martes, 13 de diciembre de 2011

Buscándome

Sobreviviendo a mí misma.

Debí haber escrito algo cuando me enfermé de varicela. Estuve dos semanas atrapada en mi casa. Perdón, en mi cama. Fueron semanas fatales.

Ups, creo que empecé desde el final. Iniciemos de nuevo.

Este año ha sido definitivamente uno de los más difíciles para mí. No como el año pasado, en el que el problema fui yo misma, sino que el mundo a mi alrededor comenzó a cambiar y yo no tenía la menor idea de cómo reaccionar a estos cambios. Fue muy triste ver como la persona que quería se iba al altar con otra mujer, fue muy triste sobrevivir a ello y muy triste también el estado en que quedé. Pero no era culpa de SÑ (en realidad sí: ¡rata de dos patas que se casó con otra cuando dizque me quería también! Muajaja, ¡al fin lo dije!), sino que yo también tenía que ver. Menos mal estaba mi queridísimo amigo, el Mastro, listo para consolarme, aconsejarme y ayudarme también. Hay poca gente que veo de la facultad, mi amiga E y el Mastro, y me alegra mucho poder verlos, porque me ayudaron a levantarme. Por mí y por mi familia. Porque si no hice ninguna estupidez, fue por mi familia, por mi madre, porque ni cagando iba a dejarla cargando con mi cojudez.

Pero eso ya pasó. Es cierto, la pena se quedó tiempo, y aún sentía lástima por mí misma. Pero poco a poco resurgí de mis cenizas y me empecé a parecer un poco más a la Yo de hace un par de años: escuchando mi música favorita, viendo mis películas, llenándome más y más de conocimiento que pudiera compartir. Leyendo mucho en noticias, Wikipedia y el Twitter, que créanlo o no me hizo crecer, salir de manera virtual de mi casa, de mi cuarto, y conocer opiniones sobre la gente. Durante mi pena, mi resurgir y el leer más, me conocía más a mí misma. Sabía lo que no quería ser y que menos mal eso lo estaba dejando de lado.

La lucha no era solo emocional, entonces ya la lucha se hizo con el mundo. El ambiente laboral también se hacía muy difícil a veces y necesitaba toda mi fuerza para confrontarlo, para seguir haciendo bien mi trabajo y para que el Fuhrer, en resumen, dejara de joder. SÑ aún me sigue diciendo a la fecha de que debo de irme de ahí, que todo lo que tenía que hacer ya lo hice y que es hora de evolucionar y bajar de peso. Este... bueno... evolucionar no más. Creo que tiene razón. Mi ciclo ha terminado. He aprendido del trabajo duro, de ser jodida y que te jodan y ser eficiente hasta en los peores momentos. Menos mal he aprendido a controlar situaciones y a tratar al público, aunque mi timidez sigue terriblemente cuando viene alguien sin intenciones de ser agradable. Hoy me pasó eso, y me hace envidiar terriblemente el valor de mi madre, lo cual es algo que siempre he querido imitar, y pienso hacer.

* * *

A mis veintitantos años... ¡me dio varicela! La historia fue algo así: no tengo la menor idea. Solo sé que una mañana de viernes me salió algo que parecía un barrito en la sien derecha y luego en la noche me sentía malaza, como si tuviera fiebre interna. Al día siguiente, me sentía mucho mejor, pero me seguían saliendo erupciones en la cara. Todos en mi casa pensábamos que se trataba de una intoxicación debido a mi inadecuada dieta, hasta consulté con dos médicos, y me dijeron lo mismo. Pero me empezaron a salir más erupciones en el cuerpo, y me empecé a asustar.

Al día siguiente de ello, el domingo, me sentía bien, pero con más erupciones en la cara. Acompañé a mi hermano a un evento y... ¡me salieron más erupciones todavía! Estaba asustada, no sabía qué era y quería cortarlo de una buena fuckin' vez. Fui al médico con mi mamá en la noche, y esta apenas me vio me dijo el veredicto: eso es varicela. Me fui al Hospital de emergencia y el resto ya es historia: dos semanas de encierro en casa, con marcas en la cara, claro, luego de que todo eruptara, se inflamara, picara, jodiera, fastidiera, doliera y finalmente poco a poco desapareciera. Aún tengo manchas que son el horrible recuerdo de las ampollitas (porque eso son al final las erupciones de la varicela) que me salieron en todo el cuerpo, incluso en lugares demasiado privados. ¿Imaginan lo que es que te pique ahí incontrolablemente? No dormí la noche del brote. La segunda mas o menos. Luego no podía salir a la calle. Finalmente se secó todo, pero tenía marcas horribles. Ahora, según me han dicho, parecen lunares o pequitas.

* * *

No sé aún si enorgullecerme por ser tan fuerte, o avergonzarme por ser tan tonta. Ya no se trata de SÑ o del mundo si quiera, sino de mí misma. De tener miedo o de no tenerlo, de enfrentar y no esconderme, ni siquiera de mí misma. Aprender a quererme sin necesidad de que hubiera alguien alrededor, algún chico revoloteando. Claro que es bonito, pero me doy cuenta que no es lo más urgente en estos momentos. Primero es estar conmigo misma, disfrutarme, y luego dejar que otro lo hago. Por el momento, aún quiero a SÑ, aún lo quiero cerca y me hace bien, porque lo malo tenía que dejarlo de lado, en nombre de todo aquello que no supe disfrutar en su oportunidad y que tal vez pudo haber hecho una diferencia.

¿Pudo? No lo sé. ¿Vale la pena vivir con ese pensamiento? No. Ahora es ahora, lo que tengo que vivir es lo que tengo en las manos y es poco, lo mejor es no desperdiciarlo. Lo mejor por hacer es encontrarme, vivir y querer mucho, querer a todos, incluso a MH. Entender que el mundo cambió y que yo tuve que adaptarme, así que debo de encontrar a esa Yo, la de siempre. Estoy en plan de búsqueda. Mi misión es buscarme y encontrarme.


PS. SÑ: te quiero. Sigues siendo una de las cosas más importantes de mi vida y te agradezco con toda el alma que hayas decidido que yo siga siendo parte de tu vida, pues indica que te soy necesaria de alguna u otra manera. Espero que siga así por mucho tiempo más. Amén.

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