domingo, 26 de septiembre de 2010

SÑ vs. MÑ: "La decisión más difícil"

Domingo en la noche. Acabo de ver una película que me hizo llorar un poco, exactamente por las mismas razones que me hizo llorar el año pasado, en un cine en plaza San Miguel: SÑ.

Pero bueno, antes de pensar en SÑ, o de escribir sobre él. En realidad, quiero escribir más sobre otro sujeto que ya estaba en mi vida, pero ha reaparecido un poco estos últimos días: Miski Ñahui. MÑ.

A MÑ lo conocí hace varios años, cuando en una visita relámpago a una ciudad universitaria, el enamorado de Eve, nos presentó a los amigos con los que estaba entonces. MÑ estaba entre ellos. Y lo primero que recuerdo de aquel momento, es que tenía ojos color verde. Su piel era acholotada, su cabello era oscuro, y sus ojos eran claros. Eran color verde caramelo. Lo primero que me encantó fue justamente eso. Intenté por todos los medios que me lograran contactar con él, y finalmente el enamorado de Eve me dio su correo. Ahí empezó una relación media extraña.

Lo podemos poner así: pasó "algo" con MÑ. A mí él me gustaba realmente, y realmente hubiera querido tener algo con él, pero por cosas de la vida no se pudo. El chico andaba really fucked up entonces. Y si no estás bien contigo mismo, no es muy probable que puedas estar bien con otras personas, especialmente si son del género opuesto. A MÑ le pasaba eso entonces, y aunque yo sé que le gustaba mucho, de cierta manera también puso de su parte para alejarme. Era bastante destructivo. Si SÑ lo hubiera analizado entonces, probablemente hubiera dicho lo patético que era, y que las cosas no se enfrentaban de esa manera. Hasta me parece escucharlo, aunque ya hayan pasado años de todo eso. Ya hace cinco años. Yo entonces era muy distinta.

Luego de muchas idas y venidas, MÑ desapareció de mi vida por un buen tiempo. Fue por la misma época en que me olvidaba del mundo y me amparaba en los brazos de SÑ. Estuve con él y luego de un buen tiempo, ya cuando las cosas con SÑ comenzaban a flaquear el año pasado, MÑ volvió de nuevo. Fue breve. Pero fue interesante. No diré exactamente lo que pasó, pero fue una brisa de aire fresco en medio de la tensión que yo llevaba encima entonces. SÑ se alejaba poco a poco de mí, y MÑ apareció para calmarme, aliviar la tensión. Entendí un poco a los hombres: cambiar de aires siempre hace bien. Y aunque fue solo durante un momento, fue un buen momento.

MÑ es distinto a SÑ en muchos aspectos. Definitivamente es más dulce, no es cariñoso, pero es dulce y su compañía siempre es agradable. No es como SÑ que siempre me pone motes y así demuestra su aprecio, sino que me trata con suavidad y siempre tiene cuidado de lo que dice, y a veces, cuando piensa que dice algo incorrecto, se disculpa, sin necesidad que yo le diga nada. Yo aprecio su respeto, y siempre lo tengo en cuenta. Es gracioso, además, aunque no tanto como SÑ. Sabe demasiado de música, creo que por el tiempo que pasó como locutor de una radio (aún no se exactamente en dónde, pero supongo que fue en una de esas ciudades que tanto amo), y siempre tiene cosas interesantes para contar, pues es un hombre de ciencias, y me explica bien sobre la física, ingeniería y geografía: cosas que de hecho necesito conocer.

Fue gracias a él que ahora sé esto: la Atmósfera es una medida, y su cálculo es 740mm de Mercurio (Hg). Sé que es un Barr, y además un PSI.

MÑ se ha paseado por Buenos Aires y París. Dice que la Torre Eiffel es solamente unos fierros construídos, que es horrible. Prefiere el turismo vivencial. Ochentero en la música hasta los huesos. Los campos Eliseos son solo una avenida. Ha visitado la tumba de Vallejo y de Jim Morrison. Y lo que me encantó más de la salida de ayer: ha escuchado música que creí solo yo conocía, como simple mortal. You totally rock, MÑ.

Si, bueno, ayer lo vi en circunstancias extraordinarias. Fue excelente conversar con él y ver lo interesante que tiene y que ya he mencionado. Lo que no fue tan extraordinario, y fue algo tan humano como divertido, fue el momento en que se le perdió el auto en el enorme estacionamiento. Pensé en SÑ en esos momentos. Pensé en que SÑ jamás se permitiría eso. Es bastante macho como para quedar mal con una chica.

En realidad, pensé en SÑ mucho durante la salida con MÑ, y no es que mi amigo no sea genial, sino que... es diferente. Es muy distinto a SÑ, ambos son universos distintos, lejanos. Y a ambos... no sé. A SÑ lo amo, eso el mundo lo sabe, pero con MÑ es... no sé. Es agradable. Es bonito. Y es que con SÑ las cosas suelen ser difíciles, tengo que soportar mucho. Pero con MÑ no. Bueno, por lo menos no hasta el momento en que tuve una oportunidad de ver su celular. Craso error. "Muñeca" era el nombre de una chica, supongo, que se repetía mucho en su bandeja de entrada de SMS. Creo que no quería entender, hasta que vi su bandeja de salida: "Love ya!". Lo único que pensé fue "mierda! ¿otra vez?". Quería salir corriendo, pero preferí hacer lo mismo que a veces hago con SÑ: quedarme callada, no joder la salida. Ya luego tendría tiempo de escuchar, que él explique y luego mandarlo a que me bese el nie. El N-I-E.

* * *

Llegué casi corriendo a casa. Me cambié y prendí la laptop. Quería que la computadora acortara mi distancia con SÑ, quería que me permitiera abrazarlo, tenerlo. Verlo sonreír. Sentía que lo extrañaba demasiado, que la brisa de aire fresco era un viento frío que solo él podía apagar. No es que la hubiera pasado mal con MÑ, pero, como ya he dicho: SÑ he distinto. Creo que estoy acostumbrada a lo que es, a que me abra la puerta, me deje pasar primero. Estoy malacostumbrada a su caballerosidad. Me ha malcriado, jaja. Mientras tanto, MÑ era más natural, pasando antes que yo y dejando que yo me abriera la puerta. Divertido. Eso me pareció divertido. Aunque SÑ es caballero, hay cosas en las que no podrá superar a MÑ. Y viceversa.

Y si ayer extrañaba a SÑ en extremo, hoy fue peor cuando veía "La Decisión Más Difícil" (My Sister's Keeper). Hace ya casi un año la fui a ver al cine con SÑ y pensaba en terminar con él. Claro, mi compañía entonces ni siquiera lo sospechaba, pero yo lloraba silenciosamente en la sala de cine, no porque el personaje de la adolescente estuviera al borde de la muerte por culpa de la leusemia, sino porque la decisión más difícil para mí entonces era tener que alejarme de él, por mi bien. Algo debía de morir para que yo pudiera vivir. Al final, no pude, no pude renunciar a mi amor por él y decidí seguir, incluso sospechando lo que sucedió hace exactamente seis meses. La peor noche de mis emociones, una que me dejó marcada.

Luego de un poco de llanto... no sé... creo que sigo en el mismo punto que antes de comenzar a escribir esto. Me siento extraña, no confundida, pues sé que amo a SÑ, pero también pienso en si podría abandonar todo lo vivido por más momentos con MÑ. Nadie es perfecto, ¿no? Y pedirle más a MÑ tal vez sea innecesario, pues así como es ha logrado liberarme un poco. Un poco, aunque no sea suficiente, pues SÑ sigue demasiado metido en mi mente y en mi corazón. Y preferiría no hablar de más, no decir que me quedo con SÑ o me quedo con MÑ. Pero tengo derecho a pensarlo, ¿no? Es decir, quisiera. Pero... puta madre. Ya era demasiado que SÑ tuviera a MH, ¿era necesario que MÑ tuviera a su "Muñeca"?

Hombres. Me tienen jodida.

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