que lloraba por él.

* * *
Tony se fue, ¿y quién en el mundo llora? No lo sé. He querido comunicarme con mi mamá, pero Ale está en el mundo real, enfrentando cosas reales. No sé como se ha sentido, pues es esa mujer puede ser de piedra cuando quiere, y cuando quiere no se le nota la pena para nada. No sé si habrá llorado por su amor de juventud, ese que quiso tanto, el que la conquistó como muchos a mí. Mami, quiero hablar contigo.

Quiero llamar a mi mamá y pedirle salir hoy, como antes, cuando la vida para mí aún era muy ligera. Quiero que en plena primavera invernal vayamos al 4D a comer nuestros helados favoritos en memoria del actorazo que se fue. Quiero uno con Bernard... perdón, con Tony, mucho Tony Curtis. Derramar una lagrimita por él tal vez. Recordar al original "ojos bonitos", preciosos ojos que de una vez decidieron cerrarse, como se cierra el telón de un teatro. Despedir al público, y que el público lo despida a uno entre aplausos.

Aplausos, Tony. Y como hago con todos los que se van: gracias. Muchas gracias.

martes, 28 de septiembre de 2010

El Führer

El Fuhrer es una mierda gran parte del tiempo. Es mal geniado, es impaciente, es renegón, es olvidadizo, y por sobre todas las cosas, uno de los más explotadores, negreros y esclavizadores jefes que he tenido en mi corta vida laboral.

Los que me conocen saben de qué hablo. Paso toda la vida quejándome de este sujeto, un tío que me tiene jodida la paciencia desde su escritorio al lado izquierdo del mío y pidiéndome de vez en cuando que ponga Meet me Halfway de los Black Eyed Peas. Sus razones tiene. Lee y sufre conmigo.

Al Fuhrer lo conocí cuando SÑ, aún siendo el señor J, me fue impuesto como mi nuevo jefe. SÑ ya no podía tenerme a su lado, y yo como un perrito al que le cambian de dueño, hice un puchero y me fui con el nuevo jefe. Al inicio, digamos que estaba tranquila, hacía la chamba que ya sabía y veía la vida de esta área de la oficina pasar en silencio. No hablaba mucho, y justo por eso me aburría demasiado. Tampoco me llevaba bien con la gente, porque seguro pensaban que era una infiltrada, una "rata", que había llegado a esa área para espiarlos a todos. Fácil sí, pero SÑ nunca me lo puso así, y eran otros sus motivos, aunque un tiempo después, cuando ya no fuera el señor J, me confesaría que nunca tuvo la intención de dejarme con el Fuhrer, que todo tuvo que darse forzosamente. Lindo.

Lo que no era lindo, era en lo que me había metido: el Fuhrer era mi jefe, respondía ante él por todo. Dígase: todo. Mierda. El primer mes pasó tranquilo, pero al segundo mes, problemas: comenzar a hacer más cosas, a tener más responsabilidades. Ya no me podía quedar sentada en mi mesa tipeando, sino que además tenía que irme a pasear de vez en cuando, por cuestiones documentales y laborales. Coño. Andar en tacos ya es difícil, y encima andar en tacos sin saber exactamente a dónde es mucho peor. Pero entonces no era tanto como fue después. La verdad, hacía cosas muy básicas...

... hasta que pasó un tiempo. Un año. Dos años. Yo entonces comencé a dominar mejor esta área. Luego de equivocarme un montón, y de recibir amonestaciones verbales, y unas cuantas por escrito, luego de que me sacaran la mierda y que el Fuhrer me lanzara miles de caras largas y miradas frías llenas de nada, comencé a hacer un buen trabajo. Los dedos se desplazaban con mayor facilidad en el teclado, los archivos estaban ordenados y listos para que yo dispusiera de ellos, y mi memoria se llenaba rápido de la información que pudiera ayudarnos en el trabajo. El Fuhrer no tenía por qué quejarse: yo no era como otros trabajadores al que les llegaba todo. En realidad, me importaba mucho hacer un buen trabajo, pero más que nada, ganarme la confianza del área, que me consideraran una más, y no la que estaba de más.


* * *


El Fuhrer aprendió a confiar en mí. Cuando SÑ ya no estaba, entonces mi relación mejoró con mi jefe y con los demás. Parecía que SÑ era la manzana de la discordia que me hizo sufrir más de lo que ya había pensado. En realidad, no lo veo mucho así. Claro, él y yo siempre hemos tenido momentos difíciles, nos hemos jodido al extremo, pero cuando SÑ estaba acá, yo estaba... más contenta (¿?). Me tomó bastante tiempo acostumbrarme a la idea de que él ya no estaba, que se había ido lejos a un lugar donde yo no lo podía acompañar. SÑ y yo me quedé acá. "Ya no hay nadie que te defienda", me dijo el Fuhrer una vez, cuando las cosas se ponían difíciles luego de un verano complicado. "No se preocupe, yo no necesito que me defiendan. Ya no", recuerdo haberle respondido.

Y en verdad, cuando SÑ no estaba, las cosas para mí estaban color de hormiga. Y el Fuhrer no lo hacía nada fácil, solo lo complicaba todo echándome la culpa de lo que andaba mal. Que yo hice esto, aquello, lo otro, que el nombre era distinto, la fecha no correspondía, el número no está bien, que busca esto, no lo encuentras porque eres así y así y así. Y una tarde llena de silencios y yo con un nudo en la garganta. Menos mal SÑ aún andaba por ahí y me dio las fuerzas que necesitaba, junto con G que seguía por acá. Me apoyaron cuando más lo necesité, cuando más me hacía falta.

El momento difícil pasó, y el Fuhrer se calmó, y se soltó un poco. ¡Ajá! Ahora yo también podía echarle la culpa: se le olvidó la firma, el número no corresponde, cómo es posible que no se acuerde, me está mandando por las puras cuando se ha olvidado de esto y esto y esto. Nunca he sido una subordinada cualquiera, y me rebelo contra el opresor cuando este se lo merece. Y puedo pensar que no han sido pocas las veces. El sujeto hace bien su trabajo, no lo puedo negar, hace bien sus cosas, pero... a veces... da ganas realmente de matarlo.

El Fuhrer es vengativo, y es capaz de hacerte un Blitzkrieg demoledor. No te distraigas, porque el error lo pagas con caminatas y trabajo que te deja sin ganas si quiera de besar a SÑ. Si yo hacía algo que a él no le gustaba, me mandaba más chamba. Para él, de un momento a otro, yo era el cargamontón, como ya dominaba mi cargo, me mandaba a hacer de todo, mientras que de vez en cuando se desaparecía o hacía otras cosas. Ser eficiente de vez en cuando me ha salido por la culata. Mientras más sabes... más te mandan hacer.

Ahora, puedo saber mucho, pero no tanto como el Fuhrer. Hay que reconocer que el sujeto sabe hacer su trabajo, cuando quiere, y hace bien las cosas, cuando quiere. Me ha enseñado a trabajar de largo, a hacer un buen trabajo, a cumplir con las cosas a su tiempo. Aprendí con él de una manera que complementó lo que SÑ ya me había enseñado. Aprendí bien.

Y sigo aprendiendo, sigo comprendiendo más cosas y llenándome de información que estoy segura me servirá en su momento, aunque... claro... SÑ no piensa así. Cree que esto no es lo mío, que debo hacer otra cosa. Le doy la razón. Yo quisiera algo más, pero tampoco puedo negar que acá aprendí a ser cierto tipo de persona. Me vi a mí misma como no lo había hecho antes.

* * *



Es un jueves en la mañana y estoy más que molesta con el Fuhrer. Estoy jodida. No puede ser que el jefe se escape en las mañanas, momentos del día en los que hay más trabajo, y me deje sola con toda la carga. Suele hacer eso. También suele decirle a la gente que venga para las diligencias sin mi conocimiento. Es un idiota a veces, un reverendo monstruo explotador que me da más trabajo de lo normal, y luego se rasca o se levanta a otras chicas. O al menos lo intenta, olvidando por un momento la alianza en su dedo.

Es pendejo, es un idiota, un perfecto imbécil que muchas veces no tiene en cuenta nada bueno. Es cínico, no cree en la bondad, sino en los intereses. Es aliancista. Está lleno de defectos, de mierda, de cosas que cualquier otra mujer encontraría realmente despreciables. Yo lo he odiado más veces de las que puedo haber llegado a odiar a SÑ. Oh si. Pero de todas maneras, siento afecto por este Fuhrer opresor y negrero. ¿Será qué me gusta el maltrato?, probablemente igual que con SÑ: golpe a golpe yo no me voy... me quedo.

El Fuhrer ya está a mi lado, trabajando. Lo detesto a veces. Muchas. Tengo que hablar con él y explicarle lo que pienso, y de repente también lo que siento. Pocas veces tengo la oportunidad de ser sincera con él como lo quiero ser ahora. ¿Escuchará?, en nombre del esfuerzo que hago acá, espero que sí.

Diosito. Preferiría sangrar cosiendo un expediente ahora. Por cierto, este señor también me enseñó a coser y a trabajar muchas cosas. Pero yo quiero más, no solo este cargo. Quiero tener alas y volar, ¿me dejará?, ¿acaso no lo merezco?

La cortita de la tarde: suelta al pájaro y verás como viene a ti

Yo no pensaba hablar con SÑ el día de hoy. ¡Es más! Quería estar mutis, ya que luego de haberle contado lo de MÑ me sentía aún un poco mal. ¡Si!, pero bueno, no lo tomó mal, lo tomó en silencio. Como se debía. Además de esto, también era el hecho de que hoy no es una buena fecha para mí al respecto.

SÑ y MH cumplen un año más juntos. No algo que exactamente quería recordar, así que olvidarme de SÑ por el día era la única solución que tenía. Solo estar tranquila por el día, sin necesidad de atormentarme con el recuerdo de lo que es.

No tenía intención de hablar con él... pero él si. Yo quería olvidarme de él, pero él no quería olvidarse de mí. Me llamó, preguntó por mí, y terminé hablando con él hoy. Puedo decir que me tomó por sorpresa. Puedo decir que me encantó, y si SÑ lee esto, fue así: ¡qué bonito fue que te acordaras de mí!

Sonrío. Además, acabo de ver que Nubeluz volverá por unos días pronto. Mua-ja-ja.

lunes, 27 de septiembre de 2010

¿Cobarde... o simplemente un idiota más?

Lunes en la mañana. Y ya estaba con el hígado revuelto luego de la llamada de MÑ. Al rojo vivo, como si estuviera siendo freída por la más experta anticuchera limeña.



MÑ llamó no solo para saludar, sino para aclarar. Él ya sospechaba que yo había leído su celular, y cuando se lo confirmé... digamos que todo ha empezado a ir cuesta abajo desde entonces. Nunca pensé que MÑ fuera ese tipo de persona, que sería como todo hombre que se guarda las cosas más importantes para cuando una ya se comportó como una reverenda idiota. De todas maneras, no importando si yo ya era una completa pendeja por lo ocurrido con SÑ, tenía derecho a reclamar. A gritarle por no haberme dicho en su momento las cosas. ¡Por Dios!, hasta SÑ puso las cartas sobre la mesa desde el inicio. No importa lo que me digan él o mi amiga, E: lo de MÑ fue un engaño. Punto.



Según MÑ, todo fue un acto de cobardía. Claro, eso me lo dijo luego de lo siguiente:



- MÑ, tú debiste de decirme en un primer momento como eran las cosas.



- Pero, ¿qué esperabas? Tú sabías como eran las reglas del juego desde un inicio...



En ese momento toda la indignación emergió en mí. ¡¿Cómo?! Un flashback sobre todas mis discusiones con SÑ vino a mí. Todas las veces en que quise hacer reclamos a ese hombre que tiene mi corazón, y me tiró al suelo con el porrazo sobre "las reglas del juego". Carajo. Yo permití que SÑ me hiciera leña en esos momentos, pero ni cagando iba a permitir que MÑ me volviera a hacer pasar por lo mismo.

- ¡Perdón! Ah, no, MÑ, no me vengas con esas cojudeces, ¿ok? No me vengas con esas cojudeces.

Corté. Era demasiado. Si lo hubiera tenido frente a mí, probablemente le hubiera caído a golpes con todas mis fuerzas. Estaba molesta. ¿Otra vez? No, yo no quiero otro SÑ en mi vida. No quiero a otro macho que me controla, que me tiene en su poder y contra el cual no puedo hacer nada por un simple tecnicisimo.


MÑ llamó de nuevo, pero le corté no podía.

Unos minutos después, volvió a llamar. Tomé aire, y contesté.

MÑ ya no estaba tan calle como hacía unos momentos. Se le notaba la voz de arrepentimiento, y pidió disculpas, esperando que yo supiera comprender que en esos momentos que lo que pasó no fue porque fuera un pendejo más, sino que había sido cobardía, que no tuvo cara para decirme la verdad en su momento, y que esperaba no perder mi amistad, que me tenía mucho aprecio y que agradecía el aprecio que yo le tenía. Citando a Ke$ha: Bla... bla... bla... bla. Digámoslo así: le creí... y a la vez no.

Creo que MÑ si se tuvo que disculpar, pero ya que se tardó unos minutos en volver a llamar, también puedo pensar que decidió cambiar de estrategia y así no perder mi amistad... o que pueda pasar algo. Si es así, MÑ no puede estar más equivocado. Realmente está huevón si cree que volveré a pensar 100% en que puedo confiar en él. No way, José.

Es que... la verdad, no sé si es mala suerte, o cosas del destino. Pero parece que cada vez que he querido buscar una oportunidad para zafarme de SÑ, todo ha salido mal: con CG las cosas no fueron como hubiera querido, porque además que tenía enamorada, está enamorado de otra. Complicado, igual que mi vida. Y ahora cuando pensé que MÑ era una posibilidad... otra caída. Y nada de besos humanos.

Probablemente MÑ pensó que era ese tipo de mujer. Una "ruca" como me fastidia SÑ, a la que se tiene a disposición. No pues. Y es que no es así. Y es algo que SÑ no termina de entender: ese no es el tipo de mujer que yo soy. Pensarán que todas somos unas putas que nos levantamos lo que sea tenga un miembro entre las piernas, pero no pues, señores. No soy una puta, no me considero ese tipo de mujer. SÑ está equivocado.

* * *

Cuando le conté a SÑ lo que había pasado, se rió: "no seas conchuda", me dijo. Y yo le puse los puntos sobre las íes.

- No se trata de que yo sea conchuda. Tú sabes que yo no quiero ese mismo tipo de dramas en mi vida. Suficiente tengo con lo que me pasa como para volverlo a repetir.

¿SÑ acaso cree que soy una puta cojuda que va a repetir los mismos errores? Let's face it, lo de SÑ es un error. Por más bonitos momentos tenidos, fue desde un inicio un grave error. Digamos que es mi culpa, pues si hubiera tenido mayor fuerza de voluntad le hubiera gritado todo lo que le grité a MÑ hoy en la mañana. Tal vez debí, pero bueno: el caso es que es un error. Y yo he tenido que pagar mucho por eso, la pasé bien, pero también la he pasado muy mal. Y antes que repetir lo mismo con otra persona, prefiero... no sé... cambiar de vida sería una opción.

SÑ se rió, pero es que no entiende. No quiero otro SÑ en mi vida, otro que me controle, a quien no pueda decirle nada, a quien no pueda querer con libertad. Quiero a alguien para querer en libertad. Y lo intenté. Intenté querer en varias oportunidades, como ya he dicho. Y no pude. Y ahora estoy más que cagada, porque me enamoré y eso me imposibilita alejarme de SÑ, alejarme como a veces quisiera. Es como la situación que vivo actualmente: mi vida me ha atrapado. No puedo zafarme de mucho.

Ay, Diosito, Diosito. De verdad, fue una gran decepción lo que me pasó con MÑ. Esperaba algo más que un clon de la situación con SÑ, pero por algo pasan las cosas. C'est la vie, le dicen. Pero de hecho que ya no, no quiero más errores del pasado. ¿O acaso seré tan terrible?, ¿de verdad soy una puta sin arreglo?, ¿no tengo derecho a tener algo real luego de lo de SÑ? No quiero lo mismo, odiar a otra chica que no se lo merezca como con MH, sino por el solo hecho de que está con el hombre que amo. Carajo. Creo que sí: esto me pasa por pendeja.

Bueno, fuera de las lamentaciones, ¿qué hacer? ¡Soluciones! De hecho no repetir lo mismo, aunque me guste MÑ. Con la cabeza en alto, aprender de esto y no actuar de la misma manera. Mientras, un descanso de los XY me vendría bien. Es lo mejor. Fácil que por ahí salga algo bueno y real. Ojalá.

domingo, 26 de septiembre de 2010

SÑ vs. MÑ: "La decisión más difícil"

Domingo en la noche. Acabo de ver una película que me hizo llorar un poco, exactamente por las mismas razones que me hizo llorar el año pasado, en un cine en plaza San Miguel: SÑ.

Pero bueno, antes de pensar en SÑ, o de escribir sobre él. En realidad, quiero escribir más sobre otro sujeto que ya estaba en mi vida, pero ha reaparecido un poco estos últimos días: Miski Ñahui. MÑ.

A MÑ lo conocí hace varios años, cuando en una visita relámpago a una ciudad universitaria, el enamorado de Eve, nos presentó a los amigos con los que estaba entonces. MÑ estaba entre ellos. Y lo primero que recuerdo de aquel momento, es que tenía ojos color verde. Su piel era acholotada, su cabello era oscuro, y sus ojos eran claros. Eran color verde caramelo. Lo primero que me encantó fue justamente eso. Intenté por todos los medios que me lograran contactar con él, y finalmente el enamorado de Eve me dio su correo. Ahí empezó una relación media extraña.

Lo podemos poner así: pasó "algo" con MÑ. A mí él me gustaba realmente, y realmente hubiera querido tener algo con él, pero por cosas de la vida no se pudo. El chico andaba really fucked up entonces. Y si no estás bien contigo mismo, no es muy probable que puedas estar bien con otras personas, especialmente si son del género opuesto. A MÑ le pasaba eso entonces, y aunque yo sé que le gustaba mucho, de cierta manera también puso de su parte para alejarme. Era bastante destructivo. Si SÑ lo hubiera analizado entonces, probablemente hubiera dicho lo patético que era, y que las cosas no se enfrentaban de esa manera. Hasta me parece escucharlo, aunque ya hayan pasado años de todo eso. Ya hace cinco años. Yo entonces era muy distinta.

Luego de muchas idas y venidas, MÑ desapareció de mi vida por un buen tiempo. Fue por la misma época en que me olvidaba del mundo y me amparaba en los brazos de SÑ. Estuve con él y luego de un buen tiempo, ya cuando las cosas con SÑ comenzaban a flaquear el año pasado, MÑ volvió de nuevo. Fue breve. Pero fue interesante. No diré exactamente lo que pasó, pero fue una brisa de aire fresco en medio de la tensión que yo llevaba encima entonces. SÑ se alejaba poco a poco de mí, y MÑ apareció para calmarme, aliviar la tensión. Entendí un poco a los hombres: cambiar de aires siempre hace bien. Y aunque fue solo durante un momento, fue un buen momento.

MÑ es distinto a SÑ en muchos aspectos. Definitivamente es más dulce, no es cariñoso, pero es dulce y su compañía siempre es agradable. No es como SÑ que siempre me pone motes y así demuestra su aprecio, sino que me trata con suavidad y siempre tiene cuidado de lo que dice, y a veces, cuando piensa que dice algo incorrecto, se disculpa, sin necesidad que yo le diga nada. Yo aprecio su respeto, y siempre lo tengo en cuenta. Es gracioso, además, aunque no tanto como SÑ. Sabe demasiado de música, creo que por el tiempo que pasó como locutor de una radio (aún no se exactamente en dónde, pero supongo que fue en una de esas ciudades que tanto amo), y siempre tiene cosas interesantes para contar, pues es un hombre de ciencias, y me explica bien sobre la física, ingeniería y geografía: cosas que de hecho necesito conocer.

Fue gracias a él que ahora sé esto: la Atmósfera es una medida, y su cálculo es 740mm de Mercurio (Hg). Sé que es un Barr, y además un PSI.

MÑ se ha paseado por Buenos Aires y París. Dice que la Torre Eiffel es solamente unos fierros construídos, que es horrible. Prefiere el turismo vivencial. Ochentero en la música hasta los huesos. Los campos Eliseos son solo una avenida. Ha visitado la tumba de Vallejo y de Jim Morrison. Y lo que me encantó más de la salida de ayer: ha escuchado música que creí solo yo conocía, como simple mortal. You totally rock, MÑ.

Si, bueno, ayer lo vi en circunstancias extraordinarias. Fue excelente conversar con él y ver lo interesante que tiene y que ya he mencionado. Lo que no fue tan extraordinario, y fue algo tan humano como divertido, fue el momento en que se le perdió el auto en el enorme estacionamiento. Pensé en SÑ en esos momentos. Pensé en que SÑ jamás se permitiría eso. Es bastante macho como para quedar mal con una chica.

En realidad, pensé en SÑ mucho durante la salida con MÑ, y no es que mi amigo no sea genial, sino que... es diferente. Es muy distinto a SÑ, ambos son universos distintos, lejanos. Y a ambos... no sé. A SÑ lo amo, eso el mundo lo sabe, pero con MÑ es... no sé. Es agradable. Es bonito. Y es que con SÑ las cosas suelen ser difíciles, tengo que soportar mucho. Pero con MÑ no. Bueno, por lo menos no hasta el momento en que tuve una oportunidad de ver su celular. Craso error. "Muñeca" era el nombre de una chica, supongo, que se repetía mucho en su bandeja de entrada de SMS. Creo que no quería entender, hasta que vi su bandeja de salida: "Love ya!". Lo único que pensé fue "mierda! ¿otra vez?". Quería salir corriendo, pero preferí hacer lo mismo que a veces hago con SÑ: quedarme callada, no joder la salida. Ya luego tendría tiempo de escuchar, que él explique y luego mandarlo a que me bese el nie. El N-I-E.

* * *

Llegué casi corriendo a casa. Me cambié y prendí la laptop. Quería que la computadora acortara mi distancia con SÑ, quería que me permitiera abrazarlo, tenerlo. Verlo sonreír. Sentía que lo extrañaba demasiado, que la brisa de aire fresco era un viento frío que solo él podía apagar. No es que la hubiera pasado mal con MÑ, pero, como ya he dicho: SÑ he distinto. Creo que estoy acostumbrada a lo que es, a que me abra la puerta, me deje pasar primero. Estoy malacostumbrada a su caballerosidad. Me ha malcriado, jaja. Mientras tanto, MÑ era más natural, pasando antes que yo y dejando que yo me abriera la puerta. Divertido. Eso me pareció divertido. Aunque SÑ es caballero, hay cosas en las que no podrá superar a MÑ. Y viceversa.

Y si ayer extrañaba a SÑ en extremo, hoy fue peor cuando veía "La Decisión Más Difícil" (My Sister's Keeper). Hace ya casi un año la fui a ver al cine con SÑ y pensaba en terminar con él. Claro, mi compañía entonces ni siquiera lo sospechaba, pero yo lloraba silenciosamente en la sala de cine, no porque el personaje de la adolescente estuviera al borde de la muerte por culpa de la leusemia, sino porque la decisión más difícil para mí entonces era tener que alejarme de él, por mi bien. Algo debía de morir para que yo pudiera vivir. Al final, no pude, no pude renunciar a mi amor por él y decidí seguir, incluso sospechando lo que sucedió hace exactamente seis meses. La peor noche de mis emociones, una que me dejó marcada.

Luego de un poco de llanto... no sé... creo que sigo en el mismo punto que antes de comenzar a escribir esto. Me siento extraña, no confundida, pues sé que amo a SÑ, pero también pienso en si podría abandonar todo lo vivido por más momentos con MÑ. Nadie es perfecto, ¿no? Y pedirle más a MÑ tal vez sea innecesario, pues así como es ha logrado liberarme un poco. Un poco, aunque no sea suficiente, pues SÑ sigue demasiado metido en mi mente y en mi corazón. Y preferiría no hablar de más, no decir que me quedo con SÑ o me quedo con MÑ. Pero tengo derecho a pensarlo, ¿no? Es decir, quisiera. Pero... puta madre. Ya era demasiado que SÑ tuviera a MH, ¿era necesario que MÑ tuviera a su "Muñeca"?

Hombres. Me tienen jodida.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Desastres Miniatura/ Catástrofes Menores

Es jueves en la noche y lloro. Lloro de miedo y frustración. Pensé que podría con esto, pero probablemente sea más grande que yo. ¿Qué hacer ante el enorme miedo del cambio? ¿Cómo cambiar? No tengo la menor idea como hacerlo. No sé si pueda hacerlo. Y todo por algo que ha sucedido en los últimos días.

Mi amiga, G, fue nombrada en un cargo mucho mejor que el anterior... gracias a SÑ. Y este post no se trata exactamente de SÑ, sino de lo que sentí luego de que SÑ me comentó de que G se iría a ese cargo, mientras yo todavía estaba obligada a podrirme en un trabajo que estoy empezando a odiar. No es que no quiera irme de ahí, sino que, ¿dónde obtengo otras oportunidades?, ¿cómo entrar a trabajar donde yo quiero si las puertas no se abren? Es como si se me negara eso que más deseo. Para variar, y para que vean que no solo se trata de mi vida afectiva: no solo me niega a SÑ, sino el trabajo deseado.

Probablemente es el karma, que me hace pagar por lo que le hago a MH. Pensé que con todo lo que yo era hasta hora era suficiente. Me equivoqué. Y me di cuenta cuando tuve que tragarme la cólera que sentía entonces y llamar a G y felicitarla por su nuevo trabajo adquirido. En esos momentos solo sentía rabia. Era una pregunta simple, ¿por qué ella y yo no? Especialmente porque tenía la oportunidad que yo tanto quería: SÑ 24/7. Mientras la enfermedad me comía los pulmones, la garganta y la nariz, tenía aún fuerzas para sentir cólera. Y mucha, mucha, mucha envidia. En realidad, era eso. Y eso amarga mucho, jode el alma. No me iba a dejar ser si no entendía las cosas bien.

Ayer G me dijo para ir a su nueva oficina, esa que ahora comparte con SÑ. De mala gana acepté, porque no quería ver lo contenta que estaba ahí. Hasta esperaba que le fuera mal en su nueva chamba. Lo malo se perfilaba desde la puerta: a pesar que siempre voy a dicho edificio por motivos laborales, a la hora de salida son muy estrictos con las entradas y no me dejaron pasar tan fácilmente. Cuando dije el lugar al cual iba, la tipa de la entrada me miró con rostro de extrañeza y preguntó "¿y la estan esperando ahí?". Por la forma como me miró, daba ganas de responderle mal a la muy puta, de mandarla a la soberana mierda, ¿acaso por la forma de mi ropa (que no era mala) o mi cara, no me pueden estar esperando arriba?, ¿es de tu incumbencia la razón por la que tengo que ir ahí? Si pues, ¡tengo que subir! Y bésame el nie si no te gusta, pero no me mires con tu cara de puta extrañada.

Luego de un rato, en que corroboraron seguro que no fuera miembro del MRTA o tuviera identidad falsa, pude ir a la oficina de G. Mejor dicho al piso, y ahí otro chongo, ¿a dónde va?, ¿a quién busca?, ¿quién eres, mortal u olímpico?, ¿tienes DNI, seguro, carné de sanidad? Bah. Estaba en ese plan interrogatorio cuando SÑ con toda la pana y elegancia que lo caracteriza en su cargo me encontró y autorizó mi pase. Uf. ¿Uf?, ni cagando. Estaba molesta. Entré de frente donde G y la cuadré sin que la pobre tuviera la culpa.

- Amiga, ¿qué paso?

- G, nunca más me vuelvas a pedir que suba a tu oficina.

- ¿Qué, qué pasó?- preguntó SÑ.


Le estaba contando a G, mientras que SÑ se desaparecía un rato Dios sabe a donde. Me quedé conversando con G, me enseñó algunas fotos y yo ya enterraba las uñas en la silla y en la mesa. Detestaba todo. Todo me llegaba a la punta de las tetas, y es que tenía muchas ganas de hacerle mucho daño físico tanto a SÑ como a G. Imaginando y recordando todo lo que podría pasar en ese lugar, tan ordenado... y cerrado. ¿Quién sospecharía? Nadie pues. Excepto yo, que sé de qué pata cojea SÑ. O al menos yo sospechaba. Bueno... sospecho, pero no tan exageradamente como en ese momento.

G tenía toda la mejor intención y buena onda del mundo. SÑ vino, se fue y pudimos conversar mejor. Intercambiamos chismes y todo, nos reímos, le conté del Fuhrer y sus percances (prometo ponerlo acá aunque me caiga demanda!) y finalmente, al final de todo, me sinceré y le solté todo: estoy picona porque estás trabajando acá, porque estás trabajando con SÑ (por si acaso: ella no sabe toooda la historia, pero si sabe que tengo cierto feelin' por el sujeto en cuestión) y yo mientras tengo que aguantar al Fuhrer y el hueco en el que sigo metida, no necesariamente por mi voluntad sino por... bla... bla... bla. Bueno, le solté todas mis inseguridades, y de pasó le conté lo último que me ha pasado y he comentado ya en este blog acerca de mis sucesos emocionales de los que me sigo recuperando. Pucha, terminé hasta llorando.


Ahí fue cuando comprobé que G era una amiga de verdad. En vez de comenzar a ponerse histérica acerca de mi desconfianza, y actuar como lo haría cualquier mujer (¡ni me digan que no lo harían!), ella me entendió y me juró y me re juró que nada de mala intención había con su entrada a ese lugar, y que con SÑ no pasaría nada ya que ella ama a su enamorado. Bueno... antes estaba segura que algo pasaría. Le he dado el beneficio de la duda, y es que... realmente no puedo confiar en SÑ. Sé que aunque lo niegue, si pudiera levantarse a cualquier flaca a su alrededor lo haría. Eso lo he comprobado, con todas las chicas que me cuenta le han gustado, en las que se ha fijado por una y otra razón, además de que su jefa (si, SÑ tiene jefa, ¡eso también es karma!) M, es una mujer "de la que podría enamorarse si no fuera tan mal humorada". Eso me contó G. Esto seguro lo leerá SÑ, y entenderá porque en la fecha de este post me puse así.

Al final, mi salida con G fue divertida como las que siempre hemos tenido (excepto por una). Paseamos un rato, conversamos más tendidamente y todo estuvo mejor. Yo en realidad comprendí un par de cosas. Y todas ellas las medité a lo largo del camino de regreso a casa.


* * *

Hoy es viernes. La tarde es soleada, y anoche la luna se mostró dorada, redonda y hermosa, accesorizada por una estrella que brillaba fuerte en el cielo despejado. La primera se mostraba y yo miraba los astros meditando en todo lo que G me había dicho mientras la 91 Ate-Surco me llevaba a casa.

En primer lugar entendí algo: mi vida no está tan genial como yo lo había pensado. Mis papeles de la universidad aún están ahí metidos y no he hecho nada para sacarlos. Claro, antes por indiferencia y la enfermedad que tuve estos últimos días me dejo inamovible hasta el lunes próximo en que termino con todo de una vez. La indiferencia y la costumbre del trabajo en el que estoy ahora me hicieron dejar de lado cosas muy importantes en mi carrera y de hecho que en mi vida profesional. Eso de hecho no es bueno, y mientras por eso justamente sigo en este hueco. Sin papeles, no hay oportunidades, y sin oportunidades... estoy jodida.

En segundo lugar, lo obvio. A pesar de que G recalcó ayer que no pasaría nada con SÑ porque ella no tenía "la misma relación especial" que él y yo tenemos, pensé un de los tantos dilemas existenciales con el señor. Si bien es cierto, SÑ se entiende conmigo bastante bien, también es cierta una cosa, y darme cuenta de eso fue una pequeña epifanía: estoy lejos de ser la mujer que él puede llegar a amar. A amar realmente. Con el comentario que me hizo G respecto a lo que SÑ pensaba de su jefa, llegué a una conclusión un tanto dolorosa. Estoy segura que MH está más cerca de ser una "señora" con sus letras, pero yo todavía tengo comportamiento de mocosa, aún soy muy maleducada. Soy terrible, y tendré muchas cosas en común con SÑ, pero no es suficiente. No lo será. Eso de paso sirvió para explicar varias dudas.

Es de eso que saqué la última, y la más importante, de las conclusiones. Si bien es cierto no "soy" ese tipo de mujer respetada y profesional, puedo llegar a serlo. Y no necesariamente por SÑ, sino en general. En realidad: por mí. Quiero llegar a ser de esas mujeres respetadas, orgullosas de sí mismas. Trasgresoras además, romper con el molde de lo tradicional y pasarse por el nie lo que piensen de ellas. Que el mundo sea mi escenario y yo actuar en él como desee, como sepa es lo correcto, como una señora. Una gran señora. Pensaba en la jefa de SÑ, y en que podría llegar a ser así. Tal vez un poco más. Favi reloaded.
La luna estaba fija en el cielo y yo pensé en todo ello. En mis desastres y catástrofes actuales y en mi deseo de hacer que cambien. Salir de este hueco de oficinas y emigrar a un lugar donde todo sea mejor, verde y submarino (a lo Pink Floyd). No solo ir por la tierra, sino volar, como le decía a mi mamá ayer que de paso le solté mis emociones debido a una pequeña discusión que tuvimos. Carajo, si yo pudiera ser al menos el 20% de lo que es mi madre, sería de lo mejor. Probablemente SÑ me querría.
Pero eso de que SÑ me quiera o no, no está en discusión. De cierta manera sé cómo se siente al respecto. Y eso me ha hecho pensar en el presente, en AHORA, más que en lo que fue con él o lo que será. No hay pasado, no hay futuro. Es el hoy. Con SÑ no veo más allá ni más atrás, solo lo que somos durante el tiempo que estamos. Eso ya lo arreglé. Y como me dijo G: "si no hay nada más que el presente, entonces vívelo como es". Si pues, puedo hacerlo.
¿Cómo? Puta madre, no tengo la menor idea. Pero mientras el día pasa, mientras el tiempo me de tiempo, aún puedo pensarlo, aún puedo tener una oportunidad de no vivir en una constante catástrofe, en el desastre que hasta ahora parece ser mi vida.

sábado, 11 de septiembre de 2010

11-S: Cuando el miedo te cala el corazón

Una vez me contaron cómo es el verdadero terror: cuando no hay esperanza. El momento en que perdemos toda la esperanza, es el momento en que comienza el verdadero terror. Ese que se apodera de tu espíritu, que toma tu corazón de prisionero y no te lo devuelve. Así, sin más: el terror se queda en ti, y habrá muy poco que puedas hacer para liberarte de él.



Es justamente la palabra exacta para describir los eventos ocurridos el 11 de setiembre de 2001: terror. En un abrir y cerrar de ojos, de una mañana soleada en Nueva York, Washington y Pennsylvania, vivíamos el terror más grande, tan grande que ni siquiera cabía en nuestras mentes que algo así fuera real. O incluso parte del guión de una película escrita por algún sadomasoquista amante de las películas de desastre. Ni siquiera los que aman esas películas pudieron creer lo que vieron cuando a las 10 de la mañana, todo estaba terminado.



* * *


Era un día martes el que cayó aquel año. Mientras que acá en Lima todo estaba nublado, en NYC estaba soleado, extendiendo el verano un poco más. Para todos en el mundo era un día común y silvestre. Un martes cualquiera... justo de esos días en los que una tragedia se cuece a nuestras espaldas.



Es justamente esos días trágicos los que recordamos exactamente. Cada uno de mis conocidos recuerda bien donde se encontraba aquel día y cómo es que se enteró del terror de aquella mañana. Yo aún tenía 15 años de edad, cursando el 4to de secundaria en el colegio, y no me enteré de nada hasta la tarde. No escuchábamos radio, mucho menos veíamos televisión. Nadie nos avisó, probablemente queriendo esconder el miedo de nuestros ojos inocentes que aún se abrían al mundo. Pero era inevitable. Recuerdo bien que la última clase del día, luego del segundo recreo (dígase: receso), era Biología, y ese día teníamos clase con la tutora de la clase: la Miss Betty. Ese día la Miss Betty entró en silencio, más seria que de costumbre y nos pidió que nos levantáramos para hacer una oración.



Nadie sabia nada. Pero era justo esa tensión de lo desconocido lo que asustaba aún más. Explicó lo que hasta entonces era lo poco que todos sabíamos, ya que las noticias llegarían a los días, semanas, meses... años. Toda una pesadilla mundial que para mí y mis compañeras del colegio comenzó aquella tarde, aproximadamente a la una de la tarde. Apenas enteradas de la noticia, el salón de clase se llenó de susurros, esperando alguna noticia de algo, alguien... había gente en USA y no sabíamos si estarían en peligro o no. Era un dolor lento.


El día estaba ameno, como todos los días escolares, pero luego de la noticia, todo se hizo un poco más tétrico. Recuerdo que la tarde me la pasé asustada y llorando del susto al ver como el avión impactaba con la torre una y otra y otra y otra... y otra vez. Las imágenes las pasaron toda la tarde. La historia estaba pronto a ser conocida.


La historia de los cuatro aviones. Dos tuvieron su fatal destino en el Centro Mundial de Comercio (el World Trade Center), otro se estrelló contra un área del Pentágono. Literalmente: uno de los lados. Y un cuarto, el cual tuviera la historia más trágica no llegó al Capitolio, su destino final. El cuarto avión terminó en una pampa en Pennsylvania, estrellado producto de la lucha que se produjo entre los terroristas y los pasajeros. ¿Terroristas? Si pues. No era falla humana, no era falla mecánica, era la crueldad de unos cuantos engañados (de los muchos que hay) que se inmolaron en honor a una causa que de noble no tiene ni mierda. Así como lo leen: ni mierda. Eso para lo que fueron entrenados y sacrificados no es más que una idea absurda que al ser adoptada por muchos se volvió peligrosa. Nada como una idea tonta que se vuelva peligrosa para dar paso al terror más grande.


El terror en el Vuelo 93 (United 93) no hizo que los pasajeros se quedaran sentados esperando terminar en Washington DC, sino que más bien los hizo pararse y luchar contra el terror mismo. Demasiado Shakespeariano como para creerlo, pero así fue. Luego de despedirse de sus familias, organizar el asalto y pararse, el terror fue esta vez para los terroristas. No lo habrían pensado seguro, ni siquiera lo vieron venir. Los pasajeros lucharon no solo por sus vidas, sino por la vida de los que estaban en tierra, como verdaderos héroes. Así es como se estrellaron, como héroes.


Así es como muchos murieron ese día y ahora son honrados como tales en cada ceremonia que los recuerda. No solo los pasajeros del United 93, sino también los bomberos, policías y ciudadanos que murieron en NYC aquel día, intentando ayudar a los que habían quedado atrapados en las torres. No se amilanaron aunque los cuerpos caían, cansados de esperar ayuda y buscando consuelo y paz en la muerte. Entraron a las torres, buscaron a los supervivientes, ayudaron a los que pudieron. Brindaron seguridad hasta el mismo instante en que todo el concreto, hormigón y acero les cayó encima. Algunos sobrevivieron al derrumbe. Otros no fueron tan afortunados.


Fue un día realmente oscuro. Fue una aguja directamente en el corazón del orgullo americano. Y nosotros, los que habíamos vivido 20 años de terror en nuestro país, y aquellos que tuvieron del suyo propio, entendíamos lo ocurrido. Fue entonces el día que el terror se instaló en el primer mundo y dejó de ser "cosa de tercermundistas". ¿Quién lo hubiera dicho? El terror, la xenofobia y la guerra se abrían paso en los yunaites. En la mente de su líder todavía. Hablando de ideas tontas que se vuelven peligrosas... un gran ejemplo de ello es George W. Bush.


Utilizando la excusa de la lucha contra el terror, los años siguientes le declaró la guerra a Afganistán y a Irak, indicando que en dichos países se encontraba seguro-seguro Osama Bin Laden, el responsable de los atentados. Dizque lo perseguió, pero lo único que encontró fue petróleo. Como buen texano dedicado a ese negocio, se lo metió al bolsillo y se fue caleta no más de la presidencia, un poco más rico. Ah, claro, aunque murieron muchos. ¿Lo encontraste, Georgie Boy? Claro que no. Ni siquiera sabes el significado de "política internacional", ¿qué ibas a poder encontrar a Osama?


Y hablando de Osama, luego que nos enteramos que este era el nombre del responsable de los atentados, también nos enteramos que este sujeto había sido entrenado por el mismo gobierno americano para luchar contra los rusos que invadieron Afganistán durante la guerra fría. Todo lo que le enseñaron fue lo que utilizó para destruir su orgullo una mañana soleada de setiembre.


* * *


Todo lo que nos trajo el 11-S fue absoluto terror, miedo. Al menos para los países del primer mundo. Ellos también debían de tener cuidado, de los sujetos de los turbantes blancos y que alaban a Alá. Terror para todos, pues ser musulmán era un pecado para los países occidentales. Nadie estaba realmente en paz, ni "ellos" ni "nosotros". Era claro que una nueva era se había abierto paso. Ojalá hubiera sido algo bueno, algo que nos uniera más, pero en realidad nos ha separado más.


No hay confianza, no hay solidaridad. Es un terror, realmente. Pensar que la mente de un criminal hubiera podido ser capaz de todo eso... sin imaginar si quiera lo que ocurriría luego. La forma en que la gente se levantó después. Es cuestión de verlo así: si algunos se separan, otros se unen. Los que aprenden de lo vivido. Y es cuestión de levantarnos y unirnos en contra de todo eso. Que el terror no pueda contra nosotros. Que nunca pueda.