viernes, 23 de noviembre de 2007

Epístola a los poetas que vendrán


Por Manuel Scorza.

Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué no celebramos la gracia de las muchachas;
quizá mañana los poetas pregunten
por qué nuestros poemas
eran largas avenidas
por donde venía la ardiente cólera.

Yo respondo:
por todas partes oíamos el llanto,
por todas partes nos sitiaba un muro de olas negras.
¿Iba a ser la poesía
una solitaria columna de rocío?
Tenía que ser un relámpago perpetuo.

Mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella;
mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podrá dormir;
mientras llueva sobre el pecho de los mendigos,
mi corazón no sonreirá.

Matad la tristeza, poetas.
Matemos a la tristeza con un palo.
No digáis el romance de los lirios.
HAY COSAS MAS ALTAS
QUE LLORAR AMORES PERDIDOS:
El rumor de un pueblo que despierta
¡Es más bello que el rocío!
¡El metal resplandeciente de su cólera
es más bello que la espuma!
Un hombre libre
¡es mas puro que el diamante!

El poeta liberará al fuego
de su cárcel de ceniza.
El poeta encenderá la hoguera
donde se queme este mundo sombrío.

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