viernes, 16 de diciembre de 2011

El deseo y el cariño

NUNCA confundir.


A veces me pongo a pensar si esta confusión es un problema estrictamente femenino. Intento convencerme que no, que les puede pasar a todos por igual, sean hombres o mujeres. Pero la verdad, por más que duela, es que a las mujeres les sucede con mayor frecuencia.


Porque el hombre es más disfrazador de sus emociones. No de cualquier emoción, porque eso las mujeres también lo sabemos fingir muy bien, sino de sus emociones esas que vienen no del corazón o del cerebro, sino de un poquito más abajo. Solo un poco. ¿Lo encontraste? Good. Continuemos.


De lo que me he dado cuenta es que los hombres también son manipuladores, pero en sentido inverso al de las mujeres. Mientras que la mujer manipula mintiendo sobre el sexo para obtener atención, el hombre manipula con atención para obtener sexo. A nosotras nos gusta fingir que queremos todo el sexo salvaje del mundo con esa persona y solo con esa persona, pero en realidad es parte de la manipulación para obtener atenciones no necesariamente en la cama. Manipulamos deseo por cariño.


Los hombres hacen todo lo contrario: fingen que son los seres más comprensivos y sensibles, solo para obtener sexo. Manipulan cariño por deseo. Si, de ahí es de donde salen muchos cretinos sin corazón que solo quieren encamarse con todas utilizando las peores mentiras, artimañas y manipulaciones para obtener lo que no obtendrían de un modo más sincero o directo (bueno... no gratis). Me recuerda a un capítulo de South Park en el que el personaje de Butters hace un negocio de caficho (proxeneta) con algunas compañeras de colegio y prostitutas de mucha mayor edad; en el capítulo en cuestión, Butters dice que es mejor pagarle a una puta para que haga lo que quieres hacerle a una mujer "sin tener que escuchar sus estúpidos problemas". Dice muchas verdades acerca de como los hombres la hacen larga con la mujer a la que se quieren encamar, y es una inversión de riesgo (dígase), ya que existe la posibilidad de que la flaca al final nunca te deje abrirle las piernas.


* * *


Antes que me manden a la hoguera, déjenme aclarar algo: es cierto que existen hombres que son sinceros al querer escuchar el problema de una. Hombres que saben querer de verdad, que son hombres de verdad con la mujer con la que quieren estar, y no necesitan fingir atención o cariño, porque lo sienten de verdad. Bienaventurados sean. Pero, señoras, estos hombres son realmente escasos. Es difícil encontrarlos y además, por cosas de biología y travesuras de la vida, nosotras pocas veces tendremos interés amoroso en ese tipo de hombres: siempre nos gustarán los hijos de puta que nos pueden romper el corazón.

Yo, personalmente, no entiendo por qué los hombres manipulan tanto para obtener sexo. Es decir, ¿no sería mejor decirnos las cosas de frente, que solo es sexo, sin necesidad de lastimar a quien cree que está recibiendo cariño de verdad? También es cierto que no entiendo por qué nosotras no podemos entender que el sexo muchas veces no tiene nada que ver con el vínculo emocional. Escucho a hombres que se quejan al respecto, que les llega tener que deshacerse de mujeres que se enamoraron de ellos luego de diversas sesiones sexuales. ¿Han pensado que ello no se daría si fueran directos desde el inicio? Pero no, no puedo ser absoluta. Hay casos en los que los hombres dan las reglas del juego desde un inicio, pero igual a nosotras nos terminan gustando, nos enamoramos. No pudimos contrarlos y fue nuestra culpa.

Porque el deseo no es necesariamente cariño. Puede ser muchas cosas, pero pocas veces resulta siendo amor de verdad. Cariño sincero. Tantas veces veo esto, lo siento tal vez, pero resulta solo siendo deseo, nada que ver con lo que más quisiéramos. El deseo es una emoción distinta, deberíamos aprender a verlo, y no confundirlo con cariño solo porque aparece a veces en forma similar a este último. Al final, mucha gente sale lastimada por una falsa percepción, y es mucho peor cuando la falsa percepción es intencionada. Entonces nos enfrentamos a un verdadero hijo de puta, o en el caso de una mujer a una zorra sin alma, que nos metieron el cuento para poder meterse en nuestras camas, de una manera tan baja que es muchas veces incomprensible.

Y lo diré de frente de una vez, porque es necesario saberlo: solo porque alguien te desee, no significa que ese alguien te quiera. Triste, pero es real.

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