lunes, 2 de agosto de 2010

Communication Breakdown

¿Cuándo es que realmente tocas fondo como persona? Esa pregunta la intentaré resolver conforme escribo.

SÑ regresó. Y me parece que ha regresado la misma persona que dejé partir entre lágrimas, y que ahora recibí con más lágrimas todavía. Esperen, esto se pone bueno (dependiendo de lo que entiendan como bueno). Si no pude dormir durante la semana que se fue, menos cuando regresó y no me comuniqué con él (mejor dicho: él no se comunicó conmigo). Pensando en todas las pesadillas y alucinaciones terribles que había tenido, en los que él volvía con MH, o incluso le pedía matrimonio (grito desesperado), no me contuve y lo llamé. Quería saber.

SÑ es el mismo. Egoísta, cariñoso, agradable, pendejo. Es lo mismo que regresó del viaje, queriendo contarme muchas cosas que yo no quería oír, pues sentía que cada sonrisa suya en el viaje era un dolor mío. Bastante exagerado, pero es así. Entre lágrimas le conté lo mal que la había pasado durante estos días de feriado, cuánto lo extrañaba y todo lo que pude imaginar, entre bueno y malo. Eran ya mas de la once de la noche, y el pobre sujeto agarraba fuerzas para soportar mi lloriqueo sin tener que mandarme a freír monos, o sencillamente, a la mierda. Lo escuchaba respirar y aguantar palabras. Parece que el cuento resultó bien después de todo.

Luego de eso, SÑ quería hacer lo que parecía lo más inteligente entonces: cortar la llamada y esperar a que yo me calme. Pero yo estaba demasiado molesta y asustada como para dejar que se fuera. ¡No!, yo quería gritarle sus cuatro verdades, todo lo que pensé y creí poder resumir en una llamada telefónica de cinco minutos. Tonta, para variar, ¿acaso no podías elegir “mejor” momento para decir tus verdades? Porque en verdad, no era el mejor momento tan tarde en la noche de un domingo y encima a través del teléfono. Era más que obvio que SÑ se iba a incomodar. Y con justa razón. Yo no entendía entonces, no quería entender un carajo. Solo quería gritarle y llorar. Eso hice.


En otro contexto, SÑ me hubiera mandado a la mierda más rápido que volando. Esta vez no lo hizo. Y se lo agradezco. Ahora, porque en ese momento lo detesté mucho, mucho, mucho. Cuando colgó yo sentí que moría por dentro, realmente sentí una muerte interior que en ese momento se sentía como lo peor del mundo. Lloré, como antes: con gritos, ahogándolos en mi almohada. Las lágrimas caían grandes y con fuerza. Me sentía realmente fatal.

¿Cómo sabes cuándo has caído tan bajo? Cuando luego de un malentendido corto, haces cosas que no repetías desde los 14 años, cosas que tienen que ver con tu autoestima. Cuando sientes que el dolor interior tiene que ser manifestado físicamente. Quieres hacerte más daño, porque no crees merecer nada bueno por haber jodido algo tan chévere. Las lágrimas de repente no son suficientes para aliviar tu pena, quieres hacer algo para liberar tu angustia. Y lo haces. Entre lágrimas dejas que la pena salga por los poros de tu cuerpo débil por el llanto. De repente... dejas de llorar. Las cosas ya no se sienten tan pesadas entonces.

Cuando dejé de llorar, lo primero que pensé era "¿por qué me sentía tan mal?". Cuando mi cerebro comenzó a funcionar de nuevo, quise buscar una explicación razonable a mi actuar tan emocional. Como siempre en casos así, la respuesta es difícil: me sentía mal porque SÑ no me había buscado apenas llegó, es cierto, ¿pero era tan malo acaso? No era el fin del mundo eso. Además, él se pudo portar peor y no lo hizo. Yo, por mi parte, recordé entonces que más que sentirme mal, lo que sentía era mucho miedo. Tenía miedo de perder a SÑ, de lo que hubiera podido ocurrir con MH, y era justamente esa sensación irracional lo que me había llevado a hacer algo muy irracional. El miedo te consume, y a mí en una noche de domingo, casi me lleva a otro lado... bastante más oscuro.

Pero con la mañana siguiente las sensaciones son distintas. Primero, piensas mejor las cosas, y luego conforme pasa el día, todo se ve mejor. Ya nada es "tan" malo como la noche que a veces te avergüenza recordar pues te sientes bastante tonta al pensar que algo era muy horrible cuando en realidad no lo era tanto. Ni siquiera SÑ. Y es bueno que yo pueda pensar así, a pesar de lo malo (lo realmente malo), y debería de acostumbrarme a pensar así incluso cuando las cosas van mal, cuando pienso que no hay esperanza o que todo está en el suelo. Bueno, a veces las cosas van por el suelo, pero igual, no debo perder la fe en que la vida aún me espera. Y la vida no es SÑ, es mucho más.

El domingo por un cese en comunicaciones racionales, perdí la razón unos momentos. Perdí la razón y en esos momentos pude haber hecho una cojudez de la cual me arrepentiría seguro. Menos mal aún tengo una mente que me deja ver más allá de lo evidente, incluso cuando no se puede. Mientras, intento controlarme sin tener que recurrir a algún tipo de ayuda médica o mental. Mientras, miro lo que "casi fue" y que está grabado en mí. Ese color rojizo me mira fijamente y me recuerda lo tonta que fui por un malentendido. Nunca más. No quiero sentirme así nunca más.

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