Como dice el título, ya es oficial: tengo una laptop. Es más exactamente una notebook HP, bastante básica, pero que para mí es lo máximo. Y de verdad que tiene mucho para decirlo: 2 megas de RAM, 250 gigas de espacio, batería de hasta cinco horas. Y la cereza de la torta: internet inalámbrico, lo que me permite escribir en mi blog desde la comodidad de mi cuarto. Mejor dicho, de aquel viejo "sillón Voltaire" en lo que ahora es mi laptop de navegación.
Este fin de semana llegó esta bendición, un fin de semana que pasó en lo que parecía ser un interminable silencio. Lo que llamé el "muro del silencio", ya que sabía que esa llamada tan anhelada no llegaría aunque lo deseara con todas mis fuerzas, pero era algo que no me ponía (tan) triste, sino que me daba la sensación de algo que se fue hace mucho tiempo. Como si SÑ fuera el dulce recuerdo de alguien que hace mucho tiempo ha partido, o como si se lo hubiera tragado la tierra. Es como si hubiera caminado hacia el horizonte y hubiera desaparecido. Era la sensación que tenía cuando esta belleza de portátil marca HP llegó a mis manos.
Si me preguntan, con él todo está bien. Desearía que perfecto, pero estamos bien y eso me pone muy contenta. Si Dios y él quieren, este viernes nos veremos, la fecha en que cumplimos DOS años de estar juntos, y podré enseñarle esta compu y... botarme un poco también, jaja. Mi Sumaq-Ñahui querido, mi papi, el amor de mi vida...
Mientras, tengo que hacer un par de trabajos. La tristeza a dejarla a un lado.
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