miércoles, 12 de diciembre de 2012

Cosas Pequeñas

Pequeñas cosas buenas. Y pequeñas cosas malas.


I. PEQUEÑAS COSAS BUENAS

Epílogo: el lunes en la noche tuve que ir a recoger unas blusas y aproveché la caminata para pensar un poco.  Creo que la parte totalmente racional de mi ser reaccionó y se exteriorizó: supe con certeza que lo que hacía con SÑ estaba mal (claro, si no fuera así, no tendríamos miedo que la gente se enterara, ¿no?), y me merecía el no tener una relación de verdad, que SÑ nunca me llegara a querer de verdad y todas esas calas

Ayer mi mañana fue una de esas que deben de olvidarse rápidamente, llena de mal humores, renegadas y un par de lágrimas (pero de cólera). Cuando finalmente me desocupé, pude hablar con SÑ y todo se me fue pasando de a pocos. Estaba tranquila, aunque recordaba un poco lo que había estado pensando la noche anterior sobre nosotros, pero eso no me ponía mal. 

A la hora del almuerzo, ¡moría de hambre! Casi y devoré mi pollo a la plancha con papas, ensalada y arroz y luego mi torta de selva negra. Ufff, una cerda total, pero me sentía relajada. De repente, cuando ya estaba terminando mi selva negra, el nombre de SÑ se escapó despacito entre mis labios, y entonces una pequeña imagen suya apareció frente a mí. Fue un poquito mágico, y creo que la magia existe cuando el corazón la convoca y cree en ella, y efectivamente un pedazo de mí quiso a SÑ frente a mí y ahi estaba, sonriendo dulcemente, con los ojos negros brillantes. Fueron unos segundos realmente adorables.

Luego del almuerzo, algo más allá de la magia pasó. SÑ me escribió el coro de la canción "Gold" de Spandau Ballet. Por unos instantes (y como suele ocurrir seguido), un pedazo de mí pensó que de repente me estaría dedicando ese pedazo, pero la parte racional (que suele ganar más batallas desde hace un tiempo) entendió, o quiso entender, que no era el caso. SÑ suele ponerme letras de canciones que está escuchando en ese momento, y mi lado racional entiende que no me las dedica, pero eso no quiere decir que no me quiera o nada malo, así que estaba tranquila. Y entonces..... de repente SÑ me puso las que probablemente sean las palabras más dulces que me ha escrito. Bueno, no, no tanto así, pero de hecho que entran en el top 5 de lo más dulce que me ha dicho. Y para rematar, finalizaba con un "te quiero".

¡Ojalá fuera normal como para alegrarme instantáneamente con el romance! Pero... no. Mi primera reacción fue asustarme, y claro que con todo lo que me ha pasado con MH en el pasado, por un instante creí que era ella la que escribía y no mi SÑ. Es que... ¿tan incrédula puedo ser con lo bueno?, ¿soy acaso de esas mujeres que prefiere creer en lo malo que en lo bueno? Por aproximadamente un minuto en la tarde de ayer, así fue. Me siento un poco tonta admitiéndolo, pero creo que lo más importante es lo que ocurrió después.

La diosa en mí de repente era campeona en gimnasia y daba vueltas, saltos mortales, bailes con todas las cortosiones posibles y de pura felicidad. FELICIDAD, con todas sus letras. SÑ me hizo tan feliz con lo que me escribió que todas las cosas que pensaba la noche anterior, las dudas sobre su cariño y esas mierdas desaparecieron. Él me quería y una vez más yo estaba completamente segura de ello. 

Volé en una nube todo el día. Me di cuenta que él pensaba en mí también, y aunque no coincidiéramos en los momentos en pensar uno en el otro, eso no indicaba falta de cariño. Tampoco indicaba falta de cariño el que no me dijera todo el tiempo que me quiera. Hay realidades que no vemos, por culpa de las inseguridades, pero la tarde de ayer eso desapareció. Creo que soy capaz de eliminar esos fantasmas. Eso quiero.


II. PEQUEÑAS COSAS MALAS
Las cosas hoy en mi interior estaban distintas. Y es que odio cuando ocurre lo siguiente: yo espero más de SÑ, pero él es el SÑ de siempre, sin cambios, y me frustro. Pero es una frustración injustificada en parte. Si SÑ me dijo todo lo que me dijo ayer es justamente porque me quiere de verdad, ¿acaso espero que me lo diga siempre? Neeeeh. Eso sí, si SÑ fuera un poco más comunicativo de repente yo podría entenderlo mejor. Pero esto no se trata de culpar a nadie o encontrar responsabilidades, porque yo soy responsable de mis emociones, y si me siento frustrada por algo, es mi deber encontrar la solución para acabar con ello. Ya he madurado mucho emocionalmente como para seguir reaccionando como una adolescente quinceañera ante las frustraciones. No más pues, carajo.

* * * 

"Son las pequeñas cosas. No hay nada más grande". Cuando lo escuché por primera vez en la película "Vanilla Sky" fue hace diez años, y todavía era una adolescente que buscaba el amor casi con la desesperación pasional típica de los jóvenes de aquella edad. 

¿Lo encontré? Sé la respuesta. Sonrío.

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