sábado, 11 de septiembre de 2010

11-S: Cuando el miedo te cala el corazón

Una vez me contaron cómo es el verdadero terror: cuando no hay esperanza. El momento en que perdemos toda la esperanza, es el momento en que comienza el verdadero terror. Ese que se apodera de tu espíritu, que toma tu corazón de prisionero y no te lo devuelve. Así, sin más: el terror se queda en ti, y habrá muy poco que puedas hacer para liberarte de él.



Es justamente la palabra exacta para describir los eventos ocurridos el 11 de setiembre de 2001: terror. En un abrir y cerrar de ojos, de una mañana soleada en Nueva York, Washington y Pennsylvania, vivíamos el terror más grande, tan grande que ni siquiera cabía en nuestras mentes que algo así fuera real. O incluso parte del guión de una película escrita por algún sadomasoquista amante de las películas de desastre. Ni siquiera los que aman esas películas pudieron creer lo que vieron cuando a las 10 de la mañana, todo estaba terminado.



* * *


Era un día martes el que cayó aquel año. Mientras que acá en Lima todo estaba nublado, en NYC estaba soleado, extendiendo el verano un poco más. Para todos en el mundo era un día común y silvestre. Un martes cualquiera... justo de esos días en los que una tragedia se cuece a nuestras espaldas.



Es justamente esos días trágicos los que recordamos exactamente. Cada uno de mis conocidos recuerda bien donde se encontraba aquel día y cómo es que se enteró del terror de aquella mañana. Yo aún tenía 15 años de edad, cursando el 4to de secundaria en el colegio, y no me enteré de nada hasta la tarde. No escuchábamos radio, mucho menos veíamos televisión. Nadie nos avisó, probablemente queriendo esconder el miedo de nuestros ojos inocentes que aún se abrían al mundo. Pero era inevitable. Recuerdo bien que la última clase del día, luego del segundo recreo (dígase: receso), era Biología, y ese día teníamos clase con la tutora de la clase: la Miss Betty. Ese día la Miss Betty entró en silencio, más seria que de costumbre y nos pidió que nos levantáramos para hacer una oración.



Nadie sabia nada. Pero era justo esa tensión de lo desconocido lo que asustaba aún más. Explicó lo que hasta entonces era lo poco que todos sabíamos, ya que las noticias llegarían a los días, semanas, meses... años. Toda una pesadilla mundial que para mí y mis compañeras del colegio comenzó aquella tarde, aproximadamente a la una de la tarde. Apenas enteradas de la noticia, el salón de clase se llenó de susurros, esperando alguna noticia de algo, alguien... había gente en USA y no sabíamos si estarían en peligro o no. Era un dolor lento.


El día estaba ameno, como todos los días escolares, pero luego de la noticia, todo se hizo un poco más tétrico. Recuerdo que la tarde me la pasé asustada y llorando del susto al ver como el avión impactaba con la torre una y otra y otra y otra... y otra vez. Las imágenes las pasaron toda la tarde. La historia estaba pronto a ser conocida.


La historia de los cuatro aviones. Dos tuvieron su fatal destino en el Centro Mundial de Comercio (el World Trade Center), otro se estrelló contra un área del Pentágono. Literalmente: uno de los lados. Y un cuarto, el cual tuviera la historia más trágica no llegó al Capitolio, su destino final. El cuarto avión terminó en una pampa en Pennsylvania, estrellado producto de la lucha que se produjo entre los terroristas y los pasajeros. ¿Terroristas? Si pues. No era falla humana, no era falla mecánica, era la crueldad de unos cuantos engañados (de los muchos que hay) que se inmolaron en honor a una causa que de noble no tiene ni mierda. Así como lo leen: ni mierda. Eso para lo que fueron entrenados y sacrificados no es más que una idea absurda que al ser adoptada por muchos se volvió peligrosa. Nada como una idea tonta que se vuelva peligrosa para dar paso al terror más grande.


El terror en el Vuelo 93 (United 93) no hizo que los pasajeros se quedaran sentados esperando terminar en Washington DC, sino que más bien los hizo pararse y luchar contra el terror mismo. Demasiado Shakespeariano como para creerlo, pero así fue. Luego de despedirse de sus familias, organizar el asalto y pararse, el terror fue esta vez para los terroristas. No lo habrían pensado seguro, ni siquiera lo vieron venir. Los pasajeros lucharon no solo por sus vidas, sino por la vida de los que estaban en tierra, como verdaderos héroes. Así es como se estrellaron, como héroes.


Así es como muchos murieron ese día y ahora son honrados como tales en cada ceremonia que los recuerda. No solo los pasajeros del United 93, sino también los bomberos, policías y ciudadanos que murieron en NYC aquel día, intentando ayudar a los que habían quedado atrapados en las torres. No se amilanaron aunque los cuerpos caían, cansados de esperar ayuda y buscando consuelo y paz en la muerte. Entraron a las torres, buscaron a los supervivientes, ayudaron a los que pudieron. Brindaron seguridad hasta el mismo instante en que todo el concreto, hormigón y acero les cayó encima. Algunos sobrevivieron al derrumbe. Otros no fueron tan afortunados.


Fue un día realmente oscuro. Fue una aguja directamente en el corazón del orgullo americano. Y nosotros, los que habíamos vivido 20 años de terror en nuestro país, y aquellos que tuvieron del suyo propio, entendíamos lo ocurrido. Fue entonces el día que el terror se instaló en el primer mundo y dejó de ser "cosa de tercermundistas". ¿Quién lo hubiera dicho? El terror, la xenofobia y la guerra se abrían paso en los yunaites. En la mente de su líder todavía. Hablando de ideas tontas que se vuelven peligrosas... un gran ejemplo de ello es George W. Bush.


Utilizando la excusa de la lucha contra el terror, los años siguientes le declaró la guerra a Afganistán y a Irak, indicando que en dichos países se encontraba seguro-seguro Osama Bin Laden, el responsable de los atentados. Dizque lo perseguió, pero lo único que encontró fue petróleo. Como buen texano dedicado a ese negocio, se lo metió al bolsillo y se fue caleta no más de la presidencia, un poco más rico. Ah, claro, aunque murieron muchos. ¿Lo encontraste, Georgie Boy? Claro que no. Ni siquiera sabes el significado de "política internacional", ¿qué ibas a poder encontrar a Osama?


Y hablando de Osama, luego que nos enteramos que este era el nombre del responsable de los atentados, también nos enteramos que este sujeto había sido entrenado por el mismo gobierno americano para luchar contra los rusos que invadieron Afganistán durante la guerra fría. Todo lo que le enseñaron fue lo que utilizó para destruir su orgullo una mañana soleada de setiembre.


* * *


Todo lo que nos trajo el 11-S fue absoluto terror, miedo. Al menos para los países del primer mundo. Ellos también debían de tener cuidado, de los sujetos de los turbantes blancos y que alaban a Alá. Terror para todos, pues ser musulmán era un pecado para los países occidentales. Nadie estaba realmente en paz, ni "ellos" ni "nosotros". Era claro que una nueva era se había abierto paso. Ojalá hubiera sido algo bueno, algo que nos uniera más, pero en realidad nos ha separado más.


No hay confianza, no hay solidaridad. Es un terror, realmente. Pensar que la mente de un criminal hubiera podido ser capaz de todo eso... sin imaginar si quiera lo que ocurriría luego. La forma en que la gente se levantó después. Es cuestión de verlo así: si algunos se separan, otros se unen. Los que aprenden de lo vivido. Y es cuestión de levantarnos y unirnos en contra de todo eso. Que el terror no pueda contra nosotros. Que nunca pueda.

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