sábado, 11 de diciembre de 2010

¡Auxilio! Me estoy ilusionando

La mañana en la que el Perú se levantaba con la noticia de que MVLL era el Nobel de Literatura 2010, yo estaba hecha mierda debido a que SÑ me había terminado. La noche anterior había llorado casi hasta el borde de un ataque y aunque me levanté bien al día siguiente, terminé enferma, como lo he contado. Carajo. Pasé varias semanas de sentirme mal, llorar y esperar a SÑ, cuando él no tenía la menor intención si quiera de posarse en mi corazón nuevamente. Me recuperé, me levanté y cuando yo estaba mejor y MVLL esperaba la víspera de la entrega de su premio, pasó algo que no sé todavía definir como algo bueno o malo (pero intentaré hacerlo en este post).

Se cerró el ciclo: él me terminó aquella vez. Él me besó el jueves. Mejor dicho: nos besamos.

* * *

Me acompañó a la facultad primero, a recoger unos papeles. Había hecho un calor delicioso y el día terminaba lentamente, como suele hacer los primeros días de verano. Me sentía aliviada de no esperar nada, pero a la vez muy asustada. Compré un par de cafés del Starbucks, un chicken croissant (dígase: pan con pollo) y fuimos hacia la laguna de Rinconada. Si antes estaba nerviosa sabiendo que saldríamos, ahora estaba realmente asustada. No era solo la noche, o el hecho de estar con él, sino la idea de lo que podría ocurrir cuando los otros factores se juntaban. Igual trataba de controlarme, de no pensar en que estaba ahí solo para irme encima suyo. Si algo tenía que suceder, así sería, sino al menos tenía que disfrutar de mi momento a su lado.

La noche era propicia, como he dicho. Todo sucedió naturalmente, como antes, con su respectivo acercamiento, con los juegos, con las manos primero, no uno encima del otro, sino suavemente. Casi hasta dulcemente. Era bonito saber que podíamos estar juntos, aunque esta vez yo había cambiado: lo que había sucedido entre nosotros me había demostrado que podía estar a su lado sin sentir la necesidad de agarrármelo o ponerle un dedo encima. Podía estar a su lado bien, por ello tal vez no sentía ningún apuro mientras lo abrazaba o mis dedos entrelazaban los suyos. Disfrutaba de ese momento como no lo hacía un buen tiempo. Lo sentía ahí. Era como ir al ritmo de la mejor balada romántica de siempre.

Y entonces, sucedió. De repente el acercamiento ya no era solo un acercamiento. Lo sentí a milímetros de mis labios, podía ver sus crueles labios delgados tan cerquita, pero no podía hacer nada. Primero: estaba paralizada del miedo. Segundo: quería que él se terminara de acercar. Así lo había alucinado toda la tarde, supongo que para reprimir un poco el sentimiento de culpa, para que cuando esto se transtornara en un mal recuerdo (si fuera el caso), pudiera decir que al menos él me había besado. Pero eso no es lo importante. Lo importante estaba ahí, aquella noche, aquella segunda víspera del nobel de MVLL. Era algo raro, ¿se cerraba algún ciclo acaso?, ¿es que todo sucedió como debía de ser? Yo no creo en las coincidencias, y con eso les digo todo.

Lo besé por un buen rato, lo sentí en mí (no literalmente). ¡SÑ estaba ahí! Y haciendo lo que yo aluciné durante semanas, haciendo lo que yo esperé y que al final había olvidado pensando en que nunca ocurriría. Lo besé con todo mi desesperado deseo. Y sentí el suyo también, aunque no fuera tan desesperado. Luego de ello, hizo algo tan dulce como la sensación lenta de acercamiento: me abrazó. No sé si de culpa, o porque me sentía cerca, pero fue un gesto de lo más lindo. Aunque yo ya no podía estar ahí. Salimos a caminar.

Me tuvo del brazo, me abrazaba y me besaba, como antes. Eso me dio más miedo todavía, pues me daba cuenta de que así como podía todo volver con lo bueno, también estaba abriendo las puertas para que sucediera lo malo, lo que me hizo sentir tan mal conmigo mismo. "Lo dulce no es tan dulce sin lo amargo" dice esa película Vanilla Sky que tanto nos gusta. Yo tenía miedo a pesar de lo mucho que disfrutaba el momento, de sus besos y de sus abrazos. ¿Iba a suceder todo otra vez acaso? Mis pesadillas regresaban junto con mis sueños y mis ilusiones.

Y es que eso es lo peligroso en mí: que me ilusiono demasiado rápido. Que amé a SÑ demasiado rápido, con toda la energía positiva y con todo lo que pude dar. Entregué todo y quedé casi sin nada, por mis decisiones, mi errores. ¿Errores? Si, SÑ utilizó esa palabra aquella noche, aunque no refiriéndose a lo que acabábamos de hacer, sino a lo que habíamos hecho antes. Ese error casi me costó muy caro. Por eso, cuando descubrí que mis ilusiones tenían que terminar, y cuando lo hicieron realmente, empecé a sentirme mejor. Ya no esperaba que SÑ me entregara el universo, sino que simplemente fuera él. Pero aquella noche, tenía miedo. Simplemente tenía miedo de volver a sentir demasiado otra vez.

Por eso tal vez es que dije de que a pesar de que lo quería mucho, no volvería con él o al estado en que me encontraba antes. I could just kill myself. ¿Cómo se me ocurrió decir eso? ¡Estoy loca! Si él me dijera para volver con él claro que lo haría. Regresaría tan solo para tenerlo en mis brazos, en mis labios, por el simple hecho de que lo amo. Pero claro, esta vez más consciente de lo que hago, de lo que soy y de lo que es él, de que no cambiará, que me querrá mucho y todo lo que siempre me dice (y que siempre lo he tomado como real), pero que no puede hacer lo que yo quisiera que haga y que nunca le he dicho: estar conmigo. Realmente estar conmigo. Pero... ¿y si volviera, aunque fuera así? Si, lo haría. Aunque aquella noche dije que no, en realidad quería decir que si. Pero tenía miedo, de mí misma, de mis emociones, de mi sentir, del páramo. Era yo mi gran temor, más que SÑ en ese momento.

Su "te quiero" fue lo que terminó la noche. Que en realidad fue buena. No fallas, no peleas. Solo mi nuevo yo: calmada. Menos mal. Regresé tranquila a casa, estuve bien con mi familia. No me di tiempo esa noche para pensar en lo ocurrido hasta que estuve en mi cama a punto de dormir. Pensé a alucinar al día siguiente, mientras escuchaba en la radio como MVLL recibía su Nobel. En esos momentos todo se me vino encima, incluyendo la ilusión. ¿SÑ me querría de vuelta tanto como yo a él?

* * *

Estoy más tranquila y ya he ordenado mis ideas. Creo que si me pide para volver o reiniciar lo que teníamos, aceptaré. Pondré un par de condiciones, y seguro él también las pondrá, acerca de como habrá de hacer las cosas. O tal vez suceda lo peor y emerja su lado más imbécil y niegue rotundamente todo lo que ha pasado, tal vez decida ignorar cada frase que yo diga al respecto, niegue lo que siente y lo reprima por completo. Eso es lo que si me jodería de verdad: el típico caso del sujeto que trata de evitar sus problemas de comunicación con el silencio. Hombres, seriously, ¿de verdad alguna vez han solucionado así las cosas? ¡JAMÁS! Let's face it. Lo único que consiguen es crear incertidumbre, y de ahí deriva el caos. Y de ahí, la locura por parte de nosotras que tanto los jode. Por eso andan tan jodidos pues.

Ahora, quitando las hormonalidades de lado, creo que también puede suceder otra cosa (una con mayor índice de probabilidad a que ocurra): que en algún otro momento de cercanía, SÑ me diga de frente y en mi cara pelada que no podemos hacer nada más y que ese momento en la Laguna fue solo un lapsus brutus, que no debió ocurrir y que no ocurrirá más. Tengo que pensar bien lo que haré o diré en ese momento, pero al menos ya estoy preparada en caso esto suceda y eso me tiene más tranquila. Si SÑ decide ser solo mi amigo, yo ya sé que soy feliz al menos siendo su amiga. Claro, si deja de ser tan "Hot n' Cold", lo cual implicaría que cuando se sienta más cerca a mí, luego no actúe como si hubiera hecho algo malo o si quisiera huir de sus emociones.

* * *

Uf, uf, uf. No quiero escribir con el hígado. Tampoco solo con la cabeza. Quisiera que todo lo lindo que sentí aquella noche y que se ha quedado en mi corazón grabado como un bonito recuerdo, no deje de ser justamente eso: un lindo recuerdo. SÑ me da alegrías, aunque también penas, pero lo que yo quiero guardar en mi alma son las cosas lindas. Las miradas y los besos suaves, las manos que sostienen las mías, su palabras sinceras aunque sea en voz baja.

Estoy convencida de que lo que ocurrió esa noche fue porque ambos queríamos, nos sentíamos cerca y fue nuestra manera de expresarlo. Ya lo que suceda después, es algo para lo que me voy preparando. Puede ser lo mejor del mundo o también lo peor. Ya no lo tomaré como una víctima, sino con calma. Al final, nadie se muere de amor, ¿no? Y yo quiero vivir mucho. Vivir para recordar, para hacer honor a todo, a mis padres, mis amigos, mi familia, y SÑ. Creo que se lo merecen. Y que ilusionarme ya no sea un peligro, sino que sea bonito. Claro, que no de ilusiones vive el hombre, pero tampoco todo puede ser real y gris como nos lo pintan algunos incrédulos. Las ilusiones son hermosas, porque se pueden convertir en sueños bellos que podemos hacer realidad. Lo que me parece es lo peligroso, es cuando nos ilusionamos con cosas que no son o no pueden ser, y cuando no se cumplen llega la frustración y todo lo malo que ya conocemos.

Por ello, dejaré morir ilusiones vanas y seré fiel a mis emociones, las que provienen de un lindo recuerdo. Si traiciono ese recuerdo, traiciono a mis propias emociones, y no quiero eso. Eso no implica ilusionarme de nuevo, porque eso me llevaría a sufrir. Y ahora tengo la respuesta para lo que sucedió aquella noche: no fue malo, fue bueno y fue lindo. Un reencuentro del "codo a codo" que yo hace tiempo no sentía y que extrañaba mucho, realmente. SÑ se reencontró conmigo de la manera más linda, y le agradezco por ello. ¡Pero eso si! No quiero permitirme una falsa ilusión por algo que todavía no ocurrió en base a eso. En la situación, SÑ es quien tiene la última palabra. Pero al menos yo tengo el más dulce de los recuerdos: sus labios cruelmente delgados.

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