domingo, 14 de marzo de 2010

Cuando el teléfono no suena...

... Bueno, no sé si responder esa interrogante. Mejor dicho, no sé si completar el enunciado. Siento un poco de miedo el pensar en aquello que recorre mi mente. Por la cresta del gallo...

Sabía que la vida es circular. Es como una naranja que termina siempre en el mismo punto desde el cual se comenzó. En este caso, es volver al punto que pensamos haber dejado atrás hace mucho, mucho tiempo. Y yo, como siempre, creo que las conductas de los seres que tanto amamos, quedan atrás, muy en el pasado, con la tierra encima, para no regresar jamás. Pero como en las películas de George Romero, el muerto enterrado se levanta y viene a cogernos de las patas con el fin de hundirnos en el más alla. O en mi caso: en un llanto, Lucky Strikes y música depre en mi celular.

No quiero que las cosas que me han hecho doler en el paso me lastimen nuevamente. Pero parece ser que de vez en cuando las volveré a ver. Lo malo es que nunca me acostumbraré a ellas, a verlas aparecer, volver todo negro y hacerme llorar. Siempre lloraré por ellas. Es como correr de esas horribles criaturas, tropezar y cuando doblas en una calle en busca de una salida, solo hay una enorme pared que nunca cruzarás.

Sip. Como en las peores y más terribles películas de terror.

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