lunes, 8 de noviembre de 2010

Pesadillas en la vida real

Ayer en la noche terminé una de mis tantas sesiones de conversación vía internet con SÑ y me puse a llorar. Lo que quería soltar hacía un par de días, lo terminé expulsando en la oscuridad de mi cuarto, echada en mi cama. Lloraba con pena y con un poco de cólera a la vez. Me preguntaba en medio de mis lágrimas (y unos cuantos mocos) en por qué no podía haber estado con él, por qué la vida había permitido que estuviese lejos de mí. ¿Por qué tuve que amar y luego vivir para ver a mi amado alejarse de mí? Abracé una almohada, casi simulando que era SÑ a quien abrazaba. Lloré pensando en lo mucho que lo quisiera seguir con él. Dormí con las mismas.

Pero... bueno... es raro. Como dicen: la vida no te da lo que quieres, sino lo que necesitas.

* * *

Hoy dieron las 6.30 de la mañana y yo me levanté con una terrible sensación de angustia en el pecho. La angustia de quien ha vivido casi a plenitud una pesadilla mientras dormía. No entiendo aún por qué es que esas sensaciones a veces nos persiguen mientras intentamos descansar, cuando es el momento perfecto para olvidarnos del mundo y de sensaciones como las del tipo que me acosaban al despertar el día de hoy. Frusta tanto que ni siquiera podamos descansar bien.

La angustia se quedó unos relevantes segundos y poco a poco fui cayendo en la calma post-pesadillas: nada es real. La idea de que lo que había soñado no era real me calmó de verdad, me relajó y hasta agradecí al Señor por haberme despertado de un sueño que realmente no quería volver a tener. ¿O tal vez si?

Juzguen ustedes: en mis sueños, SÑ me estaba trayendo a casa. Estábamos en la puerta de mi casa y me comenzó a besar, estábamos riendo y todo. Yo estaba contenta y cuando estaba a punto de salir del carro, se despidió diciendo "por si acaso no te podré porque me voy de fin de semana con MH". Yo en ese momento me molesté tanto que sin decir nada más agarré mi cartera y abrí la puerta, dispuesta a salir para que no me jodiera más, pero SÑ me agarró del brazo, muy fuerte, pero igual yo me pude soltar. Me solté y azoté la puerta al salir del vehículo. De repente me di cuenta que algo me faltaba. Volteé y vi que SÑ tenía en sus manos mi edición de "El Sueño del Celta" de MVLL. Yo abrí la puerta del carro, saqué mi libro y me fui directo a casa. No sabía si SÑ ya se había ido, pero yo empecé a sentirme poseída por mi propia ira. Tan poseída que terminé desmayada en la puerta de mi casa.

* * *

Ojalá pudiera decir que la parte fea del sueño fue el libro de MVLL, y no lo digo por mala o porque no me guste, sino que he visto tantas ediciones del susodicho, que hasta un poco de miedo da, y un poco de miedo me dio haber reconocido la tapa roja en mis propios pensamientos. Pero no, no era Varguitas lo que me dio miedo.

Lo que me dio más miedo fue esa sensación que tuve cuando SÑ me decía "me voy de fin de semana con MH". En primer lugar, porque es una emoción real, es algo que me tocó vivir por mucho tiempo: cuando SÑ me decía de algún viaje o salida con ella, yo me ponía en ese plan, en esa sensación de humillación, angustia y cólera por la situación impotente en la que me encontraba. No podía hacer nada, no podía pedirle que no se fuera. Estaba atada de manos. Y muchas veces como en mis sueños quería largarme sin mediar más palabras. Pero no lo hice. Me quedé callada entonces y solo dije "ok".

Pero aunque la reacción no fuera la misma, la sensación si lo era. Y fue terrible que un sueño con SÑ me recordara lo que sentí entonces y que encima me dejara con la angustia hasta que abrí los ojos. No es bonito, a pesar de que lo que tuve con SÑ fue lindísimo (ya llegué a esa conclusión), pero esos momentos, en los que caía en la realidad de mi situación ("la otra"), eran fatales para mí. Como si la katana de Una Thurman en su personaje me destajara partes de mi ser sin piedad. Partes que realmente iba a extrañar.

Lo gracioso del asunto fue que mi mente llamó a SÑ a mis sueños, porque lo extrañaba. En vez de soñar algo bueno, terminé recordando justamente lo malo de nuestra relación. ¿Por qué? Es como si alguien me dijera: "ah, no, hijita, si vas a querer a SÑ de vuelta, lo vas a tener con lo bueno... y lo malo también". Como si me quisieran hacer recordar algo en lo que recién caigo ahora: SÑ se fue, y esas sensaciones también.

Es cierto que lo extraño, tan cierto como que sigo muriendo de amor por él y que cada vez que lo veo, no puedo evitar ver sus labios, extrañarlos y desearlos. Pero también es muy cierto que no quisiera volver a tener sensaciones como las de mi sueño, que en realidad, fueron pesadillas muy reales, algo que tuve que vivir, y que ya tuvo su fin. Esa sensación es un pequeño consuelo, actually. Lo malo que sufrí se fue, y ahora puedo tener buenos recuerdos. No puedo tener algunas cosas buenas, buenísimas, es cierto, pero al menos ahora me voy dando cuenta que la falta de angustia es algo que me tranquiliza. Y mucho.

La falta de angustia no significa falta de cariño o de amor para mí. Yo amo a SÑ, y parte de mí quisiera regresar a él. Pero también voy entendiendo que además de todo eso que tanto extraño y quiero de vuelta, se fue también todo lo malo y que me dejó hecha semi-trizas. Eso no quisiera que volviera. Y si hubiera una posibilidad de regresar con SÑ sin regresar esas pesadillas reales, lo tomaría. Pero no es posible. Así que solo queda una solución, y es la que menos quería, trust me.

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