jueves, 19 de enero de 2012

Llamadas incómodas

Movistar le informa que este número no desea contestarle.

"¿Esa es una cámara de seguridad?", me pregunta SÑ en la esquina de la calle que da a la avenida mientras esperamos el pase del semáforo. Estamos en su carro. Él mira hacia arriba y yo sigo la dirección de su mirada y encuentro una de esas cámaras de la calle, que en realidad no es de seguridad, sino de circuito cerrado (CCTV en inglés, como me explicó un amigo de Reino Unido hace meses, cuando hablábamos de los disturbios en Londres). SÑ tiene un tono de preocupación en la voz que a mí en esos momentos me enerva. Me enerva lo suficiente para pensar estupideces.


"No me digas que tienes miedo que MH tenga acceso a esa cámara, porque me corto una teta", pienso yo, sin atreverme a decirle nada, para no hacer peor la situación. "Es para la avenida", le digo. "¿Seguro? porque si graba para acá, seguro ve cuando te recojo en la calle, me pueden poner una infracción". Suspiro. No era lo que pensaba, y la verdad es que si lo era, ya hubiera sido el colmo.

Luego le hago la pregunta que me tiene tan sensible (y creo que con algo de razón). "SÑ, te pregunto esto de buena fe y no es nada malo, ¿a ti te molesta que te llame por teléfono?".

"Si, y mucho", me dice sin dudarlo, totalmente resuelto. Sería de piedra si no me sintiera aunque sea un poco mal porque SÑ, alguien a quien quiero mucho, me dice que le incomoda que lo llame por teléfono, y encima que lo diga tan seguro. "¿Por qué?", pregunto. Me explica entonces que en su oficina todo el mundo anda con el oído parado, y como yo soy una mujer mala, prohibida, una víbora/vampiresa (por no decir una puta), y por eso no puede hablar bien. No me atrevo a preguntarle si MH ya ha orinado... perdón, si ya ha sido presentada en su oficina, pero puedo imaginar que su presencia ya fue oficializada en ese lugar. Sin duda, ella es la mujer pública.

Pero no quiero hacer de esta entrada en el blog un libro bíblico de lamentaciones. Me niego a que la primera entrada sea solo "ay mísero de mí, ay infelice", porque ya no quiero que la situación con SÑ me ponga así. Además, él mismo me dijo que no me había reclamado nada, porque entendía el motivo de mis llamadas: enteramente de emergencia, y es que hoy el Internet se me fue, y tuve que llamarlo desde un teléfono público (JAMÁS lo vuelvo a llamar desde mi móvil, sobretodo con la experiencia que ya hemos tenido en el pasado). Su voz sonaba incómoda, quedita, a pesar de estar en su oficina. Es increíble que ni siquiera en su oficina, que está tan cerca a la mía, pueda pasar desapercibida e ir a darle un abrazo o si quiera un saludo, no porque a él le incomoda, sino (y esto lo digo categóricamente) por la sarta de zorras chismosas que lo rodean, mujeres que piensan que son mejores que la otra y probablemente entre ellas mismas se creen mejor, aunque por fuera sean sonrisas y seudo amistad. Mujeres que no entenderán mi situación, hasta que ellas mismas estén dentro de ella, pero mientras tan solo dirán con un gesto de asco y desprecio "¡agh! eso solo lo hacen las putas... y yo no soy una puta, sino una mujer de verdad". Mujer de verdad, una mierda.

SÑ no me reclamó nada, no como antes cuando de repente me hubiera dicho "(pongan mi nombre aquí), ya te he dicho que no me llames, tú sabes que no puedo hacer esto, que sucede aquello, y si MH se entera no podré estar disponible, y tú sabes que eso no nos conviene..." infinitos etcétera. Pero esta vez quedó en silencio. ¿Entenderá que he cambiado? Eso es bueno. Lo malo, es que llegan también las preguntas negativas: ¿se avergonzará de mí y es por eso que le incomodan mis llamadas? A veces SÑ es un misterio para mí. Muchas veces no sé que puede tener en la mente, en su corazón, y eso además de dolerme, me deja en una especie de agujero negro. A veces, simplemente, me siento así.

Pero con toda mi seguridad y ni restaurada autoestima, recupero la conciencia de que SÑ sí me quiere, sí le importo y que si sigue a mi lado casi cuatro años después, es por alguna poderosa razón que desconozco, pero que no importa, porque lo que importa es que sigue aquí. Y yo lo quiero, y mucho. Ayer tenía una reunión luego del trabajo, y en vez de pensar en si me divertiría o no con mis amigos, pensaba en él, en como lo quería a mi lado, y lo mucho que aún sentía. Mi corazón, ya transformado, aprende a quererlo ya con prudencia, aunque de vez en cuando me venga la desesperación por la falta de comunicación. Y quiero dejar en claro que esto último es porque me preocupa mucho que pueda haber ocurrido algo de última hora. Como lo que ocurrió aquella noche de marzo que nunca olvidaré: cuando íbamos a celebrar, y MH terminó irrumpiendo como un huracán y dejó todo hecho una pesadilla.

Acabo de descubrir la fuente de mis miedos cuando se pierde la comunicación: es por esa noche, aquella en que iba a salir con SÑ, y él recibió una llamada y tuvo que cancelar todo. Yo estaba triste, no sabía que había pasado, y resultó que MH había ido a causar problemas. Problemas que me llevaron a varios días deprimidos y tristes, que ahora que recuerdo me llenan de angustia. ¿Quién me garantiza que eso no puede volver a ocurrir? Por eso a veces me siento con cierta desesperación. Ya escribí sobre aquella noche, hace ya casi dos años, pero igual... no deja de causarme pesar, zozobra. Caos. Todo se llena de caos en mí no solo cuando recuerdo los hechos, sino cuando la sensación viene a mí de nuevo. ¿Tendré que vivir con ello siempre?

* * *

Tomo aire y me tranquilizo. Es una hermosa noche de verano y todo eso ya está en el pasado. El presente es este, en el que SÑ y yo estamos bien, la vida está tranquila y yo sigo mejorando. Quiero y debo mejorar. Lo que pasó esta tarde me hizo sentir mal, sí, pero son cosas con las que de repente mi Karma me dice debo de vivir. Así es como le devuelvo al universo el mal que cause. No interesa al final. Siempre podría ser peor, como aquella noche. Pero no es. Y vivir atrapada en el pasado no es sano para nadie, ni siquiera yo lo merezco, así que no lo haré.

Lección aprendida. La de entonces, la de esta tarde. Cambio de página con esperanza.

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