sábado, 27 de noviembre de 2010

Malestar, here I go again

I'm really done with some things. Just that.

Ayer ya me sentía mejor y creía que era el momento justo para volver a ver a SÑ luego de dos días de haber sentido su ausencia. Bueno "sentido" ya que en realidad estuve más preocupada en mi salud que otra cosa. Creo que hasta me sorprendí un poco al darme cuenta lo muy interesada que estaba en mí y lo poco que empezaba a pensar en él. Y que todos esos pocos pensamientos fueran enteramente buenos y hermosos recuerdos.

Ayer me iba a sacar a pasear. No me puedo quejar: siempre la paso genial con él. Hacemos chistes malos, probablemente nuestras voces sean capaces de dejar sordos a los transeúntes cuando cantamos (resulta que a ambos nos encanta "Let the sunshine in", y eso me encanta), y comentamos lo que siempre tenemos en común. El "codo a codo" se hace más claro cuando hablamos de temas que entendemos y en la que a veces nos damos la razón mutuamente.

Creo que puedo decirlo ya: estoy más contenta con él que antes. Me libero poco a poco de mi amargura sin la necesidad de alejarme de él por temporadas largas como había planeado unos posts antes. Ya no necesito llorar luego de cada salida, o llorar en las noches. Ya me siento un poco más libre de mí misma. Puedo decir que el páramo poco a poco llega a su fin, y eso me alivia tremendamente.

Sadly, luego del encuentro, un poco de mi malestar regresó. No, no el emocional, no el drama (aunque no se dio a entender así) sino mi malestar físico. Empecé a sentir sensibilidad en el cuerpo, las manos los pies y el cuello se me calentaron y me sentía afiebrada. Por supuesto, la cabeza también me dolía, pero creo que pude controlarlo. Pasamos por una farmacia y compré una pastilla para el malestar que me tomé al instante, aunque sus efectos no fueran instantáneos. Aún tenía ese malestar cuando estaba lista en la avenida para tomar el micro que me dejara en casa. SÑ se fue, y no quise retenerlo. De verdad, no quería, ¿para qué? Yo estaba segura que me sentiría bien. Aunque parada en el paradero no me sentía así para nada. A veces la sensibilidad física también me da cierta sensibilidad emocional. De un momento a otro, en la noche, empecé a sentir ganas de llorar, quería sollozar. Pero me calmaba, me decía a mí misma que esta no era la nueva yo. Que no había necesidad de nada de eso y que iba a estar bien, aunque físicamente no sintiera así.

El carro llegó y tuve que estar parada gran parte de ese viaje. Me seguía sintiendo mal y de repente la pastilla comenzó a hacer efecto. Empecé a sudar un montón, a sudar mi malestar, y encima con la chompa negra que tenía puesta y el calor del motor y las luces del vehículo, era peor. Sentí que olía, ¡era espantoso! Y hasta un poco divertido. La gente me miraba. Yo no miraba a nadie, solo esperaba que el vehículo avanzara lo más rápido posible. Mi sensibilidad no paraba. Y me distraía con cualquier otra cosa, esperando el efecto de la pastilla. Entonces, en mi distracción, sentí un aroma que pudo haber sido el caos para mí en otros momentos.

Diablos. Inevitablemente real.

El... tipo... a... mi... lado... huele... deliciosamente... igual... que... SÑ. Merde. Y... muy... fuerte. Recontra merde.

Creo que de un solo respiro me acabé su aroma. Era igual de bueno. Me sentí mal. Es como si lo bueno y lo malo hubiera estado ahí mismito, frente a mí. Sentí que si volteaba lo vería mirándome con seriedad, con la luz de sus ojos apagada y con su sonrisa que me hace feliz. Demonios. ¿Saben qué? En ese momento solo quería llegar a casa y sentirme bien. Me olvidé del perfume, pero al llegar más al fondo del micro, vi a una pareja abrazándose y besándome con pasión y ternura. Ah, no, no podía.

Durante buena parte del trayecto aún me sentía mal, pero no dejé que eso me desesperara. No pues. Yo ya no era así. Estoy en fase de cambios, de nuevos descubrimientos, de amargura off, nueva vida on. Y SÑ no podía solo ser el total de mis pensamientos, aunque así fueran mis posts en este blog medio caleta. YO QUIERO MI VIDA. Ya estaba cansada realmente de las frustraciones y la cólera. Conforme el malestar me fue pasando mientras el carro seguía su curso por la Javier Prado, yo también me iba sintiendo mejor por dentro. El sudor se llevaba mi dolor emocional y aunque me encontraba sola y pensando en él, ya no me sentía triste. Si tenía que luchar contra mí misma, ese era el momento, y eso también implicaba no dejarme llevar por lo exterior. Estaba cansada y parada en un micro sin posibilidad de asiento. Una huevada así no me iba a poner mal.

Saqué mi celular y mis audífonos. Y escuché esa canción que nos encanta y que escuché aquella mañana de jueves buscando fuerzas para salir a luchar: LET THE SUNSHINE IN (en la versión de "The Flesh Failures"). Ya estaba bien. La música de mi celular me distrajo y la fatiga no estaba, y ya entonces mi malestar era inexistente. Estaba bien.

Entrando a Santa Anita ya estaba sentada. Estaba bien, casi contenta. Así llegué a mi casa, aún con el estómago delicado, pero sana y salva de mi enfermedad y de mí misma. Estaba aliviada.

* * *

Esa noche dormí tranquila. Me sentía en paz. Y descubrí que podía luchar contra mi páramo interior y salir victoriosa. Descubrí que ya no quería hacerme la víctima, o tampoco ser una. Quería estar contenta y librarme de mis cosas, aunque fuera difícil, porque mi vida todavía me pertenecía y mi espíritu seguía dormido en mi interior, esperando un nuevo nacimiento. Encontrarme perdida en esa esquina con malestar fue una representación perfecta de como me había sentido este tiempo en que aprendí a vivir sin SÑ: estuve mal, creí que esto me vencería, pero en realidad, nunca fue así. Y YO PUEDO, aunque todavía me de miedo lo que pueda venir después, porque es cierto que me asusta un poco lo que suceda. Aún no sé como reaccionaré cuando SÑ me de la fecha exacta de su boda. ¿Qué haré? No, todavía no quiero pensar en eso. Esto que me pasa tiene que ser poco a poquitos, un día a la vez. Así creo que tengo la victoria asegurada.

Creo que también debo hacer una depuración acá. Es decir, el blog es sobre mí misma más que sobre mi vida con SÑ. Como le decía al Fuhrer "no andamos fusionados todo el tiempo" (no es que el Fuhrer sepa, por cierto), y mi vida no es la de él y tampoco es viceversa. Al fin siento paz al momento de pronunciar esas palabras.

Al fin siento que puedo vivir a su lado sin amarguras. Poco a poco, me libero de SÑ, pero más que nada de mí misma.

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