lunes, 22 de noviembre de 2010

Redescubriendo

Es cierto eso de que cuando cambias, el mundo comienza a cambiar contigo. Un buen ejemplo de ello es lo de hoy día.

Si hace una semana sufría hasta morir por SÑ, hoy estoy contenta de mi amistad con él a pesar que no se encuentra a mi lado. Me estoy acordando de varias cosas y estoy descubriendo... nuevamente descubriendo a SÑ. Y que bueno que ahora en vez de ponernos mal, puedo ver que nos ponemos contentos, nos reimos y somos dos personas, como en los poemas de Benedetti: "codo a codo somos mucho más que dos".

Podía sentir eso, de que éramos más que solo los dos, mientras me quitaba la botella de Inca Kola de la mano para servirme en el vaso. ¡Qué momento! Recuerdo la primera vez que me hizo eso, y lo palteada que me puse. Fue en uno de nuestros primeros almuerzos, hace ya muchos meses en un verano muy caluroso. Estábamos comiendo un menú y teníamos una jarra de refresco para cada uno. Yo en esos tiempos todavía era una chiquilla en mi forma de ser y verme, mientras que él ya era todo un señor. A mí me caía muy bien, sin pensar o imaginar nada de lo que vendría después. Recuerdo que en un momento del almuerzo yo me quise servir más refresco, pero su mano interrumpió el trayecto de la mía, dejándola en el aire, y tomó la jarra para servirme. Yo recuerdo sentir como el rostro se me ponía colorado de la vergüenza. Nunca había encontrado hombres que pudieran ser capaces de tratar a una... niña, de la manera en que él me trató. Fue una de sus encantadores actitudes, una de tantas que me terminó conquistando.

Hoy, SÑ estaba igual de conquistador. Igual de encantador, mejor dicho. No lo hizo una vez, sino varias veces. Nos reímos mucho, hablamos de nuestras cosas, y todo estuvo bonito. Igual que cuando nos vimos el viernes. Me acompañó a comprar unas cosas, y yo temía demorarme mucho (detesto realmente que las mujeres seamos tan demoronas a la hora de comprar, ¡es una exageración injustificada!), pero resultó que hice tiempo récord escogiendo carteras. Claro, porque ya me habían dicho que tengo un pensamiento de varón al escoger compras: no soy minuciosa, no soy de ir a pensar a la tienda. Voy a la tienda ya meditada. ¡Bah! Bueno, yo lo tomé como un cumplido.

* * *

Me di cuenta como es que tengo que portarme de ahora en adelante respecto a todo lo que me ha ocurrido. Claro, no es fácil ponerle una sonrisa al hombre que te dejó, pero a la vez... es fácil. Es decir, no tengo que hacerme la víctima todo el tiempo. Yo ya lo había dicho: hay que vivir la vida. Y es lo que puedo hacer de ahora en adelante, lo que quiero hacer. Estoy dando pasos agigantados ahora que lo pienso, y son pasos importantes, que hay que vivir poco a poco, un día a la vez como pensaba ayer, mientras miraba el sol en lo alto. Me lo repetí con la luna llena: un día a la vez. Esto puede librarme poco a poco de mi amargura y de mi intenso dolor, que ahora lo veo tan innecesario.

Puedo recuperarme. Es claro. SÑ se habrá ido, pero a la vez no. Sigue ahi, con sus encantos, con sus sonrisas, con sus chistes y las eternas conversaciones de siempre. Y yo sigo acá, solo que guardada en medio de tanta nube negra. Puedo hasta... estar contenta. Hasta decir lo que nunca pensé:

SÑ, ESPERO QUE SEAS MUY FELIZ.

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