sábado, 9 de octubre de 2010

Ocurrió lo peor

Es sábado, y ya es el mediodía. Antes de que las dos pastillas que me he tomado hace un rato me comiencen a hacer efecto, tengo que escribir un poco en este blog, esto que he tomado como un medio para hacer la catarsis de mis crisis, que en estos últimos años no han sido pocas. Y ahora estoy teniendo la peor de todas, más que nada porque causó un daño físico que nunca había tenido con otras cosas que pasaron antes.

Ni cuando me tuve que salir de medicina, ni cuando tuve problemas con mis amigas, ni cuando me dejaron de lado por chicas más bonitas (o que caben en el concepto genérico de "bonito"), ni cuando tuve problemas laborales. Jamás. JAMÁS me había enfermado producto de algún problema. Lo máximo fue cuando en mis finales en la facultad de medicina me comenzó a salir sangre por la nariz. Pero nunca como ahora.

Lo que pasó fue que me enfermé hasta el punto de tener fiebre, malestar, dolor por todos lados, mareos, nada de hambre y creo que una gastritis. Un poco de náuseas, debilidad... de todo un poco. Para la doctora que me atendió, era faringitis y un poco de los bronquios, algo que le da a mucha gente en estos tiempos producto del cambio de clima.

Pero yo soy consciente de lo que es esto. Esto es: SÑ me dejó. Esta vez para siempre.



* * *


La historia digamos que comienza el martes en la noche. SÑ me dijo para que saliera con él, y yo estaba más que contenta. Durante esa salida, lo sentí más cerca que nunca. Yo estaba contenta con todo, con su cercanía, con su olorcito, y con que esa noche quisiera estar a mi lado y no se alejara con una llamada de MH, que menos mal esa noche no llegó. Esa noche SÑ estaba conmigo, y estaba contenta por ello. Por un momento y hasta pensé que lo que ya había escrito acá había tenido el efecto que yo esperaba: se dio cuenta de que yo estaba alejada, y siendo SÑ como es, él no quería eso, no quería que yo me alejara, así que decidió acercarse. Porque así es como lo veía hasta entonces: yo dejo que SÑ venga a mí cuando ÉL LO DESEA. Y la verdad es que yo me comenzaba a alejar, no porque estuviera lista para dejarlo, era más como una anticipación a algo que iba a ocurrir, pero no era exactamente así, sino que ya no quería ser tan pegajosa con él, acercarme a SÑ mientras que sentía que él no quería que lo hiciera. Pegarme a su lado cuando él se portaba indiferente conmigo... no, no gracias. Ya no quería eso. Mejor mostrarme como él siempre se mostraba conmigo, y esperar a que viniera a mí, porque entonces se portaría no como el SÑ indiferente que me hacía daño, sino como el SÑ lindo que él sabía podía ser.

Y justamente eso es lo que sentía el martes: SÑ estaba cercano, porque él lo deseaba así. Ni siquiera necesito decirles que yo siempre estoy cercana a él. Era parte de mi amar con desesperación. Solo espero a que él venga a mi vida, que él lo decida. Yo siempre estoy decidida a esperarlo.

Bueno. El martes en la noche yo estaba contenta. Amaneció al miércoles y salí cantando de la casa, por lo contenta que me sentía. Ese día fue lo mismo que el experimento de días pasados: esperar que SÑ venga a mí, para no tener que ser la misma chica pegajosa de siempre. No sé... ¿es cuestión de orgullo también? De verdad, ya no quería fastidiar a SÑ con mis emociones, por eso prefería que él viniera. Ir a su ritmo siempre ha sido lo más sano, y así me sentía mejor. Ese día no lo llamé, lo dejé tranquilo con sus cosas. O al menos eso pensaba yo. Fui con el Fuhrer a ver teléfonos en las Malvinas, y luego más tarde salimos a comer con SÑ. Todo salió bien. La distancia se tiene que mantener cuando hay gente cerca. Todo entre nosotros siempre ha sido clasificado, o al menos así lo hemos intentado.

Cuando se acercaba la hora de la salida, SÑ me dijo que me jalaría cerca a casa y yo acepté contenta. Ahora que lo pienso, debí haber dicho que no.
* * *

Antes de llegar al destino, SÑ paró en un parque. Ay, mierda, pensé, cuando SÑ me dijo "tienes un minuto?" Sabía que no era bueno, que no hay nada bueno cuando él se muestra tan calmado. Estaba asustada. Pero él no lo parecía, y parecía que solo quería conversar relajadamente, como empezó todo en un primer momento. Yo ya no estaba asustada, y cuando ya estaba más tranquila es que me soltó la bomba.

SÑ me dejaba. Se iba a casar con MH y ya no podía continuar con esta relación. Si, utilizó la palabra relación, y en medio del sentimiento que se me venia encima, eso fue bueno.

Les juro, que si me pongo a desmenuzar cada parte de lo que me dijo en esos momentos, moriré realmente. Solo puedo mencionar que estaba molesta, angustiada, que me tomó con tanta sorpresa que no supe que sentir entonces. Claro, ahora sé que lo que tengo es una pena de lo más grande. Depresión. Enorme. Pero entonces no lo sabía, solo sabía que SÑ en esos momentos me dejaba para casarse con MH, y además porque al parecer le dolió lo que leyó acá. O le dolió o le molestó, no lo sé.

Cuando lo dejé sin mirar atrás, sentí como todo iba subiendo por mi garganta poco a poco. Me empencé a llenar de un sentimiento nada bueno, nada positivo. Iba a ponerme a llorar como una loca y no podía llegar a mi casa para llorar como una loca ahí, sino que tenía que ir a otro lado. A lo único que atiné en ese momento fue a llamar a E, mi amiga. Luego de eso tomé un taxi, llamé a casa para avisar que llegaría tarde. No hice más.

No planeaba hacer más, hasta que el taxista vio lo mal que estaba. No aguanté. Derramé lo que probablemente sea uno de los peores llantos de mi vida, lágrimas enormes que recorrían mi cara, gritos de desesperación y dolor. El pecho se me iba cerrando, cual ataque de asma. El taxista se preocupó y se detuvo en una tienda a comprar lo que iba a necesitar entonces: una botella chica de agua, y papel higiénico. Yo comencé a hablar, y el taxista comenzó a escuchar y a aconsejar. No le dije todo, solo que me había sucedido esa noche, y cuánto amaba al sujeto que me acababa de dejar. "¿Por qué hay gente tan mala?", repetía yo de vez en cuando.

El taxista fue un ángel. En mi trayecto a las Viñas me aconsejó y me dio el consuelo y la calma que en esos momentos me hacían falta. De paso se detuvo para que yo pudiera comprar cigarrillos. Siempre le estaré eternamente agradecida por haberme ayudado y haberme tendido una mano cuando más lo necesitaba. Cuando llegué a las Viñas ya estaba más tranquila y más cuerda como para escuchar lo que E me dijo cuando la encontré, cuando me puso las cosas de frente y me habló con la sinceridad necesaria, como para comprender las cosas, para hacer frente al mundo y a lo que se me venía el día de mañana.

¡¿El día de mañana?! No pensé en eso cuando regresé a casa, tranquila, serena y dispuesta a distraerme. No lo pensé mientras caía dormida en cama muy temprano. Lo pensé recién cuando eran las 3.30 de la mañana del jueves y comencé a llorar otra vez. Lamentaciones y lamentaciones. Era todo en lo que pensaba. No quería pensar. Quería dormir siempre. Caer en el silencio y no escuchar o ver más nada. Eso es lo que me decían mis sueños: no escuchar... no ver... lo que más deseaba entonces.

* * *

El jueves en la mañana amanecí triste. Pero más que eso: amanecí enferma. Sentía un leve dolor en la espalda, pero no pensé que fuera algo para tomar en serio. Error. Luego de salir de la casa, estar en el micro y llegar a la oficina, comencé a sentirme peor. Mientras más triste me ponía, mirando hacia el otro edificio, mientras veía la fría mañana y comenzaba a recordar todo lo que me decía, sentía que el dolor en mi cabeza se incrementaba, al igual que el dolor en mi espalda. De repente, ya no era solo en mi espalda, sino que mis piernas se sentían fatal. Cada parte de mi cuerpo comenzó a sentir dolor, y era un enorme malestar el que se comenzaba a gestar en mí. Tuve que irme de la oficina y regresar a casa a descansar. Ya entonces comenzaba a estar peor: ya no era solo malestar. Comencé a tener fiebre. No, no hasta el punto de delirar, pero sí como para sentirme bastante mal. Ya no pensaba en SÑ entonces, sino en el dolor físico que empecé a sentir.

Me atendieron bien en la mañana, y la fiebre me pasó lo suficiente como para tener hambre a la hora del almuerzo y sentirme mejor en la tarde. SÑ llamó, preguntando como me encontraba, y yo quise hablar de cualquier otra cosa menos de lo que recién había ocurrido. No tenía muchas fuerzas para lamentarme o llorar. En realidad, ni siquiera quería recordar lo que me había dicho. Hasta deseé que hubiera sido una pesadilla producto de mi enfermedad, pero no era así. SÑ estaba al otro lado de la línea, conversando sobre el Nobel de MVLL, sobre la película "Alí" y era todo lo que necesitaba entonces. Pero eso sí: frío, como el iceberg que suele ser. Ahora él mantenía su distancia, tratando de no acercarse lo suficiente como para caer. ¿En qué? Supongo que en mis brazos, por más feo que suene.

Pasó la tarde y me volví a sentir mal. Quería llorar. Pero era mejor que estar lúcida y recordarlo todo. Dormí entre sollozos, sudoraciones y dolores.

* * *

Viernes. Sigo enferma. Esta vez estoy débil y me duele todo. Mi madre me tuvo que llevar con una doctora para que me revisara y me recetara algo para mi dolencia. ¿Para la emocional? No, para la física no más. Lo otro va por mi cuenta. Mierda. Mucha mierda en todo esto. Lo único bueno es que aproveché para descubrir "Grindhouse" y poder decir que en este caso la violencia es hecha arte. Y de paso que R. Rodríguez tenía razón: Danny Trejo merece su propia serie de películas.

Conforme mi dolor físico se iba, le abría paso al emocional, al que debí de sentir desde un inicio. Ya no me dolía el cuerpo, pero sí me dolía mucho el alma. Me dolía que SÑ me hubiera dejado, por el motivo que tuviera, pero me dolía un montón. Me dolía no haber visto las señales que E si vio: cuando le habló de matrimonio, cuando estaba buscando casa no para la familia que ahora tiene, sino para la que iba a tener después. Estaba lanzándome las cosas solapa, pero yo no me di cuenta. Estaba ciega, viendo solo lo que me convenía. Si hubiera sospechado al menos, no estaría tan destruída como lo estoy ahora.

Cuando amanecí el día de hoy, estaba mejor. Ya no me duele tanto, ya no estoy tan mal. Obvio que hablo de mi malestar, el cual le han atribuido a un defecto en mi garganta o en mis amígdalas. Pero yo sé que no es así. Sé que fue la depresión la que me enfermó. Yo estaba perfecta hasta el miércoles en la noche, sin hacer desarreglos en medio del invierno que todavía no se va. Sé que desde que SÑ me dijo todo lo que me dijo, yo me empecé a enfermar. Sé que cuando me puse a llorar a las 3.30 de la mañana, comencé a ponerme así. Y peor conforme pasaban las horas. Fue la respuesta de mi cuerpo ante la situación. Me libró al menos unos días de sentir realmente lo que ocurría. Pero no fue por mucho. Unfortunely.

* * *

Sábado en la noche. Ya estoy mejor, y ahora puedo preguntarme mejor las cosas, puedo sentirlas. Puedo pensar.

¿Qué hago ahora? Es lo que me pregunto a cada momento. ¿Qué será de mis días ahora en adelante? De cierta manera, una de los motivos que me impulsaba a seguir adelante se ha ido. Y era un motivo bastante poderoso: yo desayunaba, almorzaba y cenaba SÑ. Lo pensaba siempre. Lo amaba con desesperación. Aún lo amo. Y ahora que se ha ido... se ha llevado un enorme pedazo de mi alma y me ha dejado con un vacío que no sé como llenar. Estoy llena de incertidumbre. Y eso me llena de miedo. Justo ahora tengo mucho miedo.

Quisiera verlo volver a mí. Quisiera que me quiera como siempre, con su sonrisa, con sus insultos que siempre suenan a halagos, con sus chistes. Incluso con el dolor que me causó. Que vuelva como sea, pero que regrese. Quisiera poder abrazarlo y sentirlo otra vez. Él probablemente no es consciente de lo mucho que lo he... llegado a querer todo este tiempo. El daño que me causa el saber que pronto tendré que soportar la idea que se ha casado con otra mujer. Que eligió aa otra chica y no a mí. Que la Providencia es generosa con otras... no conmigo. Por motivos que todavía desconozco. Aunque el generoso taxista de la noche del miércoles me haya dicho que no he hecho nada por lo cual deba de ser castigada, aún no entiendo, por qué en estos momentos alejaron a SÑ de mí. No podía prepararme para esto. No sé... yo... no sé nada ahora.

Una certeza: ya lo extraño. Otra certeza: tengo mucho miedo de los días que se me vienen encima. No sé que pasará entonces, pero tengo miedo porque sé que serán dolorosos, que tendré que tragarme mi pena para que el mundo no sospeche que yo sufro por alguien que me ha abandonado, que no sepan que es SÑ. Olvidarlo aunque no tendré muchas opciones para olvidarme de él.

Otra certeza: no quiero olvidarme de él. No quiero que su sonrisa, sus besos, sus gestos se vayan de mi cabeza. No quisiera que se hubieran ido de mis manos. Quisiera... imposible. Lo único que estoy segura es lo de que acabo de mencionar. Y de que esto es como morir un poco en mi vida. Es sentir que no te recuperarás, que todo se volverá oscuro y esperarás a la muerte que pronto tocará tu puerta. Soy fuerte, pero a veces siento que no lo suficiente.

¿Que lo lograré? Creo que puedo. Pero aún no puedo decirlo con seguridad. Mientras tengo miedo, al menos, no puedo. No puedo: lo peor ha ocurrido. SÑ se fue. Y parece que ya no volverá. Aunque sea lo que yo más desee.



PD. Una canción que refleja bien el dolor por la pérdida.



Hay mil palabras que yo podría decir
Para hacerte venir a casa
Oh, pareciera que hace mucho tiempo te alejaste
Me dejaste solo
Recuerdo lo que me dijiste
Estabas actuando muy extraño
Y tal vez yo estaba demasiado ciego para ver
Que tu necesitabas un cambio

¿Fue algo que yo dije
Que te hizo alejar?
Para hacerte alejar y dejarme frío
Si solo pudiera encontrar un camino
Para hacer que tu estuvieras aquí
Pero ya…

He estado sentado aquí
No puedo sacarte de mi mente
He tratado lo mejor que puedo de ser un hombre y ser fuerte
Me volví insano
Deseando poder tocar tu cara
Pero la verdad permanece…

Te has ido…
Te has ido…
Nena te has ido
Chica te has ido, bebé nena, te has ido
Te has ido…
Te has…

No quiero hacer excusas, nena
No cambiará el hecho de que te has ido
Pero si hubiera algo que yo pudiera hacer
¿Me lo harías saber por favor?
El tiempo está pasando tan lentamente ahora
Supongo que así es mi vida sin ti
Y tal vez pueda cambiar mi cada día
Pero nena yo no quiero

Así que apenas esperaré
Y encontraré algunas cosas que hacer
Para sacar me mente de extrañarte
Y yo sé en mi corazón
No puedes decir que tu no me amas también
Por favor dilo

Si….

He estado sentado aquí
No puedo sacarte de mi mente
He tratado lo mejor que puedo de ser un hombre y ser fuerte
Me volví insano
Deseando poder tocar tu cara
Pero la verdad permanece…

Te has ido…
Te has ido…
Te has ido…
Te has ido… te has ido… te has…
Ido

Ohhh…

Oh qué haré
Si no puedo estar contigo
Dime a dónde acudiré?
Nena donde estaré?
Ahora que estamos separados
¿Estoy aún en tu corazón?
¿Nena, por que no ves?
Que te necesito aquí conmigo
Oohhh…

He estado sentado aquí
No puedo sacarte de mi mente
He tratado lo mejor que puedo de ser un hombre y ser fuerte
Me volví insano
Deseando poder tocar tu cara
Pero la verdad permanece…

He estado sentado aquí
No puedo sacarte de mi mente
He tratado lo mejor que puedo de ser un hombre y ser fuerte
Me volví insano
Deseando poder tocar tu cara
Pero la verdad permanece…

Te has ido…
Te has ido…
Te has ido
Te has ido
Ido
Te has ido…

Pero la verdad permanece…
Te has…

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