martes, 31 de agosto de 2010

Rousseau en el Perú

Me pregunto qué habría dicho Jean-Jacques Rousseau sobre el Perú. Me pregunto si aún hubiera escrito "El Contrato Social" o "Emilio", si hubiera visto la cultura de los sitios más peligrosos de esta ciudad llamada Lima. Si hubiera estado presente aquí, en el apogeo del siglo XXI, ¿hubiera pensado igual?

Esa pregunta me la formulé el domingo en la mañana, en que veía las diversas noticias sobre prontuariados delincuentes y del de-todo-un-poco de esta ciudad. Pensé en la famosa frase que nos repetían en la facultad de Derecho y acerca de si el ilustrador francés pensaría de la misma manera al ver todo esto...






O en todo caso, ¿de qué forma se aplica esto a esta ciudad panza-de-burro?

No he leído la obra de Rousseau, pero conozco la idea: "el hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe". Algo así en ideas generales, aunque en realidad nuestro francés favorito (uno de los...) no lo haya dicho de esa manera. No literalmente, aunque dio a entender ello a través de su obra, que son las que he mencionado líneas arriba. Él dice que el hombre no puede nacer ni bueno ni malo, ya que no conoce ello por naturaleza propia, sino que es la sociedad la que le enseña esto conforme vaya creciendo y haciéndose ciudadano. El hombre actúa conforme a la naturaleza lo ha diseñado, pero al crecer y al ser educado, se le enseña lo que es bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, y es conociendo esto que él sabe de qué manera actúa. Ya no será solo instinto, sino un mayor razonamiento. Algo así.

Por ejemplo, si por instinto golpeara a otra persona, no lo hace por maldad: es instinto. Es irracional. No hay forma que el pequeño sepa que lo que hizo está mal si no se le dice. Luego de ello es que él dira "lo que hice está mal". Es conforme va creciendo, rodeado de su gente y de otros niños como él, que sus acciones se guiarán a lo que conocemos como lo bueno y lo malo. A veces, hasta lo feo (sorry, la referencia a S. Leone era inevitable!).

Es justamente la colectividad la que tiene influencia sobre el sujeto. A menos que sean causas genéticas (como vi hace poco y que explicaré en un momento), todo lo que hacemos como personas tiene mucho que ver con la influencia que los demás tienen sobre nosotros. A poco no sabían, ¡es obvio! Una persona actuará de acuerdo al colectivo, a menos que pueda aprender a pensar por sí y para sí mismo. La razón es lo que nos desarrolla como personas, diría algo así Sartré, y que la influencia que deben ejercer los demás sobre nosotros debe ser tan solo la necesaria para poder desarrollar nuestra individualidad. Un rollo existencialista de lo más quemado.

Pero antes de volar a Sartré, tenemos que terminar con el francés ilustrador. En todo caso, la idea de Rousseau era demostrar que al educar correctamente a una persona, podíamos hacerla "buena": un individuo que es capaz de vivir en sociedad sin trasgredir sus normas. Encontrándole el sentido a estas dos versiones que existen en el mundo, el humano es ciudadano, está bien preparado para vivir con nosotros. Todo porque se lo educó bien, se le enseñó a qué lleva cada camino, no para que sea un autómata que siga los ladrillos amarillos de la bondad, sino que aprenda a diferenciar, a elegir... y a elegir "bien". Todos tenemos esa capacidad de actuar así. Claro, a menos que haya algún rasgo en nuestra genética que no podamos controlar. En este caso, es la genética la que decide mucho de nuestro accionar, ya no solo lo aprendido. No podemos hacer mucho.



* * *
Si Rousseau hubiera estado en Lima un día de semana, a eso de las cinco de la tarde, se hubiera horrorizado si lo hubiéramos paseado por las diversas zonas de nuestra capital. Si hubiera visto al chibolo que arrebata la cartera, al viejo que rompe los vidrios del carro para sacarse la radio, a las motos con sicarios que pasean por Lima como quien reparte vía delivery... un caos. Eso es lo que sucede con la falta de educación: caos. No solo educación, sino una buena educación. Realmente creo que enseñan cosas inservibles a los niños y a los jóvenes. Una escolaridad militarizada solo crea un estigma en ellos, una huella que puede llevar a la rebeldía, al acto en contra de la sociedad: al crimen.

Poniéndonos serios, SEÑORES: NECESITAMOS MEJOR EDUCACIÓN. ¿Cómo podemos esperar ser mejor como sociedad si es que no partimos de lo esencial? Una noticia que jode mucho es: se inaugura nueva cancha deportiva en XXX. ¿Para qué quiero una cancha deportiva? ¡Una biblioteca por Dios! Bien fascista nuestro gobierno si quiere controlarnos de esta manera, con miedo y con ignorancia. Rousseau no se hubiera horrorizado por nuestros crímenes, sino por la indiferencia con la que respondemos a todo lo que nos rodea. ¿Voltear la cara? Ya no funciona. Forget it. Es con acción con la que debemos responder. Es como demostramos el tipo de seres humanos que somos.

Algo así como lo que dice Bruce Wayne: "no es lo que soy, sino lo que hago lo que me define". Nada más cierto. Rousseau puso la idea en la mesa, ¿en qué momento la vamos a agarrar finalmente?

lunes, 23 de agosto de 2010

Lo que hago para olvidar

SÑ me ha pedido expresamente que no publique nada más sobre nosotros, porque "podría ser peligroso". Luego de pensarlo y por lo último ocurrido, creí que al menos SÑ merece una última mención en este blog, aunque no sea muy honrosa. Sorry, love, será la última vez que sea específica sobre nosotros.

Como ya lo he dicho: SÑ es un idiota. Un idiota lindo. Es lo que Cielo Latini define en su libro Abzurdah como un "estafador". No entraré en detalles, pero en sí SÑ es eso: un lindo estafador. Una hasta goza siendo estafada por él. Una es capaz de aguantar el infierno en el que se metió, por unos pequeños momentos en el cielo. Y estoy en el cielo en sus brazos, en sus conversaciones. En lo que tenga que ver con él. SÑ, SÑ, SÑ. De repente, SÑ era mi vida entera, era la tierra a cuyo alrededor yo, la luna, giraba. Era solo un satélite en la existencia de SÑ. A este punto me rendí voluntariamente.

Si, pues, señores, voluntariamente. Han pasado muchas cosas, pero eso lo diré a lo largo de esta entrada. Lo que puedo empezar diciendo, es que hace poco dejé de echarle el 100% de la culpa a SÑ: yo sabía en lo que me metía, let's face it. Y también sabía que la posibilidad de que algo que me favoreciera o terminara por favorecerme, era casi nula (por ser optimistas). Nunca lamenté estar con él (salvo sus excepciones), pero si me arrepiento de las circunstancias en que conocí a un idiota tan lindo. Pude decir no, pude irme cuando aún no sentía nada tan fuerte como esto. Incluso pude decirle que escogiera entre ella o yo. Pero no lo hice en su momento, y ahora no puedo arrepentirme. Mejor dicho: no puedo vivir arrepintiéndome. He de vivir con las consecuencias de mis decisiones, así les contaré a quienes quieran aprender de mis experiencias. Si uno toma una decisión, vive con ella, vive con el peso de ella, la soporta y la acepta finalmente. Yo aún lucho por aceptar las mías, a pesar de que me toca vivir con esto. Es un poco triste, pero peor sería andar por el mundo a lo Segismundo: "¡ay, mísero de mí! ¡ay, infelice!". No, pues, ya no. Ya me jodí, pero no pienso seguir jodida siempre.

Y justamente es eso lo que hace que SÑ, a pesar de idiota, sea también lindo. No pues, SÑ, no vas a ser conchudo: sabes que eres un idiota, por lo que le hiciste a MH, y a mí, el estar con las dos a la vez y pensar que todo saldría de lo lindo. ¿En algún momento pensaste que todo se haría así de difícil. Admítelo, sabías que esto ocurriría. Tú eras tremendo lobo... y yo, para variar, era una zorra. Admito mi culpa: debí decir no. El lobo y la zorra se juntaron. Pero luego, cuando yo, la zorra, me comencé a hacer pedazos, por el desamor del lobo más que por la culpa, el lobo, o sea SÑ, me dijo algo que terminó cumpliendo: me protegería de todo, incluso de él o de mí misma. Por donde yo lo veo, en estos últimos sucesos (de los cuales no he hablado aún, ¡paciencia!), él me quiso proteger. Que no terminara siendo destruída por mis propias emociones es algo que él logró que yo lograra (o algo así). Eso se lo agradezco.

Justamente, es que intentó protegerme, que ahora todo lo veo color de hormiga. SÑ está casi como no habido, o missing in action como dicen en inglés (perdido en acción). Es decir, lo veo para almorzar o cuando me saca en su carro del estrés que es el transporte público de Lima Cercado, pero luego, de ahí, naranja huando. Nada. Ya no lo veo luego de la hora de salida, ya no salimos, y eso... bueno, eso ha contribuído a que viejas emociones florezcan en mí, algunas que creía superadas. Literalmente, me comencé a volver loca con esto, con que él le había dado preferencia a MH para verse. ASI COMO LEEN! No me dijo de frente, pero sí me dio bien a enteder que las cosas eran así: ella viene primero, luego yo. Plato de segunda. ¿Ven a lo que me refería? Estaba realmente siendo optimista. Bueno, tampoco puedo ser tan conchuda: yo sabía que esto iba a ocurrir. Solo que no pensé que SÑ sería tan calculador y frío al momento de que esto ocurriera. Así me lo dijo "te quiero y mucho, pero tú y yo no somos enamorados... yo planeo volver con ella, pronto... no me preguntes que somos, no empieces por favor". No publico la conversación entera por respeto, pero esas cositas me quiñaron el alma. Auch, SÑ, tu cruda verdad me cayó como un baldazo de agua fría. Bueno, culpa mía por albergar esperanzas tontas.

SÑ seguro lee esto (porque ya confesó la última vez que había leído mi blog) y piensa: loca, loca de mierda. Si pues, estoy media desfasada ya. Todo esto terminó siendo demasiado para mí. No pude. No puedo. Hago lo posible, pero en verdad, mi personalidad, mi mente y mis emociones se comenzaron a afectar seriamente con tanto peso. Ansiedad, se llama en términos médicos, y eso me devolvió a un agujero bieeeeeen oscuro. No, no era culpa de SÑ, era yo la que no podía consigo misma y se repetía la misma pregunta una y otra vez entre lágrimas: ¿por qué SÑ no quiere estar conmigo?

Bueno... estoy calmada. Estoy bien. Aún me sigo haciendo la misma pregunta, pero mirando al cielo con los ojos secos y un pucho Lucky Strike silver en la mano. Me sigo preguntando muchas, muchas cosas. Algunas nunca tendrán respuesta. Pero fuera de la melancolía, aún hay cosas que me mantienen con los pies en la tierra y una sonrisa en el rostro. Aún sé que puedo vivir, y mucho. Es lo que SÑ quiere, es lo que yo quiero. Y hago.

Por ejemplo: no estar sola. Cuando estoy sola soy capaz de cortarme el brazo y verme sangrar por horas (como no ha sido el caso, así que no griten), lo que pasa es que siento capaz que soy capaz de hacerme mucho daño emocional, mental y físico si me quedo sola. Prefiero en todo caso, estar acompañada ya sea de mi prima Carla, de Evelyn o de alguna otra persona. Todo con tal de no recordar que SÑ me dejará pronto y que ya no me quiere como antes. Que soy desechable para él. Que dispone de mí, así como yo también he dispuesto de él. Ser un plato de segunda siempre tuvo sus desventajas, solo que yo la pasé tan bien que no me di cuenta de ellas. No me di cuenta del daño que me había hecho al aceptar estas condiciones. Fue mi culpa. Mea culpa.

Pero estar con gente ayuda. Vuelvo a ser un poquito la misma chica recontra alocada y muy alegre, sin amarguras. SÑ desaparece en esos momentos, la cólera o la pena, dependiendo de como sea la situación (aunque generalmente son ambas emociones) y puedo disfrutar de la vida, conforme él me dice que quiere que yo haga. Bah! A veces creo que lo único que quiere es no sentirse culpable, y así estar con MH con toda libertad. No lo merece. Si yo no puedo estar tranquila, siendo la zorra, el lobo tampoco. Punto.

Evelyn, mi amiga, ha sido gran apoyo para mí. Cuando la he llamado llorando me ha consolado, y cuando he necesitado una chela, ella y su enamorado (también un buen amigo mío) me la han invitado y con un par de tragos más, como sucedió el último viernes. Un pucho al aire en el Friday's, un trago hecho a base de pisco, y SÑ ya no dolía tanto. Estaba contenta, estaba viva sin necesidad de ser la luna que gira alrededor de la tierra. Y comprobé que puedo estar bien sin necesidad de ser esa luna. Puedo hacerlo, solo que la depresión me jala para abajo muchas veces. Muchas veces no puedo. Incluso en estos momentos me lleno de dudas y pienso en lo difícil y largo que este camino que no quiero realizar: el olvido. Y encima con el frío, que hace que el olvido sea más penoso. El camino al olvido... ya empezó.

Otra cosa que también suele servir es la lectura. Nada de románticas, solo funcionales, algunas teorías, no necesariamente de derecho. Cosas que me saquen del mundo que piso. Si cumplen con esto, genial. Estoy tranquila, sin volverme loca.


* * *

Conforme van pasando los días, SÑ se puso mejor. Parece que es más cauto, sabiendo que yo me puedo romper en pedacitos en cualquier momento. Y como yo siento que puede ser así en cualquier momento, agradezco el gesto. SÑ dejó de estar missing in action y reapareció un poquito más. Pude disfrutar de estar a su lado nuevamente, aunque sea por momentos reducidos. Ya no duele tanto. ¿Será que ya se me acabó la esperanza con él? Siento que es así, siento que así debe de ser. Si espero más, esto será peor. Si puedo esperar lo que él me puede dar, y aceptarlo, entonces todo está bien. Así debió de ser desde un inicio. Pero estoy bien, y quiero estar bien con él, aunque me sea difícil y mis sentimientos quieran llevarme de un lado a otro, todo el tiempo. SÑ es un idiota lindo, es un idiota, cierto, pero también es lindo. Lindísimo. Me gusta aún mucho, y... no puedo negarlo. Es una parte de mi vida, y con paciencia puedo hacer que sea un recuerdo muy lindo, de todo lo que lo amé, y que esto finalmente valga la pena. Pero ya está en mi vida, y se queda. Siempre volvió, siempre vuelve, siempre volverá.

Por el momento, estoy tranquila, estoy bien. He tomado más conciencia de mis decisiones. Ahora solo quiero vivir tranquila, aunque él todavía me haga mucha falta. Si alguien me dice que estaré bien, probablemente ahorita no pueda tomarle la palabra. Solo puedo estar tranquila, buscando paz de la manera en que Mrs. Woolf cree que se debe de buscar la paz. Nada de evitar la vida, sino mirarla de frente. Nada de ponerla a un lado. Siempre mirar a la vida a la cara. Aquí estoy, sigo viva, sigo luchando, sigo jodiendo a los que me quieran joder. Aunque no esté enteramente bien, sigo haciéndola carajo.

Sorry, SÑ. No volveré a mencionar nada muy profundo sobre nosotros. No más. Además, para eso tengo otros lugares donde escribir, y que la gente no lea. Tengo que escribir sobre ti, aunque nadie lo lea. Tengo que recordarte. El día que olvide, comienzo a morir... no quiero, no quiero ver tu recuerdo morir en mí. Aún quiero llevarte en el corazón.

Justo ayer veía una película en la que citan a Hemingway: "El mundo es un lugar maravilloso y vale la pena luchar por él". Y la añadidura a la que me uno: estoy de acuerdo con la segunda parte. Por el momento, al menos.

jueves, 5 de agosto de 2010

Racional vs. Emocional

Creo que las mujeres tenemos un poco de paranoides.

Hoy en la mañana hablaba con una Psicóloga, que me estaba explicando sobre la expresión "Compulsiva-Paranoide" que figuraba en un Examen Psicológico. No me sorprendí mucho con su explicación: la personalidad con rasgos compulsivos es aquella persona que tiende a la perfección, es meticuloso, rígido en sus pensamientos, le cuesta introyectar un análisis de sus déficits personales (le cuesta reconocer fallas, errores), con inadecuado manejo de sus impulsos, ya que es poco tolerante, tornando irritable, agresivo; en relación a los rasgos paranoides, tiende a magnificar experiencias, se torna desconfiado, dentro y fuera de su entorno, su pensamiento es rígido.

Cuando la doctora se fue, me puse a pensar en el aspecto de la personalidad paranoide. Asu, es decir una persona es capaz de buscar cualquier pensamiento que justifique su trauma. Si alguien se portó de cierta manera con él, probablemente piense que ello pasó por algo muy malo. Las acciones de otros constituyen una manera de hacerle daño. Al menos, eso en lo que respecta a un aspecto de la paranoia. Creo que las mujeres, no solo tenemos algo de eso, sino bastante. Myself included, por supuesto.

Las mujeres somos locas. Tenemos fuertes rasgos paranoides. Tendemos a desmenuzar incluso la más pequeña de las frases para analizar el contenido y sacar nuestras propias conclusiones. Al analizar en partes y no en un todo, es que podemos llegar a conclusiones que son con frecuencia equivocadas. A mí me pasa todo el tiempo, y estoy segura que si tú mujer, estás leyendo esto, lo más probable es que estés haciendo dos cosas:

1. O estás negando completamente esta última afirmación que he dado, no sin antes despedazar cada momento en que crees que exista una posibilidad de que tal vez exista un rasgo paranoide en tu ser. Si, así, llena de dudas, te has dicho "no" a tí misma.

2. Has pensado en las ocasiones en que has actuado en lo que en definición masculina es "como una loca" y me has dado la razón, porque al final, todas podemos ser unas locas en ciertos momentos de la vida.

La verdad es que sí, estamos locas. Nos dejamos llevar demasiado por las emociones más que por un pensamiento frío, parsimonioso y honesto de las cosas. En buen cristiano: vemos lo que queremos ver. Probablemente me hubiera quedado ciega a mis propios pensamientos y emociones si es que SÑ no me decía una vez estas cosas. Claro, a ninguna mujer le gusta que le digan que está loca. Yo no tengo problema con eso: YO SÉ QUE ESTOY LOCA. Siempre he sido así toda mi vida, y hasta me gusta un poco que me digan loca. El problema es cuando no solo eres loca porque eres alegre o ves la vida de una manera distinta, sino que también le quieres buscar cinco pies al gato.

¡Qué miedo!, ¿de verdad hacemos problemas por todo? Si, por todo. Desde que miraste a la perra de la oficina con ojos de cordero degollado directo y sin escalas al escote, o porque también le diste un "gracias" sincero a la misma mujer, que resulta ser compañera del trabajo del sujeto en cuestión. ¿Tenemos la necesidad de despedazar cada frase siempre? No. A veces que nos respondan con un si o un no basta. No necesitamos que nos digan su vida entera, sino tan solo algo pequeño luego de lo cual nosotras podamos tomar nuestras propias decisiones. La locura que se quede con la fémina, pero no hay necesidad de salir de su círculo interno.


Lo malo es cuando sale, estalla y vuelve todo caos. Yo tuve que tomar pastillas para dormir un tiempo porque me volví presa de mí misma ante ciertas situaciones (no diré cuales). Realmente, a veces nos volvemos un poco locas, nos dejamos dominar en vez de dominar nosotras la situación, y terminamos cagadísimas. Jodidísimas. Un sabotaje interior a nuestra felicidad, solo porque algo nos pareció fuera de lugar. En todo caso, las que estamos fuera de lugar somos nosotras. Ellos también de vez en cuando, pero más nosotras si seguimos con un comportamiento tan paranoico.

Pienso ahora en todas las veces que un hombre nos dijo "locas" y no puedo evitar pensar que tal vez hayan tenido un poquito de razón. ¿Y si estamos así de locas? Puf, no. Yo no quiero. Esto, como tantas otras mentiras, no es nuestra naturaleza. No somos nosotras. Nosotras no estamos asi de locas. Así que no podemos dejar que lo emocional se meta dentro de los pantalones de lo racional y haga un bolo parecido. Tomen aire, y piensen antes de decir algo, pero ¡piensen! no solo escuchen sus corazones latir con fuerza.

Ahora, si no solo las mujeres somos las que pensamos emocionalmente, también lo es la colectividad. Cuando tomas a una persona y le pides una opinión, ella te dirá lo que piensa. Si le preguntas a un grupo, te responderán con emoción, aún cuando la pregunta sea racional. Puedes pedirle a un grupo que opine sobre la violación, y solo gritarán lo mismo que los israelíes a Jesús: ¡crucifíquenlo! Es un horror realmente.


Creo que no debemos dejar que nuestras emociones manejen nuestros pensamientos, sino que debe ser al revés. No me vean como una cínica, sino que es cierto lo que les digo. Pensando bien las cosas, con frialdad (y un pucho en la mano, para calmar al bobo), es que una encuentra que todo está en los ojos del que mira. Vemos lo que queremos. Escuchamos lo que queremos. A veces se acerca a la realidad, a veces no.

No solo nosotras: hombres, mujeres, colectividad. El pensamiento racional debería de desplazar a todo aquello que no nos permita crecer como personas, pues la mente no puede dejarse dominar por emociones que muchas veces obedecen solo instinto y no un pensamiento bien pre meditado. Probablemente el mundo sería un lugar mejor si en vez de dejar de pensar con el bobo, lo hiciéramos con el cerebro. Y no quiero desnaturalizar este blog, diciendo que debemos dejar de sentir. Sentir siempre será parte de nosotros, pero mientras sepamos diferenciar el pensar y el sentir. Mejor dicho: cuando sepamos diferenciarlo, entonces podemos gritarle con suficiente fundamento al imbécil en el poder o al que tenemos al lado de nuestra cama, sin que éste pueda ofrecer respuesta alguna. ¿A qué no es poderoso eso? Muajaja.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Señor Juez, forever

De hecho, nunca encontraré a nadie que haya sido dedicado tanto a una profesión como SÑ. Lo de este tipo no era solo una carrera, profesión: era realmente una vocación. Podría decirse que un llamado divino a las armas del derecho.

SÑ no recuerda el motivo por el que quiso ser abogado. Supongo que fue hace mucho, o que para él ese detalle no importa. En mi caso, recuerdo que quise estudiar derecho porque quería convertirme en escritora al 100% y pensaba que la carrera me ayudaría. Lo hizo, pero el amor por la profesión vino después. Justamente, quien me enseñó a realmente amar mi carrera fue SÑ. El lado profesional de él al menos.

SÑ no solo ama su carrera. No solo es profesional. Además, es funcional. Esto último más que nada. Y justamente, cuando amamos algo y nos dedicamos a ello, es que nuestras demás virtudes salen a flote solitas no más. SÑ es un buen profesional, la gente lo admira, lo respeta, le pide consejos, le pide debates (esto yo también, cuando tengo dudas), le pide ayuda, le ofrece trabajos eventuales en preparación de escritos y resoluciones. No importa cuan player, medio pendex o extrañamente indeciso pueda resultar en el plano emocional. Este tipo es un súper-abogado, de los pocos que encuentras. Y que de verdad, son pocos, pero son...

A ver, pero fuera de la patería y de la enumeración de virtudes (para lo que no me creo muy buena, sin sonar medio sobona), vayamos por el principio. Yo a SÑ lo conocí cuando era el Señor J: Señor Juez XXX (no voy a decir su nombre, ¿no?). Provisional, eso sí. De esos que nombran a dedillo porque tienes una buena conexión con alguien que tiene las mejores conexiones. A veces vale la pena, a veces no, pero no debatiré eso. SÑ era Juez porque se lo merecía, porque un Señor J con mayor intelecto decidió que era hora que el simple mortal que era el asistente de despacho hasta entonces, ocupara un sitio entre los Olímpicos que soñaban con la gloria en la rama magisterial.

SÑ había sido nombrado meses atrás nada más, por su superior de entonces. Antes, él había hecho trabajos de despacho: las resoluciones eran su campo. Resolver expedientes era su pasión y su habilidad, y luego de bastantes años en eso su superior decidió que lo supliera mientras tomaba sus vacaciones. Una mañana, dirigiéndose al trabajo recibió la llamada ganadora: su nombre figuraba en El Peruano como Juez Provisional. No imagino lo mucho que habrá disfrutado de ese momento entonces. Por aquel entonces, yo sufría por el Chino y con dilemas que creía serían lo peor en mi vida, con los temas de la facultad y el aburrimiento de la falta de cosas en la vida. Cuatro meses después de ese primer nombramiento, yo estaba sentada frente a SÑ pidiéndole que me permitiera hacerla de practicante en el buen y viejo PJ.

Como les digo, lo de SÑ es vocación. Y ser Juez, era la Ciudad Esmeralda luego de recorrer un largo camino de ladrillos amarillos (referencia de "El Mago de Oz", por si acaso), era el logro máximo que pudiera haber querido. Lo sé, lo entiendo. Su gusto por semejante cargo (que no es poca cosa, no crean, no solo los Titulares pueden vanagloriarse de lo que hacen) era contagiante, transmisible por el aire. Unas palabras y ya sabías que a él le gustaba. No por tener la capacidad de ser superior, sino que era bastante bien merecido su sitio. SÑ sabe hacer bien su trabajo, es lo que siempre he dicho (él lo sabe, yo normalmente lo repito ante otros), y ahora que su trabajo tuviera mayor significado, que pudiera tener reconocimiento propio, era solo la consecuencia de los años de trabajo dedicados a este sistema penal que siempre es ingrato incluso con los más dedicados.

SÑ resolvía bien. Era definitivamente un Juez justo, objetivo en todo, con fundamentos en sus decisiones, aunque la gente no entendiera eso. Yo al inicio no entendía bien como separar lo objetivo de lo emocional, pero con él como maestro no tenía pierde. No pude caer en mejores manos, en lo que... bueno, profesionalmente hablando, jajaja. Él me enseñó que las decisiones debían de tener un buen fundamento que pudiera explicar a las partes detalladamente el motivo de su decisión, "ya que las resoluciones no son para los abogados, sino para las partes" me dijo una vez. Aunque esto no lo salvaba de ser controvertido a veces, y eso lo pude notar en algunas ocasiones. En una memorable terminó en el periódico. Yo apenas lo conocía, pero sabía que no se lo merecía, que si él tomaba una decisión era porque habían bases para ella. Así de sencillo.

Ese Juez justo que era SÑ se iba perfeccionando. Merde! Este sujeto se perfecciona a sí mismo en lo laboral, ¡cómo lo envidio, carajo! Conforme pasaba el tiempo y yo ya no trabajaba directamente con él, podía ver como crecía en su labor. No el ego, porque el ego siempre ha estado alto (por una buena autoestima), sino que su calidad era distinta. Ya era más Juez que un simple trabajador, separaba las cosas para su momento y se ganó una buena fama tanto en el edificio como en otros lugares. La gente conocía que era accesible, era bueno (no sé si usar el término bondadoso, pero por ahí se entiende), era gentil y trataba a todos con respeto. Eso sí, siempre hablando en difícil, y a veces la gente no entendía. Bueno, supongo que sería la costumbre. Eso sí, se molestaba y uy! Mejor ni le hubieras dicho algo. SÑ como el Juez molesto, era de temer. Así como había algo en su voz que pudiera sonar seductor, también había una entonación especial que podía hacerte temblar, incluso llorar, cuando él se molestaba. Se me pone la piel de gallina de recordarlo. Yo gocé esa entonación dos veces, y las dos veces fueron muy malas.

SÑ fue Juez por un tiempo corto, un tiempo que él se desenvolvió más que bien, cumpliendo con todas sus funciones. Emigró luego, a pastos más verdes, a otra función jurisdiccional pero sin la cinta blanca de Juez. Lo odió, realmente lo odió en su momento. Cuando descubrió que todavía podía hacer muchas cosas buenas en su nuevo cargo en pastos más verdes, encontró alivio en su espíritu penalista y abogado al 100%. Pero la verdad, y yo se lo dije alguna vez, es que él nació para ser Juez. Su esencia es de Juez, y por eso le decía también que nunca dejaría de ser Juez, que él "es" un Juez. Un espíritu de Magistrado.

Por eso, hoy día del Juez, recuerdo ese aspecto de él del que poco he mencionado en el blog. Su funcionalidad, su humanidad en el trato a los demás. No era la Madre Teresa, pero era un buen Juez. Un ejemplo para muchos, que son de lo más chabacanos, que no saben hacer sus cosas o que ningunean a la gente además de vagar. SÑ sabía lo que hacía, por eso lo hizo bien. Puede que no tenga el cargo, pero siempre tendrá el espíritu. Por eso, feliz día para él.

lunes, 2 de agosto de 2010

Communication Breakdown

¿Cuándo es que realmente tocas fondo como persona? Esa pregunta la intentaré resolver conforme escribo.

SÑ regresó. Y me parece que ha regresado la misma persona que dejé partir entre lágrimas, y que ahora recibí con más lágrimas todavía. Esperen, esto se pone bueno (dependiendo de lo que entiendan como bueno). Si no pude dormir durante la semana que se fue, menos cuando regresó y no me comuniqué con él (mejor dicho: él no se comunicó conmigo). Pensando en todas las pesadillas y alucinaciones terribles que había tenido, en los que él volvía con MH, o incluso le pedía matrimonio (grito desesperado), no me contuve y lo llamé. Quería saber.

SÑ es el mismo. Egoísta, cariñoso, agradable, pendejo. Es lo mismo que regresó del viaje, queriendo contarme muchas cosas que yo no quería oír, pues sentía que cada sonrisa suya en el viaje era un dolor mío. Bastante exagerado, pero es así. Entre lágrimas le conté lo mal que la había pasado durante estos días de feriado, cuánto lo extrañaba y todo lo que pude imaginar, entre bueno y malo. Eran ya mas de la once de la noche, y el pobre sujeto agarraba fuerzas para soportar mi lloriqueo sin tener que mandarme a freír monos, o sencillamente, a la mierda. Lo escuchaba respirar y aguantar palabras. Parece que el cuento resultó bien después de todo.

Luego de eso, SÑ quería hacer lo que parecía lo más inteligente entonces: cortar la llamada y esperar a que yo me calme. Pero yo estaba demasiado molesta y asustada como para dejar que se fuera. ¡No!, yo quería gritarle sus cuatro verdades, todo lo que pensé y creí poder resumir en una llamada telefónica de cinco minutos. Tonta, para variar, ¿acaso no podías elegir “mejor” momento para decir tus verdades? Porque en verdad, no era el mejor momento tan tarde en la noche de un domingo y encima a través del teléfono. Era más que obvio que SÑ se iba a incomodar. Y con justa razón. Yo no entendía entonces, no quería entender un carajo. Solo quería gritarle y llorar. Eso hice.


En otro contexto, SÑ me hubiera mandado a la mierda más rápido que volando. Esta vez no lo hizo. Y se lo agradezco. Ahora, porque en ese momento lo detesté mucho, mucho, mucho. Cuando colgó yo sentí que moría por dentro, realmente sentí una muerte interior que en ese momento se sentía como lo peor del mundo. Lloré, como antes: con gritos, ahogándolos en mi almohada. Las lágrimas caían grandes y con fuerza. Me sentía realmente fatal.

¿Cómo sabes cuándo has caído tan bajo? Cuando luego de un malentendido corto, haces cosas que no repetías desde los 14 años, cosas que tienen que ver con tu autoestima. Cuando sientes que el dolor interior tiene que ser manifestado físicamente. Quieres hacerte más daño, porque no crees merecer nada bueno por haber jodido algo tan chévere. Las lágrimas de repente no son suficientes para aliviar tu pena, quieres hacer algo para liberar tu angustia. Y lo haces. Entre lágrimas dejas que la pena salga por los poros de tu cuerpo débil por el llanto. De repente... dejas de llorar. Las cosas ya no se sienten tan pesadas entonces.

Cuando dejé de llorar, lo primero que pensé era "¿por qué me sentía tan mal?". Cuando mi cerebro comenzó a funcionar de nuevo, quise buscar una explicación razonable a mi actuar tan emocional. Como siempre en casos así, la respuesta es difícil: me sentía mal porque SÑ no me había buscado apenas llegó, es cierto, ¿pero era tan malo acaso? No era el fin del mundo eso. Además, él se pudo portar peor y no lo hizo. Yo, por mi parte, recordé entonces que más que sentirme mal, lo que sentía era mucho miedo. Tenía miedo de perder a SÑ, de lo que hubiera podido ocurrir con MH, y era justamente esa sensación irracional lo que me había llevado a hacer algo muy irracional. El miedo te consume, y a mí en una noche de domingo, casi me lleva a otro lado... bastante más oscuro.

Pero con la mañana siguiente las sensaciones son distintas. Primero, piensas mejor las cosas, y luego conforme pasa el día, todo se ve mejor. Ya nada es "tan" malo como la noche que a veces te avergüenza recordar pues te sientes bastante tonta al pensar que algo era muy horrible cuando en realidad no lo era tanto. Ni siquiera SÑ. Y es bueno que yo pueda pensar así, a pesar de lo malo (lo realmente malo), y debería de acostumbrarme a pensar así incluso cuando las cosas van mal, cuando pienso que no hay esperanza o que todo está en el suelo. Bueno, a veces las cosas van por el suelo, pero igual, no debo perder la fe en que la vida aún me espera. Y la vida no es SÑ, es mucho más.

El domingo por un cese en comunicaciones racionales, perdí la razón unos momentos. Perdí la razón y en esos momentos pude haber hecho una cojudez de la cual me arrepentiría seguro. Menos mal aún tengo una mente que me deja ver más allá de lo evidente, incluso cuando no se puede. Mientras, intento controlarme sin tener que recurrir a algún tipo de ayuda médica o mental. Mientras, miro lo que "casi fue" y que está grabado en mí. Ese color rojizo me mira fijamente y me recuerda lo tonta que fui por un malentendido. Nunca más. No quiero sentirme así nunca más.