sábado, 30 de octubre de 2010

La resaca luego de la paranoia

Sábado. Dos y veintitrés de la tarde. En mi tele está Cinescape, fuera de la puerta de mi cuarto hay la bulla de muchos niños que juegan , a mis pies está Lassie y en mi cuerpo la pijama que no he querido cambiarme. La laptop en mis muslos, mis Lucky Strikes en mi mesa de noche, en mi boca un chupetín de fresa y leche- sabor a yogurt, en realidad- que me regaló SÑ hace varias lunas y que no abro hasta ahora.

Simone de Beauvoir descansa a mi lado, esperando a que continúe en mi lectura respecto al Matrimonio en la vida de la mujer. El control remoto a mi lado. Tengo lo que necesito en mi pequeño espacio que es mi habitación, que a veces hasta parece un cuarto japonés, ya que cada espacio está siendo utilizado por algo.

El único espacio vacío está en mi pecho. Quisiera que fuera lo mismo en mi cabeza, pero esta está llena de pensamientos. La cojuda que he sido esta semana ha desaparecido, se ha ido con sus inseguridades y sus ataques de pánico. Al menos por el momento, ya que el Día de los Pájaros y la semana de mierda se ha terminado.

Creo que ya he terminado con todo. Conmigo misma también. Con el páramo que soy.

* * *

"... and then to put it away." Es como Virginia Woolf dice lo que hacemos luego de vivir. Ponerlo todo a un lado. ¿Quérra decir que podemos decidir cuando es que terminamos con todo? Lady Woolf escribió muchas cosas conmovedoras respecto a la vida. Las tenía claras. Yo las veo de color barro.

Lo que pasa es que me cansé de esta situación. Y es una situación que yo misma me he causado. Un dolor innecesario que me impuse. Huevadas. Y creo que fue por el movimiento hormonal que tuve esta semana que me terminé jodiendo toda. Por eso es que estoy acá encapsulada. Esperando y esperando. ¿A qué? Supongo a que haya alguna señal, ya sea de que debo continuar a pesar de la pena. O hacer lo que pide Lady Woolf.

Pero no quiero terminar en un río con los bolsillos llenos de piedras, como Mrs. Woolf. Quiero vivir mi vida. No quiero estar pensando a cada instante "¿qué le pasa a SÑ?" o centrar mi vida en solo una cosa. Tener una sola fijación me es innecesario, o al menos así debe de ser. Por más dolor que haya, pero sin sufrimiento. Hay que mirar la vida a la cara. Joderla y no dejar que nos joda.

Hay que mirar el sol. ¡El sol brilla!, la vida sigue, el viento aún corre entre los árboles. Ahí estamos todavía. Quiero ello sin más paranoias. Aprender a ser la mujer que realmente soy.

* * *

SÑ a veces se portará raro. A veces querrá tenerme a su lado, pero al cabo de momentos, parecerá que la piensa mejor y se aleja caletamente. No creo que me quiera fuera de su vida. Pero de hecho que a veces se dice a sí mismo: "no puedo", y al decirse eso, o al ver que algo no sale del todo bien, comenzará a portarse "bien" para demostrar su fuerza de voluntad. Para no tomar decisiones equivocadas otra vez.

Él ya es grandecito. Yo debo aprender a no sentirme mal por eso o porque quiera verme ya con un novio. ¿Para qué? Yo siempre me sentí cómoda en mi soledad, con una que otra aventura con algún chico que duraba poco, pero en sí, no tenía novio ni nada por el estilo. Era yo. La soledad choca cuando quieres a alguien a tu lado y esa persona no está. Algo así como la describe el tío Ribeyro:

"... Pero la soledad real era otra cosa. Ahora la vivía y se daba cuenta cómo crecía el espacio
y se dilataba el tiempo cuando uno se hallaba abandonado a su propio transcurrir en un lugar que, aunque no fuese grande, se volvía insondable porque ninguna voz respondía a la suya ni ningún ser refractaba su existencia..."

Perfecto y preciso.

Yo aún estoy decidiendo qué hacer con todas mis emociones. Aún pienso como sobrellevar mi nuevo estado. Aún pienso si tomándole la palabra a SÑ y consiguiéndome a alguien seré más feliz. Aún lo pienso. Poco a poco se me pasa la paranoia producto de la explosión hormonal en la que estuve metida, y puedo pensar con claridad. Puedo pensar. Pienso.

Y aún no encuentro respuesta.

viernes, 29 de octubre de 2010

El día de los Pájaros

Hoy es una fecha normal, común y silvestre como cualquiera en el calendario que no esté marcada con rojo, o conmemorada en el calendario cívico de algún salón escolar. Pero he decidido que voy a instaurar esta fecha como EL DÍA DE LOS PÁJAROS.

Tengos mis motivos, los cuales no puedo revelar del todo ya que revelaría cosas más. Saben que prefiero hablar en código. Pongo chapas e iniciales a los personajes que salen en mi vida para ocultarlos del ojo público. O al menos así lo he intentado.

Por eso no puedo revelar exactamente por qué, pero hoy quiero inaugurar esta fecha como el Día Personal de los Pájaros. Hoy quiero celebrar a las aves que vuelan alto en el cielo, a veces en su grandeza, a veces en su ignorancia. Las victorias aves, las hermosas aves que sobrevuelan sobre nuestras cabezas, que a veces nos cagan, y que algunos hartos de la situación matan a piedrazos, u otros más compasivos alimentan en los parques y gozan de su compañía.

Chip, chip, chip. SÑ probablemente se moleste porque escribo esto, pero en fin.


* * *

MH es un pájaro muy bello, según me han dicho. Imagino que es una buena persona, tiene un buen corazón, ama a sus padres, entiende y apoya a sus amigos y amigas, se divierte en las reuniones... y toda esa cala. Seguro tiene un cuerpazo. Seguro tiene un sentido de la moda tan elevado como el de Coco Chanel o Anna Wintour. Probablemente es innecesario preguntarle si sabe quienes son, porque de hecho las tiene presentes.

¿Comprará revistas? Imagino que de modas. Tal vez revistas de novias para ver que hipócrita vestido blanco se pondrá. No me malentiendan, esa palabra, "hipócrita", no la dije con el sentido que se imaginan. Bueno... un poco sí, pero en realidad, ¿acaso no les parecen hipócritas los vestidos blancos? Dan a entender una pureza que muchas de nosotras ya no tenemos. Creo que si pudiera hablar con ella al respecto sin que me molestara emocionalmente, le diría que mejor sea un vestido de color perla. O una boda civil. Seguro mi cuello quedaría abierto y sería casi decapitada al solo pensamiento de una boda pequeña. No, no, no: los pájaros merecen bodas enormes, donde puedan desplegar las alas y mostrar su bellaza al mundo. Damn, sorry, mi condición humana no me dejó ver bien claro eso.

Pero bueno: retomemos. MH debe de ser una dama, una casi Frida Holler, una mujer que ha visto más cosas en su vida que yo. Que disfruta independientemente de las ciudades que visita, en quien sus padres confían, pues la saben incapaz de hacer daño. Es una buena persona, de eso estoy segura...

... aunque no sepa quién es Simone de Beauvoir. Probablemente "La Náusea" sea para ella un sustantivo y no una obra de Sartré. ¿Sabrá quién es Grace Kelly?, ¿que la primera película Sonora se llamó "El cantante de Jazz"?, ¿sabrá que Vogue en realidad es "Moda" en francés?, ¿sabrá... bueno, alguna de estas cosas?

No digo que sea mejor que ella. Es que justamente: yo sé todas esas cosas, pero no me creo mejor que ella. Mientras que siento que MH lo tiene todo, yo tengo: 4 kilos de sobrepeso, un sentido de la moda que parece más el de una filósofa en quiebra que de una graduada en derecho, unos cachetes enormes que podrían cubrir gran parte del continente australiano, un sueldo que no me permite vivir fuera de la casa de mis padres, una miopía que no me puedo operar por el momento.

¿Autocompasiva? Tal vez. Pero lo que enumero es lo malo, lo bueno: tengo conocimiento de muchas cosas para chicas de mi edad, ¡me gusta el fútbol y sé de fútbol! (aunque no lo crean, esto es una gran ventaja en estos últimos tiempos), me divierto con las cosas más sencillas. No es necesario que me inviten a un restaurante carísimo para disfrutar de una noche, y me basta con comer unos anticuchos bajo carpa para ser feliz. Entiendo el dolor aunque pocas veces lo haya sentido tan grande, y entiendo a la gente a mi alrededor, aunque no parezca. Otra cosa: estoy loca de remate. Y eso me encanta.

Me encanta como soy. Aunque no vuele por los cielos, aunque no sea una exitosa trabajadora de empresa privada con un novio que es capaz de dejar todo por mí, incluo parte de sí mismo, he descubierto algo: esos detalles... ¡PUEDEN BESARME EL NIE! (¿El qué?) EL NIE, N-I-E. Y bien en el medio.

Me interesa, me duele, me fastidia. Pero realmente, es una pesadez desear alas cuando ni siquiera se ha aprendido a volar. MH puede ser feliz estirando las alas y sintiendo el viento en el rostro, pero por estar ahí, tan arriba, se ha perdido de muchas cosas, muchas emociones tan terrenales como verdaderas, y que siento son mi ventaja. Así también como un defecto claro: aún no soy la mujer que quisiera ser. ¿Cómo MH? ¡Já! Paso, gracias. Quiero ser una gran mujer, siendo enteramente yo.


* * *

SÑ en su oficina. Yo acá con un Fuhrer con un extraño buen humor (me da miedo hasta indagar por qué, ya que ha puesto "Meet me Halfway"). Estoy viendo el cielo, pensando en cómo voy a conmemorar el día de los pájaros. Tengo varias ideas:

1. Tirarme desde el techo con un par de alas hechas de papel.

2. Tirarme... a alguien.

3. Quedarme en casa y lamentarme de mi vida.

4. Tomar un café con E como habíamos planeado.

5. No hacer un carajo y fumarme un pucho. Lucky Strike silver.

No sé que hacer. Pero... puta madre. Estoy really messed up. Soy un sancochado de ideas y pensamientos mientras las hormonas parecen dominar todo mi ciclo. Esta es justamente la parte que no me gusta de sentirme así, de quemar y arder todo el tiempo. Quisiera no mirar el cielo, esperando volar para ver si así SÑ regresa. No va a regresar. Él quiere el cielo, no la vida terrenal que es mía enteramente mía.

Y si me lo preguntan, pues SÍ. Le tengo mucha envidia a MH, porque al parecer es favorita en las competencias emocionales que libra conmigo, gana todo y se ganó a quien yo hubiera querido para mí. SÑ no se atrevió a romperle el corazón a ella, pero sí a mí. Yo era terrenal, ella del cielo. Ahora que lo pienso, SÑ la tuvo fácil.

Pero prefiero no pensar. Mejor festejar. Festejar a los otros. Not me.

jueves, 28 de octubre de 2010

El Restaurante de la Nostalgia

SÑ, G y yo fuimos a comer el día de hoy. Quiero mantener fresca mi memoria y escribirla de una vez, antes de que las palabras se confundan con mis emociones y hagan un consomé incomprendible en mi ser.

Como imaginarán, terminé mal el almuerzo. Estuvo todo genial... hasta que SÑ volvió a ser ese ser extraño que ha sido estos días. Aún no identifico el por qué de su conducta, y realmente a veces me pone muy exhausta el pensar si quiera en el trabajo de identificarla. Ahora solo quiero recordar un momento cumbre en mi vida emocional a su lado. Uno de varios.

Hoy fuimos a un restaurante (no diré de qué o el nombre) al cual no iba hace mucho tiempo, debido a que está a una distancia considerable de mi oficina, y si llegara tarde muy seguido el Fuhrer de seguro me lanzaría a la cámara de gas. Bueno, mientras hacían el pedido de comida, intenté pensar en la última vez que había estado en el lugar. La verdad, es que fue hace tiempo, dígase, en enero del año pasado. Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana que se perdió en el tiempo.


* * *

Aquella vez en esa galaxia, era un sábado de verano, posterior al año nuevo. Recién habíamos entrado al nuevo año y yo ya tenía una salida con SÑ, quien en esos momentos no concurría en sus constantes alejamientos. Aquella mañana le daría el alcance cerca a la oficina, iríamos a almorzar y pasaríamos la tarde juntos. Para mí todo eso era de ensueño, era una delicia pasar un sábado así de interesante. Aprovechando el calor me vestí de una forma que seguro le iba a gustar, re-contra femenina: sandalias blancas chatas, falda blanca y un bvd rosado largo de tiras. El cabello suelto y una cartera. Fue cuando me miré al espejo que me di cuenta que había cambiado: ya no era la chica rebelde que andaba en zapatillas todo el tiempo. Era una joven mujer que iba camino a una cita. Mon Dieu!

Me fui en un taxi pensando en ese cambio, y cuando vi el rostro de SÑ al verme, me di cuenta que no me había equivocado: realmente le encantaba como me veía. Hasta me hizo dar una vueltita, modelando lo que traía puesto. Yo le gustaba, le encantaba, él me quería, lo podía ver en su mirada, en sus brillantes ojos negros detrás de las gafas. Brillaban hacía mí. POR MÍ.

Conversamos durante un momento, entre besos y abrazos de vez en cuando. Ese verano recuerdo que estuvimos muy cercanos, y justamente aquella vez fue uno de los momentos cumbres de nuestra relación. Cuando era más mío que nunca. Buenos recuerdos se filtran a mi memoria de entonces, grandiosos recuerdos, y este es uno de ellos.

Como ya se acercaba la hora de almuerzo, fuimos caminando bajo es sol hacia el restaurante de hoy día, riendo y conversando, mientras él me molestaba como suele hacerlo y me hacía cosquillas de vez en cuando, y yo tocando su brazo también de tanto en tanto. Llegamos, pedimos una mesa y comimos tranquilos. Conversábamos con paciencia, sin apuros de oficinas o pajarillos que chirrian de felicidad, sin que el tiempo fuera un impedimento en nuestros ratos juntos. Aquel día éramos SÑ y yo.

Regresamos caminando, bajando la comida. Luego de un rato juntos, y más besos y abrazos, fuimos hasta casi el otro lado de la ciudad para ir al cine. ¿Qué película vimos? Lo recuerdo claramente: Twilight (o Crepúsculo, si lo prefieren). Éramos de los pocos adultos presentes en la sala de cine, ya que los demás eran pura chiquillada. Ya el tiempo nos diría por qué.

Era de noche en esa zona oculta del mundo. SÑ estacionó el auto en un parque muy solitario y caminamos de la mano, de la cintura y hasta abrazados. Yo estaba feliz de poder estar a su lado, de que quisiera estar conmigo entonces. Creo que es justamente lo que hace mis momentos con él tan felices: ESTAR AHI PORQUE ÉL QUIERE. Porque cuando SÑ quiere, es cuando se porta mejor, cuando está mas desenvuelto y todo eso que lo hace tan genial. Y es justamente como estaba en esos momentos. Mejor que nunca. Y yo era más feliz que nunca. Podía besar sus labios bajo el cielo negro del verano limeño sin miedo a que algo o alguien viniera a interrumpir el momento. Podía besarlo con miedo, es lo más importante, abrazarlo y compartir un "te quiero" sencillo. Feliz. Demasiado feliz.

Cuando esa cita terminó, yo sabía que algo seguía renaciendo en mí y que se mantenía constante en él. Aún nos queríamos, era mutuo, era especial. Era un día que se quedaría siempre en mi memoria, para recordar lo feliz que uno puede ser con cosas tan simples. Como decía SÑ, citando Vanilla Sky: "son las cosas pequeñas... no hay nada más grande".

El día terminó, pero el recuerdo permanece. Es lo que nos mantiene, lo que nos recuerda que estamos vivos: que en algún momento fuimos capaces de sentir así de fuerte, que pudimos arder con tanta fuerza sin quemarnos. El recuerdo de SÑ aquel día, de lo que me dijo e hizo, es lo que me hace saber que lo que tuve con él fue real.


* * *

SÑ hoy ha estado raro. No sé si tenga que ver el hecho de que esta semana sea el cumpleaños de MH (chip! chip! chip!), o que le mandé un mensaje que no debí de mandarle, o lo que ya he mencionado antes en este blog. Quisiera tener el valor de preguntárselo de frente. Quisiera... hablar con él directamente sin miedo.

Lo veré en un rato. Quiero decirle que ya tuve suficiente de su actitud que no sé explicar. Quiero decirle que por favor no marque distancias entre nosotros porque ya ha sido suficiente con su alejamiento físico, con el no poder sentir sus labios, su cuerpo, sus brazos, sus manos. Quiero decirle que aún quiero ser su cachetona horrendo por mucho tiempo. Que ya no quiero salir con G tan seguido y quiero que seamos él y yo como siempre hemos sido (y debimos de haber sido). Quiero que me apoye, como apoya a todos, que me ayude a salir de mi páramo interior.

Quiero... quiero fumar. Saldré a comprarme un pucho y espero que no haya ningún pajarillo molesto que me quiera cagar en el hombro. No es necesario porque ya me siento así: cagada.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Fe de Erratas en "Problemas"

Tengo que hacer una corrección antes que los ojos se me cierren y me quede seca en los brazos de morfeo.

No, SÑ no es cruel. SÑ no hace las cosas solo por instinto. Las piensa, sean buenas o malas. En este caso, era algo bueno, algo que no sabía realmente hasta que me lo explicó.

No creo que seas cruel SÑ. Eres mi chico favorito, al que quiero, deseo, necesito y extraño. A quien quisiera a mi lado siempre. No, no eres cruel. Eres un ser genial con defectos, igual que todos. En mi caso, mi defecto es muy claro: me lo tomo muy a pecho.

Intentaré no hacerlo de ahora en adelante. Quiero ser mejor aunque tenga todavía que sacrificar mucho más.

Problemas

SÑ es peculiar: conforme más confianza te tiene... peor te trata. Se imaginarán como es conmigo. En realidad, es mutuo. Ambos somos muy directos uno con el otro, y aunque posiblemente somos muy censuradores con nosotros mismos frente a otras personas (dígase: familiares, amigos y MH), siempre que conversamos las palabras salen directas y sin escalas. Nada de tabúes, nada de roches, nada de insinuaciones. Las cosas se llaman por su nombre, aunque probablemente también salgan por ello ofensivas.

Ya sea cuando "éramos" o ahora que somos amigos, esa situación no ha cambiado mucho. Seguimos tratándonos mal de vez en cuando, seguimos en un plan que mucha gente vería mal, pero que para nosotros es algo tan común y silvestre como el beso social de dos amigos. Digamos que no tengo problemas con esa parte de mi relación con él. En realidad, solo le hago problemas cuando realmente lo hay: en los excesos.

SÑ es como mi padre. Ambos son personas a las que quiero, A PESAR DE como son en muchos aspectos. Ambos son personas muy difíciles y complicadas en ocasiones, y es el ingenio y la chispa la que los saca adelante en la vida. De vez en cuando la chispa recorre demasiado la mecha y llega a la dinamita: es cuando los excesos llegan. En mi papá, ¡uf! han sido ya varias veces en las que me he molestado con él ya que muchos de sus chistes o bromas físicas iban demasiado lejos. A ver: si ustedes estuvieran descansando en cama y viene un sujeto con dedos gruesos a, no solo hacerles cosquillas, sino también doler los huesos con cada dedo enorme que pone encima, ¿no tendrían ganas de gritar "basta" también? Muchas de las discusiones que he tenido con mi papá fue porque le terminé gritando luego de esas "bromas". Mi papá hacía lo siguiente: se iba a su cuarto y no me hablaba hasta que era yo la que tenía que ir a pedirle disculpas.

Tenía que decirle: "papá, perdón por gritarte". Punto. En realidad, lo que creo debí haber dicho es: "papá, perdón por hacerte pensar que está bien que me puedes hacer eso cuando quieras, cuando en realidad no es así". Mis hermanos siempre me dijeron que era mejor solo decir "lo siento".

En el caso de SÑ, no es que el señor me deje de hablar. Él hace algo tan efectivo como, dígase, cruel. SÑ me hablará normal, pero ya no sera él mismo. Para SÑ la vida sigue igual de siempre, igual de jocosa y tranquila. Tú te das cuenta que es imposible que alguien pueda estar bien luego de que le hiciste el pare bien parad@, así que cuando le pides explicaciones, él te dice lo siguiente:

- No. No estoy molesto. Y no te preocupes, no se volverá a repetir- y lo hará con la voz tan neutral que comenzarás a sentir miedo (claro, en el caso que seas una paranoica como yo, sino simplemente te llegará al pincho o a la punta de la teta).

Cuando finalmente le enfrentes directamente, sin pedirle necesariamente perdón (porque, let's be honest, ¿por qué hay que pedir perdón si le has dado un trato tan igual como el que SÑ te da a ti?), solo habrá una cosa que SÑ te dira: perdiste. Perdiste... por quejon(a).

SÑ quiere demostrarte que no está dolido por lo que le dijiste, y para ello empleará las artimañas de terrorista emocional que tiene, y que muchas personas también tenemos. Te hace sufrir, sentir mal. Y aunque no haya que pedir perdón por haberte dado tu lugar, empiezas a cuestionarte: ¿hice algo mal?, ¿lo traté feo?. Claro, si eres una neurótica y una paranoica como yo. En este caso, ya saben que me siento fatal, por algo que yo todavía no entiendo.

Y es que a veces no entiendo como SÑ puede ser tan cruel. Es decir, lo único que hicee fue pedirle moderación. Una madre le dice eso a su hijo y el hijo acepta, a veces el hermano mayor al hermano menor, los enamorados de hecho que siempre se piden moderación y cuando hay verdadero cariño se acepta. Los amigos también cuando saben que la broma fue demasiado lejos. Díganme sinceramente si es que estuvo mal pedirle a SÑ que no me moleste tanto, que lo haga como siempre, pero no en exceso como lo hizo hace un par de días. Seriosly, ¿QUÉ HABÍA DE MALO EN ESO?

En todo caso, si me porté mal: I'M SORRY. Perdón, SÑ, porque sé que te he consentido mucho y cortarte la viada ha sido feo para ti. Lo siento. Pero tampoco creo que sea justo que me trates así, luego de... lo ocurrido. No es fácil sentir que te perdí, que primero fui perdiendo terreno con el Facebook, con el pajarillo que no me deja en paz, y ahora encima que perdamos el trato de siempre. De verdad que no lo es. Y no quiero llorar sola en una oficina otra vez, porque es realmente patético. Solo... no quiero sentirme así otra vez.

martes, 26 de octubre de 2010

Atravesando el Páramo

Antes que nada, no me malentiendan. Yo amé mucho a SÑ. Pero hay veces en las que realmente he llegado a odiarlo y he tenido unas increíbles ganas de mandarlo al cacho con todo eso que tiene él y que me jode tremendamente.

Pero... algo dentro de mí no me deja. Es como estar atrapada por mí misma. Y mientras eso sea así, no puedo avanzar tanto como quisiera. Pero tal vez no quiera. Este páramo lo tengo que atravesar lento y seguro. Y lo más importante (y lamentable): tengo que atravesarlo sola.

Ahora.. si tienen paciencia, esta será una entrada complicada.

* * *

Aprovecho la mañana en que estamos de paro para contar lo que he pasado estas tres semanas "sin" SÑ. Lo pongo entre comillas, porque el señor menos mal no se alejó tanto como yo temía. Cuando deliraba y me retorcía de malestar en esos cuatro días siguientes a lo ocurrido, de vez en cuando despertaba y derraba una que otra lágrima, imaginando que los días que venían yo prefería pasarlos llena de fiebre, antes que tener la cabeza lúcida para pensar en lo malo: estoy sola. SÑ me dejó, por MH. Por el pajarillo que vuela alto, libre, feliz. Ahora tenía que enfrentarme sola al mundo, a mi vida, a lo que se me venía encima y que yo imaginaba como lo más terrible en la historia de la humanidad.

Luego del blog anterior, SÑ y yo hablamos sinceramente y a corazón y cabeza abiertos. Era domingo en la noche. Yo ya estaba lúcida y con un malestar estomacal atroz, producto de todas las medicinas que había tomado en esos tres días. Medicamentos fuertes que me dejaban con náuseas y sin hambre. El domingo entero me la pasé mirando la televisión o hacia mi ventana, echada en la cama de mi cuarto. De vez en cuando lloraba, de vez en cuando me calmaba. Wish you were here, SÑ, pero no estabas. No era la primera vez, pero era la vez que más dolía.

Como sea, SÑ y yo hablamos esa noche. Recuerdo que hacía mucho que no lloraba así. Él me dijo muchas cosas, y algunas entendí, aunque por otras realmente quería mandarlo al diablo. Parte de mi ego, era eso, que no se resignaba a perder a la cosa más valiosa del mundo. Lo perdía, lo perdía para siempre, FOR-EVER-AND-EVER. Lloré pensando en lo que se me escapaba, en ese sujeto que me quiso con lentes y mi actitud nerd. Que me quiso y a la vez no. Lloraba porque tuve su corazón, y a la vez no. Lloraba porque perdía a pesar de que aún sentía. Y creo que él sentía lo mismo, aunque no lloró. Creo que su corazón estaba tan mal como el mío por ello. Porque él también me perdía a mí. Perdía lo que tuvimos, lo especial. Todo.

Esa noche me dormí ahogada en llanto. Si quería consuelo, iba a tener un poco.

* * *

A la mañana siguiente, sentada en mi oficina, tuve una sensación que pocas veces he tenido en estos últimos tiempos: una paz interior. De repente, sentí que me liberaba de un tormento que nunca necesité. De repente era libre de mí misma, de mis temores, de mis odios, y podía quedarme con lo mejor: el amor a SÑ. Todo lo que lo quise, lo que bailaba y cantaba por él. Las sonrisas, las risas, las canciones compartidas, los momentos. Podía quedarme con lo bello, sin necesidad de seguir sufriendo por lo malo.

La verdad... es que esa paz vino demasiado pronto.

Es cierto, que los días siguientes al rompimiento (por no decir, después de que fui desechada, porque eso suena feo y luego de lo que me dijo SÑ, no fue el caso) fueron buenos. SÑ y yo la seguíamos pasando bien, y reíamos más. De verdad, creo que nos sentíamos más libres. Eso duró... tres días. El jueves de esa semana yo me volvía a sentir mierda cuando un pajarillo feliz sobrevolaba mi mente nuevamente. Mierda. La verdad es que el detalle ese, es justamente lo que no me va a dejar ser, por más contenta que me pueda sentir con él. Hay un pajarillo, es MH, que chirria de felicidad, y me caga en el hombro, recordándome lo inevitable: "estás sola, niña, deal with it".

Igual. Luego de sentirme mal un rato, yo volvia a estar contenta. SÑ ya no tenía que ganarse con mi pena, y algunas partes del páramo las atravesé con una sonrisa desafiante. Si el pajarillo me cagaba en el hombro, yo seguía sonriendo, y hasta podía cantar. Era libre. Era feliz: quise y me quisieron. Lo demás, no importaba. ¡Menos mal SÑ me entendía! Me hablaba calmado y ya no me mandaba al diablo como una loca, sino que aceptaba mi locura y me tomaba de la mano de vez en cuando a través del páramo, ayudándome con su cariño en las partes más oscuras. Ese cariño sincero, que yo he sentido y siento, es lo que me ayudó en lo peor de estos días. Ayudada por SÑ, estaba mejor.

Y podía continuar con mi vida. Podía hacer cosas por mí, pensar en otras cosas y reír sin sentir el chirriar del pajarillo o mis otras penas. Puedo decir que he estado bien las primeras dos semanas, que me he mantenido, a pesar de las sombras de la realidad que me han querido ensombrecer. Me he sentido realmente contenta, hasta yo misma, regresando a la Faviel que era hace un tiempo, sin amarguras. Realmente, ahora que lo pienso, he sentido más esperanza de la que hace tiempo no sentía.

Pero... "lo dulce no es tan dulce sin lo amargo".

* * *

Lo que más me preocupaba, además de la soledad y la angustia del pajarillo, era que SÑ comenzara a olvidar lo que tuvimos y me tratara como a una simple mortal. Según lo he visto, SÑ siempre ha sido medio "Hot n' Cold", y tenía miedo de que en un arranque de esos me dejara de lado y fuera una chica más. No, eso para mí era de verdad lo peor, y siempre se lo dije: "no me importa si no soy la última, pero al menos quiero ser especial". Y de repente, tenía miedo que ya no fuera tan especial, after all.

G sabe que he estado mal, pero no sabe por qué. Mejor tal vez. Yo sé que es una buena amiga, y a pesar de todo me apoyará siempre, y yo haré lo mismo con ella. Entonces, ¿por qué siempre siento tanta pica del tiempo que pasa con SÑ? No me gusta que hablen, no me gusta que se miren, que se rían, y la paranoia ya no es graciosa y me está comenzando a asustar. Es increíble la cantidad de cosas que puedo llegar a sentir sin control, y soy incapaz de pensar objetivamente hasta que paso un buen momento sola. Yo sé que G no haría nada con SÑ, pero igual... ¡bah! Simone de Beauvoir debe de venir a meterme un quechi para sacarme las ideas estúpidas que puedo sentir en esos momentos.

Cuando veo como SÑ se refiere a ella, como le habla, como se ríe y le dice cosas que nunca me ha dicho a mí, comienzo a sentir como un pequeño Monte Etna se me forma dentro. Las placas tectónicas de mi pecho comienzan a temblar, quieren dar paso a la erupción que se abre paso. Es un temblor lo que ocurre, pero el volcán activo queda estabilizado. No pasa nada. La mayoría de las veces. Me la trago, esperando que pase. Y pasa, siempre pasa. Termino en mi casa diciéndome lo estúpida que soy, que debo de dejar de pensar en esas cosas, no solo por mi amiga y SÑ, sino porque no es bueno para mi salud mental. No sean ilusos, eso no funciona.

Llego a suponer luego de tanta meditación, que probablemente si esté mal de la cabeza. Estoy loca y soy una raraza, como me han dicho mucho a lo largo de mis veinte y picos años de vida. De repente sí necesite litio o xanax, para no andar en juergas innecesarias o cacheteando a quien no se lo merece.

Quiero calmarme. Relajarme. No molestarme con SÑ por ser como es, o con G por ser amiga de él. Quiero tan solo atravesar el páramo.

* * *

Si quieren que sea sincera: estos días no han sido nada fáciles. He estado medio perdida creo, pensando mucho en el por qué, en vez de en el qué hacer. Pienso en por qué SÑ me dejó, a veces pienso que no me quiere y que quiere a otra, además de a MH. Pienso muchas cosas, pero en verdad, no pienso en ninguna solución.

La solución es pararme con toda la actitud que yo sé tengo y enfrentarme al mundo. Enfrentar sin miedo lo que ya ha ocurrido: ¡ya me dejaron, carajo! ya no tengo nada que temer. Ya vi como es estar sin él, quererlo en llamas y estar en silencio. Porque en estas situaciones es mejor no decir nada. Puedo hacerlo entrar en llamas sin querer, y no es algo que quiera. Quiero quererlo así nada más, despacito, suavecito. Sonreírle y sentirme plena.

Estoy bien, aunque de vez en cuando no pueda estarlo. Esos son momentos, y ya pasarán. Mientras, DE HECHO, hay cosas más importantes: la chamba, los papeles de la facultad, mi estado físico y mi estado mental. MI FAMILIA. MIS AMIGOS. YO MISMA.

¿Yo misma? Mmmm... ¿y qué pasa si el páramo soy yo misma? Ahora que lo pienso, tal vez el páramo no está allá afuera de esta oficina, sino aquí mismo, en mí. En ese caso, es otra historia...

sábado, 9 de octubre de 2010

Ocurrió lo peor

Es sábado, y ya es el mediodía. Antes de que las dos pastillas que me he tomado hace un rato me comiencen a hacer efecto, tengo que escribir un poco en este blog, esto que he tomado como un medio para hacer la catarsis de mis crisis, que en estos últimos años no han sido pocas. Y ahora estoy teniendo la peor de todas, más que nada porque causó un daño físico que nunca había tenido con otras cosas que pasaron antes.

Ni cuando me tuve que salir de medicina, ni cuando tuve problemas con mis amigas, ni cuando me dejaron de lado por chicas más bonitas (o que caben en el concepto genérico de "bonito"), ni cuando tuve problemas laborales. Jamás. JAMÁS me había enfermado producto de algún problema. Lo máximo fue cuando en mis finales en la facultad de medicina me comenzó a salir sangre por la nariz. Pero nunca como ahora.

Lo que pasó fue que me enfermé hasta el punto de tener fiebre, malestar, dolor por todos lados, mareos, nada de hambre y creo que una gastritis. Un poco de náuseas, debilidad... de todo un poco. Para la doctora que me atendió, era faringitis y un poco de los bronquios, algo que le da a mucha gente en estos tiempos producto del cambio de clima.

Pero yo soy consciente de lo que es esto. Esto es: SÑ me dejó. Esta vez para siempre.



* * *


La historia digamos que comienza el martes en la noche. SÑ me dijo para que saliera con él, y yo estaba más que contenta. Durante esa salida, lo sentí más cerca que nunca. Yo estaba contenta con todo, con su cercanía, con su olorcito, y con que esa noche quisiera estar a mi lado y no se alejara con una llamada de MH, que menos mal esa noche no llegó. Esa noche SÑ estaba conmigo, y estaba contenta por ello. Por un momento y hasta pensé que lo que ya había escrito acá había tenido el efecto que yo esperaba: se dio cuenta de que yo estaba alejada, y siendo SÑ como es, él no quería eso, no quería que yo me alejara, así que decidió acercarse. Porque así es como lo veía hasta entonces: yo dejo que SÑ venga a mí cuando ÉL LO DESEA. Y la verdad es que yo me comenzaba a alejar, no porque estuviera lista para dejarlo, era más como una anticipación a algo que iba a ocurrir, pero no era exactamente así, sino que ya no quería ser tan pegajosa con él, acercarme a SÑ mientras que sentía que él no quería que lo hiciera. Pegarme a su lado cuando él se portaba indiferente conmigo... no, no gracias. Ya no quería eso. Mejor mostrarme como él siempre se mostraba conmigo, y esperar a que viniera a mí, porque entonces se portaría no como el SÑ indiferente que me hacía daño, sino como el SÑ lindo que él sabía podía ser.

Y justamente eso es lo que sentía el martes: SÑ estaba cercano, porque él lo deseaba así. Ni siquiera necesito decirles que yo siempre estoy cercana a él. Era parte de mi amar con desesperación. Solo espero a que él venga a mi vida, que él lo decida. Yo siempre estoy decidida a esperarlo.

Bueno. El martes en la noche yo estaba contenta. Amaneció al miércoles y salí cantando de la casa, por lo contenta que me sentía. Ese día fue lo mismo que el experimento de días pasados: esperar que SÑ venga a mí, para no tener que ser la misma chica pegajosa de siempre. No sé... ¿es cuestión de orgullo también? De verdad, ya no quería fastidiar a SÑ con mis emociones, por eso prefería que él viniera. Ir a su ritmo siempre ha sido lo más sano, y así me sentía mejor. Ese día no lo llamé, lo dejé tranquilo con sus cosas. O al menos eso pensaba yo. Fui con el Fuhrer a ver teléfonos en las Malvinas, y luego más tarde salimos a comer con SÑ. Todo salió bien. La distancia se tiene que mantener cuando hay gente cerca. Todo entre nosotros siempre ha sido clasificado, o al menos así lo hemos intentado.

Cuando se acercaba la hora de la salida, SÑ me dijo que me jalaría cerca a casa y yo acepté contenta. Ahora que lo pienso, debí haber dicho que no.
* * *

Antes de llegar al destino, SÑ paró en un parque. Ay, mierda, pensé, cuando SÑ me dijo "tienes un minuto?" Sabía que no era bueno, que no hay nada bueno cuando él se muestra tan calmado. Estaba asustada. Pero él no lo parecía, y parecía que solo quería conversar relajadamente, como empezó todo en un primer momento. Yo ya no estaba asustada, y cuando ya estaba más tranquila es que me soltó la bomba.

SÑ me dejaba. Se iba a casar con MH y ya no podía continuar con esta relación. Si, utilizó la palabra relación, y en medio del sentimiento que se me venia encima, eso fue bueno.

Les juro, que si me pongo a desmenuzar cada parte de lo que me dijo en esos momentos, moriré realmente. Solo puedo mencionar que estaba molesta, angustiada, que me tomó con tanta sorpresa que no supe que sentir entonces. Claro, ahora sé que lo que tengo es una pena de lo más grande. Depresión. Enorme. Pero entonces no lo sabía, solo sabía que SÑ en esos momentos me dejaba para casarse con MH, y además porque al parecer le dolió lo que leyó acá. O le dolió o le molestó, no lo sé.

Cuando lo dejé sin mirar atrás, sentí como todo iba subiendo por mi garganta poco a poco. Me empencé a llenar de un sentimiento nada bueno, nada positivo. Iba a ponerme a llorar como una loca y no podía llegar a mi casa para llorar como una loca ahí, sino que tenía que ir a otro lado. A lo único que atiné en ese momento fue a llamar a E, mi amiga. Luego de eso tomé un taxi, llamé a casa para avisar que llegaría tarde. No hice más.

No planeaba hacer más, hasta que el taxista vio lo mal que estaba. No aguanté. Derramé lo que probablemente sea uno de los peores llantos de mi vida, lágrimas enormes que recorrían mi cara, gritos de desesperación y dolor. El pecho se me iba cerrando, cual ataque de asma. El taxista se preocupó y se detuvo en una tienda a comprar lo que iba a necesitar entonces: una botella chica de agua, y papel higiénico. Yo comencé a hablar, y el taxista comenzó a escuchar y a aconsejar. No le dije todo, solo que me había sucedido esa noche, y cuánto amaba al sujeto que me acababa de dejar. "¿Por qué hay gente tan mala?", repetía yo de vez en cuando.

El taxista fue un ángel. En mi trayecto a las Viñas me aconsejó y me dio el consuelo y la calma que en esos momentos me hacían falta. De paso se detuvo para que yo pudiera comprar cigarrillos. Siempre le estaré eternamente agradecida por haberme ayudado y haberme tendido una mano cuando más lo necesitaba. Cuando llegué a las Viñas ya estaba más tranquila y más cuerda como para escuchar lo que E me dijo cuando la encontré, cuando me puso las cosas de frente y me habló con la sinceridad necesaria, como para comprender las cosas, para hacer frente al mundo y a lo que se me venía el día de mañana.

¡¿El día de mañana?! No pensé en eso cuando regresé a casa, tranquila, serena y dispuesta a distraerme. No lo pensé mientras caía dormida en cama muy temprano. Lo pensé recién cuando eran las 3.30 de la mañana del jueves y comencé a llorar otra vez. Lamentaciones y lamentaciones. Era todo en lo que pensaba. No quería pensar. Quería dormir siempre. Caer en el silencio y no escuchar o ver más nada. Eso es lo que me decían mis sueños: no escuchar... no ver... lo que más deseaba entonces.

* * *

El jueves en la mañana amanecí triste. Pero más que eso: amanecí enferma. Sentía un leve dolor en la espalda, pero no pensé que fuera algo para tomar en serio. Error. Luego de salir de la casa, estar en el micro y llegar a la oficina, comencé a sentirme peor. Mientras más triste me ponía, mirando hacia el otro edificio, mientras veía la fría mañana y comenzaba a recordar todo lo que me decía, sentía que el dolor en mi cabeza se incrementaba, al igual que el dolor en mi espalda. De repente, ya no era solo en mi espalda, sino que mis piernas se sentían fatal. Cada parte de mi cuerpo comenzó a sentir dolor, y era un enorme malestar el que se comenzaba a gestar en mí. Tuve que irme de la oficina y regresar a casa a descansar. Ya entonces comenzaba a estar peor: ya no era solo malestar. Comencé a tener fiebre. No, no hasta el punto de delirar, pero sí como para sentirme bastante mal. Ya no pensaba en SÑ entonces, sino en el dolor físico que empecé a sentir.

Me atendieron bien en la mañana, y la fiebre me pasó lo suficiente como para tener hambre a la hora del almuerzo y sentirme mejor en la tarde. SÑ llamó, preguntando como me encontraba, y yo quise hablar de cualquier otra cosa menos de lo que recién había ocurrido. No tenía muchas fuerzas para lamentarme o llorar. En realidad, ni siquiera quería recordar lo que me había dicho. Hasta deseé que hubiera sido una pesadilla producto de mi enfermedad, pero no era así. SÑ estaba al otro lado de la línea, conversando sobre el Nobel de MVLL, sobre la película "Alí" y era todo lo que necesitaba entonces. Pero eso sí: frío, como el iceberg que suele ser. Ahora él mantenía su distancia, tratando de no acercarse lo suficiente como para caer. ¿En qué? Supongo que en mis brazos, por más feo que suene.

Pasó la tarde y me volví a sentir mal. Quería llorar. Pero era mejor que estar lúcida y recordarlo todo. Dormí entre sollozos, sudoraciones y dolores.

* * *

Viernes. Sigo enferma. Esta vez estoy débil y me duele todo. Mi madre me tuvo que llevar con una doctora para que me revisara y me recetara algo para mi dolencia. ¿Para la emocional? No, para la física no más. Lo otro va por mi cuenta. Mierda. Mucha mierda en todo esto. Lo único bueno es que aproveché para descubrir "Grindhouse" y poder decir que en este caso la violencia es hecha arte. Y de paso que R. Rodríguez tenía razón: Danny Trejo merece su propia serie de películas.

Conforme mi dolor físico se iba, le abría paso al emocional, al que debí de sentir desde un inicio. Ya no me dolía el cuerpo, pero sí me dolía mucho el alma. Me dolía que SÑ me hubiera dejado, por el motivo que tuviera, pero me dolía un montón. Me dolía no haber visto las señales que E si vio: cuando le habló de matrimonio, cuando estaba buscando casa no para la familia que ahora tiene, sino para la que iba a tener después. Estaba lanzándome las cosas solapa, pero yo no me di cuenta. Estaba ciega, viendo solo lo que me convenía. Si hubiera sospechado al menos, no estaría tan destruída como lo estoy ahora.

Cuando amanecí el día de hoy, estaba mejor. Ya no me duele tanto, ya no estoy tan mal. Obvio que hablo de mi malestar, el cual le han atribuido a un defecto en mi garganta o en mis amígdalas. Pero yo sé que no es así. Sé que fue la depresión la que me enfermó. Yo estaba perfecta hasta el miércoles en la noche, sin hacer desarreglos en medio del invierno que todavía no se va. Sé que desde que SÑ me dijo todo lo que me dijo, yo me empecé a enfermar. Sé que cuando me puse a llorar a las 3.30 de la mañana, comencé a ponerme así. Y peor conforme pasaban las horas. Fue la respuesta de mi cuerpo ante la situación. Me libró al menos unos días de sentir realmente lo que ocurría. Pero no fue por mucho. Unfortunely.

* * *

Sábado en la noche. Ya estoy mejor, y ahora puedo preguntarme mejor las cosas, puedo sentirlas. Puedo pensar.

¿Qué hago ahora? Es lo que me pregunto a cada momento. ¿Qué será de mis días ahora en adelante? De cierta manera, una de los motivos que me impulsaba a seguir adelante se ha ido. Y era un motivo bastante poderoso: yo desayunaba, almorzaba y cenaba SÑ. Lo pensaba siempre. Lo amaba con desesperación. Aún lo amo. Y ahora que se ha ido... se ha llevado un enorme pedazo de mi alma y me ha dejado con un vacío que no sé como llenar. Estoy llena de incertidumbre. Y eso me llena de miedo. Justo ahora tengo mucho miedo.

Quisiera verlo volver a mí. Quisiera que me quiera como siempre, con su sonrisa, con sus insultos que siempre suenan a halagos, con sus chistes. Incluso con el dolor que me causó. Que vuelva como sea, pero que regrese. Quisiera poder abrazarlo y sentirlo otra vez. Él probablemente no es consciente de lo mucho que lo he... llegado a querer todo este tiempo. El daño que me causa el saber que pronto tendré que soportar la idea que se ha casado con otra mujer. Que eligió aa otra chica y no a mí. Que la Providencia es generosa con otras... no conmigo. Por motivos que todavía desconozco. Aunque el generoso taxista de la noche del miércoles me haya dicho que no he hecho nada por lo cual deba de ser castigada, aún no entiendo, por qué en estos momentos alejaron a SÑ de mí. No podía prepararme para esto. No sé... yo... no sé nada ahora.

Una certeza: ya lo extraño. Otra certeza: tengo mucho miedo de los días que se me vienen encima. No sé que pasará entonces, pero tengo miedo porque sé que serán dolorosos, que tendré que tragarme mi pena para que el mundo no sospeche que yo sufro por alguien que me ha abandonado, que no sepan que es SÑ. Olvidarlo aunque no tendré muchas opciones para olvidarme de él.

Otra certeza: no quiero olvidarme de él. No quiero que su sonrisa, sus besos, sus gestos se vayan de mi cabeza. No quisiera que se hubieran ido de mis manos. Quisiera... imposible. Lo único que estoy segura es lo de que acabo de mencionar. Y de que esto es como morir un poco en mi vida. Es sentir que no te recuperarás, que todo se volverá oscuro y esperarás a la muerte que pronto tocará tu puerta. Soy fuerte, pero a veces siento que no lo suficiente.

¿Que lo lograré? Creo que puedo. Pero aún no puedo decirlo con seguridad. Mientras tengo miedo, al menos, no puedo. No puedo: lo peor ha ocurrido. SÑ se fue. Y parece que ya no volverá. Aunque sea lo que yo más desee.



PD. Una canción que refleja bien el dolor por la pérdida.



Hay mil palabras que yo podría decir
Para hacerte venir a casa
Oh, pareciera que hace mucho tiempo te alejaste
Me dejaste solo
Recuerdo lo que me dijiste
Estabas actuando muy extraño
Y tal vez yo estaba demasiado ciego para ver
Que tu necesitabas un cambio

¿Fue algo que yo dije
Que te hizo alejar?
Para hacerte alejar y dejarme frío
Si solo pudiera encontrar un camino
Para hacer que tu estuvieras aquí
Pero ya…

He estado sentado aquí
No puedo sacarte de mi mente
He tratado lo mejor que puedo de ser un hombre y ser fuerte
Me volví insano
Deseando poder tocar tu cara
Pero la verdad permanece…

Te has ido…
Te has ido…
Nena te has ido
Chica te has ido, bebé nena, te has ido
Te has ido…
Te has…

No quiero hacer excusas, nena
No cambiará el hecho de que te has ido
Pero si hubiera algo que yo pudiera hacer
¿Me lo harías saber por favor?
El tiempo está pasando tan lentamente ahora
Supongo que así es mi vida sin ti
Y tal vez pueda cambiar mi cada día
Pero nena yo no quiero

Así que apenas esperaré
Y encontraré algunas cosas que hacer
Para sacar me mente de extrañarte
Y yo sé en mi corazón
No puedes decir que tu no me amas también
Por favor dilo

Si….

He estado sentado aquí
No puedo sacarte de mi mente
He tratado lo mejor que puedo de ser un hombre y ser fuerte
Me volví insano
Deseando poder tocar tu cara
Pero la verdad permanece…

Te has ido…
Te has ido…
Te has ido…
Te has ido… te has ido… te has…
Ido

Ohhh…

Oh qué haré
Si no puedo estar contigo
Dime a dónde acudiré?
Nena donde estaré?
Ahora que estamos separados
¿Estoy aún en tu corazón?
¿Nena, por que no ves?
Que te necesito aquí conmigo
Oohhh…

He estado sentado aquí
No puedo sacarte de mi mente
He tratado lo mejor que puedo de ser un hombre y ser fuerte
Me volví insano
Deseando poder tocar tu cara
Pero la verdad permanece…

He estado sentado aquí
No puedo sacarte de mi mente
He tratado lo mejor que puedo de ser un hombre y ser fuerte
Me volví insano
Deseando poder tocar tu cara
Pero la verdad permanece…

Te has ido…
Te has ido…
Te has ido
Te has ido
Ido
Te has ido…

Pero la verdad permanece…
Te has…

lunes, 4 de octubre de 2010

Hot n' Cold

SÑ no puede hablar hoy día. Está ocupado. Súper ocupado con sus cosas. A pesar de la ansiedad que va subiendo por mi pecho, entiendo y no me asusto tanto como lo haría en otros momentos. Solo me voy repitiendo, como un mantra: no es tan malo si me dice “no”. No pues, no lo es.

A veces me asusta la forma en la que siento por él. A veces yo misma me tengo pánico, luego de ver las cosas que soy capaz de hacer. Claro que me han dolido las cosas que me ha hecho, y no sé si le dolerán las que yo le hago (por no decir las que no le he dicho, y que acá no pienso mencionar), pero… yo soy la que me da miedo. ¿Cómo es que puedo querer de una manera tan desesperada? Eso es lo que es esto: un amor desesperado. Y entendí que mi problema es que pido demasiado de SÑ, y eso me lleva a mi desesperación, la que me come de vez en cuando, me atrapa y me jala al fondo de mi propio infierno personal.

Estoy sentada en la oficina y pienso: ¿por qué le pido tanto a SÑ, si no es nada mío? No es mi novio, no es mi enamorado, es solo… alguien con quien estoy. Yo tampoco soy nada de él, y por eso no me pide nada (excepto algunas cosas que sé solo son de pica, no de celos). Yo aún no he logrado avanzar a esa fase donde me llega lo que haga o deje de hacer. A mí aún me duelen muchas de sus actitudes: el dejarme sola los fines de semana, el no hablarme a veces, el salir con MH cuando a mí me ve con las justas. Pero, ¿tan malo es? No. Es decir, si es feo que te dejen de lado, especialmente si es alguien que quieres tanto, pero… ¿malo? No. Ya no me siento tan mal. Me siento mal, pero no “tan” mal, como en otros momentos si me desesperaría hasta un punto bien oscuro.

Hoy también me he preguntado qué hago tan enamorada de SÑ. Sorry por decirlo, pero no es un dios griego en físico, y claro que es encantador cuando se lo propone, pero también es medio misógino, coqueto, trata mal y sobretodo: es un manipulador de primera. Sorry, SÑ, pero eso eres, recontra manipulador. Juegas las cartas necesarias para que caigamos a tus pies, ya sea mediante encantos o argumentos. ¿Cómo me gusta alguien tan dañino?, ¿por qué mientras como pienso en cómo come?, ¿por qué mientras sueño, lo veo soñando?, ¿por qué me lo imagino a cada instante? No, Favi, esto ya es demasiado. Alguna solución debe de tener todo esto. Algo. Alguien. No, algo.

Creo que lo primero que he necesitado hacer luego de tanto amor y odio sentido, es calmarme. Tomar aire y pensar suavemente las cosas. No es malo si me deja de lado, si no me habla, pues no somos propiedad de nadie. Tengo derecho a divertirme por mi lado si es que SÑ decide no aparecer. Y puedo hacerlo, jugar, tomar, reírme y disfrutar. Al final, soy soltera, ¿no? Y luego de tantas indecisiones creo que puedo afirmar con seguridad varias cosas.

La primera, ya la mencioné: soy soltera. SÑ es un sujeto con el que salgo, con el que me divierto y la paso genial… pero no es mi enamorado. Tengo entonces derecho a buscar a alguien que me pueda dar lo que SÑ no puede. Además, él siempre dijo que tenía ese derecho, podía ser feliz y toda esa cala. Tengo derecho y lo estoy comenzando a hacer.

Lo segundo es que SÑ desapareciendo de mi lado de vez en cuando y apareciendo de vez en cuando, es su problema. Si SÑ tiene sus humores a lo “hot and cold”, si cambia de opinión como una mujer cambia de ropa, allá él. No tengo por qué ponerme mal si en un momento fue de lo mejor, y al siguiente minuto se porta más frío que el témpano que chocó con el Titanic. No hay que ponerse mal. (De paso se parecen: el témpano no deja ver muchas cosas, igual que SÑ).

Por ahí también he descubierto que mi mejor potencial explota cuando no estoy desesperada buscando su amor/atención/respeto/cariño. Puedo hacer mejores cosas, y estar de mejor humor para hacerlas, lo cual me beneficia a mí más que nada.
* * *
Y si me lo preguntan, también tengo N razones para querer alejarme de todo esto, y empezar una nueva vida en otro lugar, fuera de los que me lastimaron. Parte de mí quisiera eso, pero igual que el principio “hot and cold”, no puedo. SÑ me jala, y no quisiera dejarlo en un futuro cercano. Pero al parecer será así.

Pero no importa. Hay que respirar profundamente. Desesperarse es peor. Pienso mejor en que no me moriré de desamor y tendré muchas oportunidades todavía de vivir mi vida… con alguien que me quiera con todo el corazón.
* * *
Lo quiero. Me encanta... y aún no se. Manipulador. Demorador del placer. Así es él, SÑ. Y yo sigo aquí, no sé si como una tonta o como una mártir digna de admirar. Fácil y sea un poco de ambos. Fácil me gusta llorar, pero para dar un ejemplo a la posteridad. Algo que le acabo de decir es tan cierto como el hecho que lo adoro: que mientras más a distancia me mantenga, menos voy a sufrir. ¿Crees que no cansa llorar tanto por ti, porque nunca me escogerás y tendré que verte ser feliz con otra persona? Es demasiado. Yo quiero mi vida. Si no formas parte de ella, es una pena, pero... no puedo detenerme. Ya no quiero.
Ya sé que es el amor que siento por ti lo que me jala hacia abajo, tu egoísmo, tus ganas de tenerme a tu lado, sin importar lo demás. Ya sé que tengo que pensar más en mí... y de hecho sé que al día siguiente de nuestra conversación, no recordarás nada de lo que sentiste en esos momentos. Pero yo si lo recordaré, SÑ. Créeme, nos estoy haciendo un favor a los dos.