viernes, 19 de noviembre de 2010

Cuarenta años después

Hoy mis papás cumplen 40 años juntos. Además de ese terrible terremoto, del Mundial de Fútbol de México, el año 1970 fue memorable porque juntó a dos personas, cuyas células unidas darían paso a mis dos hermanos mayores, y a mí también.

Hoy tuve que salir apurada de la casa, deseándoles un "¡feliz aniversario!" de volada no más. Y ahora en la oficina, mientras no-sucede-nada-de-nada, me puse a pensar en el tipo de relación que ellos han llevado, y también de paso buscar motivos por el cual, a pesar de sus marcadas diferencias, ellos han seguido juntos 40 años después de conocerse en la entonces Lima "no tan gris".

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Cuando Lima entonces era una ciudad definitivamente más vacía que ahora, cuando los micros no iban superpoblados, los cerros estaban vacíos, no habían zanjones para los vehículos y muchos de los edificios grandes de ahora no habían sido construidos, mis papás ya vivían aca. Era el año 1970. Ambos eran todavia jovencitos, luchaban por salir adelante luego de haber venido de sus respectivas provincias. Mi papá es de La Libertad, pero de sangre cajamarquina, y mi mamá es de Ancash. Mi papá tuvo una vida con muchas carencias, donde tuvo que hacer de todo para salir adelante a pesar de que su familia le tenía poca fe (mmmm...), mientras que mi mamá era casi una Heidi ancashina: había tenido una tranquila vida en los valles, había vivido con sus abuelos para quienes había sido la niña de sus ojos, hasta que ambos murieron y como su madre (dígase: mi abuela) no podía hacerse cargo de ella (en realidad, creo que no quería), tuvo que empezar a trabajar.

Siempre me sacan en caro ello: "yo a tu edad ya me dedicaba a...", haciendo alusión a que mientras yo en mi adolescencia sufría por la novela, galán o la música de la temporada, ellos ya tenían que aprender a ganar sus propias cosas a punta de trabajo. Con la forma peculiar de cada uno de hacer sus cosas, y habiendo pasado por diversos oficios, que incluían los clásicos lustrabotas, mozos o empleada del hogar, terminaron en la zona conocida como San Jacinto en el distrito de San Luis, que por aquel entonces recién comenzaba a nacer.

Una tarde mi mamá no podía entrar a la tienda para cuyo dueño trabajaba. Fue entonces que conoció a mi papá, que se hospedaba con un primo suyo que era un co fundador de la zona de comerciantes. Ambos ya eran jóvenes grandes, y bastante independientes. Sus padres en provincia, sus vidas entonces ya eran muy distintas a lo que solían ser cuando pisaron esta ciudad, no tan gris entonces, sin tanto caos y con menos habitantes como ellos del que pensaban.

Su primera cita fue en un cine (no recuerdo si en el Bijoux u otro de entonces, que además de Salas de Cine funcionaban como teatro), y la primera película que vieron juntos fue "Piedra sobre Piedra", que era nada más y nada menos que el documental sobre el terremoto en Huaraz y en Yungay. Mi mamá no entendió nada, dice que esperaba que terminaran las noticias y empezara la película. Eso no ocurrió.

Lo que sí ocurrió es una historia como muchas: chico conoce chica, descubren que a pesar de sus diferencias pueden estar juntos y así lo hacen. No puedo contar muchos pormenores del inicio de su vida juntos, pero puedo decir que poco a poco se fueron llenando uno del otro, y que mi papá siempre dice haberle enseñado muchas cosas a mi mamá que la hicieron la mujer que es ahora. Puedo imaginarlo: a mi también SÑ me enseñó muchas cosas que me han cambiado. Puedo suponer que si mi mamá estaba así de templada, le ocurrió mas o menos lo mismo.

Ya para el año 1971 mi primer hermano nació. Fue el año de "La Naranja Mecánica". En 1973, el año en que Pinochet tomaría el poder en Chile a través de un cruento golpe de estado que ocasionaría la muerte del poeta Pablo Neruda, nació mi segundo hermano. Entonces mis padres hacían lo posible para salir adelante con diversos oficios. Ambos eran jóvenes todavía, más que yo ahora, y ya tenían familia. Mi madre asumió dichos cambios, pero para mi padre la vida de joven era la de todos de su edad: divertirse, tomar... y esas calas. Mi mamá me cuenta que sufría por el abandono de todos los días, que el verse sola la desesperaba a veces, y que muchas tardes de soledad no supo qué hacer más que llorar.

Una de esas tardes en San Jacinto (donde vivían por aquel entonces), mientras la cambia "Elsa, Elsa" sonaba en la calle, ella tuvo una epifanía: se levantó de su llanto y se miró al espejo. Era una jovencita veinteañera, madre por supuesto, pero joven al fin, hermosa y dejada producto del abandono. Fue ese día en que mi madre pasó a ser la mujer que yo conozco hasta la actualidad, se hizo decidida y valiente. Dejó de esconderse y mostró su figura con la ropa de moda de entonces, y se dedicó a lo que era realmente importante entonces: sus hijos. Ante tales radicales cambios, era obvio que mi papá se daría cuenta en algún momento que si no cambiaba iba a perder a su familia. Poco a poco, él también fue moderando sus malos hábitos, hasta ser la persona que yo conozco a la actualidad.

Superando los problemas personales, fue que mis papás decidieron algo que era obvio debido a la zona donde vivían: montar un negocio. Empezó como una tienda chiquita, que nosotros ahora conocemos como "La Minita", ya que fue esa tiendecita la que empezó a darle a mi familia lo necesario para crecer. Mis papás sabían que ahora ya no eran solo ellos como familia nuclear, sino además un montón de familia la que vivía en una casa chiquita (ubicada en el segundo piso de la actual tienda de mi mamá). Gracias a "La Minita" fue que se empezó la construcción de la casa donde ahora vivimos. En el año '81, un día de la madre, pasaron a vivir ahí. Cinco años después, yo llegaría a esa casa directo del Hospital Santa Rosa.

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Mis papás son persona que supieron salir adelante a pesar de los problemas personales, laborales y familiares que tuvieron. Mi papá le hizo jugadas feas a mi mamá, pero ella convivió tranquila con ello al saber perdonar. Las tiendas (ahora son dos) han tenido altos y bajos, pero siempre han salido adelante. Y ni qué decir de cuando mis hermanos se han portado mal (el mayor sobretodo), o cuando mi hermano segundo estuvo muy enfermo en una época. O yo... que soy un pedacito del cielo tampoco.

Pero digamos que a pesar de que tienen diferencias marcadas, estas en realidad son superficiales, pues lo que tienen en común es lo verdaderamente importante: ambos son responsables, son dedicados, son trabajadores y no saben lo que es rendirse. Yo difícilmente puedo encontrar padres así en otras personas, padres que pongan en primera fila las necesidades de los demás antes que las suyas propias. Padres realmente dedicados, que se decidan a algo y se dediquen a ello sin mirar atrás. Esa estabilidad ha ayudado mucho a mi familia, y es algo que yo siempre les he agradecido. Su estabilidad, y el luchar por ella a pesar de todo lo que les pueda haber ocurrido.

Claro que tienen defectos, ¿qué persona no los tiene? Yo he tenido innumerables broncas con mi papá, desde que era niña, y parece que eso difícilmente tendrá fin, pues, como dice mi mamá: "ambos son igualitos, uno siempre quiere ganarle al otro". Quién diría. Y ni qué decir con mi mamá, con quien también tengo algunas diferencias, pero ha sido mi conducta más que mis opiniones la que me ha ganado broncas con ella. Ambos tienen sus expectativas conmigo bien claras: mi papá quiere que sea una buena profesional, y mi mamá quiere que sea toda una dama. Sin comentarios.

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A pesar de sus diferencias, ¿cómo es que se quedaron juntos? Han tenido problemas serios, pero siempre se han mantenido. Incluso a veces nosotros sus hijos hemos tenido que ver, pero a pesar de que suene contradictorio, creo que somos nosotros el motivo por el que nunca se separaron. Ellos creían en una idea de lo que debía de ser la familia, y la mantuvieron hasta ahora, cuarenta años después en que decidieron estar juntos. ¡Cuarenta años! Yo ni duré más de dos años con SÑ, y mis papás siguen juntos. ¿Cuál es el secreto de semejante relación?

Probablemente sea que les tocó vivir experiencias distintas a la mía, tal vez la forma en que se conocieron es distinto a cómo yo conocí a SÑ. Las vivencias, las circunstancias, fue distinto a lo mío. Y a lo de mucha gente. "Muchos son los llamados, y poco son los escogidos". Hay que recordar eso para los 50 años, de acá a unos cuantos años en que podremos celebrar a lo grande. Más que ahora, celebrarlos a ellos. Su vida, pasión y obra.

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