martes, 6 de julio de 2010

Lo que el viento se llevó de los personajes

El anterior posteo fue un resumen de lo que es la historia (de la película) de "Lo que el viento se llevó". Yo siempre he detestado los resúmenes ínfimos que circulan en la red, y por eso es que puse el anterior, con un poco de spoiler. Mis disculpas a quien no le haya gustado. En todo caso, si odiaron el final (como yo la primera vez), pueden tener un poco de consuelo: hay una secuela de la obra, titulada simplemente “Scarlett”, aunque no escrita por la misma autora, y no tiene a los mismos actores como protagonistas, aunque sí se hizo una miniserie con la misma, con un Timothy Dalton en el papel de Rhett Butler que me parece más que aceptable.

Ahora quiero terminar de cerrar el capítulo de esta gran obra, antes de hablar de otros temas, un poco más escabrosos. Esta vez, es el turno de las historias de los verdaderos personajes de este monumento de película, cuyas vidas me parece fueron tan dramáticas y tan geniales como la historia misma.


Vivien Leigh: Lady Olivier


Si me hablan de grandes actrices, esta es una de ellas. Y de bellas, definitivamente la más bella. Solo había que mirar en sus ojos azules para quedar prendado de esta mujer, ya sea como Scarlett, Blanche, o Emma Bovary.

Los dos roles que más sonaron para ella, fueron justamente los dos primeros. Vivien es proveniente de Inglaterra, pero tuvo que hacer el papel de sureña en estas dos ocasiones, y aparecía en ambos casos bastante diferente. Mientras que Scarlett era valiente, fuerte y temeraria, Blanche era débil, le temía al mundo y a su pasado. Fueron tan excelentes estos papeles, que Vivien ganó justamente sus dos premios óscar por ambos. Ojo: cuando hizo el papel de Scarlett, tenía 26 años, lo cual me sorprende, ya que hay ocasiones en que Vivien luce como toda una mujer, una gran dama que es la que está interpretando, mientras que yo estoy segura que seré aún una bebe a los 26 (imagínense como estoy a los 24). Scarlett fue su gran papel, eso es muy cierto, y nada se le comparó jamás. Ni siquiera el de Emma Bovary, cuya película nos tocó ver en la clase de Literatura en 5° de Secundaria. Recuerdo todavía lo bella que me parecía la actriz…

Bueno, nada se le comparó a Scarlett, hasta la llegada de Blanche, junto a ese bombón del cine de entonces, que aún ahora tiene babeando a muchas: Marlon. Marlon Brando. Ya entonces, Vivien Leigh no ostentaba jovialidad, sino que le pesaban un poco los años: tenía 38, y ya no era el momento de hacerla de jovencita consentida, sino un papel más oscuro: Blanche DuBois, una dama que alguna vez tuvo una gran vida de la clase media, soñadora… ilusa, creedora del amor del modo más romántico posible. Por siempre horrorizada con “flores… flores para los muertos”.

Al hacerla de Blanche, a Vivien le vemos un rostro más entrado en años, además de que su cabellera no es castaña sino rubia. ¡Rubia! Eso me pareció muy bueno para ella, ya que la ayudaba a distanciarse de sus demás personajes. No sé exactamente qué era, pero me encantaba verla interactuar con Stanley, el personaje de ese tipazo que fue Marlon Brando, y sus juegos seductores e inocentes, a veces también violentos, nos hacían recordar a todas lo mucho que nos gustan los machos así. Naturalmente, el óscar tenía que premiar esta faceta de la actriz.

Fuera de su vida personal, imagino más a Vivien como un poco de ambos personajes: seguro sería valiente y decidida, pero perseguida por los fantasmas del pasado (como muchos de nosotros). Estuvo casada con Lawrence Olivier, lo que le valió el título de Lady (ya que el señor fue un “sir”), pero se separaron luego de Dios-sabe-cuántos problemas matrimoniales. Fue una actriz más de teatro que de cine, probablemente porque esa intimidad con el público le gustaba más.

Lamentablemente, los grandes ojos de Vivien Leigh no brillaron por siempre. Sufrió mucho por la maldita tuberculosis, que se la llevó en julio de 1967. Era la mujer más bella de 53 años de edad que se haya visto, y se llevó consigo el eterno amor de sir Olivier, quien nunca dejó de quererla.

Y nos dejó a todos magistrales obras, como para seguir esos ojos azules… eternamente. Buscándola en la niebla, como Scarlett buscaba a Rhett. No olvidando jamás, como Blanche jamás pudo.


Clark Gable: el rostro de Hollywood


Ayer en la noche veía “Australia” y una escena me pareció un tanto extraña: el personaje del Arriero (Hugh Jackman), quien se ha negado a asistir a un baile con Lady Ashley (Nicole Kidman). De repente, para sorpresa de ella, el salvaje sujeto aparece en el baile, con un traje muy elegante… y un gesto, que haría babear a cualquiera. Uno de esos gestos de esos hombres no-tan-guapos (las fans de Jackman me matarán por haber dicho esto), pero que al hacerlo… podemos caer rendidas a sus pies sin pensar que nos arrepentiremos luego.

Lo que se me ocurrió cuando vi ese gesto se resume en dos palabras: Clark. Gable. Clark Gable, que ya es sinónimo de Rhett Butler. Rhett Butler es lo que es, gracias a Clark Gable, y a esa actuación que todos siempre recordaremos.

Eso sí, el tipazo ya era EL tipazo de Hollywood cuando hizo el papel que lo llevó a la eternidad. William Clark Gable había perdido a su madre cuando aún no sabía ni gatear, había trabajado en una fábrica (ya me lo puedo imaginar), pero se enamoró de la actuación al ver una obra de teatro. Esa clase de epifanías que te llevan en un viaje directo y sin escalas a tu destino.

Clark Gable no solo era el motivo de babas (y seguro de onanismo) de las mujeres de entonces, sino además que era un gran actor. Antes de Rhett, Clark había ganado un Premio Óscar en el año 1934 por la película “Sucedió una noche” (otro clásico). Gable es uno de los pocos actores que han sido protagonistas en tres filmes distinguidos con un Óscar a la mejor película, y con merecida justicia, porque en todas hizo papeles extraordinarios.

Pero esto habla de LQEVSL, así que me quedó con eso. Soy sincera, y al inicio no me gustaba mucho Clark Gable en el personaje, lo veía muy viejo (no era más que 12 años mayor que Vivien Leigh cuando lo hizo, ¿recuerdan a alguien?), pero mientras vi más la película, más seducida quedé con el encanto de este hombre. Era un caballero en toda su letra y estampa. Verlo era un placer siempre, porque su porte era de aquel hombre malo que quiere ser bueno y que queremos volver bueno a punta de… bueno, ya se imaginarán qué. Probablemente eso fue lo que le vio Carole Lombard cuando se casó con él, pero que no pudo disfrutar mucho. Cosas del destino: Carole murió en un accidente aéreo en el año 1942, y Gable quedó con el corazón roto y sin muchas ganas de ser el galán de toda la (nuestra) vida.

Hizo un par de papeles más luego de eso, pero ya no era lo mismo. Hizo una película con Marilyn Monroe, la cual quedaría en la historia no por la mejor, sino por la última. Al final de rodar “Vidas Rebeldes”, nuestro galán Clark murió de un ataque cardíaco que lo llevó a robar miradas y sonrisas al lado oscuro de la luna un 16 de noviembre de 1960. Él se fue, y su cuerpo quedó reposando al lado de Carole Lombard.

O quién sabe. Probablemente Carole caminaba en el “alter-life”, cuando sintió ese mismo par de ojos azules que conocía bien. Al voltear, en busca de la mirada, seguro encontró a Clark Gable, mirándola de la misma forma en que Rhett miró a Scarlett, desde el pie de una escalera, por el lejano “Twelve Oaks”.


Leslie Howard: La mirada suave (o también: inexplicablemente parecido a SÑ)


Ashley Wilkes, ese hombre confundido (lo que jode a toda mujer, admitámoslo), no hubiera sido nada si no fuera por la mirada dulce y tierna de Leslie Howard. Este inglés tenía un ángel que me es difícil de describir, pero que podemos ver cuando observamos esos ojos oscuros. Aunque no lo crean, Leslie era mayor que Clark por ocho años, y se veía así cuando hizo el papel de Ashley en LQEVSL, un tanto mayorcito para mi gusto y ya sin la pinta que me dejara de cabeza.

No, no era la pinta. A diferencia de Clark, que tiene ambas, Leslie tenía un arma que jugaba excelente a su favor: era TODO un caballero, y un caballero inglés para colmo de males. Ya si su rostro no era mucho que digamos para hacerte caer, lo serían entonces sus encantos. Mmmmm…, sorry, Leslie, pero eso me suena mucho a SÑ: no es guapo, no es un dios griego, pero cuando habla una cae. Con un terno y porte de ese tipo, que te otorga solo la elegancia, una es presa fácil. Sobretodo si vives en Santa Anita, eres medio maleducada y nunca te acostumbraste a los hombres en terno.

A pesar de todo esto, ¡Ashley siempre me ha dado mucha, mucha cólera! Es decir, por favor, ¿cómo no vas a saber a quién amas?, ¿cómo es posible que un hombre mayor, educado, pseudo sofisticado, no pueda decidirse entre la esposa que ama y la mujer que lo seduce? Al menos en medio de la Guerra Civil te pudiste dar un respiro de cinco minutos y pensarla bien, y no andar confundiéndonos a todos con eso de “me agarro a Scarlett, pero amo a Mellie”. ¡Bah!, ¿o es que acaso tus intenciones eran otras?, ¿o acaso pensabas engañar a Scarlett para atorártela cuando fuera el caso? Mmmm… no me terminaste de convencer, Ashley Wilkes. Para nada.

(Si, creo que me dejé llevar. Pero es fácil confundirse: Ashley Wilkes siempre será muy parecido a SÑ, y a la confusión del pobre).

El que si me convenció fue Leslie Howard. Me hubiera gustado mucho ser educada por un hombre así, como sucede en “Pigmalión”, y disfrutar de la que seguro hubiera sido una cálida y agradable compañía. Leslie: no eras pintón, pero eras elegante, elegantísimo. Lamentablemente eso no te libró de un bombardeo Nazi, durante la Segunda Guerra Mundial, y es que a algún idiota (que seguro está quemándose en el infierno) confundió tu avión con el de Winston Churchill, y por eso hicieron caer el avión al mar. Quedaste en el mar de la Coruña, hundido, como un ángel caído. Puedo imaginar su cuerpo, destrozado por el bombazo, flotando en el mar, con el rostro intacto por la sorpresa. Su mirada se cerró un día de junio de 1943. Su único mal de entonces fue ser inglés. Su gran bien fue justamente ser inglés, y quedarse en nuestras mentes eternamente.


Olivia de Havilland: la sobreviviente


Si Melanie Hamilton fue la primera en morir de la ronda de personajes principales de LQEVSL, Olivia de Havilland es todavía la última que sobrevive a todos. Ahora es una viejita con el rostro bonachón. Cuando hizo el papel de Mellie, era una jovencita con un rostro… bonachón.

Su sonrisa es preciosa, pero más preciosa es su mirada. ¿Ven la foto? Les dije que era buena, pero no ingenua. Eso seguro también era la joven Olivia, quien era la más joven del grupo que rodó la película. Tenía 23 años y era radiante y muy bella. Su rostro piadoso, su mirada compasiva y su bondad nos llenaba los ojos de lágrimas y nos abrumó el corazón. Nunca veremos otro personaje así: ella es buena, Mellie digo, es un corazón de oro, pero no llega al punto de ser estúpida o tonta como los personajes actuales. Mellie era linda, era respetable, era buena… pero también era fuerte cuando había que serlo. Su sonrisa eterna es que la más recuerdo de todo.

Veamos si se entiende: Olivia era norteamericana… de ascendencia británica… pero nacida en Japón. Si, una vaina, pero ni crean. Nació allá, pero vivió en California, en donde cursó sus estudios y donde haría una obra de teatro en la universidad, donde alguien vio su potencial. Oh si, Olivia iba creciendo, y no dejó de crecer: al igual de Vivien Leigh, obtuvo dos Óscars, aunque no ganó por LQEVSL (ahí solo obtuvo una nominación, arrebatándole el premio, ¿adivinen quién? ¡Mammy!).

Ok, Olivia era buena, pero NO ingenua. La repetición es necesaria por lo siguiente: En el año 1941 fue de nuevo nominada al Óscar a la mejor actriz principal por su papel en Si no amaneciera, pero esta vez fue su hermana, Joan Fontaine, nominada por Sospecha, de Alfred Hitchcock la que se lo llevó. La mala relación que mantenían las dos hermanas pudo apreciarse en la entrega de los Óscar, cuando Joan rechazó las felicitaciones de Olivia al subir a recoger su galardón. A pesar de que los años 1940 fueron los mejores de su carrera, fue en esta época cuando tuvo un problema judicial con la Warner, ya que ella se quejaba de que los papeles que le proporcionaban no tenían ningún valor artístico, y pensaba que los mejores papeles se los cedían siempre a Bette Davis, y entonces el estudio, en represalia, no le concedió ningún papel en más de 6 meses. Olivia los demandó cuando intentaron prorrogar su contrato de siete años alegando que les debía esos 6 meses de castigo. Ella ganó la demanda, pero estuvo casi 3 años sin trabajar. Me parece que el espíritu de Scarlett, siempre fue de Olivia.

Estuvo casada dos veces. Vio de todo en la vida, pero me parece que no se quedó con un Ashley Wilkes, y vivió su vida… largamente. Me parece que vive hasta la actualidad, con los años encima, pero vivió. Mucho más de lo que hubiera querido Melanie, con bondad, pero nunca dejando de la tomaran por tonta.


Y, si me lo preguntan, creo que lo podemos aprender de estas personas, que no fueron solo personajes, sin que superaron en mucho la ficción. Su interpretación: Scarlett, Rhett, Ashley y Melanie, todas, vivirán eternamente, en nuestra memoria. Pero son los actores, los que hicieron de estos personajes, seres reales. Pero nunca como ellos. Ni de vainas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante comentarios sobre Leslie Howard.

Puede ver el homenaje que se le tributó en el norte de Galicia en la villa marinera de Cedeira el pasado mes de julio.

http://www.youtube.com/watch?v=c-UrgmgW_5I

Esperemos que hoy gane España a Alemania y todos felices.

José

Lorena dijo...

Wow, gran post, si vos le querías hacer un homenaje, lo lograste.

Yo comenté algo parecido el año pasado, para homenajearlos por los 70 años del estreno (dejo el link en el nombre, por si lo quieres leer).

Porque creo, que una de las razones por la que la película sigue tan vigente, es por el trabajo de estas cuatros leyendas.

El mejor reparto que he visto, sin duda.

Unas aclaraciones: Vivien tenía 25 años y Olivia 22, cuando realizaron la grabación de la película, no habían cumplido años todavía.

Y en lo que respecta a que te parecía viejo Clark Gagle para el papel, objetivamente no era así. Porque el personaje de Rhett Butler en la novela tenía 38 años, y Clark tenía 38 en 1939.

Saludos