viernes, 31 de diciembre de 2010

Despidiendo el 2010: Canción del Año

El día de ayer estuve mal. Casi en estado psicótico. Tuve un problema con SÑ, y fue tan feo que me retiré de la oficina durante unos momentos, quería llorar todo el día, y mi ansiedad estaba al 200%. No era bueno, pero lo bueno fue lo que pasó después. Además de que arreglamos las cosas (al menos así lo veo), mi ansiedad disminuyó al ser conciente aún de lo enorme que es la vida.

Eso fue el 2010, darme cuenta de muchas cosas, de que no solo era SÑ, de que no solo se trata de él, o solo de mí. Es más. Reencontrarme con mi familia fue de lo mejor, liberarme de mi amargura también. Creo que lo mejor que pudo hacer por mí fue ser sincero, y darme una vida para vivirla. Y se lo agradeceré siempre. Fue bonito, fue excitante, fue delicioso, fue hermoso... fue una mierda, fue doloroso, fue terrible. Fue. Y ahora es algo distinto, es algo que quiero controlar esta vez, analizarlo, ya no dejar que mis emociones me controlen, sino controlarlas yo.

Y eso quiero para el 2011. Dejar de atarme a lo que siento, caminar hacia adelante y seguir con mi vida. No quiero decir algo específico como "bajar de peso" (aunque sería bueno hacerlo este año, LOL), pero si quiero que sea un año donde hayan cambios significativos en mi vida, donde pueda seguir creciendo y superando todos los defectos que me marcaron tanto este año. Ser una chica que pueda vivir en familia, en amistad... y si Dios lo quiere, también en amor. Pero eso lo dejo para después, porque aún amo a SÑ, y creo que lo amaré mucho todavía, y quisiera que fuera todavía un poquito así... pero también soy consciente que todo terminará en algún momento, que puede tener un final abrupto, y quiero estar preparada para ello. Evitarme un poco de sufrimiento al menos.

Así que... creo que ahora puedo ser un poco más específica.

1. Darle amor a SÑ. Solo eso, nada de amarguras y dramas innecesarios.

2. Bajar de peso. Lo que conlleva cuidar mi salud.

3. Hacerme cargo de mis emociones para no afectar a los demás.

4. SUPERARME.

Y eso es todo. Agradezco a Dios Todopoderoso haberme dejado vivir este año, haber podido viajar y conocer más lugares, disfrutar de todo, y entender a través de lo vivido. Gracias a ustedes por estar a mi lado siempre, por apoyarme a los que leen el blog. Y bendiciones a ustedes. No me gusta desear Feliz Año, pero si puedo DESEARLES MUCHOS ÉXITOS EN TODO.

Y ahora... ¡CANCIÓN DEL AÑO 2010! Debo decir que nuevamente es un empate técnico. Y lo pondré en reversa.

Puesto No. 02: HOPELESS de KT Tunstall. Definitivamente sentí muy mía una frase de la canción "I've just discovered that I'm living in a different body". Viví en un cuerpo distinto, pero superé la montaña frente a mí. Lo sigo haciendo.




Puesto No. 01: Demasiado obvio... THE FLESH FAILURES/LET THE SUNSHINE IN de Hair, El Musical. Este año fui al teatro por primera vez, y fui a ver un Musical, el género que menos me gusta. Pero esta obra, que presentaba música de diversas obras y películas, estuvo muy buena, y la canción con la que terminaron fue justamente esta. Definió el resto de mi año, la escuché estando triste o alegre, la escuché con SÑ y a él le encantó. Es una canción a la vida, a la fuerza. Define todo muy bien.

jueves, 30 de diciembre de 2010

El 2010 en una palabra: Cabiria


“Las noches de Cabiria” es una película de 1957, dirigida por Fico Fellini y producida por Dino de Laurentiis (así es, ese mismo que murió hace poco), y trata sobre una prostituta que se hace llamar Cabiria y busca lo que muchas de nosotras buscamos: el verdadero amor. Lamentablemente, debido a su status social (el de prostituta, obviamente), el verdadero amor le es esquivo, se mantiene bien caleta en algún lugar de Roma. Lo único que Cabiria encuentra es lo que la sociedad le arroja en la cara: desengaños, mentira y mucho dolor.

La bondad de Cabiria se pone a prueba, así como su visión del mundo. Ella probablemente esté destinada a no encontrar lo que busca con tanta desesperación, pero al final de todo encuentra algo más y mucho más importante: su vida. La escena final es digna de una gran película italiana y va un poco así…

Cabiria camina por un camino, sola, llena de pena y con los ojos bañados en lágrimas. De repente un grupo de jóvenes que tocan música en guitarras y bailan al ritmo de las mismas la rodea. Todos están alegres, parecen ir o venir de una fiesta mientras ríen y se divierten. Cabiria sigue triste hasta el momento en que los jóvenes la rodean al ritmo de las guitarras y le cantan. Ella levanta la mirada. “Buona sera” le dice una chica y Cabiria asiente con la cabeza mientras finalmente sonríe con una lágrima negra que nace de su mirada llena de lágrimas. La música suena y Cabiria sonríe y entiende aquello que yo hace poco entendí. Por eso el año 2010 es en honor a Cabiria. Porque yo soy Cabiria.

* * *

Yo soy Cabiria. Tengo importantes razones para afirmarlo. Y aunque recién ayer en la noche observé la escena en cuestión, me identifiqué completamente con ella y con su protagonista, con la mujer que es juzgada por su status en la sociedad, por el papel que le ha tocado jugar sin ella tal vez quererlo si quiera (ya entienden el punto, ¿no?), y justamente por ello es que le toca sufrir. Y mucho. Desgarrarse el corazón por un ideal que tal vez no se logre alcanzar, pero por el que vale la pena luchar.

Yo sé lo que Cabiria entiende al final de la película, porque yo también he sentido justamente ello. Son dos cosas: uno, ella entiende que la vida es demasiado grande como para llorar por el amor perdido, y que siempre se puede volver a comenzar (citando al poeta peruano Manuel Scorza: “Hay cosas más grandes que llorar amores perdidos”); dos, entiende que el amor no tiene que ser buscado, pues está en todo lo que la rodea, incluso en esos momentos en que se siente desolada, el amor irradia de aquellos jóvenes alegres.

De lo que entendió Cabiria, creo que es un poco de ambos. La vida es inmensa, y es tan inmensa que a veces no podemos ver que el amor está en todas partes: debajo de las piedras, en los mares, en el cielo, entre los árboles, creciendo en la hierba, en medio de una oficina, bajo el sol, entre la gente. Hay amor y hay vida por todas partes. Es lo que más nos importa en el mundo, así que, ¿por qué no habría de estar ahí? Lo que pasa es que a veces no encontramos el tipo de amor que queremos. Eso es otra cosa. En el caso de las mujeres, queremos un hombre que nos ame, pero no solo que nos ame, sino que nos adore con pasión. Al no encontrarlo, podemos llegar a creer que el amor no existe, que es un ideal que nos metieron en la cabeza para darle sentido a nuestra existencia, pero que en realidad no es más que una gran mentira.

No es una mentira. Pero nos falta verlo. Nos falta disfrutar de la vida, y con una existencia vacía, sin nada más que el objetivo de esa búsqueda, nos quedaremos realmente sin nada. ¡Es más que eso, por todos los santos! Lo sé, justamente por lo que viví este año: probé la soledad directamente, tuve que llorar y sentir mucho daño y dolor por ello. Todo era SÑ, era el amor y el odio que sentía por él, todas mis emociones eran él, se identificaban con él. Las veces de este año que me dejó, fuera por mail, chat o en persona, fue un levantarme y volver a empezar. La primera vez no se sintió tanto; la segunda fue un poco más dolorosa y no supe hacer bien las cosas, y estuvo tan mal esa situación para mí que llegué a un punto bastante bajo, lo suficiente para hacer cada estupidez, cosas de las que ahora me arrepiento; la tercera vez fue la que más duro golpeó, y fue donde mi papel como Cabiria comenzó.

Fue enfermarme, fue llorar. Fue estar bien, pero superficialmente. Luego el infiernillo empezaba de nuevo, los malestares y un poco más y las locuras (no las buenas). Cuando tomé el valor de dejar que mis ilusiones navegaran lejos de mí, cuando tuve el valor de alejar de mí esos sentimientos a los que era tan adicta, entonces dejé de llorar, caminé por el camino solitario, y poco a poco la música y el baile regresaron a mí. Aún con lágrimas, vi lo que Cabiria ve al final: el amor a su alrededor, y su vida adelante.

Pero claro, al igual que para la protagonista de Fellini, la historia tiene un final abierto. No sabemos lo que ocurrió con Cabiria, si acaso volvió a llorar, o dejó la vida de prostituta y se metió a un convento, o en algún momento encontró lo que tanto buscaba. Yo tampoco sé como terminarán las cosas para mí, porque sé que todavía no terminan. El haber entendido todo ello es el inicio, porque ahora me toca lo más difícil: ponerlo en práctica, y estoy dando pasos de bebé, aun sin mucha consistencia, pero con muchas ganas. La amargura se desvanece de mi cuerpo poco a poco, y eso me alegra. Ya no es SÑ, o solamente yo, sino que también empiezan a ser las demás personas, los que me quieren, han estado conmigo y siempre estarán. Es reencontrarme con el mundo, es caminar hacia la vida que tengo delante de mí.

* * *

Creo que el 2010 trajo muchas cosas que realmente nunca esperé. Y también creo que no cumplí con alguno de los propósitos que tenía para este año. Pero algo sí me alegra haber cumplido: dejar de llorar. No más lágrimas. Ya no. Y aunque todavía esté un poco messed up, siento que las mejoras están próximas. Digámoslo así: estoy en una fase de remodelación continua, mejoraré y estaré (esperemos) mejor que antes. Ya no solo será llorar por el amor que nunca llegó de SÑ, sino alegrarme por haber vivido una relación tan exageradamente bella en momentos precisos. No puedo sino ahora recordar lo bueno de ello, la forma en que me cambió e influyó en mi vida. Siento que ahora me han abierto un poco más los ojos, que tengo más experiencia para no volver a pasar por los mismos dolores de antes. Que, al igual que Cabiria, puedo volver a comenzar. Tal vez me duela, pero la vida sigue ahí.

Y si sigue ahí, lo único que pasa en estos días es que otro año se va. Pero lo demás sigue. El primero de enero de dos mil once el sol saldrá y nos iluminará y nos podrirá de calor (¿acaso no me van a decir que no se sienten así a veces en estos días?), aún tendremos que trabajar, y etcétera. Nada se detiene, ¿por qué habría de hacerlo yo?

No more. Fui Cabiria, desesperada por el amor en su momento, pero ya no. Ahora quiero vivir mis emociones con calma y con una sonrisa en los labios. Quiero mi vida de vuelta. Y supongo que todo este descubrimiento se lo tendría que agradecer a SÑ, por darme tantas cosas, que ahora puedo valorar más que nunca, pues me convierten en esta persona que por primera vez luego de mucho, me está gustando.

Gracias SÑ, por todo lo que me diste. Y gracias a la vida y a la Providencia por nunca abandonarme. Porque sigo aquí, siendo lo que debo de ser. Yo soy Cabiria. Sigo caminando.

lunes, 20 de diciembre de 2010

A lo Hamlet: ¿Ser o volver?

La mañana de este lunes estaba segura de lo que quería. SÑ me había dado una especie de visto bueno para "re-iniciar" una situación que nunca estuvo muy clara del todo, y yo estaba contenta. Ojo: no me sentía ilusionada, pero si contenta.

Estaba contenta. Pero hace aproximadamente quince minutos dejé de estarlo. Y dejé de estar segura de todo lo que SÑ me había propuesto: ¿ser lo mismo que he sido durante el tiempo que he estado sola... o volver a ser lo que fui hasta hace poco?

* * *

Se supone que hoy lo vería, como siempre nos vemos a la salida de los días de oficina y podemos conversar sobre lo que nos hemos perdido uno del otro, compartir chismes, música y películas. Obvio, también las vivencias del día. Antes, cuando esa costumbre se rompía, yo me sentía mal, hasta-el-culo de mal, y es que si no era el fútbol (falta salvable), era el Pajarillo de Alegre y Molesto Chirriar lo que lo rompía, y eso siempre me jodía. No se lo dije, pero siempre me jodía. Me molestaba, me ponía triste, sin ganas de nada más, ni de andar con otras personas. Simplemente me encerraba a ponerme mal. Menos mal, con el paso del tiempo y luego que SÑ me terminara, tuve que superar todo el cargamontón que llevaba dentro, incluido el malestar de la rotura de esa costumbre, y puedo decir que lo logré superar relativamente bien. Ya estaba mejor, no me jodía tanto como antes y me iba contenta a casa. En realidad, lo que pasaba en esos casos es que la ansiedad subía por todo mi cuerpo y se apoderaba de él. Cuando logré disminuir la ansiedad generalizada que sentía por SÑ, esa cosita pequeña que sentía al momento de saber que no lo vería en aquel día, ya no me bajoneaba como a un adicto la coca.

Unfortunely, volví a sentir lo mismo. Si, justo hoy dia. Crap. Nuevamente lo mismo de antes: el Pajarillo de Alegre y Molesto Chirriar se lo lleva y no lo podré ver. De repente, todo el torrente no solo de ansiedad, sino además de cólera y frustración se postraron en mi pecho y un poco también en mi garganta. WTF?! pensé, pero no pues, nunca le digo las cosas directamente. Las mujeres a veces somos así de tontas, pensamos que los hombres pueden leer entre líneas, pero les tengo una noticia: no pueden. Si no son seres sensibles, no pueden. Y SÑ no lo es.

* * *

Fuera de si es sensible o no, lo que yo quiero saber es si en verdad esto debe ser. Si el reencuentro con ese aspecto suyo es algo a lo que debo recaer, algo con lo que puedo estar bien. Probablemente no es así, como me lo acaba de demostrar esta pequeña experiencia del mediodía. Tal vez aún me queden muchos fantasmas que espantar. O tal vez debería ser inteligente y cabeza fría por primera vez en mi vida y decidirme a decirle esto: SÑ, no quiero. Gracias, pero no gracias.

¿Podría?, ¿o es que acaso soy la misma persona de siempre y no he cambiado nada? Tal vez solo aguanté durante estos meses, con la duda de si él volvería o no. Tal vez sabía que SÑ me querría de regreso en algún momento, y por ello estaba tranquila, ya que sabía lo que pronto ocurriría. Y de cierta manera ocurrió, pues así fue: SÑ me extraña, me quiere de vuelta de alguna manera. Pero yo ya no sé si esta es la forma en la que lo quiero de vuelta, porque si vuelve lo bueno, vuelve también lo malo. Los fantasmas, la amargura, la pena... ¿y si regresa todo eso?

Me da miedo pensar en todo ello. ¿Superar tanto para volver a lo mismo? No, estoy casi segura que eso no ocurrirá. Si he cambiado, supongo que sería una buena forma de demostrarlo. Sé que tal vez estoy recayendo en algo que debía de haber superado, al criterio de ustedes, pero la verdad es que siento demasiado por SÑ como para dejar pasar esta oportunidad. Creo que no es de volver a lo que era antes, la chica que tenía miedo de todo, sino a ser algo distinto. Probar algo distinto, ese algo que a veces hubiera querido poder hacer, pero que tal vez tenga la oportunidad de ser ahora. Lo sé, ¡soy una terca! ¿Acaso luchar contra mis propias emociones me hará más feliz?

No se trata de ser o volver. Se trata de ser otra persona. Esta vez será distinto. Esta vez quiero estar bien con SÑ, sonreir. Ya nada de amarguras por culpa de Pájaros Chirriantes.

* * *

Si me preguntan: quiero volver, pero volver a su lado. Y no dejar de ser lo que he logrado estas semanas. Y ser inteligente, no dejarme vencer ni por mis emociones o las de SÑ. Y jugar, y divertirme. Ahora en la tarde puedo ir a verlo, y sonreír en vez de pelear. Ser inteligente, ser yo. Ser él y yo, hasta donde nos lleve el tiempo, el destino, y la vida. Sea corto o largo, no importa. Ser, siempre ser, y siempre sentir.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

The morning after

There’s got to be a morning after/ If we can hold on through the night/ We have a chance to find the sunshine/ Let’s keep on lookin’ for the light

Maureen McGovern - The Morning After


Es el día siguiente a un ataque hormonal muy fuerte. No es que no haya tenido sensaciones así en el pasado. Por ejemplo, ya me ocurrió la vez pasada cuando tuve mi ataque de psicosis. Lo que pasa es que ahora soy más consciente de lo que NO debes de hacer cuando te encuentras así.

Luego de renegar anoche, hoy me levanté aún con el clásico dolor de cabeza de estas épocas, renegando e indecisa sobre lo que me iba a poner hoy. Tenía opciones, pero prefería no usarlas hasta el fin semana. Hoy hace un calor del joraca, y aunque no me pude poner lo que pensaba, terminé igual de mal creo. Subí tarde a la 91 Ate-Surco que me lleva al trabajo, y ya sabía que llegaría tarde y encima vestida HO-RRI-BLE. Estaba sintiéndome mal, encima todavía molesta con SÑ, así que hice lo único que me quedaba cuando no quiero pensar: escuchar música. Reproduje la música de mi celular a través de mis audífonos y quedé mucho menor. Ya me importaba poco cómo estaba vestida y se me fue la sensación de cólera. La cabeza dejó de dolerme y me sentía bien.

Una cosa me demostró esta mañana, muy distinta a ayer en la noche. Primero, que "Let the sunshine in" es excelentísima para elevar los ánimos. Segundo, que la pena/cólera/tristeza/depresión es pasajera. Que todo eso se va rápido cuando uno lo deja, y que las mañanas que siguen a los arranques de ese tipo de emociones pueden ser muy brillantes, como lo fue la del día de hoy. Cuando lo vea recordaré eso, e intentaré pensar en lo bueno más que en lo que escribí anoche.

* * *

Los seres humanos somos más que celular. Somos más que solo odio, e incluso somos mucho más que el amor. Somos demasiado, así de simple (valga la contradicción). Cuando el sol me dio de frente y me olvidé hasta de cómo iba vestida, todo era más grande que aquellos sentimientos negativos. Es más que un sentimiento, más que una noche, más que un momento. "Hay cosas más grandes..." y si las hay. Las vi camino a la oficina. Las veo siempre. De todo tipo. Y espero pueda ser consciente de ellas la próxima vez que SÑ me de un cóleron por lo que sea que haya hecho.

Por lo pronto, la mañana siguiente luce prometedora. Si continúa así lo tomaré como una buena señal. Sino... bueno, in omnia paratus. Porque es que las hormonas no me pueden cegar de todo, todo el tiempo. No está bien si quiera arranques así, perder la racionalidad, pero es bueno que no sea permanente. Ser conscientes de nuestro organismo y aprender a controlarlo nos hará más poderosas, por no decir mejores. Y creo que me siento más consciente, además de más tranquila. Para alegría mía y de los que me rodean. Thank God.

martes, 14 de diciembre de 2010

Sobre las hormonas y el querer. Ambas joden.

Escribo este post con el hígado. Es bueno reconocer lo mal que está uno cuando escribe algunas cosas. Y reconocer también que es algo que uno se causa, pero por culpa de otras personas, de los terceros. De los "demás", esos que no sabes como o por qué, pero te hacen llorar. Más que de pena por ti misma (además de eso), te hacen llorar mientras te preguntas cómo es que pudiste ser tan idiota como para caer en lo mismo otra vez.

* * *

SÑ me habla en el MSN. Yo lo quiero. Ya tomé mi decisión, la del post anterior, y pensando que lo querré siempre y que lo extraño y todo, me dice que tiene chamba para mí, para mi "entrenamiento" dice él. En realidad, para mí es una excusa que pone para no hacer lo que no quiere y achuntármelo a mí, ya que estará a mil con las charlas de matrimonio, las conversaciones de matrimonio, y con... ah si, su pinche matrimonio. Bueno, si es cierto o no, es lo menos importante. Lo importante es que yo estaba EM-PE-LO-TA-DA con que me busque para eso o porque esté aburrido o con ganas simplemente de "yo que sé". Si, sorry SÑ, a veces parece eso, que soy lo que está ahí en tu repisa. Como la computadora que prendes para huevear, así me siento: como que hueveas conmigo. Si no sientes tanto como yo, mejor dímelo en mi cara pelada así como decimos siempre que las cosas se dicen. Y si nos vamos para el carajo, al menos nos iremos juntos.

Pero bueno, yo estaba asada (dígase también de empelotada, jodida), y quería largarme al toque. Luego de veinte minutos quería llamarlo, no dejar las cosas así tan feas porque eso nunca me ha gustado. Además, que realmente no puedo dormir cuando me peleo con él. ¡De verdad! Es espantoso rodar en la cama que chilla por la edad mientras no puedo dormir y la noche es entera y me come viva y despierta. Preferí llamarlo luego de darme cuenta que lo que me acababa de pasar era producto de un vil y traicionero ataque de hormonal. Seguro esas épocas del mes pues, donde las hormonas influyen mucho en el cambio de humor, pues al parecer no se qué huevada ocurre en la zona frontal del cerebro, y... bueno, no lo recuerdo bien ahorita. Búsquenlo sino, porque acá son las 11.19 de la noche, "Niñas mal" corre en MTV y yo escucho a La Ley de Chile porque (¿ya lo dedujeron?): NO PUEDO DORMIR.

Y no puedo dormir, porque el resultado de la llamada no fue el esperado. Me porté bonito, en verdad, quería ser dulce porque me nacía ser dulce. Quería ser graciosa y hacerlo reír, decirle que lo quería porque eso es 100% cierto el 100% del tiempo. ¿Qué respuesta recibí? Silencio. Me despedí y colgué.

Pegué un super grito, y hasta ahora me pregunto cómo es que mi viejo o mi hermano no me tocaron la puerta.

* * *

La Ley suena con "Y los demás". Una excelente canción. Y yo estoy asada. CANSADA DE LAS IDAS Y VENIDAS DE UN HOMBRE QUE PARECE NO APRECIAR O TENER EN CUENTA TODO LO QUE LO QUIERO, EXTRAÑO Y DESEO. Estoy cansada de aguantar esos momentos, de tener que ponerme mal por alguien que ni siquiera está conmigo, y lo peor: que ni siquiera está enamorado de mí. Reventada. Jodida. Asustada. Triste. ¿Por qué, por qué, por qué, por qué SÑ es que a veces me pones así? Es que el problema es que te quiero demasiado, en exceso y con desesperación y locura. Te quiero y por no perderte hice de todo. T-O-D-O. EVERYTHING. TOTTUS. A ver, ¿en qué idioma lo pongo para que dejes de ignorarlo para sentirte "cómodo"? Solo te pedí algo chiquito: tu corazón. Y eso no me lo pudiste dar. Ahora solo te pido una cosa, que espero sea más posible de hacer: no me hagas sentir más mal.

¡Ah! Y si luego de leer la frase anterior piensas "lo mejor será alejarme", déjame decirte una cosa, amado Ojos Lindos: eso es de cobardes. Y también: no, no te quiero lejos pues. Te quiero a mi lado, queriéndonos bien (aunque no pueda ser amándonos), disfrutando del "codo a codo" y sin jodernos la vida. Ya sea por mis traiciones hormonales o por mi desesperado amar, quiero que podamos estar juntos en paz. Y como dice Virginia Woolf y ahora te lo digo directamente: NO PUEDES ENCONTRAR LA PAZ EVITANDO LA VIDA.

Eso no más. Terminó mi cólera, mi higaditis como dice mi mamá. La canción de La Ley "Y los demás" termina por enésima vez y yo estoy lista para dormir. Pero por si acaso, un último resumen para que SÑ luego no diga que entendió algo que no quise decir:

1. Suelo tener estallidos hormonales, lo cual provocará muchas cóleras mías por nada. Eso y mi desesperado querer.

2. Mi desesperado querer quiso que me amaras en algun momento, pero solo me puedes querer. Ya que eso es así, solo te pido una cosa: no me hagas daño.

3. El no hacerme daño no significa alejarte, sino ayudarme a enfrentar los fantasmas que pueden rondar de vez en cuando. Virginia Woolf, amor de mi vida, Virginia Woolf.

4. Ignorar las cosas no hará que desaparezcan. Lo digo por experiencia. Siempre es bueno ir directo a la fuente en alguna duda, y luego podrás tomar una decisión clara.

Listo. Ya me entra sueño lo que es buena señal. Así que dejo esta poderosa balada. Mañana la llevo a la chamba.


LA LEY - Y LOS DEMÁS

Un año mas
Que voy llevando sobre mí
Emancipando los caminos que escogí

Y los demás se olvidaron de existir
Y los demás se intentaron destruir

Y me perdí
En la constancia de avanzar
No me senté
Ni un instante a descansar

y los demás me dejaron prescindir
de los demás
por que no hay que desistir
si los demás se olvidaran como fue el ayer
y como hay que sobrevivir

y los demás se perdieron entre si
y los demás me dejaron decidir
y los demás, a lo lejos miran hoy
donde va a empezar todo una vez mas

sábado, 11 de diciembre de 2010

¡Auxilio! Me estoy ilusionando

La mañana en la que el Perú se levantaba con la noticia de que MVLL era el Nobel de Literatura 2010, yo estaba hecha mierda debido a que SÑ me había terminado. La noche anterior había llorado casi hasta el borde de un ataque y aunque me levanté bien al día siguiente, terminé enferma, como lo he contado. Carajo. Pasé varias semanas de sentirme mal, llorar y esperar a SÑ, cuando él no tenía la menor intención si quiera de posarse en mi corazón nuevamente. Me recuperé, me levanté y cuando yo estaba mejor y MVLL esperaba la víspera de la entrega de su premio, pasó algo que no sé todavía definir como algo bueno o malo (pero intentaré hacerlo en este post).

Se cerró el ciclo: él me terminó aquella vez. Él me besó el jueves. Mejor dicho: nos besamos.

* * *

Me acompañó a la facultad primero, a recoger unos papeles. Había hecho un calor delicioso y el día terminaba lentamente, como suele hacer los primeros días de verano. Me sentía aliviada de no esperar nada, pero a la vez muy asustada. Compré un par de cafés del Starbucks, un chicken croissant (dígase: pan con pollo) y fuimos hacia la laguna de Rinconada. Si antes estaba nerviosa sabiendo que saldríamos, ahora estaba realmente asustada. No era solo la noche, o el hecho de estar con él, sino la idea de lo que podría ocurrir cuando los otros factores se juntaban. Igual trataba de controlarme, de no pensar en que estaba ahí solo para irme encima suyo. Si algo tenía que suceder, así sería, sino al menos tenía que disfrutar de mi momento a su lado.

La noche era propicia, como he dicho. Todo sucedió naturalmente, como antes, con su respectivo acercamiento, con los juegos, con las manos primero, no uno encima del otro, sino suavemente. Casi hasta dulcemente. Era bonito saber que podíamos estar juntos, aunque esta vez yo había cambiado: lo que había sucedido entre nosotros me había demostrado que podía estar a su lado sin sentir la necesidad de agarrármelo o ponerle un dedo encima. Podía estar a su lado bien, por ello tal vez no sentía ningún apuro mientras lo abrazaba o mis dedos entrelazaban los suyos. Disfrutaba de ese momento como no lo hacía un buen tiempo. Lo sentía ahí. Era como ir al ritmo de la mejor balada romántica de siempre.

Y entonces, sucedió. De repente el acercamiento ya no era solo un acercamiento. Lo sentí a milímetros de mis labios, podía ver sus crueles labios delgados tan cerquita, pero no podía hacer nada. Primero: estaba paralizada del miedo. Segundo: quería que él se terminara de acercar. Así lo había alucinado toda la tarde, supongo que para reprimir un poco el sentimiento de culpa, para que cuando esto se transtornara en un mal recuerdo (si fuera el caso), pudiera decir que al menos él me había besado. Pero eso no es lo importante. Lo importante estaba ahí, aquella noche, aquella segunda víspera del nobel de MVLL. Era algo raro, ¿se cerraba algún ciclo acaso?, ¿es que todo sucedió como debía de ser? Yo no creo en las coincidencias, y con eso les digo todo.

Lo besé por un buen rato, lo sentí en mí (no literalmente). ¡SÑ estaba ahí! Y haciendo lo que yo aluciné durante semanas, haciendo lo que yo esperé y que al final había olvidado pensando en que nunca ocurriría. Lo besé con todo mi desesperado deseo. Y sentí el suyo también, aunque no fuera tan desesperado. Luego de ello, hizo algo tan dulce como la sensación lenta de acercamiento: me abrazó. No sé si de culpa, o porque me sentía cerca, pero fue un gesto de lo más lindo. Aunque yo ya no podía estar ahí. Salimos a caminar.

Me tuvo del brazo, me abrazaba y me besaba, como antes. Eso me dio más miedo todavía, pues me daba cuenta de que así como podía todo volver con lo bueno, también estaba abriendo las puertas para que sucediera lo malo, lo que me hizo sentir tan mal conmigo mismo. "Lo dulce no es tan dulce sin lo amargo" dice esa película Vanilla Sky que tanto nos gusta. Yo tenía miedo a pesar de lo mucho que disfrutaba el momento, de sus besos y de sus abrazos. ¿Iba a suceder todo otra vez acaso? Mis pesadillas regresaban junto con mis sueños y mis ilusiones.

Y es que eso es lo peligroso en mí: que me ilusiono demasiado rápido. Que amé a SÑ demasiado rápido, con toda la energía positiva y con todo lo que pude dar. Entregué todo y quedé casi sin nada, por mis decisiones, mi errores. ¿Errores? Si, SÑ utilizó esa palabra aquella noche, aunque no refiriéndose a lo que acabábamos de hacer, sino a lo que habíamos hecho antes. Ese error casi me costó muy caro. Por eso, cuando descubrí que mis ilusiones tenían que terminar, y cuando lo hicieron realmente, empecé a sentirme mejor. Ya no esperaba que SÑ me entregara el universo, sino que simplemente fuera él. Pero aquella noche, tenía miedo. Simplemente tenía miedo de volver a sentir demasiado otra vez.

Por eso tal vez es que dije de que a pesar de que lo quería mucho, no volvería con él o al estado en que me encontraba antes. I could just kill myself. ¿Cómo se me ocurrió decir eso? ¡Estoy loca! Si él me dijera para volver con él claro que lo haría. Regresaría tan solo para tenerlo en mis brazos, en mis labios, por el simple hecho de que lo amo. Pero claro, esta vez más consciente de lo que hago, de lo que soy y de lo que es él, de que no cambiará, que me querrá mucho y todo lo que siempre me dice (y que siempre lo he tomado como real), pero que no puede hacer lo que yo quisiera que haga y que nunca le he dicho: estar conmigo. Realmente estar conmigo. Pero... ¿y si volviera, aunque fuera así? Si, lo haría. Aunque aquella noche dije que no, en realidad quería decir que si. Pero tenía miedo, de mí misma, de mis emociones, de mi sentir, del páramo. Era yo mi gran temor, más que SÑ en ese momento.

Su "te quiero" fue lo que terminó la noche. Que en realidad fue buena. No fallas, no peleas. Solo mi nuevo yo: calmada. Menos mal. Regresé tranquila a casa, estuve bien con mi familia. No me di tiempo esa noche para pensar en lo ocurrido hasta que estuve en mi cama a punto de dormir. Pensé a alucinar al día siguiente, mientras escuchaba en la radio como MVLL recibía su Nobel. En esos momentos todo se me vino encima, incluyendo la ilusión. ¿SÑ me querría de vuelta tanto como yo a él?

* * *

Estoy más tranquila y ya he ordenado mis ideas. Creo que si me pide para volver o reiniciar lo que teníamos, aceptaré. Pondré un par de condiciones, y seguro él también las pondrá, acerca de como habrá de hacer las cosas. O tal vez suceda lo peor y emerja su lado más imbécil y niegue rotundamente todo lo que ha pasado, tal vez decida ignorar cada frase que yo diga al respecto, niegue lo que siente y lo reprima por completo. Eso es lo que si me jodería de verdad: el típico caso del sujeto que trata de evitar sus problemas de comunicación con el silencio. Hombres, seriously, ¿de verdad alguna vez han solucionado así las cosas? ¡JAMÁS! Let's face it. Lo único que consiguen es crear incertidumbre, y de ahí deriva el caos. Y de ahí, la locura por parte de nosotras que tanto los jode. Por eso andan tan jodidos pues.

Ahora, quitando las hormonalidades de lado, creo que también puede suceder otra cosa (una con mayor índice de probabilidad a que ocurra): que en algún otro momento de cercanía, SÑ me diga de frente y en mi cara pelada que no podemos hacer nada más y que ese momento en la Laguna fue solo un lapsus brutus, que no debió ocurrir y que no ocurrirá más. Tengo que pensar bien lo que haré o diré en ese momento, pero al menos ya estoy preparada en caso esto suceda y eso me tiene más tranquila. Si SÑ decide ser solo mi amigo, yo ya sé que soy feliz al menos siendo su amiga. Claro, si deja de ser tan "Hot n' Cold", lo cual implicaría que cuando se sienta más cerca a mí, luego no actúe como si hubiera hecho algo malo o si quisiera huir de sus emociones.

* * *

Uf, uf, uf. No quiero escribir con el hígado. Tampoco solo con la cabeza. Quisiera que todo lo lindo que sentí aquella noche y que se ha quedado en mi corazón grabado como un bonito recuerdo, no deje de ser justamente eso: un lindo recuerdo. SÑ me da alegrías, aunque también penas, pero lo que yo quiero guardar en mi alma son las cosas lindas. Las miradas y los besos suaves, las manos que sostienen las mías, su palabras sinceras aunque sea en voz baja.

Estoy convencida de que lo que ocurrió esa noche fue porque ambos queríamos, nos sentíamos cerca y fue nuestra manera de expresarlo. Ya lo que suceda después, es algo para lo que me voy preparando. Puede ser lo mejor del mundo o también lo peor. Ya no lo tomaré como una víctima, sino con calma. Al final, nadie se muere de amor, ¿no? Y yo quiero vivir mucho. Vivir para recordar, para hacer honor a todo, a mis padres, mis amigos, mi familia, y SÑ. Creo que se lo merecen. Y que ilusionarme ya no sea un peligro, sino que sea bonito. Claro, que no de ilusiones vive el hombre, pero tampoco todo puede ser real y gris como nos lo pintan algunos incrédulos. Las ilusiones son hermosas, porque se pueden convertir en sueños bellos que podemos hacer realidad. Lo que me parece es lo peligroso, es cuando nos ilusionamos con cosas que no son o no pueden ser, y cuando no se cumplen llega la frustración y todo lo malo que ya conocemos.

Por ello, dejaré morir ilusiones vanas y seré fiel a mis emociones, las que provienen de un lindo recuerdo. Si traiciono ese recuerdo, traiciono a mis propias emociones, y no quiero eso. Eso no implica ilusionarme de nuevo, porque eso me llevaría a sufrir. Y ahora tengo la respuesta para lo que sucedió aquella noche: no fue malo, fue bueno y fue lindo. Un reencuentro del "codo a codo" que yo hace tiempo no sentía y que extrañaba mucho, realmente. SÑ se reencontró conmigo de la manera más linda, y le agradezco por ello. ¡Pero eso si! No quiero permitirme una falsa ilusión por algo que todavía no ocurrió en base a eso. En la situación, SÑ es quien tiene la última palabra. Pero al menos yo tengo el más dulce de los recuerdos: sus labios cruelmente delgados.

viernes, 10 de diciembre de 2010

MVLL: una relación de amor y odio

Mi mamá me cuenta que por el lejano 1990, cuando en Italia se llevaron a cabo ese Mundial tan recordado por el tobillo hecho leña de Maradona, de Goicochea dejando de ser el mejor arquero de penales, y el pelo largo de Juergen Klinsmann... acá en Perú teníamos nuevo presidente. Alberto Fujimori se estrenaba como nuevo presidente democráticamente elegido, luego del caos dejado por Alan García, ese jovencísimo presidente que en vez de hacer un bien, dejó todo hecho una mierda. Fujimori entró, pero luego de una recordada contienda electoral con el reconocido escritor peruano Mario Vargas Llosa.

MVLL (como le dicen todos, y le seguirán diciendo) era todo un intelectual. Su cultura siempre ha sido gran parte de su esencia y la gente lo admiraba por ello. Mucho. Incluyendo a mis papás, que por entonces, ex-PPCistas, le daban su voto a MVLL. Y se lo dieron de hecho, pues votaron por él en las elecciones generales de aquel año. Fujimori salió de la nada, del Lago Titicaca del populórum, con el bastón otorgado por el pueblo para al final hacer historia. ¡Pero qué historia!

Creo que si yo hubiera tenido edad electoral en aquel entonces, también hubiera votado por MVLL. El sujeto se lucía con sus ideas liberales. Eso encantaba a los círculos más elevados de la política. Recuerdo haber visto el debate que hubo entre los entonces candidatos a la segunda vuelta electoral. Todo el mundo concuerda: MVLL le sacó la mierda a Fujimori, lo dejó mal, y me imagino que fue así con toda la labia que sabemos tiene, con esa cultura con la que naces, y que no obtienes ni aunque seas presidente.

Lamentablemente, MVLL no tuvo esa oportunidad, de ser presidente digo. Fujimori le ganó. Injustamente, ahora que lo veo.

* * *

Mi mamá odia a MVLL. Ve el reportaje que habla de su merecidísimo Nobel y tuerce la boca en señal de desaprobación. Yo la miró y me sonrío, y es que conozco los motivos que tiene mi mamá para no gustarle MVLL.

Cuando Fujimori ganó, MVLL se fue a España. Dicen que renegó de su nacionalidad, que hizo un berrinche de niño malcriado por no ganar las elecciones, y dejó de hacerse arequipeño hasta que se le pasara la cólera. No sé cuánto de verdad haya en eso, pero los hechos son ciertos en lo que me cuenta mi madre. MVLL se largó. No se quedó, se fue. Mi padre y ella vieron en esta acción un acto de la más alta traición con los que quisieron que él fuera presidente, que marcaron por su partido, que esperaban de él algo más. Fueron vilmente traicionados, y no tienen intención alguna de perdonar.

Yo era muy niña entonces, lo suficiente para no entender nada, ni enterarme. Mucho tiempo después, en realidad... 10 años después, yo leí el primer y el único libro que he leido hasta ahora de MVLL: "La ciudad y los perros". Me encantó... y me dio mis primeros deseos de fumarme un buen pucho. Pero me gustaba su literatura, su narrativa. Quería más. Tiempo después estaba en una librería con mi papá cuando vi un ejemplar de estreno de "La fiesta del chivo". Le pedí a mi papá que me lo comprara. Con una sonrisota en la boca como para conquistarlo.

Nunca olvidaré su respuesta: "No. En mi casa no se va a leer a Mario Vargas Llosa". Silencio. Enough said.

Los demás libros que hubieron en la casa fue obra y gracia de mi hermano Yumy, quien los traía comprando las promociones que salían con los diarios. No he tocado otro de MVLL, aunque ya tengo varios en la colección. No sé mucho por qué, pero creo que dejó de ser el endiosado escritor que todo el mundo lo hace ahora, debido a que encontré mucho más gusto y alma en las obras de José María Arguedas. Su mundo del campo y del indio me hizo sentirme más identificada con mi tierra que las andanzas sexuales y borracheras de un grupo de chibolos aburridos de sus superficiales vidas en el Leoncio Prado. Así lo veía entonces.

* * *

En la última Feria del Libro Ricardo Palma que se reunió en Lima me compré ese libro que mi padre me prohibió hace mucho: La Fiesta del Chivo. Es un tomo grueso que está esperándome desde mi tocador mientras yo termino de leer "El otoño del patriarca" de su ex-BFF Gabo. No imagino como habrá sido dejarle el ojo morado entonces. Me hace recordar a un pequeño encuentro que tuve con Farla hace varias semanas. Ella se escudó con "Cien años de soledad" mientras yo sostenía "La ciudad y los perros". Recuerdo que la miré y le dije: Farla, mira los libros que tenemos, ¿no imaginas como terminará este encuentro?.

Tampoco puedo imaginar lo que estará sintiendo el otrora "Varguitas" con esa Medalla con la figura de Alfred Nobel en la mano. Es obvio de emoción, pero, ¿que figuras, momentos, tiempos, emociones, pasarán por su cabeza en estos momentos?, ¿pensará en el puñetazo a Gabo?, ¿en la Tía Julia?, ¿en las dos películas de Lombardi basadas en sus libros? (LO QUE ME LLEVA A HACER UN FE DE ERRATAS: dos años después de devorar mi primer libro de MVLL- que me llevó a alucinar ser como él también-, leí "Pantaleón y las Visitadoras", durante un viaje memorable a Cuzco). Lo que MVLL piense, debe resumir toda su vida, toda su emoción. Todo lo que es, ha sido, y creo seguirá siendo.

Yo celebro. Disfruto de este buen momento que ha vivido el Perú a nivel cultural. Un peruano nobel, de literatura ¡qué mas! Tenemos una grandiosa costumbre literaria y lírica. El premio de hoy es una confirmación de ello. Grande Varguitas.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Madre Monstruo, he ahí a tu hija

Escuché "Just Dance" muchas veces antes de entender su verdadero significado. Y me prendí con "Telephone" al toque, aunque no sonaba mucho en la radio. Ya poco a poco me fui metiendo en el mundo de la nueva diva pop que ha producido la industria estos últimos años. Si no sabes de quien estoy hablando, sal de debajo de tu piedra y pon en Google solo dos palabras: Lady Gaga.

Lady Gaga salió con fuerza el año pasado. Yo no entendía un joraca de quién era esta mujer, qué hacía vestida de esa manera o qué era lo que cantaba. Lo único que tenía claro era que "Gaga" era una clara alusión a la canción del legendario grupo británico Queen: Radio Gaga. A SÑ le gusta, a Jumy también, y obvio que a mi también. Aunque no sea una de mis favoritas.

Pero eso no pasó con Lady Gaga. Y la historia acá se transforma un tanto extraña (no tanto como esta artista), y es que solo me bastaron una, dos y tres veces para estar enviciada con sus canciones. Cada vez que me ponía a escucharla, sentía algo así como una morbosa atracción por sus canciones, por escucharlas en la radio, por ver los videos. Era realmente como si hubieran mensajes subliminales para seguir a Lady Gaga así ella cayera a un precipio. Y tu caminarías hacia el precipio... oh si.

Al final, me curé de esa adicción, y es que cuando escuché "Alejandro", ya no me sentía como si estuviera tomando heroína y mi cuerpo pidiera más. Pero ya era bastante tarde, a pesar de que esas sensaciones ya no existieran, yo ya era hincha de la Gaga, de la chica de NYC que era media gordita y nerd en el colegio. Tal-como-lo-había-sido-yo. Bueno, aunque no hay mucho que decir de ello, ya que somos contemporáneas y estuvimos en el cole al mismo tiempo, solo que en espacios distintos. Ella era distinta, era la "rara" y la gente se burlaba de ella. Yo siempre fui rara, y aunque nunca me lo dijeron directamente, también sé que me diferencia me hacía blanco perfecto de mucha mal intencionada que nunca faltan en los colegios. Eso ya no importa. Yo soy mejor que entonces, y ella es una cantante famosa que puede sacarle en cara a todos sus ex compañeritos toda la plata que tiene ahora, todo el éxito y talento que tiene. Si en algún momento se lo dijeron, ahora no creo que se atrevan a repetírselo.

* * *

Ahora, ¿por qué amar a Lady Gaga? Porque ambas somos "freaks", estamos mal de la azotea y a veces tenemos decisiones malas que con el tiempo pueden volverse fatales. Claro, errar human est, pero es algo más. Claro, es el síndrome de la identificación con el famoso, pero además de eso yo admiro mucho que sea tan mandada la muchacha. Que le llegue al pincho lo que dijeron, dicen y dirán de ella y salga a la calle siendo ella misma (aunque a veces dudo que pueda ser muy "ella misma" con el estilo Alexander McQueen). ¡Yo quisiera poder ser asi de irreverente! No tenerle miedo a nada y mandarle el dedo medio al universo sin importarme nada. I wish.

Y si la gente creía que Britney Spears era lo máximo... es que entonces Lady Gaga era una adolescente igual que yo. Para mí esta cantante ya hizo historia, ya revolucionó al igual que Madonna lo hizo en sus tiempos, cuando era desinhibida y dejaba a todo el mundo con la boca abierta ante las situaciones y sus actuaciones. Pero sin comparaciones, esta mujer para mí es lo máximo en el Pop. Es alguien que haría sentir orgulloso a Andy Warhol, que podría ser musa de todo artista contemporáneo, aunque también provoque odios. ¿Pero acaso no se trata de eso? De provocar. Y Stephanie Joanne Angelina Germanotta quiere provocar.

Si me preguntan, es lo que más me gusta del pop de lo que va el siglo XXI. Me encanta saber que luego de tanta cosa pre-fabricada, de artistas que parecen salir en serie, cada uno con su código de barras, de años sin sorpresas y sin muchas novedades más que caras bonitas, haya alguien que cambie la escena de esta manera. Y probablemente siga haciéndolo. Tal vez la "Mother Monster" siga todavía mucho más tiempo por acá. Y que así sea, porque nosotros, los "Little Monsters", sus hijos, estaremos siempre esperando.


PS. Mi video favorito de Lady Gaga. Y canción tambien.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

La historia de Elías

Un sujeto medio lunar.

Cuando tenía 16 años, era cualquier cosa menos la típica chica de 16 años. Ese año recuerdo que fue el mejor de mi vida escolar (ya que la promoción siempre es genial), y yo era bastante feliz. Claro, la forma como te joden algunas "amigas" siempre te bajonea un poco, y cuando no te entienden es peor. Pero bueno, yo igual era feliz, y jovencita y distinta a las demás. Tenía entonces el pelo largo en un solo corte, andaba con miles de pulseras en los brazos y estaba media loca (eufemismo de por medio). Lo mejor es que estaba más flaquita y algunas cosas me quedaban mejor. Claro, algunas porque la verdad es que mi estilo no era el mejor. Como digo: era cualquier cosa menos la típica chica de 16 años.

Entonces yo era la última chica que la gente de mi promoción esperaba que se metiera con el chico que siempre era la comidilla de los chismes entre clases. Cuando veía como las chicas ponían el nombre de cualquiera de nosotras con el del sujeto en cuestión entrelazados en un corazón, desde tercero de secundaria, me reía. Nunca pensé que alguna de esas chicas sería yo. Y no como chisme, sino en serio.

* * *

Ahora tengo que remitirme a hace mucho tiempo. Yo era una chiquilla entonces, no sabía un joraca de las cosas, de la vida y toda esa cala. Una tarde luego del colegio tuve que acompañar a una amiga a hacer unos trámites y luego fuimos a visitar a otra amiga. Dígase: la hermana del chico en cuestión, que no nos quería ahí sabiendo que estábamos solo por el hermano. ¡Incautas! Solo nos quedamos en la puerta, pero fue suficiente para lo que yo pude ver: un chico en la ventana del segundo piso de la casa con una toalla amarrada en la cintura, desnudo-de-la-cintura-para-arriba. Me quedé medio boquiabierta, pero reaccioné lo suficiente para salir de ahí al toque y regresar a casa. La vida continuó normal, al menos un par de meses.

Un tiempo después me reencontré con él otra vez. Ya nos conocíamos mejor, habíamos conversado y él hasta había ido a mi fiesta de quince y bailamos una de Limp Bizkit entonces a las cuatro de la mañana aproximadamente. Me lo encontré una vez a la salida del cole. Ese día me acompañó a casa y conversamos mucho. Desde aquella vez, él venía de vez en cuando a mi casa, por lo menos una vez a la semana, y hablábamos de todo. Él escuchaba y yo lo escuchaba a él. Descubría el mundo del cromosoma XY.

El problema es el siguiente: yo no tuve contacto masculino hasta los 15 años. Estudié toda mi vida en un colegio de monjas para chicas y, naturalmente, no hablaba con chicos. Era muy tímida y siempre he sido difícil de hacer amigos. Los únicos chicos con los que hablaba eran los amigos de mis hermanos mayores, quienes a veces ni me soportaban, pero que me enseñaron algunos temas a los cuales rehuían los chicos de mi edad. De hecho nunca fui la más popular, todos corrían, yo era a veces demasiado para ellos. Y lo digo objetivamente.

Pero con él era distinto. Y yo me sentía distinta. Me gustaba. Un chico me daba bola, y encima era el objeto de deseo de mi salón. Me encantaba eso, mi ego tenía tamaño exponencial en aquel entonces. Cuando Elías estaba conmigo, conversando en casa, era... especial. Y realmente lo fue: Elías se convirtió en mi primer enamorado de toda la vida.

Y siempre fue Elías. Él me contó que Elías era un sobrenombre que se había puesto cuando estaba con otra chica. Me contaba muchas cosas entonces, y muchas bastante alocadas. Tenía él dieciocho años y hacía cosas que para mí eran bastante extremas. Yo era cerrada, tímida, desconfiaba mucho en mí misma. Elías era de repente la persona que yo podía admirar, y hasta enamorarme.

* * *

Todo esto parte del día miércoles, cuando caminaba por el Fuhrer camino a encontrarnos con SÑ para almorzar. Mientras él me contaba de su Damisela en Peligro (eufemismo para: puta activísima), yo observé a un chico con lentes oscuros y con capucha gris. Esos labios gruesos y rosados son conocidísimos para mí. Su barba espesa también. Me hizo un gesto de saludo con la mano a la vez que yo lo saludaba con la mano izquierda y una sonrisa. Todos los buenos recuerdos de repente florecieron, incluyendo el de aquel primer beso.

La primera vez fue en la sala de mi casa. Elías me dio un piquito suave que yo recibí como quien recibe la cosa más maravillosa sobre la faz de la tierra. Quería correr y gritar al mundo "ME HAN BESADOOOOOOOOOOOOOO", pero tenía que ser un poco más caleta. Dígase: contarle a la gente en mi colegio, nada más. Aquella primera vez mi variante de estado civil de soltera a enamorada duró... una semana. Una tarde Elías vino a mi casa a hacerme gestos ridículos y darme a entender que ya no estábamos. Claro, yo no morí de amor aquella vez, simplemente de sorpresa y extrañeza mientras pensaba "¿y a este qué le pasó?". Y luego hacerme las preguntas que son típicas de la inseguridad cuando alguien termina contigo, pero no durante mucho tiempo.

A los días, Elías volvió. Y volvimos con otro beso. Yo quería estar bien con él, y así fue. Venía a casa, conversábamos, a veces le daba el encuentro por la calle y la pasábamos bien. Reencontrados nos llevábamos mejor, y podría decir que en ese tiempo mi "codo a codo" era con él, porque éramos parecidos de alguna forma. Pero yo siempre fui distinta para el mundo, y Elías era distinto, pero a veces también me parecía bastante ridículo. Yo lo quería, creía estar enamorada de él, y me gustaba mucho, pero... ¡hombres idiotas! (¿acaso los hay de otro modo?).

Al mes del primer beso, Elías me volvía a terminar. Aquella tarde yo lo vi raro, y sin que hiciera el silbido que siempre hacía cuando estaba molesto (y que era jodido, realmente), y cuando le pregunté el por qué, me dijo que sabía que yo me había negado a verlo una tarde y que no le gustaba la mentira. Era cierto: una tarde tenía un asunto urgente del colegio y tenía que estar con unas amigas terminando el proyecto de entonces, y Elías vino, así que le dije a mi tía que por favor le dijera que yo no estaba y que ya al día siguiente lo vería. Realmente, ahora que lo pienso, me parece una cojudez. Y yo realmente me porté a la altura de las circunstancias: le rogué, le pedí que no me dejara, que lo quería y todo. Pero no, el herido e indignado enamorado se fue por la puerta. Yo corrí a la radio de mi hermano a poner un CD de Líbido y escuchar "No voy a verte más" infinidad de veces. Era mi primer corazón roto.


Y no puedo decir que no me duró. Estaba molesta con él, porque me olía que había otra intención por la que él actuó así, pero nunca dije nada. A las semanas, volvió para decirme que se iba a ir a Huancayo. Yo le regalé un anillado con varios cuentos que yo había escrito. Lo abracé. Se fue.

Tiempo después vino un amigo suyo cuyo nombre no recuerdo (no es relevante), pero pongámosle Miguel. Aquella mañana Miguel tocó mi puerta y mi tía fue a levantarme. Ya eran las vacaciones de fin de año. Miguel me preguntó por Elías, si sabía algo de él o si me había comunicado con él. Yo obvio, no sabía nada. Miguel me "reveló" la verdad: Elías no se había ido a Huancayo, sino a Chiclayo, y se había ido con su ex, una mocosa que repitió tercero de secundaria como tres veces y que estaba rayada de la cabeza, realmente R-A-Y-A-D-A, tanto así que se habían escapado juntos. El detalle: la ex rayada era menor de edad y Elías ya tenía su DNI desde ese año. Por esos tiempos no había Acuerdo Plenario que nos hiciera entender que eso no era violación, por ello es que todo el mundo los buscaba. Miguel en realidad parecía alguien que quería vengarse de Elías con todo lo que me contó. Solo me hizo volar más: el muy puto me dejó para irse con su ex. Así quede, escuchando "Mala Gente" esa mañana cuando Miguel se fue. (Me he dado cuenta que cada canción que he escuchado antes, tiene un recuerdo bueno o malo, en fin)

En esos momentos podría haber pensado que la historia con Elías había llegado a su fin, pero la verdad es que solo quedó en Stand By. Ese verano yo entré a la facultad de Medicina (merece post aparte) y me olvidé un poco de él con toda la gente nueva que conocí, y menos mal pude darme un respiro de mis dramas... solo para conocer otros. En medio de tanto lío, un día de repente Elías regresó. Solo unos momentos, un día que nos vimos, nos besamos y todo. Mi drama en Medicina continuó ese año hasta que postulé a Derecho. De Elías... naranja huando.

* * *

Mi vida en la facultad de Derecho ese primer año había sido refrescante. Conocí gente genial, me iba bien y entendía todo, le agarraba cariño, gusto, y mi autoestima volvió a subir. Además, que ese año estrené DNI. Finalizando mi año académico, Elías regresó. Esta vez para verme y pedirme formalmente (y como niño bueno) que fuera su enamorada. Yo acepté, pues creía que estaba preparada para una relación de verdad, ya había pasado por varias cosas y creía que Elías también. Me aventuré a ello, pero en realidad no debí de haberlo hecho, y la razón es una sola: no estaba segura. No es como ahora, que yo sabía que quería estar con SÑ porque lo amaba con toda el alma y moría por su corazón. Lo que me hizo darme cuenta de que lo mío con Elías no debía de ser fue por algo que me sucedió en la combi.

Aquella vez regresaba de la casa de una amiga en Surco luego de haber hecho un trabajo para el curso de Contabilidad. Tomé la "S" para La Molina y hacer escala a Santa Anita. En la combi, que no estaba tan llena como de costumbre, había un chico sentado. Era el prototipo de guapo, y yo en esos días estaría con tan buena autoestima que comencé a mirarlo sin reparos, fijándome en él mientras también me fijaba en el viaje. Lo que no esperaba es que el chico también me comenzara a mirar. Fue un silencioso juego de miradas en el que estuvimos, hasta que él se bajó en su paradero, sin mirar atrás. Entonces, lo supe: ¿por qué estaba con Elías? Podía tener chicos como el Prototipo, pero estaba con Elías, que era medio vago a pesar de su filosofía, que estaba realmente rayado del cerebro y con quien no podía usar tacos pues con las justas llegaba a mi tamaño. Duré un mes con él aquella vez.

* * *

Casi dos años después, en junio del XXXX, Elías había regresado con fuerza y al parecer quería estar conmigo. Yo, media inconsistente como siempre, quería volver a aceptarlo, pero hubo un detalle con el que no contaba: una amiga del colegio también quería con él. La misma con la que estaba la tarde en que lo vi por primera vez. Ella, MI, estaba decidida a estar con él, sin importar el papel que podría desempeñar en la historia. Y así lo hizo. Para nosotros, las peleas ahora son vía web (era digital, so they say). Aquella vez Elías me dijo vía MSN que estaría con MI, mientras ella me decía "¡serás mi madrina de bodas!", en clara alusión a su victoria.

Creo que si ahora me volviera a encontrar con ella nos reiríamos de lo idiotas que fuimos. ¿Pelearnos por Elías? Dios, se nota que éramos media mocosas. Pero en ese tiempo yo no pensaba así y solo quería vengarme, sacarme el clavo. Por cierto, y me olvidé de mencionarlo, Elías había regresado con fuerza pues había tenido un accidente provocada por su propia imprudencia, y es que cruzar la Vía Evitamiento sin utilizar el puente que estaba a su lado no fue lo más brillante que haya hecho. Un carro lo atropelló y le quebró las piernas, por lo que estuvo en cama por medio año aproximadamente. En esas circunstancias yo lo fui a visitar varias veces, y una de ellas cuando ya estaba de "enamorado" con MI. Y yo gané esa mañana de miércoles, cuando, bueno... cuando lo besé y estuve con él un rato. Nos besamos bastante, y con algunas pruebas de lo ocurrido, me fui orgullosa a la facultad. Le había ganado a la que creía era una perra vengativa que solo quería quitarme algo que era mío. En realidad, nunca lo fue, y yo nunca volví a estar con Elías luego de eso. Fue solo un "remember" como le dicen, fue algo, que no volvió a ser.

Tuve luego de ese encuentro, otro breve encuentro que no mencionaré con detalles, pero que mis amigos llaman "fatality". No comments, jajajajaja...

* * *

Encontrarme con Elías de vez en cuando siempre me toma por sorpresa. Una vez en la salida del edificio me lo encontré y conversamos un montón. Caminamos por el centro y le pedí consejos para ciertos asuntos emocionales. No, no le conté de SÑ, pero si le dije que había una situación que se me escapaba de las manos. Sus consejos siempre me han ayudado en su momento, y aunque sentí mucho dolor cuando me dejó, y aunque sentí que nunca dejaría de quererlo, cuando lo vi sentado frente a mí esa tarde en una banca de la Plaza Mayor, mi corazón ya no tenía memoria de lo vivido con él. Todo estaba en mi cabeza, no en mis emociones.

Este año cuando estaba en elecciones en mi universidad, lo vi sentado en el grass con uno de los cartelones de uno de los partidos políticos de la facultad. Comencé a gritar como una histérica y casi y salí corriendo de ahí, pero es que no recordaba que su padre es abogado y que él tenía ganas de estudiar Derecho. Sigue ahí, seguro, pero yo no lo veo mucho, y en realidad a veces sin muchas ganas. Me di cuenta que lo que sentí por él fue bastante pasajero, que en realidad fue un gusto enorme, claro, como sucede con los chicos en los que uno se fija cuando es joven, pero... nada más. Le tengo cariño, claro, pero no amor. Nunca lo amé. Disfrutaba a su lado, pero siempre sentía un hincón de inseguridad, inestabilidad e incomodidad cuando estaba con él. El "codo a codo" era temporal.

Si me preguntan... Elías fue el primero, como enamorado. El primero al que besé y que me dijo "te quiero" alguna vez. Es lindo escucharlo cuando eres joven. Pero en realidad... no lo amé. Me ilusioné, pero no fue amor. Tampoco amé a ninguno de los que vino después, ni siquiera a MÑ. Todos fueron simples gustos. Explorando mis emociones puedo afirmar realmente que al único al que realmente he amado ha sido a SÑ. He amado cada parte suya, y todo eso que sentía con Elías, las tres "i", nunca lo sentí con él. Bueno... puedo contar las veces con una sola mano, pero nada más. SÑ fue distinto... fue, en verdad el primero en todo para mí.

Aunque de Elías no me arrepiento. Tuvo sus buenos momentos y me enseñó muchas cosas. Cosas que espero poder transmitir algún día a otra persona. El conocimiento femenino se pasa, ¿no?

sábado, 27 de noviembre de 2010

Malestar, here I go again

I'm really done with some things. Just that.

Ayer ya me sentía mejor y creía que era el momento justo para volver a ver a SÑ luego de dos días de haber sentido su ausencia. Bueno "sentido" ya que en realidad estuve más preocupada en mi salud que otra cosa. Creo que hasta me sorprendí un poco al darme cuenta lo muy interesada que estaba en mí y lo poco que empezaba a pensar en él. Y que todos esos pocos pensamientos fueran enteramente buenos y hermosos recuerdos.

Ayer me iba a sacar a pasear. No me puedo quejar: siempre la paso genial con él. Hacemos chistes malos, probablemente nuestras voces sean capaces de dejar sordos a los transeúntes cuando cantamos (resulta que a ambos nos encanta "Let the sunshine in", y eso me encanta), y comentamos lo que siempre tenemos en común. El "codo a codo" se hace más claro cuando hablamos de temas que entendemos y en la que a veces nos damos la razón mutuamente.

Creo que puedo decirlo ya: estoy más contenta con él que antes. Me libero poco a poco de mi amargura sin la necesidad de alejarme de él por temporadas largas como había planeado unos posts antes. Ya no necesito llorar luego de cada salida, o llorar en las noches. Ya me siento un poco más libre de mí misma. Puedo decir que el páramo poco a poco llega a su fin, y eso me alivia tremendamente.

Sadly, luego del encuentro, un poco de mi malestar regresó. No, no el emocional, no el drama (aunque no se dio a entender así) sino mi malestar físico. Empecé a sentir sensibilidad en el cuerpo, las manos los pies y el cuello se me calentaron y me sentía afiebrada. Por supuesto, la cabeza también me dolía, pero creo que pude controlarlo. Pasamos por una farmacia y compré una pastilla para el malestar que me tomé al instante, aunque sus efectos no fueran instantáneos. Aún tenía ese malestar cuando estaba lista en la avenida para tomar el micro que me dejara en casa. SÑ se fue, y no quise retenerlo. De verdad, no quería, ¿para qué? Yo estaba segura que me sentiría bien. Aunque parada en el paradero no me sentía así para nada. A veces la sensibilidad física también me da cierta sensibilidad emocional. De un momento a otro, en la noche, empecé a sentir ganas de llorar, quería sollozar. Pero me calmaba, me decía a mí misma que esta no era la nueva yo. Que no había necesidad de nada de eso y que iba a estar bien, aunque físicamente no sintiera así.

El carro llegó y tuve que estar parada gran parte de ese viaje. Me seguía sintiendo mal y de repente la pastilla comenzó a hacer efecto. Empecé a sudar un montón, a sudar mi malestar, y encima con la chompa negra que tenía puesta y el calor del motor y las luces del vehículo, era peor. Sentí que olía, ¡era espantoso! Y hasta un poco divertido. La gente me miraba. Yo no miraba a nadie, solo esperaba que el vehículo avanzara lo más rápido posible. Mi sensibilidad no paraba. Y me distraía con cualquier otra cosa, esperando el efecto de la pastilla. Entonces, en mi distracción, sentí un aroma que pudo haber sido el caos para mí en otros momentos.

Diablos. Inevitablemente real.

El... tipo... a... mi... lado... huele... deliciosamente... igual... que... SÑ. Merde. Y... muy... fuerte. Recontra merde.

Creo que de un solo respiro me acabé su aroma. Era igual de bueno. Me sentí mal. Es como si lo bueno y lo malo hubiera estado ahí mismito, frente a mí. Sentí que si volteaba lo vería mirándome con seriedad, con la luz de sus ojos apagada y con su sonrisa que me hace feliz. Demonios. ¿Saben qué? En ese momento solo quería llegar a casa y sentirme bien. Me olvidé del perfume, pero al llegar más al fondo del micro, vi a una pareja abrazándose y besándome con pasión y ternura. Ah, no, no podía.

Durante buena parte del trayecto aún me sentía mal, pero no dejé que eso me desesperara. No pues. Yo ya no era así. Estoy en fase de cambios, de nuevos descubrimientos, de amargura off, nueva vida on. Y SÑ no podía solo ser el total de mis pensamientos, aunque así fueran mis posts en este blog medio caleta. YO QUIERO MI VIDA. Ya estaba cansada realmente de las frustraciones y la cólera. Conforme el malestar me fue pasando mientras el carro seguía su curso por la Javier Prado, yo también me iba sintiendo mejor por dentro. El sudor se llevaba mi dolor emocional y aunque me encontraba sola y pensando en él, ya no me sentía triste. Si tenía que luchar contra mí misma, ese era el momento, y eso también implicaba no dejarme llevar por lo exterior. Estaba cansada y parada en un micro sin posibilidad de asiento. Una huevada así no me iba a poner mal.

Saqué mi celular y mis audífonos. Y escuché esa canción que nos encanta y que escuché aquella mañana de jueves buscando fuerzas para salir a luchar: LET THE SUNSHINE IN (en la versión de "The Flesh Failures"). Ya estaba bien. La música de mi celular me distrajo y la fatiga no estaba, y ya entonces mi malestar era inexistente. Estaba bien.

Entrando a Santa Anita ya estaba sentada. Estaba bien, casi contenta. Así llegué a mi casa, aún con el estómago delicado, pero sana y salva de mi enfermedad y de mí misma. Estaba aliviada.

* * *

Esa noche dormí tranquila. Me sentía en paz. Y descubrí que podía luchar contra mi páramo interior y salir victoriosa. Descubrí que ya no quería hacerme la víctima, o tampoco ser una. Quería estar contenta y librarme de mis cosas, aunque fuera difícil, porque mi vida todavía me pertenecía y mi espíritu seguía dormido en mi interior, esperando un nuevo nacimiento. Encontrarme perdida en esa esquina con malestar fue una representación perfecta de como me había sentido este tiempo en que aprendí a vivir sin SÑ: estuve mal, creí que esto me vencería, pero en realidad, nunca fue así. Y YO PUEDO, aunque todavía me de miedo lo que pueda venir después, porque es cierto que me asusta un poco lo que suceda. Aún no sé como reaccionaré cuando SÑ me de la fecha exacta de su boda. ¿Qué haré? No, todavía no quiero pensar en eso. Esto que me pasa tiene que ser poco a poquitos, un día a la vez. Así creo que tengo la victoria asegurada.

Creo que también debo hacer una depuración acá. Es decir, el blog es sobre mí misma más que sobre mi vida con SÑ. Como le decía al Fuhrer "no andamos fusionados todo el tiempo" (no es que el Fuhrer sepa, por cierto), y mi vida no es la de él y tampoco es viceversa. Al fin siento paz al momento de pronunciar esas palabras.

Al fin siento que puedo vivir a su lado sin amarguras. Poco a poco, me libero de SÑ, pero más que nada de mí misma.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Hígado, no me joderás más

un motivo más que suficiente para dejar de comer grasas, y por ende, bajar de peso.

Hay algo que siempre me ha tenido mal. Una dolencia física que de vez en cuando me ha mandado a la cama, y que la última vez que lo ha hecho me dio la voluntad suficiente para lanzar el victorioso grito de "¡Nunca más!". No more.

Lo que pasa es que yo siempre he sufrido del hígado. No hepatitis ni nada por el estilo, pero mi hígado nunca ha sido sano del todo y siempre he tenido que tener cuidado al momento de devorar lo primero que me pongan en frente. Por ejemplo: nada de grasas, o al menos no en exceso (ya relativizando), y moderarse con el alcohol, sobretodo con los tragos cortos. Si podía con eso, podía suficiente.

Yo estoy en estas desde hace mucho tiempo. Cuando todavía era adolescente sufrí por primera vez de esto. Recuerdo que fue una larga noche llena de vómitos y carreras al baño para amanecer media deshidratada y sin poder comer nada. Aún era bastante joven, claro, y lo que me pasó entonces desapareció en cuestión de horas. Ahora, a mis veintipicos, ya no parece tan fácil.

Me acostumbré a tener que sufrir esto de vez en cuando, sentirme un poco mal porque comí grasas exageradamente o tuve una borrachera de padre y señor mío que no había que repetirse. Claro, el alcohol es un maaaal enemigo. Y una noche de viernes que fui con el Fuhrer y demás compañeros de trabajo a un bar cerca a la Plaza San Martín, terminé bebiendo más de lo normal. Llegué hecha una piltrafa a casa, ni siquiera recuerdo bien cómo llegué, solo que crucé la calle y metí la llave en la puerta con mejor pulso que cuando estoy sobria. Fui al baño a miccionar, llamé a SÑ (que ya me quería mandar al cacho por andar de beoda, sola y a altas horas de la noche), y luego fui a "botar al gato". Puaj. La mañana siguiente mi rostro tenía puntitos rojos y amoratados por cada rincón, y era una muestra más de mi malestar físico. Claro, en unos cuantos días los puntitos iban a desaparecer, pero siempre fue incómodo verlos pues afeaban mi rostro en exceso. Todo exceso es malo, I repeat to myself.

Pero esta última vez fue demasiado. No solo fueron náuseas, no fue solo comer sopita de pollo y tomar gatorade o cualquier otro suero y esperar que me pase. Fue... ya... demasiado. Ni siquiera tengo el valor de mencionar lo que comí, pues el solo recordarlo hace que mi estómago suene y me lleve al baño. Pero fue grave. Bastante grave. Estuve bien durante la tarde del martes, pero al llegar a casa sentí que me dolía la cabeza, y no solo eso: me dolía el cuerpo. Tenía un malestar que no sentía desde la vez en que me enfermé porque SÑ me terminó, y además, náuseas y mareos y un malestar estomacal asqueroso (buena definición).

He estado así todo el día miércoles. No podía comer, aunque quisiera, porque lo devolvía. Los puntitos rojos y morados en mi cara abarcaron casi toda mi cabeza, hasta el cuello. Con paciencia me fui deshaciendo de todo, sin azúcares, comiendo despacio y en pocas cantidades. Luego de un santo remedio que fue el agua con limón sin azúcar, pude tener una cena tranquila y comer una manzana que me refrescó bien. Esa noche ya no vomité ni me sentí tan mal. Pero ayer en la mañana, al venir a la oficina, si me puse mal. Tuve que volver a casa, sufrir un poco más de malestar y revivir. Y vivir para poder cuidar bien de mi organismo.

Ya mucho chongo, esto de verdad que me pareció suficiente. Ya no quiero volver a sentirme de esta manera, y menos comer comida de mierda que me mande a la mierda. Quiero comer sano, y no lo digo como un capricho, sino con la sinceridad de una ex convaleciente. Es hora de cuidarme, soy joven pero no como en las épocas escolares en la que todo era fácil. Llego a mis veinticinco con el organismo de alguien mucho más mayor y eso no está bien. No lo será si sigo con estas andanzas. Voy a comer sano, y lo haré desde ahora.

Será una ventaja: comer sano implica también bajar de peso. Puede que no resulte tan malo después de todo. Pero más que eso es el no querer ser víctima nunca más. Si pude hacerlo con mis emociones, debe de ser mucho más fácil con mi físico, ¿verdad?

martes, 23 de noviembre de 2010

Saca tu machete, Cipriano


Hoy mientras el Micro de la Línea 91, Ate-Surco, cruzaba por el puente que da a la Avenida Abancay, pude observar en un Volskwagen Samba que iba al lado una noticia en un periódico que leía el pasajero del Samba: “Masacran a hincha crema. Pandilleros de Alianza Lima lo atacaron con machete y arma de fuego”.

¿En qué mundo estamos? Obviamente no es el primer caso de asesinato que he escuchado, pero es uno de los muchos que se han registrado en estos últimos días. Estamos hablando de días. Definitivamente es alarmante la manera en que este tipo de crímenes violentos se han magnificado en nuestra ciudad. Además de indignación, es inevitable sentir cólera. Y preguntarnos ¿por qué?

* * *

Cuando leí la noticia, la palabra “machete” me regresó a la película del mismo nombre y que ha sido estrenada hace poco en las salas peruanas. En la película, Danny Trejo es un ex federal mexicano al que contratan para cometer un asesinato, el cual no realiza y resulta siendo traicionado y utilizado por quienes lo contrataron. Se descubre una chanfaina de mafia en que la que se involucran temas de política, droga e inmigración. Machete, que es como se llama el personaje, más que armas de fuego, utiliza armas blancas para destrozar a sus enemigos, como en la “memorable” escena en la que le corta el abdomen a un sujeto y utiliza su intestino para colgarse de una ventana.

Violento por donde se le mire, pero ¡hey!, así son las películas del tío Robert Rodríguez. Mucha sangre, mucha violencia, muchas chicas guapas… y obvio, mucho sexo. A mi parecer, la película es (como le dije a SÑ cuando la fuimos a ver) “buena para su género”. Eso es todo. No me parece un Kill Bill, un Desperado o nada de eso. Es solo una película que hace honor al género para el que fue creado, con escenas graciosas y momentos divertidos. Pero una película no está hecha solo de buenos momentos, sino las películas de Joel Schumacher estarían siempre nominadas a premios de la crítica. No, de hecho que eso no sucede.

Pero más allá de si nos gustó la cinta o no, lo que me comienza a preocupar desde la noticia que leí hoy en la mañana es acerca de si este tipo de películas pueden realmente tener influencias negativas en los chibolos de ahora. Me parece demasiado desfasado para ser verdad, pero también es cierto de que en cada esquina siempre hay un idiota que termina creyéndose apto para este tipo de venganzas, además de las acciones que estas conllevan. Probablemente nuestros papás tenían razón al prohibirnos cierto tipo de películas, y en realidad estamos propensos a seguirlas de ejemplo para cometer crímenes que enmarquen titulares como el de esta mañana.



De algo puedo estar segura: los chibolos, niños y adolescentes de esta nueva época, tienen uno que otro fusil zafado. Claro, no es que eso sea novedad, pero la cosa es que no solo se reúnen para fumar o se escapan del colegio a salir con chicos, sino que ahora pueden tener sexo a edad temprana, pueden drogarse, beber alcohol hasta el borde del coma etílico… y claro, cometer delitos tan cruentos como podría hacerlo una persona adulta. Es que ninguno de nosotros puede decir que se encuentra todo el tiempo en sus completos cabales, y en el caso de los adolescentes su estado de confusión mientras deciden el tipo de personas que van a ser es justamente el lado más débil de esa personalidad que busca nutrirse del mundo para poder definirse a sí mismo. Si a un adolescente que todavía está muy inseguro de lo que es o quiere hacer le pones una película violenta, probablemente le vacile y se divierta. Añádele a ese adolescente una pizca de problemas familiares o hasta trastornos de la personalidad: tu resultado sea probablemente la noticia que leí. O incluso el joven que mató a su enamorada porque lo iba a dejar… o el joven que mató a su hermano porque se habían levantado (y comido, quien sabe) a la misma chibola.

Y si hablamos de violencia, podemos hablar de putería. Probablemente muchas mujeres progresistas me colgarán del primer árbol, pero chicas, tenemos que admitirlo: ¿no creen que una jovencita de 14 años que cuelga fotos enseñando el escote y en una falda demasiado corta para nosotras, no se está portando como una puta? Y adivinen de dónde aprende eso. Me remito nuevamente a Machete: probablemente esas adolescentes ven a su ídolo de infancia convertida en semejante pendeja, y se dicen “si ella puede, ¿por qué yo no?”. Seriously, girls? Una ve a Lindsay Lohan convertida en semejante mujer, y piensa que puede verse bien y todo en un momento… pero ¡por favor! Si no se marca la diferencia entre la adolescente del HI5 y el Facebook que quiere salir como esas mujeres de una vez, tendremos más casos de chiquillas que salen con pandilleros-buenos-para-nada-vagos-de-porquería y terminan en caminos que sus padres nunca imaginaron (por no decir: ASESINADAS).



No, antes que se pongan a patalear, hijas de Simone, debo aclarar algo: no creo que la chica haya sido asesinada debido a ser una ruca. Tampoco la conozco o la he visto para decir que haya sido una puta y que eso haya causado su muerte. Pero algo es cierto: hay muchas menores de edad que creen que actuar como una “Lolita” es de lo más cool y eso las lleva a actuar de maneras que superan por mucho a la ficción. Yo por lo menos, creo que es indignante que esas mocosas que ni siquiera han rellenado suficiente el brassiere quieran mostrar actitudes que no les corresponde.


No quiero leer más noticias que involucren machetes. O jóvenes putas. ¡Es demasiado! ¿Qué le estamos enseñando a los jóvenes ahora? ¿Acaso nos hemos vuelto demasiado egoístas como para ocuparnos si quiera en enseñarles lo que está bien y mal para que puedan escoger? ¿Qué clase de personas pueden ser los padres que permiten semejantes crianzas?

Como quiera que sea... este tipo de noticias que me hagan darme cuenta de algo: comparada con estos jóvenes, lo que he hecho hasta hoy han sido casi-casi actos de santidad.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Redescubriendo

Es cierto eso de que cuando cambias, el mundo comienza a cambiar contigo. Un buen ejemplo de ello es lo de hoy día.

Si hace una semana sufría hasta morir por SÑ, hoy estoy contenta de mi amistad con él a pesar que no se encuentra a mi lado. Me estoy acordando de varias cosas y estoy descubriendo... nuevamente descubriendo a SÑ. Y que bueno que ahora en vez de ponernos mal, puedo ver que nos ponemos contentos, nos reimos y somos dos personas, como en los poemas de Benedetti: "codo a codo somos mucho más que dos".

Podía sentir eso, de que éramos más que solo los dos, mientras me quitaba la botella de Inca Kola de la mano para servirme en el vaso. ¡Qué momento! Recuerdo la primera vez que me hizo eso, y lo palteada que me puse. Fue en uno de nuestros primeros almuerzos, hace ya muchos meses en un verano muy caluroso. Estábamos comiendo un menú y teníamos una jarra de refresco para cada uno. Yo en esos tiempos todavía era una chiquilla en mi forma de ser y verme, mientras que él ya era todo un señor. A mí me caía muy bien, sin pensar o imaginar nada de lo que vendría después. Recuerdo que en un momento del almuerzo yo me quise servir más refresco, pero su mano interrumpió el trayecto de la mía, dejándola en el aire, y tomó la jarra para servirme. Yo recuerdo sentir como el rostro se me ponía colorado de la vergüenza. Nunca había encontrado hombres que pudieran ser capaces de tratar a una... niña, de la manera en que él me trató. Fue una de sus encantadores actitudes, una de tantas que me terminó conquistando.

Hoy, SÑ estaba igual de conquistador. Igual de encantador, mejor dicho. No lo hizo una vez, sino varias veces. Nos reímos mucho, hablamos de nuestras cosas, y todo estuvo bonito. Igual que cuando nos vimos el viernes. Me acompañó a comprar unas cosas, y yo temía demorarme mucho (detesto realmente que las mujeres seamos tan demoronas a la hora de comprar, ¡es una exageración injustificada!), pero resultó que hice tiempo récord escogiendo carteras. Claro, porque ya me habían dicho que tengo un pensamiento de varón al escoger compras: no soy minuciosa, no soy de ir a pensar a la tienda. Voy a la tienda ya meditada. ¡Bah! Bueno, yo lo tomé como un cumplido.

* * *

Me di cuenta como es que tengo que portarme de ahora en adelante respecto a todo lo que me ha ocurrido. Claro, no es fácil ponerle una sonrisa al hombre que te dejó, pero a la vez... es fácil. Es decir, no tengo que hacerme la víctima todo el tiempo. Yo ya lo había dicho: hay que vivir la vida. Y es lo que puedo hacer de ahora en adelante, lo que quiero hacer. Estoy dando pasos agigantados ahora que lo pienso, y son pasos importantes, que hay que vivir poco a poco, un día a la vez como pensaba ayer, mientras miraba el sol en lo alto. Me lo repetí con la luna llena: un día a la vez. Esto puede librarme poco a poco de mi amargura y de mi intenso dolor, que ahora lo veo tan innecesario.

Puedo recuperarme. Es claro. SÑ se habrá ido, pero a la vez no. Sigue ahi, con sus encantos, con sus sonrisas, con sus chistes y las eternas conversaciones de siempre. Y yo sigo acá, solo que guardada en medio de tanta nube negra. Puedo hasta... estar contenta. Hasta decir lo que nunca pensé:

SÑ, ESPERO QUE SEAS MUY FELIZ.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Cuarenta años después

Hoy mis papás cumplen 40 años juntos. Además de ese terrible terremoto, del Mundial de Fútbol de México, el año 1970 fue memorable porque juntó a dos personas, cuyas células unidas darían paso a mis dos hermanos mayores, y a mí también.

Hoy tuve que salir apurada de la casa, deseándoles un "¡feliz aniversario!" de volada no más. Y ahora en la oficina, mientras no-sucede-nada-de-nada, me puse a pensar en el tipo de relación que ellos han llevado, y también de paso buscar motivos por el cual, a pesar de sus marcadas diferencias, ellos han seguido juntos 40 años después de conocerse en la entonces Lima "no tan gris".

* * *

Cuando Lima entonces era una ciudad definitivamente más vacía que ahora, cuando los micros no iban superpoblados, los cerros estaban vacíos, no habían zanjones para los vehículos y muchos de los edificios grandes de ahora no habían sido construidos, mis papás ya vivían aca. Era el año 1970. Ambos eran todavia jovencitos, luchaban por salir adelante luego de haber venido de sus respectivas provincias. Mi papá es de La Libertad, pero de sangre cajamarquina, y mi mamá es de Ancash. Mi papá tuvo una vida con muchas carencias, donde tuvo que hacer de todo para salir adelante a pesar de que su familia le tenía poca fe (mmmm...), mientras que mi mamá era casi una Heidi ancashina: había tenido una tranquila vida en los valles, había vivido con sus abuelos para quienes había sido la niña de sus ojos, hasta que ambos murieron y como su madre (dígase: mi abuela) no podía hacerse cargo de ella (en realidad, creo que no quería), tuvo que empezar a trabajar.

Siempre me sacan en caro ello: "yo a tu edad ya me dedicaba a...", haciendo alusión a que mientras yo en mi adolescencia sufría por la novela, galán o la música de la temporada, ellos ya tenían que aprender a ganar sus propias cosas a punta de trabajo. Con la forma peculiar de cada uno de hacer sus cosas, y habiendo pasado por diversos oficios, que incluían los clásicos lustrabotas, mozos o empleada del hogar, terminaron en la zona conocida como San Jacinto en el distrito de San Luis, que por aquel entonces recién comenzaba a nacer.

Una tarde mi mamá no podía entrar a la tienda para cuyo dueño trabajaba. Fue entonces que conoció a mi papá, que se hospedaba con un primo suyo que era un co fundador de la zona de comerciantes. Ambos ya eran jóvenes grandes, y bastante independientes. Sus padres en provincia, sus vidas entonces ya eran muy distintas a lo que solían ser cuando pisaron esta ciudad, no tan gris entonces, sin tanto caos y con menos habitantes como ellos del que pensaban.

Su primera cita fue en un cine (no recuerdo si en el Bijoux u otro de entonces, que además de Salas de Cine funcionaban como teatro), y la primera película que vieron juntos fue "Piedra sobre Piedra", que era nada más y nada menos que el documental sobre el terremoto en Huaraz y en Yungay. Mi mamá no entendió nada, dice que esperaba que terminaran las noticias y empezara la película. Eso no ocurrió.

Lo que sí ocurrió es una historia como muchas: chico conoce chica, descubren que a pesar de sus diferencias pueden estar juntos y así lo hacen. No puedo contar muchos pormenores del inicio de su vida juntos, pero puedo decir que poco a poco se fueron llenando uno del otro, y que mi papá siempre dice haberle enseñado muchas cosas a mi mamá que la hicieron la mujer que es ahora. Puedo imaginarlo: a mi también SÑ me enseñó muchas cosas que me han cambiado. Puedo suponer que si mi mamá estaba así de templada, le ocurrió mas o menos lo mismo.

Ya para el año 1971 mi primer hermano nació. Fue el año de "La Naranja Mecánica". En 1973, el año en que Pinochet tomaría el poder en Chile a través de un cruento golpe de estado que ocasionaría la muerte del poeta Pablo Neruda, nació mi segundo hermano. Entonces mis padres hacían lo posible para salir adelante con diversos oficios. Ambos eran jóvenes todavía, más que yo ahora, y ya tenían familia. Mi madre asumió dichos cambios, pero para mi padre la vida de joven era la de todos de su edad: divertirse, tomar... y esas calas. Mi mamá me cuenta que sufría por el abandono de todos los días, que el verse sola la desesperaba a veces, y que muchas tardes de soledad no supo qué hacer más que llorar.

Una de esas tardes en San Jacinto (donde vivían por aquel entonces), mientras la cambia "Elsa, Elsa" sonaba en la calle, ella tuvo una epifanía: se levantó de su llanto y se miró al espejo. Era una jovencita veinteañera, madre por supuesto, pero joven al fin, hermosa y dejada producto del abandono. Fue ese día en que mi madre pasó a ser la mujer que yo conozco hasta la actualidad, se hizo decidida y valiente. Dejó de esconderse y mostró su figura con la ropa de moda de entonces, y se dedicó a lo que era realmente importante entonces: sus hijos. Ante tales radicales cambios, era obvio que mi papá se daría cuenta en algún momento que si no cambiaba iba a perder a su familia. Poco a poco, él también fue moderando sus malos hábitos, hasta ser la persona que yo conozco a la actualidad.

Superando los problemas personales, fue que mis papás decidieron algo que era obvio debido a la zona donde vivían: montar un negocio. Empezó como una tienda chiquita, que nosotros ahora conocemos como "La Minita", ya que fue esa tiendecita la que empezó a darle a mi familia lo necesario para crecer. Mis papás sabían que ahora ya no eran solo ellos como familia nuclear, sino además un montón de familia la que vivía en una casa chiquita (ubicada en el segundo piso de la actual tienda de mi mamá). Gracias a "La Minita" fue que se empezó la construcción de la casa donde ahora vivimos. En el año '81, un día de la madre, pasaron a vivir ahí. Cinco años después, yo llegaría a esa casa directo del Hospital Santa Rosa.

* * *

Mis papás son persona que supieron salir adelante a pesar de los problemas personales, laborales y familiares que tuvieron. Mi papá le hizo jugadas feas a mi mamá, pero ella convivió tranquila con ello al saber perdonar. Las tiendas (ahora son dos) han tenido altos y bajos, pero siempre han salido adelante. Y ni qué decir de cuando mis hermanos se han portado mal (el mayor sobretodo), o cuando mi hermano segundo estuvo muy enfermo en una época. O yo... que soy un pedacito del cielo tampoco.

Pero digamos que a pesar de que tienen diferencias marcadas, estas en realidad son superficiales, pues lo que tienen en común es lo verdaderamente importante: ambos son responsables, son dedicados, son trabajadores y no saben lo que es rendirse. Yo difícilmente puedo encontrar padres así en otras personas, padres que pongan en primera fila las necesidades de los demás antes que las suyas propias. Padres realmente dedicados, que se decidan a algo y se dediquen a ello sin mirar atrás. Esa estabilidad ha ayudado mucho a mi familia, y es algo que yo siempre les he agradecido. Su estabilidad, y el luchar por ella a pesar de todo lo que les pueda haber ocurrido.

Claro que tienen defectos, ¿qué persona no los tiene? Yo he tenido innumerables broncas con mi papá, desde que era niña, y parece que eso difícilmente tendrá fin, pues, como dice mi mamá: "ambos son igualitos, uno siempre quiere ganarle al otro". Quién diría. Y ni qué decir con mi mamá, con quien también tengo algunas diferencias, pero ha sido mi conducta más que mis opiniones la que me ha ganado broncas con ella. Ambos tienen sus expectativas conmigo bien claras: mi papá quiere que sea una buena profesional, y mi mamá quiere que sea toda una dama. Sin comentarios.

* * *

A pesar de sus diferencias, ¿cómo es que se quedaron juntos? Han tenido problemas serios, pero siempre se han mantenido. Incluso a veces nosotros sus hijos hemos tenido que ver, pero a pesar de que suene contradictorio, creo que somos nosotros el motivo por el que nunca se separaron. Ellos creían en una idea de lo que debía de ser la familia, y la mantuvieron hasta ahora, cuarenta años después en que decidieron estar juntos. ¡Cuarenta años! Yo ni duré más de dos años con SÑ, y mis papás siguen juntos. ¿Cuál es el secreto de semejante relación?

Probablemente sea que les tocó vivir experiencias distintas a la mía, tal vez la forma en que se conocieron es distinto a cómo yo conocí a SÑ. Las vivencias, las circunstancias, fue distinto a lo mío. Y a lo de mucha gente. "Muchos son los llamados, y poco son los escogidos". Hay que recordar eso para los 50 años, de acá a unos cuantos años en que podremos celebrar a lo grande. Más que ahora, celebrarlos a ellos. Su vida, pasión y obra.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Perdón que no te guste

SÑ,

perdóname que lo que vayas a leer en este blog no sea de tu agrado. Perdóname si por ahí entre líneas sientes que te detesto o que eres de lo peor para mí. Au contraire: eres muy importante y yo te tengo mucho cariño.

Seriamente, ¿crees acaso que saldrás fuera de mi mente con facilidad? No, no creas mal. No te molestes, que no te hago la pregunta anterior con ánimo de atacar, sino como una pregunta sincera: no puedo olvidarte. No por el momento. Pero es algo que debería de hacer. Ambos lo sabemos. Tú me lo has dicho siempre.

Yo seguiré enamorada de ti como desde el primer día, cuando me mirabas con ternura a través de tus lentes de medida, esperando algo de mí, que yo entonces no me atrevía. Si antes no me atrevía a estar contigo, ahora no me atrevo a estar sin ti. Quisiera no tener que hacerlo. Quisiera gritarte que aún quiero sostenerte, besarte y estar a tu lado. Pero ya no. Las ilusiones y falsedades de mi mente deben de tener un fin someday.

Perdóname si no te gusta lo que lees. Te amo.

Ahora puedes seguir.

martes, 16 de noviembre de 2010

Escapando de las ilusiones

Salí corriendo del carro. Yo en ese momento era David Aames, corriendo por las calles de NYC buscando algo que no se sabe a ciencia cierta qué es. Yo corría por esa cuadra de la calle Masías de San Isidro, y cuando sentí que me alejaba lo suficiente como para no desmayarme de la pena, comencé a caminar. Lágrimas fuertes y decididas escapaban de mis ojos. Me pasaba la mano izquierda por la cabeza. Tenía un fuerte dolor en el pecho, tanto físico como imaginario.

Más que llorar, lo que en esos momentos necesitaba era un pucho. Llegué a un parque y compré un Lucky Strike silver. Lo encendí y me senté en una de las bancas de cemento del parque. Los grandes árboles se apagaban con la noche que venía, mientras salían los trabajadores del centro financiero de San Isidro, bien vestiditos, las chicas súper fashion, y uno que otro me miraba de reojo, pensando en el motivo de mi rostro, de mi forma de sostener el cigarrillo, y de qué demonios estaba haciendo ahí sentada.

Había un enorme árbol frente a mí. Lo vi tan imponente, con la base pintada de blanco, y luego como sus ramas buscaban el cielo, a pesar de lo gris, como crecía sin detenerse a pesar de que sus hojas eran escasas. El humo de mi cigarrillo iba hacia él, como buscando apoyo divino. Algo, una señal (para señalar lo que ya no está), pero nada. Solo unas palomas que empezaron a revolotear. No era buena señal, de hecho que no. Antes que me caguen (literalmente) unos cuantos pájaros, preferí caminar hacia la Javier Prado en busca de un micro que me lleve a casa.

Llegué a la esquina donde estaba la tienda de Claro, ya sin el cigarro y todavía con muchas ganas de llorar. Es increíble que hayan personas que puedan soportar pesos como el mío, ¡incluso más grandes! Mi mente era una mazamorra en aquel instante, mientras el ruido de la ciudad se volvía insoportable, veía a la gente conversar, los carros venir y a sus cobradores gritar la ruta respectiva. Yo era lo único en silencio en ese lugar.

Ya dentro de la Cuarenta Integrada (Ruta Santa Anita-Miraflores), no sabía exactamente si llorar o no. Estaba mal, destruida emocionalmente, el David Aames en mi interior veía todo color vainilla. Estaba muy triste de verdad, y quería sentirme así. Partes en mi mente se peleaban para ver si yo me levantaba o no, para ver si salía del hueco, pero nada. Lloraba, hacía pucheros, ponía cara de estar mirando la lluvia caer en la ciudad gris. Era un desastre. Y tenía muchas ganas de llamar a SÑ y llorarle que volviera conmigo, que me hiciera suya (dígase: de su propiedad) una vez más, y que nunca encontraría a alguien que lo amara como yo. Que MH no estaba loca por él, sino por la idea de casarse con quien fuera, y como era con él, entonces estaba loca por la idea de casarse con él (eso lo sostengo hasta el día de hoy).

En casa, destruida. Mi familia materna, siendo de la sierra, tiene la creencia de que "pasar el huevo" ayudará al espíritu de la persona. Siguiendo esa creencia, le pedí a mi tía Camu que me pasara el huevo y me aliviara un poco. Ahí mismo me puse a continuar el llanto, pero no podía decir nada. Mi mamá entró con rostro de preocupación (dígase: seria y preguntando con voz potente "¿qué tienes?") y yo solo le dijé que había tenido un día difícil, que me dolía la cabeza y el estómago (parte de verdad ya que el cigarro me dejó podrida, para variar). Mi pobre madre, me he dado cuenta lo mucho que me duele mentirle y lo mucho que quisiera decirle lo que siento, pensando en que me comprenderá y me ayudará a seguir adelante. Pero yo sé que a punta de golpes es que me hará olvidarme de SÑ, a punta de terrorismo emocional. Y eso no es lo que quisiera. ¿En quién confiar en mi casa? En ese lugar tengo que encerrarme bien entrada la noche y llorar bajito o ahogar el llanto con la almohada. Es un poco cruel que ni se me permita llorar por el amor de mi vida que se fue. O al menos el que era.

Esta entrada la inicié ayer, pero hoy es miércoles. El dolor se aleja poco a poco. Y yo, habiendo pensado bien finalmente en una solución (algo que le prometí a SÑ hacer), y habiendo leído algunos consejos en la web de mujeres que han pasado por la misma situación que yo (desamor por amar con desesperación a alguien y quererlo con desesperación de vuelta), finalmente tengo la cabeza despejada y relajada para tomar una decisión.

* * *



Anoche terminé de ver "El Resplandor" (The Shining, 1980) junto a Farla. El DVD lo compré el lunes (momentos antes de ponerme sufrida, para variar, junto a SÑ), y ese día para no estar depre lo había visto con mi prima adolescente. La primera parte fue un defeque (figurado) de risa acompañada por ella. Esa noche ya luego de llorar, me había sentido mejor riéndome con Farla, de los personajes y las situaciones en la película. Recién ahora me doy cuenta lo que hacíamos entonces: convertíamos una película master del horror... en una comedia. Algo que debía de darnos miedo y hasta dejarnos media traumadas (no por nada los guionistas estudiaron libros de psicología, para encontrar una forma de asustarnos de veras), terminó siendo algo divertido y ameno que se interrumpió porque ella tuvo que salir.

Esa noche SÑ no estaba en el MSN. Yo estaba llorando, con un nuevo ataque de ansiedad que creía perdido en mí. Me jalé los cabellos, grité hundiendo el rostro en la almohada. Lloré mucho. En ese momento la película de horror era yo.

¿Por qué?, ¿cómo es que pude convertir "El Resplandor" en algo divertido, y no puedo hacerlo con mi propio infierno personal? Ahora ya no era Tom Cruise en "Vanilla Sky" sino Danny Lloyd en "The Shining", recorriendo los amplios pasillos del hotel en un triciclo enano, consciente de que en algún momento aparecerá, no las gemelas, sino SÑ, diciendo que me meta en sus recuerdos por siempre y para siempre. Me tapo los ojos ante la idea de irme con algo que no es más que un fantasma aterrador. El SÑ de mi mente no existe: es una ilusión que tengo que dejar morir.

* * *



Ayer lo vi (¡terca!) y estuve contenta solo por instantes. SÑ es así: parece que todavía siente algo por mí, pero no es lo suficiente para echar todo por tierra y estar realmente a mi lado. No puedo juzgarlo: tal vez yo tampoco hubiera sido tan fuerte como para mandar todo al diablo y estar con él. Además, ahora lo veo: él no sabe querer de verdad. Probablemente me esté equivocando y el simple hecho es que es diferente, y que a todas nos quiso a su manera. Pero ahí está el detalle, pues: que SU manera no era MI manera, la cual creo es más universal. Hay más gente que ama de la forma en que yo lo he hecho, es algo más "común". Pero SÑ, siendo distinto, no pudo ser entendido. No lo será. Seguro eso lo hará sufrir a él, pero más a MH.

SÑ me quiere, pero ya no es tan efusivo. A veces siento que quisiera sostenerme, besarme y hacerme suya en todas las formas posibles. Pero parece que él mismo se acordara de que ya no puede reaccionar así, que se va a casar y toda esa cala, y a su cariño y ternura sigue una pequeña frialdad que me deja más que helada: habría que encontrar un adjetivo para describir ese sentimiento de decepción que me embargó una y otra vez. Fue lo mismo ayer: luego de verlo, estaba decepcionada y triste en el micro. Y cansada. No como antes: no cuando decía "me cansé" y me olvidaba luego de un rato. Ahora sí que estaba exhausta, cansada de todo, de SÑ, de MH, de la vida y de mí misma.

He tomado la decisión que cambiará mi vida a partir de ahora. No hay forma que SÑ regrese conmigo, no si él lo ha decidido así. Y yo no soy dama en cautiverio que solo tiene que esperar al Príncipe durante toda su vida. No more. Quiero ser dueña de mi vida y de lo que puedo controlar. Lo que puedo controlar son mi mente y mi corazón. Costará, debido a mi endeble voluntad, y tal vez no tenga éxito, pero al menos he de intentarlo, luchar por mi vida y por no caer en un infierno como el de hace meses, cuando lloraba porque la vida no me lo quitara. Al final, fue justo lo que pasó, y yo creyendo que moriría y que todo se acababa entonces, sigo acá, en la oficina, mirando el sol brillar, tomando decisiones para corto plazo, pero decisiones al fin. Dejar de pensar en el problema para encontrar una solución, at last!

Como SÑ no regresará, como esa ilusión ya no existe, es justo lo que tengo que hacer: dejar que mis ilusiones mueran. Es hora de darles fin. Dejar de vivir como si esperara a que SÑ en algún momento diga "ya, ***, ven aquí" cual concursante de programa de cuestionarios, esperando ganarse el premio mayor. Él no lo era, ahora lo veo. Si no me eligió a mí, no quiere decir que la loca... perdón, que MH sea mejor que yo: solo vuela alto, alcanzó el cielo, pero no la gloria. ¿Quién dice que no puedo hacer bien las cosas desde este rinconcito?

Claro que lo quiero. Lo amo tanto como el primer día en que me di cuenta que lo amaba, hace ya mucho tiempo que en realidad se sienten como centurias, y es que mientras en él las cosas morían en mí solo crecían. ¡Qué decepción! Alguien que yo creía tan valiente, resultó ser tan cobarde como yo. Yo soy cobarde porque no puedo vivir sin él, y SÑ es cobarde porque no quiso vivir conmigo. Porque no pudo elegirme, no supo hacerlo. Aunque, ¿quién sabe? Fácil y me estoy botando demasiado y en realidad SÑ nunca me quiso, nunca le importé y solo fui vil y cruelmente utilizada. Pero yo prefiero pensar que sus ojos no mentían cuando me decía que me quería, que sus abrazos fueron tan reales como mis latidos al escuchar su voz por teléfono, que sus besos fueron elevaciones hasta la galaxia más lejana y que los vivió tanto como yo. Pero eso ya terminó. En cristiano: ya fue. Ese presente ya no existe. Mientras más me convenza de ello, mejor estaré y mejor podré superar mi pena.

Dejar que mueran mis ilusiones, que finalmente la decepción merme en mi interior implica varias cosas, entre las cuales está la elevación de mi autoestima. En primer lugar: hombres comprometidos, NEVER AGAIN. Luego, como buena soltera en busca de solteros, mejorar mi físico de paso que mejora así también lo emocional. Cuando una mujer se ve bien por fuera, se comienza a sentir excelente por dentro. Eso quiero yo. No pensar que me dejaron por gorda: no me dejarán por gorda, es otra nota. Y además que mi salud mejorará, me veré mejor con la ropa de trabajo que tengo guardada en el armario, y podré cumplir un anhelo secreto (que mi orgullo de nerd no me deja admitir en voz alta): correr una 10K con mi hermano.

Y de paso... un plancito. Estaba pensando en ver a SÑ alguno de estos días que le restan a la semana y decirle que dejemos de vernos, al menos por tres semanas, para desintoxicarme de mi amargura con un poco de soledad. ¿Querrá?, ¿lo verá mal?, ¿entenderá? Quisiera que sí. Sé que he insultado mucho a SÑ, y también lo he puesto en un altar bastante alto. Objetivamente, las cosas son así: él no es malo, solo que es recontra-hiper complicado. Y es un buen amigo, sincero y te apoya en lo necesario (siendo complicado, el concepto de "necesario" a veces varía, pero en sí, es la misma huevada).

Siendo entonces así las cosas, un miércoles antes del almuerzo con el sol, me siento mejor. Algo de paz está en mi, a pesar de que el Fuhrer está contando aventuras demasiaado desagradables hasta para mis oídos. Es hora de fugar, de vivir.