sábado, 12 de junio de 2010

Hay que aprender a levantarse

Puedo culpar a SÑ por haberme hecho sentir mal, el jueves pasado, diciéndome muchas verdades. Aunque sin sentido, ya que a pesar de que me dijo cosas ciertas, se olvidó de lo más importante: cuando das un consejo, tienes que dar el consejo. No solo decir lo decepcionado que estás de alguien, lo mucho que quisieras que cambie. No te olvides del consejo, pues sin esas palabras claves, puedes llevar a una persona a la depresión. O algo más.

Pero yo ya he pasado por eso antes. Es decir, SÑ no es la primera persona en criticarme, en decirme verdades en la cara, o en "intentar ayudarme", sino que en mi vida he encontrado gente que me ha atacado verbalmente, o que intentó ayudarme casi con terapia de choque: una electricidad terrible en los brazos, que llega al corazón y lo hace volar con cada palabra. Del corazón a los ojos, y de los ojos a las lágrimas. Llorar, aunque uno no quiera, termina llorando y pensando: "Mierda! cuánta razón tienen!".

Mierda, SÑ. Tenías razón. Y nada odio más que tengas razón en ese tipo de cosas, en estas situaciones. Odié que tuvieras razón, y también te odié a ti, y mucho. Me dolieron mucho tus palabras, todo lo que me dijiste y que parecieran tener un veneno caleta que me dejó el corazón hecho pedazos entonces. También como muchas de tus acciones, muchas de tus actitudes que me parecen tan egoístas a veces, a pesar de que, como tú mismo dices, me quieras con todo el corazón. Me has lastimado de infinitas maneras en el pasado, a veces con tus palabras, a veces con tus actitudes, o con tu falta de cariño. Me dejaste en un inmerecido segundo lugar en muchas ocasiones, incluso cuando en ocasiones llamé tu nombre y nunca acudiste. Cuando quería tu hombro para llorar, como consuelo, pero nunca me atreví a llorar mis penas frente a ti. Así era mejor. Lo mejor que yo podía hacer entonces era sonreír y olvidar mis cosas, sabiendo muchas veces de que cuando ese vehículo me dejara en casa, yo tendría que llorar en silencio. Llorar tu ausencia, llorar tu indiferencia. Llorarte a ti, en sencillo.

Como ahora, llorarte con el corazón perdido en el espacio. Porque creo que no se me rompió el corazón, sino que lo perdí en el camino. Desde aquella mañana en el 2008 en que nos encontramos, y que no volví a ser esa misma chica que viste sonreír, libre de complejos y dudas (de algunas, pero libre al fin). Se me fue por algún lado, mientras te amaba y luchara porque me amaras a mí. Mientras alucinaba que me querías lo suficiente como para no darme ese segundo lugar que en ocasiones creí merecer. No pues, así no era la cosa. No porque así fuera como me hubiera tocado esta situación, significaba que tuviera que ser realmente así.

Te amo. Te adoro! Te odio y te amo con locura. No sé cual sentimiento sea verdadero en mí, pero puedo decir con certeza que lo que siento es una gran pasión. Que viví y te quise con pasión. Pero también, francamente... esta situación realmente es exhaustiva. Extenuante. Agota mis fuerzas, que no son eternas. Y es que he llegado a un punto en que quiero comenzar a avanzar y ya no mirar atrás. Ya no puedo, ya no quiero tener que esperar por ti en este lugar oscuro y de segunda donde me dejas. Aunque mi corazón perdido no lo quiera, creo que debo de empezar a levantarme y caminar.

Lo que me dijiste al final tuvo su efecto. Creo que puedo hacerlo, creo que finalmente tengo la voluntad de hacer las cosas. Enfrentar los demonios, emprender la lucha por el cambio, por aquello que realmente quiero, aunque me tome probablemente bastante tiempo el lograrlo. Pero... no, no creo, sino que DEBO de levantarme y enfrentar la vida.

"No puedes encontrar la paz evitando la vida", dijo Virginia Woolf alguna vez. Y no, en verdad que no se puede, que tenemos que mirar a la vida en la cara y lucharla. Hacerla. Y yo tengo que luchar, por mí, hacer que sea una idea, una realidad, para no desmoronarme cuando la realidad me golpee en la cara y tú me dejes a un lado. Aunque bueno, no es que no lo hayas hecho antes. Pero entonces fue distinto. Ahora es otra cosa, ahora es lo que te parte en pedazos. Y antes de morir, yo quiero vivir y mucho.

Y espero poder hacerlo, espero poder luchar y vivir, y vivir mucho. Aunque nunca vuelvas, aunque nunca llames o mandes un mensaje si quiera, tengo que hacerlo. Me duele miles de veces el pensar en la despedida, me cago de miedo en pensar de que me vas a dejar. Pero de algún lado tengo que sacar la fuerza, esa que me deje empezar de nuevo.

Suceden cosas malas en la vida. Suceden cosas jodidas en la vida. Y a mí me tocó el medio de ambas. Pero sé que Dios nunca nos da más de lo que podemos soportar, y también sé que la vida es mucho más que mi sola pena. Es más que SÑ. Yo puedo lograr todo esto. Yo puedo. Aún entre lágrimas lo sé: PUEDO. Y aunque sea lo peor del mundo: tengo que hacerlo. Y lo haré.


PD. Perdoné a Franck (xD). "Dejar el pasado atrás", comercial inspirador. Por cierto, que viva el Mundial.


No hay comentarios: