miércoles, 28 de diciembre de 2011

Buscándote: canción del año 2011

Siete meses luego del "evento", finalmente rescato lo que me dejó este año.


Hace mucho tiempo que no lloro en el micro camino a casa. También hace mucho que no me miro al espejo y encuentro a alguien deprimido, triste y sin esperanza. Finalmente mi vida volvió a ser mía, y eso es lo que más agradezco de este año tan díficil que me tocó vivir.

Ciertamente, hace tiempo que no tenía un año así de difícil en mucho tiempo. Es decir, el año pasado tampoco fue un lecho de rosas, pero lo sobreviví. Pero la idea no era solo "sobrevivir" a las cosas, sino encaminarse y aprender a vivir, a ser uno mismo sin necesidad de que te falte una mitad todo el tiempo. A mí, gracias a Dios, no me falta nadie, porque todavía tengo a ese alguien, de una u otra forma.

Pero también ahora tengo más gente. Está mi trabajo, mi familia, los pocos amigos que aún tengo, y pensar en que todavía tengo mucho más que pensar que solo en la pena que me embargaba todos los días. Si, superé mis huevadas. Si, SÑ dejó de ser el centro de mi universo, pero todavía seguía siendo una persona muy importante.

Todo fue por "El evento". Recuerdo el miedo que tenía días antes de que ocurriera todo, pensando que me moriría o que no sobreviviría. Era como un soldado que está a punto de entrar a la toma de la playa de Normandía en 1944, pensando en si sobreviviría, en si volvería a su vida normal, en si en algún momento todo eso sería nada más que un recuerdo para contar a generaciones posteriores. Mi desesperación, como usualmente ocurre, fue innecesaria. SÑ se casó, pasó. Ya no duele.

Ya no duele ver tu anillo de matrimonio brillando de nuevo en tu dedo. Ya no duele pensar a dónde es que llegas luego del trabajo (mejor dicho "a quién"), o que tus mejores momentos los pasarás con esa persona. Bueno, eso último un poquito, pero no tanto como antes, cuando yo era una persona de lo más enferma, porque ahora puedo ser feliz en mi propia realidad. No te niego que la vida sería mucho mejor para mí si hubiera ocurrido como siempre lo he imaginado, pero ya no tengo motivos para llorar o desesperarme. Ya no soy infeliz. Ahora he aprendido a ser feliz con lo que tengo.

Lo que pasa es que entendí que nada bueno puede llegar, si es que yo no hago cosas buenas por mí misma tampoco. Por ejemplo, este año me empecé a vestir mejor, a preocuparme más por mí misma, a tratar de mejorar los defectos que la gente me veía. A callar cuando fuera necesario y a hablar y ser valiente en su momento. Todavía, debo reconocer, me falta un montón: aún soy cobarde, aún soy orgullosa y soberbia, y como EN EXCESO, pero creo que puedo mejorar.

La idea era que para encontrarte, SÑ, primero debía encontrarme a mí misma. Pasé tanto tiempo tratando de entender tu mente y tu corazón, que dejé de pensar en mí y en lo que veías realmente a mí: a una mujer loca, desesperada e inmensamente triste que no tenía ganas de salir de ese estado. ¿Podrás ver ahora que en realidad sí quiero mejorar, que estoy intentando salir de toda la pena que me tuvo ahogada y estancada en un lugar en el que realmente no quería estar? Pensé que tú eras quien me había hecho todo este daño, cuando en realidad el mayor daño me lo hice yo misma. Y ya me perdoné por ello, por eso sigo adelante.

* * *

Ya, ya. Mucho floro de mujer superada que nunca te ha gustado. A mí tampoco me gusta dar discursos a lo Paulo Coelho, pero creí que era necesario escribir sobre ello, porque eso fue mi año: buscarme, encontrarme y ayudarme a crecer. Esa fue la mejor manera de encontrarte también, de disfrutar más de ese SÑ que siempre me gustó, con el que podemos ser el "codo a codo", aunque ya no sea como antes.

¡Oigan! no me malentiendan. Yo quiero a SÑ, si, pero no quiero que acabe su matrimonio y deje todo por mí. Yo quiero sinceramente que sea feliz en el viaje que le ha tocado emprender, porque estoy segura que él también desea lo mismo para mí, aunque le duela un poco saber que mi felicidad algún día estará con otra persona. Eso es quererse de verdad. Y es lo único que me destruiría en serio: que SÑ me deje de querer. Pero eso no sucederá, al menos no ahora. SÑ y yo seguiremos escribiendo nuestra historia, cada uno a su modo. De un modo mucho más saludable ahora.

Y bueno ahora con ustedes... ¡la canción del año 2011! La historia de esta es la siguiente...

Tres días después de "El evento" yo estaba en el transporte público camino a casa luego del trabajo, cuando escuché que anunciaban esta canción en la radio. Conforme se iba formando la primera frase de la canción, entendí que esa era la canción que lo definía todo. Avanzaban los días, las semanas, los meses y esa canción aún definía la búsqueda en la que yo estaba: de SÑ. Pero para encontrarlo, me tenía que buscar primero a mí misma. Y así lo hice.

SÑ, si lees esto, espero escuches esta canción, que hace rato que te la quiero dedicar. Y una vez más, gracias por estar a mi lado y por quererme siempre, así como yo te quiero a ti.

viernes, 16 de diciembre de 2011

El deseo y el cariño

NUNCA confundir.


A veces me pongo a pensar si esta confusión es un problema estrictamente femenino. Intento convencerme que no, que les puede pasar a todos por igual, sean hombres o mujeres. Pero la verdad, por más que duela, es que a las mujeres les sucede con mayor frecuencia.


Porque el hombre es más disfrazador de sus emociones. No de cualquier emoción, porque eso las mujeres también lo sabemos fingir muy bien, sino de sus emociones esas que vienen no del corazón o del cerebro, sino de un poquito más abajo. Solo un poco. ¿Lo encontraste? Good. Continuemos.


De lo que me he dado cuenta es que los hombres también son manipuladores, pero en sentido inverso al de las mujeres. Mientras que la mujer manipula mintiendo sobre el sexo para obtener atención, el hombre manipula con atención para obtener sexo. A nosotras nos gusta fingir que queremos todo el sexo salvaje del mundo con esa persona y solo con esa persona, pero en realidad es parte de la manipulación para obtener atenciones no necesariamente en la cama. Manipulamos deseo por cariño.


Los hombres hacen todo lo contrario: fingen que son los seres más comprensivos y sensibles, solo para obtener sexo. Manipulan cariño por deseo. Si, de ahí es de donde salen muchos cretinos sin corazón que solo quieren encamarse con todas utilizando las peores mentiras, artimañas y manipulaciones para obtener lo que no obtendrían de un modo más sincero o directo (bueno... no gratis). Me recuerda a un capítulo de South Park en el que el personaje de Butters hace un negocio de caficho (proxeneta) con algunas compañeras de colegio y prostitutas de mucha mayor edad; en el capítulo en cuestión, Butters dice que es mejor pagarle a una puta para que haga lo que quieres hacerle a una mujer "sin tener que escuchar sus estúpidos problemas". Dice muchas verdades acerca de como los hombres la hacen larga con la mujer a la que se quieren encamar, y es una inversión de riesgo (dígase), ya que existe la posibilidad de que la flaca al final nunca te deje abrirle las piernas.


* * *


Antes que me manden a la hoguera, déjenme aclarar algo: es cierto que existen hombres que son sinceros al querer escuchar el problema de una. Hombres que saben querer de verdad, que son hombres de verdad con la mujer con la que quieren estar, y no necesitan fingir atención o cariño, porque lo sienten de verdad. Bienaventurados sean. Pero, señoras, estos hombres son realmente escasos. Es difícil encontrarlos y además, por cosas de biología y travesuras de la vida, nosotras pocas veces tendremos interés amoroso en ese tipo de hombres: siempre nos gustarán los hijos de puta que nos pueden romper el corazón.

Yo, personalmente, no entiendo por qué los hombres manipulan tanto para obtener sexo. Es decir, ¿no sería mejor decirnos las cosas de frente, que solo es sexo, sin necesidad de lastimar a quien cree que está recibiendo cariño de verdad? También es cierto que no entiendo por qué nosotras no podemos entender que el sexo muchas veces no tiene nada que ver con el vínculo emocional. Escucho a hombres que se quejan al respecto, que les llega tener que deshacerse de mujeres que se enamoraron de ellos luego de diversas sesiones sexuales. ¿Han pensado que ello no se daría si fueran directos desde el inicio? Pero no, no puedo ser absoluta. Hay casos en los que los hombres dan las reglas del juego desde un inicio, pero igual a nosotras nos terminan gustando, nos enamoramos. No pudimos contrarlos y fue nuestra culpa.

Porque el deseo no es necesariamente cariño. Puede ser muchas cosas, pero pocas veces resulta siendo amor de verdad. Cariño sincero. Tantas veces veo esto, lo siento tal vez, pero resulta solo siendo deseo, nada que ver con lo que más quisiéramos. El deseo es una emoción distinta, deberíamos aprender a verlo, y no confundirlo con cariño solo porque aparece a veces en forma similar a este último. Al final, mucha gente sale lastimada por una falsa percepción, y es mucho peor cuando la falsa percepción es intencionada. Entonces nos enfrentamos a un verdadero hijo de puta, o en el caso de una mujer a una zorra sin alma, que nos metieron el cuento para poder meterse en nuestras camas, de una manera tan baja que es muchas veces incomprensible.

Y lo diré de frente de una vez, porque es necesario saberlo: solo porque alguien te desee, no significa que ese alguien te quiera. Triste, pero es real.

martes, 13 de diciembre de 2011

Buscándome

Sobreviviendo a mí misma.

Debí haber escrito algo cuando me enfermé de varicela. Estuve dos semanas atrapada en mi casa. Perdón, en mi cama. Fueron semanas fatales.

Ups, creo que empecé desde el final. Iniciemos de nuevo.

Este año ha sido definitivamente uno de los más difíciles para mí. No como el año pasado, en el que el problema fui yo misma, sino que el mundo a mi alrededor comenzó a cambiar y yo no tenía la menor idea de cómo reaccionar a estos cambios. Fue muy triste ver como la persona que quería se iba al altar con otra mujer, fue muy triste sobrevivir a ello y muy triste también el estado en que quedé. Pero no era culpa de SÑ (en realidad sí: ¡rata de dos patas que se casó con otra cuando dizque me quería también! Muajaja, ¡al fin lo dije!), sino que yo también tenía que ver. Menos mal estaba mi queridísimo amigo, el Mastro, listo para consolarme, aconsejarme y ayudarme también. Hay poca gente que veo de la facultad, mi amiga E y el Mastro, y me alegra mucho poder verlos, porque me ayudaron a levantarme. Por mí y por mi familia. Porque si no hice ninguna estupidez, fue por mi familia, por mi madre, porque ni cagando iba a dejarla cargando con mi cojudez.

Pero eso ya pasó. Es cierto, la pena se quedó tiempo, y aún sentía lástima por mí misma. Pero poco a poco resurgí de mis cenizas y me empecé a parecer un poco más a la Yo de hace un par de años: escuchando mi música favorita, viendo mis películas, llenándome más y más de conocimiento que pudiera compartir. Leyendo mucho en noticias, Wikipedia y el Twitter, que créanlo o no me hizo crecer, salir de manera virtual de mi casa, de mi cuarto, y conocer opiniones sobre la gente. Durante mi pena, mi resurgir y el leer más, me conocía más a mí misma. Sabía lo que no quería ser y que menos mal eso lo estaba dejando de lado.

La lucha no era solo emocional, entonces ya la lucha se hizo con el mundo. El ambiente laboral también se hacía muy difícil a veces y necesitaba toda mi fuerza para confrontarlo, para seguir haciendo bien mi trabajo y para que el Fuhrer, en resumen, dejara de joder. SÑ aún me sigue diciendo a la fecha de que debo de irme de ahí, que todo lo que tenía que hacer ya lo hice y que es hora de evolucionar y bajar de peso. Este... bueno... evolucionar no más. Creo que tiene razón. Mi ciclo ha terminado. He aprendido del trabajo duro, de ser jodida y que te jodan y ser eficiente hasta en los peores momentos. Menos mal he aprendido a controlar situaciones y a tratar al público, aunque mi timidez sigue terriblemente cuando viene alguien sin intenciones de ser agradable. Hoy me pasó eso, y me hace envidiar terriblemente el valor de mi madre, lo cual es algo que siempre he querido imitar, y pienso hacer.

* * *

A mis veintitantos años... ¡me dio varicela! La historia fue algo así: no tengo la menor idea. Solo sé que una mañana de viernes me salió algo que parecía un barrito en la sien derecha y luego en la noche me sentía malaza, como si tuviera fiebre interna. Al día siguiente, me sentía mucho mejor, pero me seguían saliendo erupciones en la cara. Todos en mi casa pensábamos que se trataba de una intoxicación debido a mi inadecuada dieta, hasta consulté con dos médicos, y me dijeron lo mismo. Pero me empezaron a salir más erupciones en el cuerpo, y me empecé a asustar.

Al día siguiente de ello, el domingo, me sentía bien, pero con más erupciones en la cara. Acompañé a mi hermano a un evento y... ¡me salieron más erupciones todavía! Estaba asustada, no sabía qué era y quería cortarlo de una buena fuckin' vez. Fui al médico con mi mamá en la noche, y esta apenas me vio me dijo el veredicto: eso es varicela. Me fui al Hospital de emergencia y el resto ya es historia: dos semanas de encierro en casa, con marcas en la cara, claro, luego de que todo eruptara, se inflamara, picara, jodiera, fastidiera, doliera y finalmente poco a poco desapareciera. Aún tengo manchas que son el horrible recuerdo de las ampollitas (porque eso son al final las erupciones de la varicela) que me salieron en todo el cuerpo, incluso en lugares demasiado privados. ¿Imaginan lo que es que te pique ahí incontrolablemente? No dormí la noche del brote. La segunda mas o menos. Luego no podía salir a la calle. Finalmente se secó todo, pero tenía marcas horribles. Ahora, según me han dicho, parecen lunares o pequitas.

* * *

No sé aún si enorgullecerme por ser tan fuerte, o avergonzarme por ser tan tonta. Ya no se trata de SÑ o del mundo si quiera, sino de mí misma. De tener miedo o de no tenerlo, de enfrentar y no esconderme, ni siquiera de mí misma. Aprender a quererme sin necesidad de que hubiera alguien alrededor, algún chico revoloteando. Claro que es bonito, pero me doy cuenta que no es lo más urgente en estos momentos. Primero es estar conmigo misma, disfrutarme, y luego dejar que otro lo hago. Por el momento, aún quiero a SÑ, aún lo quiero cerca y me hace bien, porque lo malo tenía que dejarlo de lado, en nombre de todo aquello que no supe disfrutar en su oportunidad y que tal vez pudo haber hecho una diferencia.

¿Pudo? No lo sé. ¿Vale la pena vivir con ese pensamiento? No. Ahora es ahora, lo que tengo que vivir es lo que tengo en las manos y es poco, lo mejor es no desperdiciarlo. Lo mejor por hacer es encontrarme, vivir y querer mucho, querer a todos, incluso a MH. Entender que el mundo cambió y que yo tuve que adaptarme, así que debo de encontrar a esa Yo, la de siempre. Estoy en plan de búsqueda. Mi misión es buscarme y encontrarme.


PS. SÑ: te quiero. Sigues siendo una de las cosas más importantes de mi vida y te agradezco con toda el alma que hayas decidido que yo siga siendo parte de tu vida, pues indica que te soy necesaria de alguna u otra manera. Espero que siga así por mucho tiempo más. Amén.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Momentáneamente Loca

Si, hoy me quebré. Y aquí está el relato.

Hoy SÑ me iba a jalar. Le pedí que lo hiciera, no solo por verlo sino también por necesidad. Había un tráfico espantoso y yo no sabía si podría llegar bien a casa y a tiempo. Tenía cosas que hacer, cosas que al final no hice, pero SÑ, cual caballero andante, es capaz de muchas cosas, pero no de dejar parada a una mujer, esperándolo. Mi SÑ es todo un caballero cuando se le requiere, y hoy no iba a hacer la excepción.

Ya estaba algo ansiosa cuando le di el alcance. Es que se demoró mucho y temí que hubiera tenido un percance o que tuviera dificultades para llegar al lugar pactado. Si me decía en esos momentos que no llegaría, yo estaría conforme con ello. Pero llegó y yo me calmé al verlo sonriente y elegante como siempre, como si la vida pasara normalmente en medio de bocinazos y todo el tráfico. Ídolo, como dirían los argentinos. Conversamos muy bien, todo estaba tranquilo, revisando noticias en nuestros Smartphones. Pero yo seguía igual de ansiosa, y no sé por qué.

Pudieron haber sido las hormonas, tal vez la calentura de la espera, o como dice bien SÑ: simplemente que estoy loca. Utiliza mucho la navaja de Ockham para definir el comportamiento femenino en una simple frase, pero yo ya le he dicho que no solamente es que estemos locas. Pero hay algo que SÑ lleva por dentro, una procesión más larga que la del Señor de los Temblores en octubre, y sé que ese es el verdadero motivo por el cual noto una pequeña cantidad de resentimiento en esa frase. Claro, a menos que diga que estamos locas solo porque sí, en cuyo caso el loco sería él. Pero en fin.

Fue justamente mi ya alterado estado de ánimo el que se terminó ofuscando con algunos comentarios de SÑ. "Para mí todas las mujeres están locas, todas excepto..." y mencionó el nombre de una chica que en realidad no me cae muy bien. No, no solo por loca, sino porque le temo. Siento en ella una amenaza.

Es una chica que SÑ conoce por temas laborales. Le tiene aprecio y estima (¿adivinen justo como a quién en un inicio?), y se llevan bien. Tiene buen concepto de ella porque "no está loca" y es muy centrada y juiciosa en lo que hace. Yo detesto a esa flaca, porque le temo, y temo que SÑ la tenga en tan buen nombre que termine cayendo con ella. Porque yo nunca voy a dejar de pensar en esto: SÑ se puede meter con cualquier mujer el día que le de la gana. Temo que le guste mucho, temo que la quiera... y temo que por ello me deje de querer a mí.

Bien fatalista yo, ¿no? Es un temor que siempre llevo por dentro, pero que con el tiempo aprendí a ignorar. Surge de vez en cuando, pero cuando surge lo escondo en cualquier parte e intento no darlo a mostrar. Pero esta vez fue inevitable. Le dije que cuando lo viera con ella, a ella le caería una patada, que la detestaba, que era una zorra, no le dije por qué, pero le dije todo eso. Él dijo que "no, no es una zorra, no se regala con nadie, es más, hasta creo que se aburre con su novio".

Hervidero en la cabeza.

Por un momento pensé en bajarme del carro. Pero seguí con otra conversación. Igual se me quedó en la cabeza lo que decía SÑ. ¿Acaso él puede querer a un par de locas como somos MH y yo?

* * *

¿Cuándo dejé de ser la chica ingeniosa, inteligente, madura, divertida y alegre que él aprendió a querer, para solo ser una loca más? Peor: ¿cuándo MH dejó de serlo?, ¿y aún así fue su esposa? Cuando llegué a mi destino tenía un nudo en la garganta y un puchero en la cara. Una lágrima chiquita cayó por mi cara cuando abría la puerta de mi casa. Yo no quiero ser una loca más, pero sinceramente, hoy me porté como una definitivamente. Esa lágrima era porque había regresado a ser aquello que prometí no volver a ser jamás. La prueba de mi incumplimiento.

Ello me recuerda un episodio del día de ayer: el Fuhrer. Estaba estresadísimo, el estrés salía por cada poro de su cuerpo y contagiaba al extremo, porque claro, si se sienta al lado mío claro que me contagiará todo ello. El detalle está en que con las justas y me dirigía frías frases, y unas cuantas, mientras que con los demás compañeros se reía y conversaba normalmente. Obvio que me sentí mal, hasta lloré un rato en el baño. No entendía por qué se portaba así conmigo, si yo no había hecho nada, estuve de buen humor cuando llegué en la mañana, nada más. No entendía. Pero en vez de solo llorar y lamentarme, decidí que iba a solucionar el problema con inteligencia.

Hice varias bolitas pequeñas de papel y las camuflé en mi escritorio. Cuando el Fuhrer estaba sentado a mi costado, le empecé a lanzar una por una las bolitas que hice, despacio para que no le doliera, pero con fuerza para que la sintiera. No tardó en voltearse hacía mí, que lo miraba con una sonrisa de lo más inocente. Le dije: "Hola, Fuhrer, ¿se acuerda de mí? Solía dirigirme más de una frase durante el día". De inmediato lanzó una de esas sonrisas sinceras y me di cuenta que mi plan había funcionado. Luego de unos momentos pasó a mi lado y me dijo sonriendo: "ah, ¿habías venido a trabajar?", y luego de ello toda la gresca terminó. En ese momento me sentí orgullosa de haber solucionado el problema con tal facilidad, y me quedó de lección para el futuro.

Lo que me pregunto ahora es por qué no pude hacer lo mismo con SÑ. Resolver el problema de buena manera y quedar normal. Me sentí una tonta, una loca como él dice, porque en verdad me volví loca. De celos, de pica. Y me sentí mal porque ya no me sentía como la mujer inteligente que sé que soy, sino como la loca que él dice que soy. Quisiera poder darle la contra, poder demostrarle todo lo genial que soy y todo eso que a él le gustó de mí en un primer momento, porque sé que lo tengo adentro, pero NO-SÉ-POR-QUÉ cuando estoy a su lado tan solo soy una niña tonta y loca de celos ante la sola mención del nombre de cualquier mujer. Realmente patética, incluso más que ello.

Así que esa es la conclusión de esto: fui una loca, y lo soy de vez en cuando, y la ansiedad y los celos y todo esto negativo que llevo, a veces no me deja demostrar no solo que aún lo quiero, que deseo a SÑ a mi lado, sino que tengo mis motivos: inteligencia, alegría, bondad. Soy un buen paquete, pero de nada me sirve si SÑ no se da cuenta de ello, viendo solo el lado que demuestra sus teorías: las mujeres son unas locas, y yo no soy la excepción. ¡Cuando sé muy bien que puedo serlo!

Quiero quererlo bien. Es lo único que quiero, y quiero liberarme de todas mis angustias y desastres. Creo que aprendí una lección esta tarde. Ya no me quiero sentir así y mucho menos tener situaciones así con SÑ, porque nunca nos hicieron bien a los dos. Si quiero demostrarle lo que soy, lo haré desde este instante. Quererlo bien.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Siempre me gustó escribir sobre ti

SÑ siempre fue mi tema preferiro en este blog. Le he dedicado más de la mitad de las entradas.


Cuando veo a SÑ ahora las cosas son distintas. Realmente distintas. Yo no me siento igual y es imposible sentirse así cuando veo a SÑ con un anillo dorado brillando en su dedo como una señal de advertencia. Un farol que guía mi templanza, mi nuevo estado mental zen. El ver esa realidad y aceptarla como tal ya sin odios o revanchas, me ha ayudado a no volverme loca.


Estaba ahora revisando un poco de este blog tan suyo como mío, y me di cuenta la cantidad de entradas que he dedicado a SÑ. Muchas de ellas las hice por catarsis, otras por revancha y otras para que SÑ supiera bien y entendiera lo que me pasaba entonces. Es increíble la cantidad de cosas que he escrito y la variedad con la que lo he escrito. Todo tiene un común: el amor, el querer, el desear estar con él. Y todas de alguna manera encerraban la verdad que yo entonces no vi: yo no me iba a quedar con él, lo sabía de cierta manera aunque luché contra eso. Nos podíamos querer mucho, pero él no iba a dejar a MH para hacerme la mujer que yo quise ser de él siempre.

Eso hace algún tiempo me hubiera vuelto loca. Ahora no. Ahora todo es realmente distinto.

* * *

Mientras leía las entradas, entendía cuán grande había sido lo que sentí por SÑ. Perdón, perdón: lo que siento por SÑ. Aunque no lo quiera la gente, aunque no lo quiera MH, yo no dejé de sentir nunca por SÑ. Ni estando loca, depre, suicida, lo que sea, pero yo siempre lo quise. Todo lo bueno y malo que hacía era con la esperanza que me llevara hacia él, pero en muchos casos no fue así. Metí la pata horrores, le hacía daño a él y a mí. Y todo terminaba en este blog. Todo lo terminaban leyendo ustedes, y muchas veces me arrepentí. Otras fui feliz.

Les tengo que ser sincera: fueron más cosas malas que buenas. Pero las buenas fueron riquísimas. Deliciosas no en el sentido sexual, sino que en un sentido de emociones. Todo eso bueno me ayudó a seguir adelante, saber que SÑ me quería a su modo, que había estado con él porque ambos lo quisimos. Recordar su sonrisa, su alegría y lo feliz que me pudo hacer me hizo recobrar la esperanza, porque son las cosas buenas de la vida las que nos ayudan a mantener la esperanza en este mundo, en la gente. Me recobré porque sabía que SÑ aún estaba ahí, fuera como amigo o lo que hubiéramos sido antes, pero siempre estuvo. Siempre volvió, siempre vuelve, siempre volverá. Y yo le agradezco eso.

¿Ven? Vuelvo a escribir de él. Dios... SÑ fue todo en mi vida en su momento. Su desaparición luego de "El Evento" (como decidí llamar a eso que hizo con MH y que no menciono mucho en pro de mi recuperación) me ayudó a recuperar lo que había sido también mi vida. Ahora tengo eso y a SÑ, ese hombre a quien quiero y me quiere. A su modo, pero me quiere. Yo dejé de hacerme preguntas y de intentar responderlas cuando todo ocurrió. Ahora solo sé una cosa: que quiero ser yo otra vez, y puedo serlo sin necesidad de sacarlo de mi vida. Eso es lo que quiero ahora.

* * *

Me estoy desviando de la idea original del post. De todos siempre fue lo mismo, pero creo que es hora de variar un poco. No es que lo esté dejando de lado, sino que además hay otras cosas de las cuales escribir. Pero SÑ siempre fue mi tema favorito. Siempre amé escribir sobre él, porque recordaba lo bonito y lo malo era algo de lo cual aprendía. Yo le dije de todo, hasta pude haberle dicho que lo odiaba en algún momento, pero jamás le dije lo bonito que era recordarlo a través de mis escritos. Mi imaginación me llevaba hacia él, lo podía imaginar de miles formas y recordarlo con mucho detalle. Yo lo quiero, y me gusta mucho su recuerdo, fue lo mejor de mi vida. Lo más bonito, dulce y amargo y todo eso que son los grandes amores. Y no creo que sea el final de nuestra historia, sino que empieza un nuevo capítulo, una forma distinta de ser el "codo a codo". Pero es algo que ya se verá con calma, sin el mismo chongo innecesario de antes, sino que de buena manera. La verdad es que ahora todo es realmente distinto (la expresión "realmente" es necesaria en este caso), pero es bueno.

Así que podemos decir que SÑ fue muchas cosas, incluyendo el tema favorito de este blog, que promete variar un poco. Se llena de un poco más de luz y un tantito de alegría. Eso sí, seguiré siendo jodidísima a veces, pero con la mejor de la onda. No todo es alegría en la vida, y eso hará esto más real. Yo sé que SÑ lee esto y dice "si, es cierto, estoy cansado de que estés escribiendo solo sobre mí, loca". Muajajaja, tienes razón, amor de mi vida, tienes razón. Soltarte un poquito nos hará bien. Pero debes saber bien esto, que ya no te digo muy seguido, pero necesito recordarte ahora: te quiero, te amo con todo mi corazón y estoy feliz de poder ser feliz al fin con este sentimiento en mi corazón. Fuiste una de las mejores cosas de mi vida, y me alegra que puedas seguir siéndolo. Lo único que me destrozaría sería que me dejaras de querer, pero ahora sé que eso nunca pasará, y vivo contenta con ello.

Siempre me gustó escribir sobre ti, sobre nosotros. Sobre nuestra vida juntos. Que todavía promete, de una forma u otra.

domingo, 24 de julio de 2011

Cosas que me pasan en el invierno

Sabía que las cosas no estaban bien cuando soñé con una novia furiosa reclamándome por SÑ.

Días vienen, días van. El sol se alejó de esta ciudad y Lima se volvió gris de nuevo, así como todas nuestras existencias. Las cosas nunca están claras en la vida de la gente que vive aquí. Nos justificamos diciendo que somos buenos y que lo que hacemos tiene un fin mucho más grande: el amor. Que lo que hacemos es por cosas buenas.

Pero en realidad me doy cuenta que no somos buenos en absoluto. Solo somos nosotros.

Y yo no veo a SÑ desde el inicio de la Copa América. Tres semanas mas o menos. Él no se da cuenta porque ya está con la señora MH y probablemente esté reparando heridas luego de una discusión que tuvieran por mi causa. En realidad, no sé por qué MH pensaría que yo pinto algo ahí todavía, cuando SÑ parece demostrarle tanto a ella como a mí que todo ha cambiado, y en realidad yo no estoy ahí para nada. N-A-D-A. Y, ¿saben algo? Está bien. Es decir, es lo que haría cualquier hombre casado que quiera mantenerse casado: luchar por su matrimonio. ¿Qué ganaríamos ambos si se peleara con ella, si se mantuvieran así y finalmente se separaran? Yo me sentiría culpable, él se sentiría una mierda y MH tendría tanta amargura como yo hace un mes. Así que en vez de ganar yo, perderíamos todos. Y no quiero eso. Ni aunque la odie, o bueno... no la odio, perdón, pero ni aunque me caiga tan pesada como una hamburguesa llena de colesterol. Ni así, le deseo lo peor. Que ardan, pero entre ellos. Yo no pinto ahí.

* * *

Mientras escucho a la ahora desaparecida Amy Winehouse, voy recordando las cosas que pasé cuando SÑ me dejó y me quedé sola por unas semanas que parecían eternas. Tan eternas como las que llegaron con el invierno. Me dolía el alma, pero no la sufría. Seguía yendo al trabajo con normalidad, esperanzada en que SÑ volvería, pero preparándome para el posible caso que así no fuera. De todas maneras no fue tan malo o apocalíptico como lo hubiera pensado. Y es que en mi oficina nunca hay días normales. Siempre pasa algo demasiado quemado que te sorprende, te indigna y también que te da risa. La distracción de lo que ocurría ahí fue buena, y que el Fuhrer empezará a confiar en mí para contarme algunas cosas y me hiciera reír también me sacaron de mi burbuja de autocompasión y tristeza. La verdad, es que si el tipo no fuera tan ocurrente para lo que ocurre a nuestro alrededor, la tristeza se hubiera quedado de largo. Pero él me tuvo ocupada, ya sea laboralmente con todo lo que siempre me manda, e incluso emocionalmente, porque sin querer espantó a mis fantasmas. Me gustó mucho que así lo hiciera, porque fue una de las cosas que me hizo mantenerme cuerda y finalmente encontrar esperanza luego.

Y no digo esperanza al final, porque esto es solo el comienzo. Así como es el comienzo de la lluvia, la neblina y los días fríos. Del SÑ frío. Pero ni tanto así les digo. El clima será una mierda, pero SÑ se porta bonito conmigo. Sabe que nuestra situación ambos tenemos que tratarla con guantes quirúrgicos porque corremos el riesgo de romper todo en cualquier momento. La relación no es la de antes, es cierto, es más raro y más difícil, pero no es imposible. Aunque ya no lo veo, por diferentes factores que no necesariamente son el traumático "no quiere verme", siempre hablamos y nos reímos todavía con las ocurrencias del otro. Bueno, yo me río, él me sigue diciendo que mis chistes no dan risa and I suck. Ese SÑ es a quien yo quiero mucho, a quien le deseo que esté bien. A quien quisiera ver, pero a quien decido esperar. No de la misma manera, pero lo sigo esperando y lo sigo queriendo. Y ni siquiera MH podrá cambiar mi forma de pensar o sentir solo porque así le dio su gana.

Si MH piensa que SÑ y yo somos dos amantes furtivos que nos reímos de ella a sus espaldas, pues se equivoca. Yo, la terrible amante y la puta que se metió con su señor, soy la que ha salido más destruida de esto. Ella fue quien me hizo sufrir, y quien todavía intenta hacerme sufrir. Claro, acá les digo de frente: está mal meterse con un hombre comprometido, ¿pero saben que es peor? No saber salir de ello, porque no se puede, no se quiere. Yo me enamoré perdidamente de SÑ y nunca vi más allá de él. Estoy segura que MH también lo quiere, pero no creo que sepa lo es que realmente sufrir si no ha llorado noches completas así como yo. Estoy segura que en el fondo, ella sabía que sería de él y solamente de él, como finalmente ocurrió. Sus sueños de niña alegre y llena de sol se hicieron realidad. La mentira social se hizo una realidad para ella. Ahora tiene fotos donde sale de blanco para sacarle pica a sus amigas solteras, ahora tiene un anillo para frenar a todos los que la criticaban por aguantar tanto tiempo para casarse. Ahora las puertas sociales se le abren y dejo de ser una paria y jamás será una solterona. Y mientras ella reparte flores, alegría y color con un cambio en su estado civil, yo sigo aquí: aguantando. Porque yo sé aguantar. A mí jamás me importaría un reverendo carajo todo eso que he mencionado antes. Yo sí me considero una mujer de verdad, aunque muchos de ustedes me digan que soy una mierda y una puta por pensar así, pero yo sí soy de verdad. Yo si temo, amo y vivo, no porque a alguien le guste o no, sino porque así lo he decidido. Yo decidí amar a SÑ. Yo decidí vivir luego que él me dejó para finalmente elegir a MH. Y sí, me siento la mujer más fuerte del mundo por ello, porque no tienen la mejor idea de lo que fue recorrer la ciudad sola mientras pensaba en que los dos tórtolos estarían haciendo a millas de distancia de todo. Pensé que él nunca volvería, pensé que mi vida había terminado, pensé... en que el dolor era interminable. Pero no lo es. Y considero que vivir todo eso y superarlo tiene mucho más mérito que una estúpida sortija de metal que se desgastará si uno no comprende el valor de ellla.


* * *

Hoy todo está gris. Me considero más atenta a todo aunque mis pies estén helados y esté sola por el momento. No es algo para sufrir, sino para enfrentar. Yo sé que hice algo que no debiera, pero no me avergüenzo de ello, ya que me ayudó a entender mejor el mundo, a ser mejor persona y mejor mujer. ¿Ya lo había dicho no? Pues sí. La vida cambia, yo cambié. El clima invernal pronto se acabará y ya no me quejo. Quejarse y hacer bronca por las huevas es de cobardes. Yo quiero seguir adelante, tengo la intención.

Además, no todo en el invierno es SÑ. El Fuhrer me sigue explotando y me ayuda a distraerme, con lo que me cuente y con lo que me haga reír. También él me reveló unas cosas sobre alguien que trabaja en la misma oficina de nosotros y tenía ciertas intenciones conmigo que yo lamentablemente no compartía. Esta persona, A, me las mandó vía SMS para saber qué sentía yo. En realidad, fueron palabras muy lindas, eran poesía romántica, y por eso me dio un poco de pena decir que no. Pero esas palabras no me hicieron sentir nada hacia A, sino que más bien me hicieron imaginar a SÑ diciéndolas. Y me hicieron recordar al SÑ que nunca las dijo. Hubiera querido que él las dijera, pero no fue así. Él sigue hablando normal, y yo sonrío y hablo normal. Ya soy más sabia. Hay cosas que me callaré, de las que no volveré a hablar.

Supongo que veo las cosas así porque estoy sola y enamorada de un imposible. Tal vez si sigo caminando alguien me encuentre, o yo encuentre a alguien. Si el invierno se puede acabar, aunque duro mucho tiempo, también yo pueda estar mejor luego de cierto tiempo. La verdad es que sigo triste, pero esta vez tengo ganas de estar mejor. Creo que ahora tengo una verdadera oportunidad de estar bien, y quisiera que SÑ aún esté ahí, pero eso depende ahora más de él que de mí. Le toca intentar. Lo que sea, pero intentar. Yo no tengo miedo, sigo esperando, sigo viviendo.

martes, 21 de junio de 2011

La nueva mujer cauta

Aunque han pasado menos de cuatro semanas, en realidad el tiempo se ha alargado de tal manera que para mí han pasado años. Mi vida dio un vuelco inesperado el fin de mes de mayo, y terminé hecha pedacitos que daban pena. Pero eso ya no es así el día de hoy.

Yo la verdad siento que he cambiado mucho, a pesar que no ha pasado mucho tiempo. Lo primero: sobreviví. Una noche antes al "evento" yo estaba tan destruida que no hacía más que llorar y pedir al Altísimo que me llevara porque ya no podría vivir luego de todo. Menos mal, el Altísimo sabía que luego cambiaría de opinión y que sí tendría las fuerzas para sobreponerme a todo mi dolor y seguir adelante. Dios nunca manda más de lo que uno puede soportar, y aunque yo creía morir, en realidad me estaba preparando para vivir de otra manera.

Los días que siguieron fueron terribles. No hacía más que llorar y vivir en un estado casi catatónico. Estaba mal, quería llorar siempre, y pocas veces me aguantaba. Menos mal tenía la distracción del trabajo, aunque los primeros días no me quería ni levantar para ir a la chamba, porque se me escapaban las fuerzas físicas. Estaba hecha pedazos, porque la situación todavía no la asimilaba del todo, aún me quedaba de la mujer ansiosa y llena de rabia en la que me había convertido, y como SÑ ya no estaba, yo no tenía una pared contra la cual rebotar todas esas emociones. Sentía una enorme soledad y mi corazón se sentía más vacío que nunca, rodeada de tantas personas, llena de tanta gente alrededor mío, pero a la vez sin nadie. Solo me quedaba encerrarme en mí misma. En lo poco que quedaba de mí.

* * *

Pasaron los días y también fue pasando el dolor. Poco a poco me fui recuperando, me sentía mejor y ya no era que tenía que fingir una sonrisa, sino que sonreía de verdad. La vida ya no me parecía tan oscura, y aunque me sentía igual de sola o hasta muy triste, ya no tenía ganas de morir. Quería vivir. Fuera sin SÑ o con él todavía en mi vida, quería vivir, rehacer las cosas y poder encaminarme de nuevo. Agradecí a Dios por no haberme llevado cuando se lo pedí, y empecé poco a poco. Un día a la vez (como sigo haciendo todavía), viviendo de a pocos las cosas. Entonces, poco a poco la ansiedad y la rabia también se fue. Ya no me quedaba ningún otro sentimiento negativo más que la tristeza, pero prefería estar triste a estar como antes, esperando de SÑ cosas que él no me podía dar. Esta vez no era de la boca para afuera: esta vez era de verdad. Me di cuenta que ya no esperaba a SÑ, que él ya no era el centro de todo, aunque en ningún momento dejó de estar en mis pensamientos. Siempre se me escapaba su nombre bajito, ya fuera escuchando una canción, trabajando o de noche antes de dormir. Era como un rezo: era pedirle que regrese, aunque de cierta manera eso ya no me emocionaba como antes. Si SÑ se iba en silencio y no regresaba, yo seguiría igual.

Pero regresó. Un día SÑ llamó y yo no tuve razones para esconder mi emoción al verlo. Unos días después lo volví a ver, y estuve feliz de que habláramos como antes. Me di cuenta que mi amargura ya no estaba, aunque mi ansiedad quiso salir nuevamente a la luz, no la dejé. Esta vez yo controlaba mis emociones, no mis emociones a mí. Y esta vez SÍ funcionó. SÑ volvió y le di la mejor de mis sonrisas, y en mi interior agradecí el poder verlo con felicidad real.

También agradecí todo lo vivido con él. Todo el cariño que me dio, las cosas que me enseñó y como formó mi vida de adulto. Gracias a él es que hice esta transición de una manera un tanto alocada, pero mía al fin. SÑ fue el gestor de lo que soy ahora, y ahora soy una mejor mujer.

Recuerdo que antes tuve un dolor enorme. Pero hace muchos años. Lloré meses con eso, me sentí mal y me alteré de cierta manera. Pero luego de llorar y sentirme mal, me levanté y me levanté siendo un mejor ser humano. Me hice mejor que las personas que me lastimaron, supe distinguir muchas cosas y aprendí a caminar de nuevo. Creo con SÑ es lo mismo: él me enseñó muchas cosas, pero su partida (aunque fuera temporal) me enseñó a ser una mejor mujer. Aprendí a como ser mujer, a ser femenina y esas cosas que no sabía todavía de mí misma debido a mi crecimiento tardío en todo. Ya no era solo una joven con el pensamiento de una chiquilla, sino una joven adulta. Ahora me siento un poco más así, y me siento mejor. Claro que no soy perfecta, porque todavía tengo cosas tremendísimas, pero creo que soy mejor.

* * *

En mi interior poco a poco voy entendiendo todo. Incluso la tristeza se me irá pronto y yo podré ser más yo misma de lo que era con la ansiedad y la amargura encima. Ya puedo hablar de eso libremente sin dolor alguno, pero me lo tomo con calma. No quiero dejar mi corazón andando libre por el mundo, porque corre el peligro de ser manoseado de mala manera, de salir lastimado. SÑ fue lindo, lindísimo, y yo lo quise con locura (literalmente, seriously), y aún lo quiero mucho, pero también me lastimó lo que hizo. Y aunque tal vez nunca lo entienda, lo acepto a final de cuentas. Eso no quiere decir que lo quiera menos, pues aún cierro los ojos y puedo verlo sonriendo en mi mente, y mi corazón late como el primer día. Todas mis emociones las guardo adentro. Ya no pueden correr libres, y ¿saben algo? mejor así, porque quiero guardar todo esto tan lindo en mi interior.

Y esta noche puedo decirlo todo: espero que sea feliz. Yo lo querré siempre, lo amaré siempre, y nunca lo olvidaré. Lo extraño mucho, y aún me ponen triste ciertas cosas. Pero ya sé que puedo seguir adelante. Si soy cauta, puedo, si me mantengo así por un tiempo, podré. El futuro aún me espera. Y tal vez SÑ forme parte de él de alguna manera u otra. Así me gustaría. De cierta manera, así lo espero.

viernes, 27 de mayo de 2011

Goodbye, my lover

Dije que no escribiría nada, pero han sucedido cosas que creo debo de escribir aquí.


Como sospechaba (o al menos, me olía), SÑ no creía que nosotros íbamos a terminar luego de su boda. Seriously? Sin sarcasmo, pero yo pensé que él me largaría con una patada o que terminaría conmigo con dignidad y seriedad, quedando como un buen ser humano. Pero esas no eran sus intenciones, creyó que yo todavía estaría con él luego de su matrimonio, pero se equivocó. Esta vez sí que patinó muy feo.


Y no es que no quiera estar con él. De verdad, me encantaría seguir con él, seguir viéndolo y todo lo que siempre hacíamos, pero las nuevas circunstancias que rigen a partir de mañana (en realidad, con todo lo ajetreado que está, diríase que rigen desde hoy) lo hacen imposible. La vida no va a ser como antes, y esto no se trata de irse a trabajar a otro lado, o no pasar mucho tiempo juntos, sino que sus circunstancias morales y sociales han cambiado. Esto es algo que ni mi tía Simone B. aprobaría. Estoy segura que se revuelca en su tumba pensando en que yo quisiera aún estar con él, cuando no debo. Y para hacerlo más fácil, voy a enumerar los por qué:

1. No puedo porque es moralmente incorrecto. Y socialmente incorrecto. Y emocional y racionalmente incorrecto. Todo lo incorrecto que se imaginen, esto lo es.


2. Mi vida se volverá un verdadero infierno. Mi salud mental ya no estaba muy bien que digamos con todo lo que pasaba con SÑ, pero igual seguía con él porque lo quiero. Si sigo con él, solo me hundiré a mí misma.


3. Mi dignidad me impide que se llame "amante" de un hombre casado. Hay cosas que nunca haría, y esa es una de ellas: ser, en el sentido más estricto y literal de la palabra, la amante de un hombre casado. Si yo estoy con alguien es como pareja de todo tipo, menos como amante.


4. Si SÑ ni siquiera se acuerda de mí mientras está soltero, ¿por qué lo haría cuando esté casado? Si dice que llamará, no lo hace. Si dice que se conectará, no lo hace. Cuando estaba soltero las cosas eran a veces insostenibles. Ahora será mucho más insostenible.

5. No tengo la oportunidad de ir a ninguna parte, ni emocional o mentalmente, si SÑ no sale de mi vida en estos momentos.

6. No tengo esperanza de ninguna relación real con SÑ casado y yo como su amante. Y sin esperanza, llega el verdadero terror. Algo que no quiero en mi vida.

7. Hay más personas que sufrirán con todo esto: su familia y la mía, si es que esto saliera a la luz. Y es algo que no puedo permitir.

8. Lo más importante: me cansé de sufrir por él.

* * *

No se trata de que no lo quiera. ¡Si yo lo adoro! Y perdónenme la blasfemia, pero yo lo amo tanto que es difícil describir lo que siento sin usar esa palabra. Pero es que esto... todo esto sería demasiado difícil. Y ya lo es ahora mismo, cuando sé que probablemente el miércoles fue la última vez que lo vi. La última vez que le dije que lo quería y que él me dijo que me quería. Yo estoy segura que me quiere, pero no de la manera que yo esperaba. No me podía querer solo a mí, como yo lo quiero solo a él, y nunca iba a ser así, así que lo mejor era sonreír, guardar este sentimiento en mi corazón y alejarme de su lado.

Y la decisión me hace sufrir mucho. Me duele bastante pensar en que los días que vengan los tendré que vivir sin SÑ a mi lado, aunque, ¿cuándo estuvo realmente a mi lado? Yo no disponía de él, sino que él disponía de mí. A pesar de ello, éramos felices a nuestra manera, y yo lo quería, me gustaba conversar con él y debatir diversos temas. Mi vida lo incluía a él y ahora tengo que sacarlo, habiéndose convertido en una importante parte ya. El por qué es algo que todavía no entiendo, ¿acaso el amor no era suficiente ante cualquier dificultad?, ¿o acaso era el amor de MH lo que en verdad valía?

Yo sé que aunque SÑ no me lo diga, él también estará mal apenas se entere de mis intenciones. Le escribí un correo que seguro leerá, y espero tome en serio, y que entienda también. Quiero que sepa que de verdad lo quiero, lo quiero como nunca he querido a un chico en toda mi vida, y creo que en verdad fue él mi verdadero amor, el amor de mi vida, pero que estar con él mientras esté casado no es justo para mí, no es algo que me hará feliz y es algo que solo me sumergirá más y más en una oscuridad que no merezco. Yo quiero vivir, amar y que me amen, ¿es demasiado ese pedido? SÑ ya no es para mí, aunque yo lo ame mucho, no es para mí. Tomó una decisión, eligió a MH, y ahora tendrá que ser consecuente con ello. Si la eligió a ella, deberá quedarse con ella. Si quiso tener una familia con ella, que así sea.

No es que sea fuerte y valiente en el momento más oscuro. ¡Me muero de terror! Siento que no sobreviviré, que volveré corriendo a sus brazos porque seré muy débil. Solo espero tener el valor para lo que me espera, porque ahorita me siento muy sola. Más todavía rodeada de gente que hace su vida sin apuros y desencantos. Lo único que me queda ahorita es ser paciente. Y decirle a SÑ: Goodbye my lover.

Did I disappoint you or let you down?
Should I be feeling guilty or let the judges frown?

'Cause I saw the end before we'd begun,
Yes I saw you were blinded and I knew I had won.

So I took what's mine by eternal right.
Took your soul out into the night.

It may be over but it won't stop there,
I am here for you if you'd only care.
You touched my heart you touched my soul.
You changed my life and all my goals.

And love is blind and that I knew when,
My heart was blinded by you.
I've kissed your lips and held your head.
Shared your dreams and shared your bed.
I know you well, I know your smell.
I've been addicted to you.

Goodbye my lover.
Goodbye my friend.
You have been the one.
You have been the one for me.

I am a dreamer but when I wake,
You can't break my spirit - it's my dreams you take.
And as you move on, remember me,
Remember us and all we used to be

I've seen you cry, I've seen you smile.
I've watched you sleeping for a while.
I'd be the father of your child.

I'd spend a lifetime with you.
I know your fears and you know mine.
We've had our doubts but now we're fine,
And I love you, I swear that's true.
I cannot live without you.

Goodbye my lover.
Goodbye my friend.
You have been the one.
You have been the one for me.

And I still hold your hand in mine.
In mine when I'm asleep.
And I will bear my soul in time,
When I'm kneeling at your feet.

Goodbye my lover.
Goodbye my friend.
You have been the one.
You have been the one for me.
I'm so hollow, baby, I'm so hollow.
I'm so, I'm so, I'm so hollow.

martes, 17 de mayo de 2011

El duro y largo final

El momento que más temía ha llegado.


Hoy mi cuñada había puesto en la radio una emisora romántica. Sonaba una canción que Christian Castro que es capaz de abrir zanjas oscuras en el rostro más fiero. Fortísima. Le pedí que por favor cambiara de emisora, que pusiera otra radio, que no podía soportar música romántica en el estado en que me encontraba.

Ella no lo sabe. Poca gente lo sabe en realidad, y los que lo saben ignoran cómo es que me encuentro yo. Y es que SÑ se casa. Se casa a fin de este mes y estoy en el peor de los estados que puedan imaginarse.

* * *

Ya me la olía, pero cuando me enteré me tomó por sorpresa la prontitud del enlace. ¿O es que esto ya venía desde hacía mucho y SÑ y yo solo fingimos que todo transcurría muy normal entre nosotros? No lo sé. Pero al enterarme de la fecha lloré. Pero no tanto como lo hice luego. Me sentía mal, y tenía una sensación opresiva en el pecho que me dura hasta ahora, todos los días, a todas horas. No puedo librarme de ello, solo por momentos, y mejor si es que estoy acompañada. Pero cuando estoy sola es cuando todos los demonios aparecen, el día es oscuridad y yo me sumerjo en ella, dejándome llevar por los peores pensamientos, por la más profunda de las tristezas. Pero sin llorar. No he llorado tanto como hubiera creído, aunque muchas veces sienta ganas, aunque los ojos se me comiencen a llenar de lágrimas no lloro. No sollozo. Nada. Solo tomo aire y espero a que todo pase.

Pero por mucho que lo intento, el sentimiento no pasa. Todo se queda almacenado dentro de mí y solo aumenta la angustia y las ganas de llorar. Se me siguen llenando los ojos de lágrimas, y a veces caen solitas sin que yo haga algún gesto. Como cuando SÑ lloró aquella vez a mi lado. Pero nada más. No quiero llorar. No pienso llorar por alguien que no me quiere. Y que tampoco quiere a MH.

Porque estoy casi segura que él no se casa enamorado, sino obligado. Estoy segura de ello porque esto que él le hizo a MH no se le hace a alguien a quien se ama. Lamentablemente esa verdad también me choca a mi también: esto que él me hace no se le hace a alguien a quien se ama. No importa cuánto lo diga él, que me quiere y le importo, la verdad es otra. La verdad es que SÑ ni siquiera se ha puesto a pensar en la enorme tragedia personal que estoy viviendo porque lo estoy perdiendo, ¡y él se deja perder! Parece que no le importo. Todo lo toma como una de mis tantas locuras producto de mis hormonas. ¿Tan machista se puede llegar a ser, que te ciega ante el dolor de un ser... "querido"?, ¿acaso no ve o es que no quiere ver? No entiendo a SÑ. Yo reacciono estoica ante todo, le demuestro que soy valiente, pero... ¿acaso no puede suponer lo mucho que estoy sufriendo?

Porque estoy sufriendo. Porque me duele hasta el cuerpo de la pena. No tengo ganas de nada luego del trabajo, el cual es prácticamente mi única distracción, y llego a casa cansada, sin ganas de nada, tan solo de dormir o de escribir, o de entrar a la computadora o ver televisión y encontrar alguna pela- para nada romántica- que me haga olvidar todo. Pero solo es por momentos. La pena es interminable. Endless sorrow. Tal vez piensen que exagero, tal vez SÑ piense que exagero, pero puedo decirles objetivamente que no es así. En realidad una gran parte de mí, un 99.999999% de mí, tiene ganas de ponerle alto a todo esto. Tengo ganas de no tener ganas, de verdad, ya no quiero seguir con toda esta estupidez que ha sobrevenido luego de más estupidez todavía. Estoy harta de todo y he pensado seriamente en dejar este mundo para no tener que lidiar con el dolor que vendrá el próximo mes, que estoy segura será mucho más grande y, por ende, mucho más pesado, de lo que es ahora. Ahora es una huevadita, comparado con lo que vendrá después: la verdadera catástrofe. Un reto que no tengo ganas de enfrentar.

* * *

Aunque he escuchado muchas historias de mujeres que se levantaron luego de tener el corazón completamente roto, y que encima, luego de tiempo se miraron al espejo un día y pensaron "¿cómo pude ser tan idiota de querer morir por alguien que no valía la pena?". Luego de la pena, de las lágrimas, tuvieron su momento de reír y lograron ser felices, porque se enfrentaron a la adversidad y a la inmensidad que quedó frente a ellas cuando todavía tenían el pecho vacío luego que su corazón y su alma estallaran en millones de pedazos. Justo como ahora me sucede a mí.

Pero no estoy segura de que me vaya a pasar todo eso a mí. ¿Por qué? Porque no tengo fuerzas. Simplemente. Todo este camino es tan horrible, y tan largo. Es demasiado para alguien que nunca se consideró muy fuerte, que solo se tiene a sí misma, porque nadie puede lograr comprender por qué se siente tan sola rodeada de tanta gente. Me siento sola. Y SÑ me deja más sola todavía, mientras se va del brazo con MH, alejándose de mí para siempre, olvidando lo mucho que lo quise, que se lleva lo mejor de mí y me deja casi sin nada. Todo lo bueno que tenía, se lo lleva, ¿y qué me queda más que mis silencios, mis palabras y mi oscuridad? Nada. Solo puedo escuchar el movimiento de mis pies, casi susurros, dirigiéndose a un lugar donde no quisiera terminar. Pero parece inevitable. Su boda es inevitable. El fin, de todos nosotros, es inevitable.

* * *

Si me levantaré algún día, aún no lo sé. Los días se hacen largos, y falta muy poco para tener que enfrentar todo esto. Mientras MH ríe y está feliz porque cree que se va con el amor de su vida, yo tengo ganas de morir. Y de SÑ, no sé como estará, porque nunca me dice nada. También es cierto que le he pedido que no me diga nada, sin embargo no es para que se ponga así: no hablando, no intentando hablar, no teniendo la menor intención de hablarme, de verme, de escuchar algo. De sentir. Creo que SÑ no quiere sentir. Creo que se oculta tras un vidrio opaco y no deja que MH o yo lo podamos ver del todo. Ahora está más seco que nunca, y eso me duele más: solito, solito se va. Me trata frío y más indiferente que nunca. Y me da más ganas de ¡nada! Yo le muestro mi mejor sonrisa y las mejores de mis intenciones y mi más buena fe, pero me las huelo todas. Porque desde la última vez que me causó un gran dolor, que fue cuando me enfermé y no me levanté de la cama en 4 días, no fui la misma. Empecé a sospechar de todo, me dolía todo. Y en todo tenía razón. Todo terminó yendo mal, aunque yo hubiera querido que fuera distinto.

Me siento más vacía que nunca. A pesar que tuve mis picos altos. Hubo momentos en los que tenía la esperanza de que tal vez lograra estar bien del todo algún día, o incluso de que podría recuperarlo de alguna manera, que él volvería cuando me extrañara realmente. Pero no creo que lo haga, con la forma en que lo veo actuar, ¿cómo pensarlo? Hay más de momentos como ahora, oscuros, llenos de pena, en los que no quisiera que llegara un mañana. Porque no tengo nada de lo que quisiera en estos momentos, y ese todo solo es SÑ. Yo lo quería a él y solo quería que él me quisiera realmente a mí. Pero ninguno de nosotros tuvo el valor de pedírselo al otro, de tan solo decirle "¡quédate!". Y por más esperanza que tenga, y por más valor que pueda agarrar en algún momento, el no haberle dicho esa palabra me perseguirá, porque tal vez pudo cambiar algo. Tal vez pude haber hecho algo por hacer que SÑ se quedara, pero no pude. No podía con alguien que solo me dijo una vez hace miles de años "creo que me estoy enamorando de ti". Solo una vez. Luego de eso, solo una vez me dijo "te prometo que cuando esto pase, oíras de mí eso que tanto deseas escuchar". SÑ, ¿por qué nunca me lo dijiste?, ¿por qué nunca te enamoraste de mí?, ¿por qué te casas con MH si me quieres?

Espero tu real respuesta luego de leer esta entrada. En realidad SÍ QUIERO SABER la respuesta a esas tres preguntas. Luego me dejarás a mi merced si quieres, y yo veré que haré con mi vida. Porque algo tengo que hacer, algo será de mí, y ya tendrán noticias ustedes de lo que me pasó. No escribiré hasta el otro mes. Tengo mucho que pensar, Y SÑ TIENE UNA RESPUESTA QUE DARME.

miércoles, 20 de abril de 2011

Las mujeres como yo, ¿merecemos respeto?

El Fuhrer tiene una amante. Estoy segura que él consideraría esa expresión como una demasiado elegante para el tipo de mujer con el que se encama últimamente. Es su "tire", dicen los hombres como el Fuhrer, demasiado machistas para pensar si quiera que aquello que penetran no es un globo, sino un ser que piensa y siente. Siente mucho.

Esta mujer en realidad, fuera de tener el físico que le gusta a los hombres, no es muy especial que digamos. Tiene todo en su sitio, pero (y perdónenme por ser tan clasista, pero no encuentro una mejor expresión) es bastante "de barrio", la típica mujer que sale de las zonas bravas, con una clase muy baja, comparada con su alto interés en lo económico. Ex-prostituta, ex-ladrona, y que podría hasta levantarse a los hombres tan solo para obtener algo de ellos. Hoy creo que fue un claro ejemplo de ello, cuando la chica en cuestión le pidió al Fuhrer que la llamara vía SMS, y luego cuando hablaban, la mujer le pidió que le comprara una lavadora. ¡Una lavadora! El Fuhrer se ríe. Se lo negó, obviamente, pero nunca le negará las oportunidades que tenga en volver a acostarse con ella. Porque aunque la ningunee, la trate mal, la ignore y todo eso que hacen los hombres, él igual querrá meterse en ese hueco una y otra y otra y otra vez. Arriesgando su matrimonio, su familia y todo aquello que al parecer debería de importar. ¿El sexo antes del amor? Acá es el caso.

* * *

Veo a Cindy Merino, la bailarina/vedette/empresaria, llorar por un hombre que es Amilton Prado (jugador de fútbol... para variar), con quien estuvo casi hasta conviviendo con el consentimiento de su familia. Llora porque, dice, no sabía que él no se había separado de su mujer, como en algún momento le aseguró. Le exige que se aleje de su lado, que ya no quiere nada con un hombre que jugó con ella. El maquillaje embellece su triste rostro, su pena parece verídica a pesar de presentarse en un cuestionado programa de espectáculos. Al parecer, está claro que esta joven no es de las mismas vedettes que solo buscan jugadores para exprimirles todo lo que puedan. Parece que esta chica si lo quería de verdad.

Pero creo que soy la única que piensa así, la única que puede sentirse identificada con la historia de esta persona. En las notas que se publican vía web, los insultos parecen eufemismos para las ideas que todo el mundo expresa en contra de la chica. Le dicen de todo: que es una mentirosa es lo menos ofensivo... puta, zorra, roba maridos, rompe hogares, vedette de quinta que busca hombres futbolistas como otras. De todos. Para todas esas personas, Cindy es una puta cualquiera, es la villana de la historia por haberse metido con un hombre casado. Casado co una mujer que tampoco es una joyita. Es tan perra como lo sería la misma Cindy.

Tan perra como tal vez lo sea yo.

* * *

Me pregunto qué pasaría si hiciera abierta mi verdad. También sería tildada de gran puta, grandísima perra rompe hogares, eso es un hecho. Muy pocas mujeres tenemos la oportunidad de ver cómo son de complicadas estas situaciones en la realidad. Objetivamente hablando: esto es complicado. Porque no se trata solo de sexo, o de deseo, o de aprovechamiento, sino que ya se interponen sentimientos en el medio, y eso es lo que complica todo. Porque esto es algo que las mujeres que insultan y miran mal a otras como yo, deben de entender: esto se trata de sentir, de querer, más que de otra cosa. Nosotras no elegimos ser putas, o ser consideradas putas por ustedes, y aunque sabíamos bien a lo que nos metíamos, ya no podíamos salir así de fácil de la intrincada situación... porque lamentablemente terminamos excesivamente enamoradas de aquellas personas con las que nunca debimos de meternos.

Y eso es lo peor. Estar enamorada de alguien que nunca estará contigo SUCKS. Es un asco, es espantoso porque no tienes garantizado ni un minuto de paz en esas relaciones. Siempre estarás pensando en lo que está ocurriendo: ya sea si alguien los ve, si ELLA los ve, o si él está pensando en ella o en ti mientras se besan y se quieren. ¡Lo peor! es tener la duda de si él te puede querer tan como tú lo quieres a él. A veces el sujeto es quien se aprovecha de las emociones para hacer contigo lo que quieras, y si, también para hacerte esperarlo en un rincón para cuando tenga ganas de estar junto a ti, que puede suceder Dios sabe cuándo. Es como un chiquillo que guarda sus juguetes en lo más arriba de un armario: en el momento en qué lo extrañe, lo buscará, le limpiará el polvo acumulado y jugará con él. Luego lo volverá a poner ahí.

Esa metáfora no es muy lejana a la realidad: somos juguetes de nuestro destino y del sujeto en quien decidimos poner los ojos, a pesar de que todo el mundo nos dijera que no lo hiciéramos. Nosotras, tercas, en el nombre de aquello que llamamos "amor", le dimos el dedo medio al universo y jugamos uno de los peores juegos de la vida: el papel de amante. Y aunque poco a poco nos acostumbramos a escuchar que nos digan de todo, o sentir que somos la peor escoria de nuestro género, jamás nos hacemos a la idea de nuestra real condición. Somos queridas, somos alternas, pero jamás somos amantes. Esa palabra está fuera de nuestro vocabulario.

Hasta el momento en que no dejas de llorar por tu situación. Cuando te das cuenta que has perdido el respeto no solo del mundo, sino de amigos, familia y de ti misma, es entonces que puedes finalmente decirlo y sentirlo: eres la amante. Nunca tuviste derechos, no lo tenías a él si quiera cuando estaban juntos. Nada es tuyo, porque el camino que elegiste no incluía la garantía de derechos de posesión. A veces no lo sabes, y darte cuenta de ello entonces es más doloroso que si lo hubieras entendido desde el inicio, porque al menos entonces no tenías esperanzas.

Pero al menos te tienes a ti misma. Y a tu respeto. Y no pues, nunca nos darán respeto ni aunque les contemos nuestra telenovela personal. Siempre seremos apedreadas con frases dolorosas y jamás se nos mostrará cariño. Es muy triste, pero la sociedad es así, y aunque conocieras mujeres que, como tú, sufrieron por haber tenido que desempeñar el papel de amantes en la vida, igual te sientes sola. Igual estás herida, e igual deberás encontrar por ti misma el camino de vuelta a la dignidad.

Ahora la pregunta que queda es: ¿vale la pena todo eso "en nombre del amor"?

viernes, 8 de abril de 2011

Noches de Pesadilla

No, lamentablemente no es una metáfora. Es literal: tengo ya tres noches seguidas de pesadillas que no solo han trastornado mi sueño de una manera desesperante, sino que además han afectado mucho mis días y el trabajo que realizo. Pesadillas literales de noche, y pesadillas de día. Ya no sé qué hacer. Cuando me acosté para amanecer al miércoles, soñé con un terrible incendio en el centro de Lima. Era por el área de Mesa Redonda, causada nuevamente por la venta ilegal de productos pirotécnicos. Era un incendio dantesco, aunque yo no me veía afectada físicamente por ello, o alguno de mis seres queridos. El incendio era tan terrible, por otro lado, que llegaba incluso hasta la sede del Congreso (que está a varias cuadras de distancia). El detalle, y a ver si lo van captando de a pocos: SÑ era quien me sacaba de ahí, no del incendio, sino del área de desastre, ya que se había hecho imposible salir de ahí por cuenta propia.

Para amanecer al jueves, el desastre era ahora marítimo y no por fuego: un tsunami. Lima iba a ser destruida por grandes olas, así que la gente iba a buscar refugio en la sierra. Mi familia se había ido ya, pero mi cuñada menor y yo habíamos ido ¡a la playa! Ella quería estar ahí y yo solo la acompañaba, en realidad no sé para qué. Había más gente en la playa, incluso alguien había puesto sillas. Yo finalmente le dije a mi cuñada menor que no podía estar ahí, que no quería morir y que me iba a buscar a mi gente que había logrado escapar. Cuando empecé a correr, la ola ya llegaba. A ella la alcanzó, y yo con las justas lograba salir, mientras veía como algunos lugares se inundaban. Finalmente llegaba a alcanzar tierras altas, y mientras empezaba mi camino de búsqueda, pensaba en si SÑ se habría logrado salvar. Fail.

Ahora, el último sueño es el que más me preocupa y el que más refleja lo que estoy sintiendo en estos momentos tan… raros, ya que no cabe otra descripción. Estoy en casa, en mi cama, para ser más exactos, con SÑ a mi lado. De repente, a mi lado, aparece MH. ¡Los tres estamos echados en una misma cama! Y la escena se parece mucho a una que vi en “El último emperador”. Los tres parecemos estar en la misma sintonía, pero por alguna razón yo salgo de la cama, salgo del cuarto, y cuando quiero regresar… la puerta está cerrada. Ellos se han quedado dentro… haciendo “eso”. Lo siento, pero no puedo decirlo de frente, es demasiado. Pero en mis sueños es así: ambos encerrados en mi cuarto, en mi cama, en mi casa, teniendo… “eso”. Yo estoy más que molesta, me siento insultada, ridiculizada y furiosa. Claro, que al final del sueño, cuando ellos salen (nunca los veo salir del todo), yo le doy una MERECIDA cuadrada a SÑ por haber hecho “eso” en mi propia casa.

En los tres sueños ha ocurrido lo mismo: me levanto de madrugada con esa sensación de terror aún palpitante, respirando fuerte, con los ojos bien abiertos en medio de la oscuridad. Ya mi sueño ha sido interrumpido, no puedo dormir bien luego de ello y al llegar la mañana yo quiero seguir durmiendo, pero al no poder y tener la obligación del trabajo, solo puedo estar de mal humor todo el día. Y todo por un incendio, un tsunami, por SÑ… y por supuesto, por MH.

Ahora mismo estoy de malas. Me duele la cabeza, tengo fatiga y siento una ansiedad terrible. El último sueño me ha dado a entender que SÑ no me dice toda la verdad, y yo tengo mucho miedo de su silencio. Tengo miedo de que se vaya lejos de mí para estar con MH, y no estar segura de lo que él siente por ella o por mí. Tengo miedo, así como tenía rabia cuando se acostó con ella en mi propia casa. Me siento tan insultada ahora como lo sentí en el sueño, y unas fuertes ganas de cuadrarlo y hacerlo cantar, así como me siento ahora.

* * *

Fuera de cualquier drama que pueda tener con SÑ, lo cierto es que mi trastorno del sueño ha sido así durante mucho tiempo. Pocas veces durante la semana logro conciliar un buen sueño, ya sea me acueste temprano o no. Los fines de semana tengo que dormir en el día y así recuperar un par de horas. Tengo un problema con esto, y quiero solucionarlo de una vez. Ir al médico es una buena idea. De esa manera tal vez no solo me libre de mi mal humor, sino de los fantasmas emocionales que no me dejan ni siquiera dormir tranquila.

domingo, 3 de abril de 2011

Algo que NO tengo que hacer

Estoy viendo la pelicula "El descanso", y viendo como la genialísima Kate Winslet llora luego de ver como el amor de su vida se va a casar con otra persona. Este "gran amor" la mira con pena al darse cuenta que le causa un gran daño, pero de todas maneras expresa su gran alegría por su unión. Luego de años de estar juntos, aunque nadie lo supiera, luego de llorar y sufrir, luego de amar tanto, este "gran amor" simplemente decidió lo más sencillo: casarse... antes que reconocer que la ama a ella.

¿Le ocurrirá lo mismo a SÑ?

Creo que la respuesta a esa pregunta es sí: le ocurre lo mismo. Está conmigo, me quiere, me cuida, me protege y hace lo necesario por mí. Pero no es suficiente. No es suficiente si es que él decide hacer un enlace con otra persona, sabiendo que eso solo me hará más miserable. En este caso, él tomó una decisión que resume así: hacer feliz a MH y hacerme infeliz. Por razones que desconozco.

* * *

Yo comencé a sospechar de esto hace unos días, cuando SÑ pasaba más tiempo en otro lado, sin querer darme detalles de dónde. Yo no le reclamaba, porque sabía que eso no le gusta, pero me imaginaba qué era lo que estaba haciendo, y sobretodo con quién lo hacía. Verán: si hace un año, SÑ me dejó, también hace un año le entregó un anillo simbólico a MH con una promesa de por medio. Si, eso mismo. Y ya que dicen que ese anillo al parecer se vuelve arena cuando pasa más de un año sin cumplir con esa promesa, SÑ ha decidido mantenerse en lo mismo y entregarle su vida entera a MH. Ha decidido entregarse, quererla, formar una familia y juntarse por lo que sería el resto de sus vidas. Todo lo que yo quisiera de él... va a ser de otra persona.

Pero bueno, a pesar de lo mal que todo suena, he intentado no deprimirme. La presencia de mis amigos siempre es importante, y menos mal ellos están presentes. También mi familia, sin la cual no sé en qué hueco de depresión me encontraría en estos momentos. La idea de SÑ casado me tiene mal, pero me mantengo tranquila. Sé que poco a poco caigo en la cuenta de que lo perderé, y que cuando eso pase tengo que ser fuerte y no caer en el mismo agujero negro en el que estuve hace menos de un año. Tan deprimida y amargada como pocos seres humanos. Ya no quiero estar así. Quiero ser fuerte, aunque me vaya a costar.

* * *

Probablemente muchos de ustedes leen esto y dicen "¡te lo tienes merecido por ser una puta roba novios!". Seguro la mayoría que piensa eso son mujeres. Y saben, tal vez tengan razón: tal vez me lo merezca. Dios no quiera que amen con locura y desesperación a alguien en una situación parecida a la mía. Espero sean más dignas y fuertes que yo para terminar con la situación cuando sea necesaria. Porque, les tengo que ser sincera... yo difícilmente podría mirar a los ojos a SÑ y decirle se acabó.

Para él tal vez sea fácil, si es que ya no siente por mí tanto como hace un tiempo, pero yo no puedo. Yo amo a ese hombre, disfruto mis momentos con él. Lo quiero tanto, que no le reclamo nada con estúpidos comentarios, sino que espero los lea acá y entienda mi pena debido a su silencio. Quisiera que me fuera sincero, que me respondiera una sola pregunta: ¿la amas? Y que me respondiera con la verdad. Si su respuesta fuera sí, entonces yo tendría que dar la amarga retirada. Pero si no fuera así. ¿Qué estamos haciendo?

* * *

No quiero estar triste. Tampoco amargada. No quiero decir que estaré bien, o que ya tengo pensadas las cosas. Por el momento hay algo que no tengo que hacer, y eso es detener mi vida. No tengo que estar pensando y torturándome, recordando que pronto SÑ se me irá del todo. Quiero ver mi futuro con esperanzas, y tal vez alegría. No quiero pensar que mi vida se acabó una vez que SÑ se vaya de ella. Eso es algo que NO tengo que hacer. Lo que puedo hacer es hacer lo que hizo Kate al final de su historia: agarró el valor suficiente para ser ella misma.

martes, 29 de marzo de 2011

A un año de todo

Era una mañana tensa, llena de sol y calor. Le mandé un mail a SÑ esperando que todo estuviera bien para él luego de sentirse mal el fin de semana. SÑ me respondió... con un correo que me cambió toda la vida en instantes. Hace un año ya de aquella vez en que las cosas se complicaron demasiado para ambos, y SÑ decidió tomar la decisión por los dos: aquella vez, por e-mail, me comunicó cosas que yo en ese momento no supe entender, algo que en realidad, me afectó más de lo que yo creí.

Lo que dijo entonces, ya lo he mencionado hace un año, y la verdad si me pongo a recordar los detalles de lo que dijo, me volveré a sentir mal. Es abrir una herida que tal vez no ha terminado de cerrarse, es volver al momento en que SÑ decidió no querer estar más conmigo, decidió cortar por lo sano y olvidar que días atrás me había dado una enorme caja de rosas que, aunque no lo crean, todavía guardo en mi cuarto como el recuerdo de uno de los mejores regalos que me pudo haber hecho.

Hace un año, yo era la más infeliz del mundo. Hoy, soy muy feliz. SÑ está a mi lado y todavía me quiere y puedo decir que yo todavía lo quiero con todo mi corazón, solo que ya no con tanta desesperación como lo hacía en aquel entonces. Es que entonces SÑ se me escapaba de las manos, como un globo que se escapa hacia el cielo: lo persigues, lloras con las manos hacia el cielo, esperando que en algún momento lo puedas alcanzar, y cuando el globo continúa su curso, te desesperas, haces lo que puedes por alcanzarlo, pero más se te escapa... hasta que finalmente empieza a surcar el cielo sin que puedas hacer algo para detenerlo. En ese entonces, yo quería al globo que era SÑ. Lo busqué desesperadamente, pero no lo conseguí.

Yo no lo sabía, pero SÑ activó una reacción en cadena que me duró gran parte del año, y cuando creía recuperarme de ello... me la volvió a hacer, con una cortada que me dejó tirada en cama por cuatro días seguidos, sin ganas de recuperar la conciencia suficiente como para pensar en ello. Me volví insegura y muy amargada, incluso más que antes. Me costó levantarme, y creo que fue con la ayuda de Dios que mejoré y bastante. Claro, me faltan algunas cosas todavía, pero nunca dejamos de aprender. Las cosas siempre están en constante cambio, en constante mejora.

Y ahora... podría preguntarle a SÑ lo siguiente: ¿cuándo fue la última vez que me preguntaste "qué tienes", de manera hostil? Piensa en ello y te darás cuenta que las cosas realmente han mejorado. Yo he asumido con el útero bien puesto mi situación, también he decidido ser más valiente y dejar los dramas a un lado, porque aburren mucho. No hacer problemas por las huevas... pero no dejar de ser perceptiva. Y lo más importante: vivir mi vida. Hacer mis cosas, no dejar lo mío.

Creo que SÑ entiende, y yo lo quiero mucho más también. Porque ya no es como hace un año, en el que tenía un miedo desesperado de perderlo. Tengo miedo, pero no me desespero. Lo tengo a mi lado y es lo más feliz que puedo ser.

* * *

Hoy siento mucha tranquilidad al saber que las cosas están bien. En algunos momentos, todavía sentía que algo malo ocurriría, que lo bueno era solo una fachada y que de repente me iba a decir algo que me lastimaría mucho, pero no lo ha hecho. Se ha portado bien y yo le he correspondido en ello. Claro, negar que la presencia de MH no me duele, es como tapar el sol como un dedo, pero al menos me alegra saber que lo llevo mejor que antes. Las vacaciones de hace un mes también ayudaron mucho, pues la distancia me calmó, también el gimnasio, y no tengo ganas de joderlo más. Ahora, si él me quiere joder a mí no lo sé, pero creo que no tengo tampoco ganas de dejarme joder.

Doy un gran suspiro y me alegra que justamente este día lo haya pasado tranquila y sin dramas de algún tipo con SÑ. Si lo malo se va alejando, me alegra mucho. Que se vaya lejos lejos. No lo quiero a mi lado. Solo al hombre a quien amo.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Adiós, ojos violetas


Ya fuera suplicándole un poco de amor y cariño a su marido, luchando en medio de los vaqueros en el viejo Oeste, o mostrándose como una dura y regia reina, Elizabeth Taylor nos conquistó a todos de todas las maneras posibles. Una reina realmente, que hoy dejó de existir a los 79 años de edad, dejando un vacío tremendo para todos aquellos que amamos el cine, tanto como la amábamos a ella. No quiero hablar de sus arranques de locura, o de la poca lucidez que al parecer le fue quedando en sus últimos años. No quiero hablar de la loca de la esquina, sino de aquella mujer que muchas quisiéramos ser.

No es exagerado decir que haríamos lo que sea por un cuerpo como el que luce en "La gata sobre el tejado caliente" (The cat on the hot tin roof), con una ropa que no luce antigua para nada en un cuerpo como el que Liz Taylor ostentaba entonces. Y no es solo el cuerpo, era el rostro, un rostro realmente hermoso y que yo admiré desde la primera vez que lo vi. Eso fue hace miles, en una película que casi deja en la bancarrota a la Fox: "Cleopatra".

El rostro de dolor que pone al momento en que se suicida pensado en el amor que ha muerto y al que va a acompañar, hace entender a muchas mujeres lo que puede ser el amor en nuestras vidas: es dolor, es fuerza, es vida. La mirada de los ojos violetas de Taylor elevaba a lo sublime cualquier otro sentimiento humano. Tuviera 25, 40 o 70 años, sus ojos, esos que conquistaron a lo largo de toda su vida, nunca murieron. Tan solo se cerraron. Y de paso, su cuerpo que aunque estaba acabado, seguía llevando por dentro todo el fuego que Liz Taylor, con el ímpetu de la mujer decidida. La valiente que es capaz de conquistar todas las tierras con tan solo una mirada de amor. Era casi como una Helena de Troya moderna. Era una reina. Era Cleopatra enfundada en su traje dorado, llevada por los miles de esclavos que éramos nosotros. Todos los que la amábamos y casi nos fuimos con ella mientras llórabamos las noticias que anuncian que la vida de Elizabeth Taylor ha llegado a su fin.

Tal vez fue a acompañar a Richard Burton en el cielo, muerto hace ya mucho tiempo por un cáncer maldito. Es como la perfecta escena del reencuentro en un drama romántico. Ella nunca negó que haya sido el amor de su vida, y la entiendo, porque vivió su amor por R. Burton, así como yo vivo el mío por SÑ: con amor, pasión, odio, ternura, dolor, alegría, rabia. Todas las emociones posibles, estoy segura que Miss Taylor las vivió a lo largo de su vida, de la mejor manera posible.

Así que no exagero si dijera que si se me concediera un deseo, yo quisiera ser Elizabeth Taylor. Pero en realidad, nunca habrá nadie como ella. Nadie que sea capaz de vivir la vida tan apasionada que ella llevó. Nadie, nadie con esos ojos, que nunca volverán. Y a los que solo queda decirles: gracias... y adiós.

martes, 22 de marzo de 2011

En algo he cambiado

Hace más de un mes que he tenido este blog muy olvidado, y creo que debo de disculparme por ello. No es que no haya querido escribir nada, sino que durante el mes de febrero no me pasó casi nada, así que no había nada de escribir.

En realidad, fueron vacaciones que no solo eran laborales, sino también vacaciones de mí misma. El porcentaje de dramas, que hasta entonces habían sido muy altos, de repente bajaron a su mínima expresión. Yo estuve más relajada, descansada, me sentía mejor y podía disfrutar del sol del verano como pocas veces hago desde la oficina. Claro, los primeros día no fue así debido a que tuve unos problemas laborales que resolver, pero luego de ello pude disfrutar de todo. De ver televisión hasta morir, de mejorar mi aspecto en algo, y si... también ir al gimnasio. Creo que eso último me salvó, porque la vida sedentaria se acabó, mi cuerpo comenzó a mejorar aunque yo no lo notaba... ah, y la dieta. ¡Grrr! Fue horrible.

El problema es que me hicieron un examen de sangre... y salió que tenía el colesterol alto. Fue lo peor que me pudo pasar. Las comidas de siempre llegaron a su fin, y la ansiedad vino en toda su expresión. No es exagerado decir que sufrí mucho durante esas dos semanas, mientras intentaba comer mejor y a la vez sentirme satisfecha, cosas que nunca concordaban. Me sentí mal hasta el día en que SÑ me vio y me dijo que había perdido peso.

No fue solo que SÑ se diera cuenta y me dijera "oye, te ves bien" (si lo conocieran, sabrían que viniendo de él, es mejor que ganar el premio de la Academia), sino que hace poco me puse un pantalón que antes me sacaba dos rollitos de terror, pero que ahora me quedaba bien, casi perfecto. Casi me pongo a llorar en ese momento.

Hoy no fui al gym porque moría de cansancio luego de caminar tanto por las calles de Lima-Centro, pero tengo que recordar todos los días lo bien que me sentí cuando ese pantalón me quedó tan bien, y volver a los ejercicios siempre. Porque creo que es algo ya vitalicio.

Así que podríamos decir que en eso he cambiado: mi cuerpo ha cambiado. Y con ello, mis emociones también son distintas.

* * *

Ahora sé mejor cuando las cosas realmente están mal. Si no es así, y soy yo la que está mal, ahora me doy cuenta. Ya es fácil, la distancia que tuve con SÑ durante febrero me hizo cambiar la forma de ver las cosas, de no desesperarme solo porque una llamada no llegó o porque una palabra no se dijo. Entiendo mejor, soy mejor émpata como mujer, ya no solo como persona, y me alegra. Y creo que SÑ también está mas contento, pues no tiene que lidiar con mi lado de loca psicópata, sino con el de loca alegre, que es prácticamente mi mejor lado.

El gimnasio no solo mejoró mi físico, sino también mis emociones, que ahora andan más controladas, sin tanto estrés y desesperación. Aprendí que controlar mis emociones no es lo mismo que suprimirlas o negarlas incluso, y me siento realmente mejor. Es como una nueva persona, incluso con mis cambios hormonales me siento más libre de mí misma y del peso de lo que sentía, de lo que era. Es otra cosa, es genial.

Claro que no todo está completo, pero estoy segura que las cosas solo pueden mejorar, eso depende de mí. Depende de mis emociones, que gracias a Dios ya no son un caballo desbocado, sino un caballo que pastea tranquilo y libre. Libre al fin de sí mismo.

jueves, 3 de febrero de 2011

La teoría de los hombres virus

Cuando estudiaba medicina, aquel dramático año, todavía era una niña que no sabía ni la mitad de lo que ahora sé. Tampoco es que sepa mucho ahora, pero creo que eso comprueba mi punto, ¿no?

Recién salida del colegio, me metí a estudiar medicina por pedido de mi padre. Creí que era lo que yo también quería y por ello no puse peros. Al final, terminé en Derecho por voluntad propia y contra la de mi padre, y el resto es historia. Pero a pesar que solo estuve un año, tuve una visión más amplia de lo que era mi universo hasta entonces. No conocía mucho a los chicos, ni las verdaderas traiciones, o verdadera gente maliciosa o que hacen lo que sea por conseguir lo que quieren. Aquel dramático año conocí gente así. Ah, y por supuesto, hombres idiotas en todo sentido de la palabra. Clínicamente idiotas.

Aquel año también creé una teoría que es casi como mi “Segundo Sexo”. Es algo que casi se hizo un libro, pero quedó como un simple ensayo: “la teoría de los hombres virus”. Ahora, ¿por qué hombres virus? Por lo que contaré a situación, años antes de conocer a SÑ.

* * *

En esos tiempos, en que era jovencita e ingenua, me jactaba de estudiar medicina. Para mí la facultad era un mundo fascinante, lleno de la libertad de la que poco gocé cuando estaba en el colegio. Todo dependía de mí, muchas decisiones eran cosa mía sin necesidad u obligación de consultarlo con mis padres. Tenía 17 años y estaba loca. “Diecisiete, y loca”, recuerdo de una obra de teatro recontra underground. Era una definición precisa.

Aquel año se caracterizó por ser malo. Fue malo, aunque con matices buenos, algunas cosas geniales, y otras tan malas como no me lo hubiera imagino. Soy fuerte, por ello salí de la facultad con la cabeza en alto, pero me costó mucho. Hay gente en el mundo que verdaderamente solo cumple la función de joderte a ti. A mí me jodieron, me quisieron cagar, dejar en el suelo, por ignorancia tal vez de lo que yo era o porque tal vez nunca les interesó mi forma de pensar. Ellos eran totalitarios con sus emociones, blanco era blanco y no podía ser de otra manera. Para ellos el negro podía ser blanco, si es que alguna cosa pasada los había convencido de ello, y jamás cambiarían de opinión. Y por supuesto, no se puede ser totalitario sin un débil mental que te siga el paso, y ahí estaban ellos también, carentes de fuerza de voluntad y de emociones que les hicieran gritar “libertad” a lo William Wallace. El totalitario y el débil mental casi me hicieron mierda.

Y encima: los tipos idiotas de toda la vida. Y aquí está su historia.

* * *

Cuando estaba recién llegadita a medicina (dígase: casi bajadita), me gustaba un chico, el Aprista (por su nombre, vinculado demasiado a los Búfalos), y no había nada que no me pudiera gustar ahí. El tipo era guapo, era listo, tenía un porte que pocas veces había visto en un hombre tan joven, y me encantaba. Pero yo era toda una ñoña, era definitivamente el tipo de chica tímida e inteligente que el Aprista no quería. Se le notaba todo un aventurero ahora que lo recuerdo, alguien que quería comerse el mundo de una sola mordida. Lo quería todo. Ahora que veo su fotografía, luego de miles de años, solo hay algo que puedo afirmar: niña sonsa.

Quería regalarle a alguien mi corazón. Eso era lo que más me interesaba, lo demás me llegaba “al pincho” como empecé a decir en aquella época. No me interesaba el sexo, la pasión o el deseo, solo enamorarme y ser correspondida en mis sentimientos. Luego del fracaso con el Aprista, empezaron las clases con todas las de la ley y me fui olvidando poco a poco de él, así como él se olvidó casi por completo de mí. Ah, claro, recuerdo que sus dotes “actorales” también le ayudaron mucho. Chibolo sonso, si hubiera sido la mujer que soy ahora, lo hubiera cagado en una nada más, pero no lo hice. Fácil fue mejor, llevar la fiesta en paz. El que estaba más presente, era el mejor amigo del Aprista, que tenía un nombre famoso, chapa casi hecha de un cliché y que luego sería conocido por todos como “el Virus”.

El Virus, o Virus como también le decíamos, era súper amigo de el Aprista en verano, y creo que también lo fueron un poco durante las clases. Lo que pasó es que todos cambiamos de salón, nos separamos casi por completo y solo nos veíamos durante el cambio de hora. Lo mismo con ellos, pero antes de eso, eran súper patas, los chicos “bacanes” de la clase, inseparables y con todo en común. Aunque el Virus fuera mayor que el Aprista por cuatro años, eso era lo de menos. Eran casi enamorados, era ridículamente enorme esa amistad.

Bueno, el Virus era un pata con el que me hablaba poco la verdad. Era chonguero, divertido y buscaba mujeres y patas así. Yo entonces era muy cerrada y no le iba tanto a eso. Por eso creo que no me tomó tanta atención, además que yo andaba por otros universos.

Cuando el verano terminó, me separé de toda esa gente. Me dediqué a estudiar y también a los dramas que vinieron en la época de clase. Fueron cuatro meses de sufrimiento, y la verdad es que yo no la empezaba a pasar tan bien. Entonces es que me daba cuenta que nada de ello era lo mío… pero primero, el Virus reapareció.

Fue durante los últimos dos meses de aquel primer semestre. Cuando recién yo le entraba a la onda del Messenger, comencé a conversar más con el Virus, y en una de esas conversaciones, por esa época, me reveló que yo le gustaba mucho. Sorpresa. A todas las mujeres les gusta que le digan “me gusta”, aunque no sea alguien a quien puedan corresponder, es parte de nuestro enoooorme ego, pero yo en ese tiempo, siendo jovencita, no tenía un gran ego, solo grandes ganas de un enamorado.

Me gustaba el Virus, y mucho. Le dije que también me gustaba, y las cosas sucedieron casi naturalmente. Yo quería tener algo formal, para mí era un sueño, era algo que deseaba. Mientras tanto, el Virus, como el hombre mayor que yo que era entonces, solo buscaba una cosa de la que no me di cuenta hasta después.

Lo besé una vez. Me encantó, sus labios eran carnosos y suaves. Recién me iniciaba en esas cosas, y el Virus me encantaba. Yo creo que también le gustaba, pero ser mi enamorado no era su objetivo final en la vida en la facultad. Cuando entrábamos de vacaciones, me dijo que tendría una respuesta cuando regresáramos, el primer día. Yo esperaba con ilusión que me dijera si quería ser su enamorada. Estuve por lo menos un mes pensando en ese momento, viviéndolo en mi cabeza de mil y un maneras.

Cuando llegó el primer día de clases, el Virus no dio ni pelos ni señales. El miércoles de esa semana, recién me pude reunir con él. Nos besamos y la pasamos bien, me encantaba estar a su lado, pero nada. Nos encontramos por la facultad mucho, pero jamás volvimos a hacer algo dentro, a pesar que todos mis amigos sabían que estaba en planes con él, el Virus actuaba de lo más lejano cuando estaba yo cerca. Era el bacancito para sus amigos, con los que jugaba fútbol y era el macho alfa, y cuando me quería ver, me llamaba y tenía que ser siempre en otro lugar.

Entonces yo tenía mi primer celular oficialmente. Y lo usaba para mandarme innumerables mensajes de texto con él. Peleábamos mucho, debido a mi frustración, pero nada. El Virus no me iba a dar respuesta jamás, por más que yo insistiera o hiciera de todo para llamar su atención, y así fue. Lo busqué de todas las maneras posibles, pero el Virus nunca me dijo aquello que yo tanto anhelaba escuchar.

No fue muy difícil darme cuenta tiempo después de las verdaderas intenciones del Virus. Y es que yo sí le gustaba pero solo para una cosa: para tirar. Lo único que el Virus siempre quiso fue tirarme, ir a un hotel, y encima, ¡que lo pagara yo! Cuánta ostra de este sujeto, tan bacancito para sus patas, y tan hijo de puta para esto. Tanto floro durante tantos meses y tanta atrasadera solo para llevarme a la cama, lo cual nunca logró. Como yo ya he mencionado antes, el sexo no me interesaba entonces, y siendo virgen tenía mucho miedo de entregarme a alguien si no era por amor de verdad, cosa que de hecho no sucedía con el Virus. El muy huevón decía que solo quería “aplicarme la ley”. Habrase visto semejante estupidez.

Y fue durante esas épocas de cólera y resentimiento que creé un ensayo para mi clase de Lenguaje Jurídico que llevaría el título de “La teoría de los hombres virus”. Basada en la teoría que le da el Agente Smith a Morfeo en la primera película de “Matrix”, acerca de cómo la humanidad es más como un virus que consume todo sin piedad, pensé en que el sujeto que me atormentaba entonces era como un Virus. Era una entidad que se aprovechaba de las mujeres de la peor manera, les quitaba todo, hasta la dignidad, y cuando ya no hubiera nada ahí, simplemente se retiraba en busca de otro huésped.

El Virus era exactamente eso: un virus. Me quitó lo poco que me quedaba, solo por tirarme, y me hizo pasar los peores momentos de mi vida. Sufrí, pero sobreviví, y a pesar de que era muy joven, tenía mucha dignidad y no permití que me pusiera un dedo encima si quiera. El Virus jamás se encamó conmigo porque yo nunca se lo permití, y me siento muy orgullosa de ello. Prefiero haber sufrido por él que haber permitido que me pusiera un dedo encima.

Pero eso sí: sufrí mucho. Sufrí por su machismo. Es decir, ¿de dónde sacó él la idea de que solo podría acostarse conmigo sin ningún tipo de consecuencias?, ¿de dónde sacó la idea de que yo era solo para tirar? Yo era una niña, recién salida de un colegio de mujeres y mi experiencia con hombres había sido prácticamente nula. Era liberal, era suelta y me gustaba mucho ser yo misma. ¿Cómo es que el Virus pensó que solo podía tirarme, si es que nunca le di a entender eso? Yo siempre le dije que quería algo serio, y por mucho que me floreó jamás logró nada. Si yo era una jovencita sin experiencia en el rubro sexual, ¿por qué pensó que podía tratarme como una perra más?

No es que lo hubiera incitado, ahora lo veo. Es que simplemente el sujeto era un completo y singular IMBÉCIL. Era un idiota, un perfecto idiota. Solo así podemos entender cómo es que los hombres buscan satisfacer sus deseos sexuales sin que las mujeres les digamos que solo queremos sexo. Las zorras proyectan la imagen de una mujer que solo quiere cogerse a todos los hombres sin ningún otro vínculo. ¡Pero yo jamás le di a entender eso al Virus! Me tomó mucho tiempo y lágrimas entender todo. Finalmente, el sujeto era un pobre imbécil, que espero ahora haya madurado al menos un poco.

Verdad, que tuvo una enamorada en la facultad, pero parece que yo tenía lo que él quería. Huevón. Se merecía mucho lo que le hicimos junto a mis primas: venganza. Logramos que mi prima lo conquistara y luego lo tirara al tacho de la basura, así como lo hizo conmigo. Lo tratamos de la misma manera, y fue un justo ojo por ojo. Esas fueron las últimas cosas que escuché de él, y de que dejó la facultad para estudiar administración. Supongo que a hacerse el bacancito en otro lado y a buscar tirarse a otras pobres incautas.

* * *

Tiempo después, ya no soy tan ingenua. Y tampoco son tan santa. Ahora conozco un poco más como son los sujetos, y lamentablemente he encontrado muy pocos en mi vida que quieran una relación seria. De SÑ ni se diga, pues él jamás renunciaría a MH para estar conmigo, y eso es un tema zanjado. Pero a veces tengo las mismas ilusiones que cuando estaba en la facultad de medicina y no sabía nada de la vida: quisiera un enamorado que me quiera sinceramente, que no solo busque un atracón, sino algo serio. Pero lo veo muy difícil, debido a que ahora se más como es que piensan los hombres. Ellos tienen otra forma de tener a una chica, de hecho nada formal. Nada conmigo.

Pero hoy para mí eso más que a una frase lastimera, suena a una verdad que no me incomoda tanto. Si un hombre no me quiere querer seriamente, pues entonces no vale la pena. Y creo que eso también va para ti, SÑ, que no me olvido que hace rato que me estás dejando a un lado. ¿O es que acaso tú también eres un hombre virus?

martes, 1 de febrero de 2011

Te conocí un día de febrero

Era una mañana de hace ya varios años. Puedo recordarla como si acabara de ocurrir, pero en realidad ha ocurrido hace un buen tiempo, cuando yo todavía era más inocente, ingenua y más flaca.

Era el primer día del mes de febrero de aquel año. Y yo tenía una entrevista de trabajo. Tenía una entrevista a la que no quería ir, porque no tenía ganas, y es que la desconfianza me sentía recontra bajoneada, el miedo me hacía retroceder, pero de todas maneras en mi casa todos me apuraban para que saliera corriendo, alistando todo rápido para ir de una buena vez a esa entrevista. Con pocas ganas, con música de Soda Stereo y son inmenso, típico del verano limeño, me alisté y me puse la veintiúnica blusa que tenía, junto con el ventiúnico pantalón negro... y claro, los veintiúnicos zapatos altos que había en mi guardarropa.

Recuerdo que desayuné con mi familia, una de las últimas veces, y luego de agarrar mi bolso, fui con mi madre a tomar el taxi que me llevaría a ese edificio que yo vi tan raro el primer día, pero que en poco tiempo terminaría siendo mi hogar. No tan dulce, pero mi hogar al fin.

Mi madre me dejó en la puerta, como si fuera mi primer día en el colegio, y esta vez yo tenía el temor que no tuve aquella vez cuando la vi alejándose y deseándome suerte. Con un poco de dificultad ubiqué a mi contacto en el edificio, con el DNI enorme de entonces todavía, fue que me identifiqué. Logré pasar.

No recuerdo qué me decía mi contacto mientras íbamos subiendo por el ascensor. Jamás lo recordé, solo que mi contacto estaba emocionado y me hablaba con apuro pues ya llegábamos al piso donde iba a tener (literalmente) la entrevista de mi vida.

¿Quién diría que la persona encargada de verme aquella mañana era la misma a quién yo le terminaría dando aquello que nunca he dado? Todo mi ser.

SÑ está sentado frente a mí, pero todavía no es SÑ, es solo un señor que me da un poco de miedo por su seriedad, y que me pregunta algunas cosas con una voz muy seria, que me da a entender que es una persona a la cual hay que tener miedo cuando tiene humor de perro. Momentos antes de la entrevista, yo me presento dándole la mano y diciéndole mi nombre. Él me saluda y piensa, como me dijo después, que le da ternura el falso aplomo que demuestro ante él. Mejor ponerme fuerte que temblar, le dije yo.

Luego de las preguntas, he pasado la prueba de fuego: chambearé. SÑ (que todavía no es SÑ) me da permiso para regresar días después, pues tengo que ir a Cajamarca y volveré en cinco días aproximadamente. Él piensa que quiero hacer solo vida social, una chica más de las que han vagado y van a chambear obligadas. Pronto conocerá mi intelecto, pero esa es la primera impresión que tiene sobre mí. Yo salgo contenta de aquella oficina, aquella mañana del primero de febrero de dos mil xxxxx.

No tengo la menor idea de que mi contacto me ha presentado al que será mi gran amor. Mi contacto tampoco lo sabe, por supuesto. SÑ es solo su amigo, su buen amigo, con quien me recomendó y ante quien me llevó para saber si podía hacer algo en esa oficina. Y haré mucho en lo laboral, es decir, aprenderé muchas cosas, y también seré otra persona, aprenderé sobre mí misma y sobre los demás. Mi vida cambiará por completo.

Dejaré de tener una sola blusa, un solo pantalón y un solo par de zapatos altos. Aunque me tome tiempo, aprenderé a vestirme para este trabajo, aprenderé a llevar el cabello, los adornos femeninos y las carteras, y también aprenderé a utilizar maquillaje y llevarlo siempre conmigo. Los lentes que me caracterizaron desde el final de la secundaria, serán dejados a un lado por lentes de contacto, por un tema más estético que práctico. Me podrán ver el rostro, y toda mi alma con ello.

Pero lo más importante, es que esa mañana acabo de conocer a SÑ, al hombre de mi vida, el que cambió mi vida y mi forma de pensar sobre ella, sobre el mundo, que me presentó a Lima de otra forma, que me hizo ver otra música, aprender cosas de mí que no sabía podía pensar o sentir. Aprendí a decir la verdad con él, a ser honesta, a ser toda una zorra, una puta, una mujer, casi una mujer de verdad.

Cuando estoy en el carro de regreso a casa, no tengo la menor idea de lo que acaba de pasar. De que lo que acaba de pasar, va a cambiarme para siempre. Y a SÑ también.

* * *

No tengo la menor idea de como están las cosas, mucho tiempo después de aquella mañana soleada frente a SÑ en aquella oficina que ya no es suya ni mía. Todo es distinto ahora, pues no soy la chica que él quiere impresionar, ni tampoco él es ese señor que me dio tanto miedo al inicio. Somos personas ahora, somos amigos, somos... lo que siempre hemos sido, supongo. Somos muchas cosas.

No digo esto mucho, pero en SÑ encontré a mi mejor amigo. Alguien que me entiende en muchas formas (un 90%), a pesar de que todavía me falten aspectos de él y a él le falten aspectos de él. Aunque hemos fallado en otros aspectos como hombre y mujer, como amigos creo que eso no ha sido así. Yo he estado cuando me ha necesitado y él ha estado cuando lo he necesitado. Y es el lado bueno de todo esto. Es lo mejor.

Ahora que recuerdo esa mañana, pienso en que volvería a ir a esa entrevista si me fuera ofrecida. A pesar de las cosas malas, creo que las buenas tienen mucho más valor. No hay nada que me arrepienta de aquella mañana de febrero.