miércoles, 7 de abril de 2010

El Guerrero Francés


Yo tenía 20 años la tarde en que España y Francia se enfrentaban en un lejano partido del Alemania 2006. Estaba sentada en la tienda de mi mamá en SJC cuando un joven de 23 años hizo un gol que me cambió la vida. Lo segundo que vi fueron las enormes cicatrices que surcaban el lado derecho de su rostro. Parecía que se hubiera a caído a pedazos en algún momento.

En ese momento, FRANCK RIBÉRY entró en mi vida.

Entonces, Franck jugaba en el Olympique de Marseille, un equipo importante en la liga francesa, pero pequeño para el resto del mundo. Ribéry, un musulmán casado y con una pequeña hija, hacía sus mejores esfuerzos en ese equipo, vistiendo orgulloso el número 22 de la camiseta celeste y blanca. Los mejores partidos eran cuando él estaba inspirado, cuando agarraba la pelota y corría por toda la cancha, pero siempre pensando en lo mejor del equipo que en su brillo personal. Creo que justamente ese era su brillo personal: SU COMPAÑERISMO. Uno notaba el tipo de persona que era Franck al verlo jugar, como pensaba en lo mejor para el OM, y como se levantaba de inmediato, sin dramas ni actuaciones, luego de haber recibido una patada que hasta dejaría a Maradona botado un buen rato.

Franck era todo un guerrero. Y los mejores guerreros pelean con los mejores. Luego de seguirlo durante un año en el OM, él señor Ribéry se mudó a Alemania a jugar en el Bayern Munich. Y entonces... voló. Ya no era un desconocido, sino que ya más gente hablaba de Franck, más gente conocía sus jugadas, lo veía gozar con cada gol anotado.

De repente ya no solo yo hablaba de este jugador de fútbol durante las reuniones. Ahora más gente lo conocía, con diferentes opiniones al respecto, pero lo conocían. Yo estaba más que contenta, y enamorada como fan de este sujeto, admirando el hecho de que se conservara a sí mismo y rechazara removerse las cicatrices que lo hacen quien es. Desde lejos podía sentir que era un hombre lo suficientemente valiente como para mostrarse y enfrentarse al mundo tal como es. Y es por eso que un día de junio de 2006 se ganó todo mi respeto. Y mi cariño también.

Hoy FRANCK RIBÉRY cumplió 27 años. El joven lleno de ilusiones de 23 años ha cumplido muchas de esas. Ahora tiene una familia, sigue casado y con dos pequeñas que seguro lo adoran tanto como él a ellas. En momentos en que escribo esto, el sol primaveral debe estar saliendo en Alemania. Ribéry despertara, orgulloso de quién es. Respetuoso de los demás y de sí mismo... y probablemente planee una que otra broma.

Franck fue alguien muy querido para mí, aunque fuera a la distancia. Lo he llegado a respetar y es alguien a quien ojalá pudiera ver de frente. Probablemente le sonreiría y le diría gracias, por enseñarme sobre el valor ante la vida y la adversidad. Y creo que puedo decirle ahora: gracias. GRACIAS. Por todo lo que me enseñaste y enseñas. Ribéry siempre será él mismo, y es justamente eso lo que lo ha llevado a triunfar.

No hay comentarios: