miércoles, 31 de marzo de 2010

No tengo alma

El lunes era shock. El martes era dolor. Hoy... ha sido cólera.

SÑ me dejó. Fue el peor golpe que alguien me haya podido dar en toda mi vida. Y aunque él diga que es solo una medida "temporal", no hay mentira que valga. Él y yo lo sabemos: esto se terminó. Mi corazón está total y completamente destrozado. Solo la interacción social es lo que me mantiene de pie. Sola, ya sea en el micro o en casa, la depresión me consume y se apodera por completo de mí. No es exageración decir que no he parado de llorar en estos días.

Supongo que finalmente entiendo eso de los corazones rotos. Es un vacío en el pecho que no se alivia con nada, que pasa por un momento y luego regresa. Sientes que no tienes alma y tu espíritu de lucha se esfumó como una vela en el viento. Si. Creo que eso es. Creo que perdí mi alma la mañana en la que SÑ me dejó via mail, sin valor si quiera de decirme las cosas en la cara. Mientras más lo pienso, más me convenzo de lo egoísta y cobarde resultó SÑ con su propio dolor. En el momento en que ella lo dejó de querer, él me dejó de querer a mí. Y nada puede doler más que el desamor y la indiferencia.

Estará pensando en mí siquiera? Me extrañará? Hoy pasé por su oficina. Demás está decir que apenas lo vi sonriendo con sus compañeros de trabajo las piernas me fallaron, comencé a temblar y me faltó el aire. Tuve que agacharme un rato mientras me pasaba la debilidad. Sentí que me desmayaría o comenzaría a llorar. No me podía dar ese gusto en medio del trabajo, así que me tuve que tragar todo y seguir adelante. En casa es lo mismo, es aguantarme y sonreirle a mis papás para que no sospechen si quiera que a su hija le rompió el corazón el hombre que ella más ha amado en la vida. Que a SÑ se lo tragó la tierra, que no quiere saber nada con ella. Que nunca la quisieron, cuando ella amó (literalmente) con locura y pasión.

Ojalá sea suficientemente fuerte para no volver a verlo jamás. Eso decidí luego de verlo tan campante hoy en la tarde. Era como un "aquí no pasó nada, que rica la soltería!". Esa pena de la que me habló parecía no existir. Maldito bastardo. Es lo primero que pensé. Maldito perro bastardo, imbécil de mierda, huevón conchesumare.

Luego supe que yo me tenía que levantar si o sí. Aunque todos nuestros recuerdos juntos vengan a mi mente a cada rato, y que encima me vea obligada a caminar por esos lugares que alguna vez fueron nuestros. Aún, a pesar del dolor, me tengo que levantar. Probablemente nunca olvide, pero tengo que levantarme. Si puedo con esto, entonces sabré que soy lo suficientemente fuerte como para lograr lo que sea.

A estas alturas ya cabe decirlo: adiós SÑ. Maldito bastardo a quien tanto amé. Adiós te digo, mientras me hundo en el mar de la inmensidad de los días que pasan lentos, las noches que con su soledad no me dejan dormir. Adiós... y si cabe aún este pensamiento: OJALÁ VUELVAS A MÍ.



PD. Una canción de corazón roto. Sin ti no soy nada, mi mundo es pequeño y mi corazón pedacitos de hielo.


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